SUMAS QUE RESTAN
En
temas complejos, o de múltiples aristas, siempre conviene tener presentes las
opiniones de los grandes del Pensamiento Nacional, quienes son los faros que
orientan los caminos de las definiciones criteriosas y bien fundamentadas.
Jauretche
fue un ejemplo de total decencia intelectual y personal, que no conoció de
dobleces ni posturas acomodaticias. Y en esa línea de conducta, en la segunda
presidencia de Perón llegó a tener serias discrepancias, que lo hicieron dar un
paso al costado, pero sin caer en las miserabilidades de quienes por
desavenencias circunstanciales o por escaso criterio, pasaron a jugar de
opositores, como por ejemplo Julio Irazusta, que de gran referente del
revisionismo histórico y puntal del Pensamiento Nacional, incomprensiblemente
defeccionó en su madurez, pasando a apoyar a los pro británicos de la
revolución fusiladora de 1955.
Las
desavenencias de Jauretche con Perón no le impidieron la grandeza de emprender
una valiente, encomiable e inclaudicable defensa doctrinaria del Pensamiento
Nacional, ante las mentiras y distorsiones del liberalismo antinacional de los
golpistas y sus instigadores civiles; y esas desavenencias en buena parte
tenían que ver con el absurdo culto a la personalidad y otros excesos similares,
emprendidos por la cohorte de “alcahuetes y arribistas mediocres” (tales los
conceptos de Don Arturo), que rodeaban a Perón desde la muerte de Eva.
Excesos
como llamar “Presidente Perón” o “Eva Perón” a calles, avenidas, e incluso a
dos de las nuevas provincias, fueron claros casos de sumas que restan, entre otras varias del mismo tipo, que solo
terminaron sirviendo para ocultar los múltiples logros positivos de aquellos
diez años de gobierno; excesos que
terminaron sirviendo de excusas a quienes perpetraron el golpe y sus
retrógradas medidas, que no por buenas para Argentina terminaron siendo festejadas por Winston Churchill y sus pares de Los
Lores.
¡Claro
está que a los anglófilos que desde acá se escandalizaban del culto a la
personalidad que sin duda erróneamente practicó ese entorno mediocre de la
Segunda Presidencia Peronista, nunca les pareció digno de medir con la misma
severa vara, a las múltiples y muy chocantes muestras de genuflexo culto a la
personalidad de la realeza británica, que el anacrónico sistema monárquico –
imperial impone a sus súbditos, con el rostro de la reina (-sí, la actual-) en
los billetes de libras esterlinas, en los aeropuertos, museos y en cuanto lugar
público pueda imaginarse!
Pero
allá ellos los europeos monárquicos con sus rituales medioevales y sus
sociedades estratificadamente clasistas, más allá de las bondades del Estado
Benefactor que con tanta dedicación parecen hoy empeñados en destruir.
El
caso es que por estos pagos, más allá de la buena voluntad que seguramente
inspiró a quienes por la igualdad de oportunidades al interior que permitió el
Fútbol Para Todos, al pretender imponer el nombre de La Presidente a un estadio
de fútbol; menos mal que la rápida reacción de Cristina impidió que se avanzara
en una iniciativa que básicamente generaba innecesarias rispideces; y que
hubiese servido de otra excusa prefabricada para quienes quieren volver a
imponernos el neoliberalismo salvaje del noventismo; ese del Estado ausente, de
la economía en caída libre, del tejido social quebrado y en disolución, de las emigraciones
forzosas, del país en desocupación crónica y creciente…aunque “cierta” clase
media se empeñe en no darse cuenta, e inconscientemente apoye a quienes quieren
reeditar aquel infierno que nos llevó de bruces a la crisis terminal de 2001.
Sería
bueno entender que más allá de las casi innumerables concreciones positivas,
que nos permiten hoy estar en un país muy diferente y mejor que aquel de la
desesperanza crónica noventista, existen otras varias “sumas que restan”, de
las cuales me permito señalar algunas, que por cierto es necesario corregir sin
vacilaciones.
· La prédica del anarquista O. Bayer,
con sus indisimulados odios a las Fuerzas Armadas (instituciones
imprescindibles para cualquier país organizado), y con su negativa promoción
del racismo invertido, que es el indigenismo a ultranza que practica…con tanto
apoyo de Gran Bretaña y otras potencias colonialistas.
·
Las
rebuscadas interpretaciones marxistas de nuestra realidad y nuestra historia,
de un sin duda inteligente pero dogmático J.P.Feinmann, con prédicas corrosivas
que incluso se oponen a la Política Económica Heterodoxa, con aspectos
desarrollistas y en nada marxista, que de hecho se está ejecutando.
·
Vinculado
con los anteriores, los feroces y hasta malintencionados ataques a la memoria
de Julio Argentino Roca; sin duda uno de los grandes presidentes de Argentina
–más allá de los condicionamientos de la época y de errores de los que nadie
está exento-, y sobre todo el mérito de haber sido el responsable principal del
ocaso definitivo del muy nefasto y ultra unitario mitrismo, con el cual
erróneamente se coaligaron algunas figuras de trascendencia, como Leandro Alem,
además de personajes y figurones de la oligarquía vacuna.
·
Algunos
“progresistas” muy mal informados, que creen positivo apoyar al ultra
ecologismo (que nos quiere anclar al subdesarrollo crónico) y al ultra
indigenismo (que busca ser funcional al proyecto de completa balcanización, que
claramente buscan las potencias coloniales).
·
Los
que sin saber nada del tema, llevados por lo “políticamente correcto” atacan
irracionalmente a la minería, los cultivos de soja, el desarrollo nuclear, la
hidroelectricidad, las industrias y cuanta actividad está traccionando
positivamente a la economía argentina…chocando con las acciones económicas
proclives al imprescindible desarrollo socio económico, que es un objetivo
claro de la heterodoxia económica, que es la que impulsó el indudable
formidable desarrollo concretado en los precedentes diez años.
·
Otros
“progres”, que practican el “deporte” de denostar injuriosamente al
catolicismo, sin advertir no solo las ofensas a la Fe mayoritaria de la
población argentina y latinoamericana, sino también la formidable ligazón
cultural que ese hecho construyó en nuestros pueblos, y los profundos
sentimientos de amor, igualdad y solidaridad implícitos; por cierto muy
distintos al egoísmo e incluso racismo explícito de varias vertientes del
calvinismo fuertemente materialista anglosajón.
·
El
listado no se agota.
C.P.N. CARLOS ANDRÉS ORTIZ