sábado, 29 de agosto de 2015
DESUBICADOTE EL ALEMÁN
Relativamente amplias fueron las repercusiones de las opiniones públicas del ejecutivo alemán de la transnacional Agco, productora de maquinarias agrícolas y tractores, en oportunidad de anunciar una nueva inversión en Argentina para producir un tipo de cosechadora.
Reproduciendo un párrafo del muy oligárquico, liberal y anglófilo diario La Nación, del 28/08/2015, se lee: ‘ Richenhagen, un alemán que desde 2004 conduce la multinacional, anunció una inversión de US$ 20 millones para producir cosechadoras en el país. Pero planteó duras críticas a las retenciones, los controles a la exportación y las trabas para importar. Calificó de "estúpidas" las retenciones, dijo que no hay "un negocio libre" para las empresas de su rubro y que se siguen "reglas burocráticas" como "en un régimen socialista, comunista" ‘.
Hay en la nota otras frases por el estilo, y casi todos los medios escritos incluyeron el tema, con contenidos similares. Por eso, claramente, esa nota no es parte de la campaña de desinformación masiva, que al estilo de las “revoluciones de colores”, y otros alzamientos prearmados con fuertes injerencias de EEUU, la UE y aliados varios, se implementaron en muchos países. Cabe asumir que es verdad que dijo semejantes brulotes. Analicemos.
Totalmente desubicado, al inmiscuirse grosera y burdamente, en cuestiones internas de una país soberano que no es el suyo; adoptando una postura típica de un colonialista del poder financiero transnacional (al estilo de los “virreyes” del FMI, que en otras épocas venían a ordenarnos que debíamos hacer); o si se quiere, con la soberbia de un oficial de las Waffen SS dirigiéndose a un pueblo invadido y sojuzgado.
Muy posiblemente, vino a operar como un “adelantado” neocolonial, al servicio de la Unión Europea, que claramente nos quiere subordinar política y económicamente atándonos a un “tratado de libre comercio”, al estilo del repudiado ALCA, el cual la UE quiere usar como correa de transmisión para endosarnos su crisis actual y volvernos al anacrónico y obsoleto rol de simples productores de materias primas, sin industria ni desarrollo tecnológico propios, y sin capacidad de decisión geopolítica. ¡Muy burdo el alemanote groseramente neoimperial!
Seguramente, quiso congraciarse con “sus clientes” de la oligarquía agro - ganadera mega terrateniente, al estilo de la Sociedad Rural y similares, que solo conciben a nuestro país como un apéndice dócil de las potencias “occidentales”, una marioneta sin industrias y sin capacidad de decisión propias.
Claramente su molestia principal es por no poder importar equipos “a piacere”, por las medidas proteccionistas e industrialistas vigentes, que lo obligaron a producir acá lo que simplemente pensaba traer del exterior. Si se molesta porque acá se prioriza promover fuentes de trabajo argentinas, en vez de “liviamente” aceptar pagar horas-hombre e insumos germanos (como el desubicado ejecutivo evidentemente quisiera hacer), es bueno que entienda que está tratando con un país soberano y una potencia emergente, no con una colonia económica dócil, como su país y los poderosos socios comunitarios tratan a la débil Grecia.
Una persona muy informada como de seguro es, miente groseramente al alabar “las creaciones de puestos de trabajo ‘del campo’ “; pues cualquiera sabe que la oligarquía campera es la que paga los peores salarios, con altos porcentajes en negro –evadiendo leyes y cargas sociales-, y que la creación de trabajo efectivo es muy débil en el sector rural, siendo en cambio fuerte y mucho mejor remunerado en el sector fabril, que este ejecutivo industrial pretende en los hechos desmantelar con sus “órdenes” de reimplantar el neoliberalismo salvaje.
Tan mal no le debe ir a su empresa, y al sector de maquinarias agrícolas y tractores, pues invirtió en 2013 y volvió a hacerlo ahora. ¡Pero es evidente que para los que a su torpe criterio somos “países de cuarta” (no lo dijo, pero está implícito), nos quiere relegar al sumiso papel de importadores de equipos, transformando su empresa de fabricante en mera importadora!
Con agresiva soberbia propia de los neoimperiales del siglo XXI, dijo muy “suelto de cuerpo” que en 2013 intentó “cambiarle las ideas” a nuestra presidente, y que no lo logró. ¿Será que pensaba que puede actuar como lo hacían con los mediocres presidentes del cuarto de siglo neoliberal -
1976/2001-, cuando simples ejecutivos de multinacionales (o sea empleados jerarquizados –pero empleados al fin- de los dueños del gran capital), les marcaban el paso a presidentes irresolutos, y/o colonizados mentales y/o marionetas de sus ministros de economía, que a la vez eran mercenarios de los poderes financieros transnacionales?
En el colmo de la soberbia y desubicuidad, se quejó que de “no poder importar ni vender como quisiéramos”, tal como si Argentina fuera un páramo sin gobierno y leyes propias, o como si funcionáramos como la sumisamente arrastrada colonia, que esos poderes quieren que seamos.
En el colmo de la grosería vulgar, utilizó el calificativo de “estúpido” respecto a nuestros criterios y políticas de retenciones a las exportaciones, las que cumplen múltiples funciones necesarias, coherentes totalmente con el marco heterodoxo neokeynesiano de nuestra economía, que tan buenos resultados macroeconómicos produjo, incluso en un contexto internacional desfavorable como el actual.
Seguramente debería aplicar ese brutal calificativo, a la timba institucionalizada que pasó a ser la economía de la UE, que acentuó graves fracturas internas preexistentes, aumentó el número de pobres e indigentes, la embarcó en aventuras belicistas como segundones de EEUU, y provocó la gravísima crisis humanitaria causada por las agresiones bélicas de la OTAN en Libia, Iraq, Afganistán y Siria; además de los múltiples estropicios que el colonialismo racista y esclavizante causó en África, y que sigue causando ante las corruptelas que institucionalizó en los fragmentos coloniales transformados en países muy pobres, que además soportan presiones políticas, económicas y agresiones armadas, como las que perpetra la Francia actual en varias de sus ex colonias.
Como ultra liberal que demuestra ser el ejecutivo tan verborrágico, seguramente desconoce que su país dejó de ser siervo económico del Imperio Británico y empobrecido feudo exportador de maderas y de carne humana (bajo el formato de mercenarios que vendían sus espadas, lanzas y fusiles al mejor postor, dada la miseria de los desarticulados mini reinos germanos), recién cuando se unificó, industrializó y desarrolló
tecnológicamente, en base a fuertes medidas intervencionistas estatales y fuertemente proteccionistas, implementadas por Bismarck desde fines de la segunda mitad del siglo XIX. Pero ese “señor” Richenhagen, sigue apegado a pautas ultraliberales del dieciochesco y británico Adam Smith.
Es en cambio muy estúpido y malintencionado, afirmar que las Políticas de Estado vigentes en Argentina, son de un “régimen comunista”. Seguramente le son mucho más “simpáticos” dictadores vendepatrias como Videla, o entreguistas genuflexos descarados como los que padecimos en los siniestros años ’90; en vez de la democracia efectiva en la que estamos, y en la cual todos podemos opinar libremente, incluso alguno que otro osado y desubicado ejecutivo extranjero.
Si su empresa no hubiese decidido invertir en Argentina (por algo lo hace, no por mera “caridad”), con seguridad existen muchos inversores potenciales en el mundo, y muchos emprendedores y científicos argentinos, que con sólidos apoyos estatales, podrían sustituir con producciones locales las maquinarias que el arrogante germano hizo fabricar en nuestro país.
Antes de opinar en forma tan altanera y desubicada, debería conocer que muchos argentinos tenemos bien en claro los valores y principios de la dignidad nacional. Por algo Don José de San Martín, en una misiva cursada al Restaurador Don Juan Manuel de Rosas, con motivo de la defensa del suelo patrio ante las agresiones de flotas imperiales europeas, expresó que esos altivos colonialistas deberían saber que “los argentinos no somos empanadas que se comen de un solo bocado”.
MGTER. CARLOS ANDRÉS ORTIZ
Analista de Temas Económicos y Geopolíticos
miércoles, 26 de agosto de 2015
VERSIONES ANTIARGENTINAS DEL PLAN MORGENTHAU
Claramente, Argentina ha sido muchas veces una molestia, para los poderes imperiales, incluso bajo el mando de gobiernos liberales; como en 1902, cuando se opuso a la agresión de la flota conjunta europea que fue despachada para “castigar” a Venezuela, a la que tres potencias imperiales europeas proyectaron bombardear e invadir, con la excusa de no pagar en fecha sus deudas. La férrea acción diplomática argentina lo impidió. Después, entre otras acciones, fuimos “un mal ejemplo” en las dos guerras mundiales, cuando nos negamos a aportar carne de cañón, en conflictos que eran guerras de imperios y que no eran nuestros.
En 1955, para “corregirnos”, Gran Bretaña fomentó, financió y armó el golpe de Estado (dio municiones y combustible a “los patriotas” colonizados mentales pro oligárquicos de la Marina insurrecta), el cual afectó severamente al país, pero no logró desarticular totalmente el desarrollo tecnológico e industrial alcanzado, y los notables avances sociales, establecidos por el peronismo.
Con la sutileza anglosajona habitual, el catedrático canadiense-británico Harry S. Ferns “tuvo la iniciativa” ¿fomentada por el Foreing Office? de venir a realizar una minuciosa investigación social e histórica de los vínculos británicos en Argentina, a comienzos de los años ’70, con la cual publicó dos libros, hoy agotados. En un párrafo inserto en uno de ellos, expresó que: “Como no sea mediante una guerra civil devastadora, resulta difícil imaginar como puede deshacerse la revolución (industrial y científico-técnica) efectuada por Perón” - “Argentina”, Editorial Sudamericana, año 1973, página 275.
Acorde a la recomendación de Ferns, Gran Bretaña suministró armas a la guerrilla argentina (no se descartan otros proveedores), además de acciones de zapa psicológica fomentando a “las izquierdas” violentas y siempre cipayas; mientras que con sus “primos” de América del Norte, acentuaban la colonización mental y la corruptela general, incluyendo en ello a los altos mandos de las FFAA y en varios casos a toda la cadena de mandos, instalando como “verdades asumidas” a profundas distorsiones conceptuales y burdas concepciones de subordinación explícita a EEUU y sus aliados/subordinados principales de Europa.
Todo el escenario montado: con la violencia demencial de la guerrilla en ascenso y la represión fuera de cauce que poco después montó “el proceso” al usurpar el poder, estaban dadas las condiciones de guerra civil que “recomendó” el intelectual británico. Con lo política y económicamente más retrógrado de los sectores “tradicionales” apoyando a ese gobierno cívico militar usurpador, se implementó un meticuloso plan de destrucción sistemática de la economía nacional, pretendiendo encorsetarnos en el perimido esquema agroexportador mitrista de 1860. ¡Un retroceso de un siglo, presentado como una medida estratégica “superadora” y “moderna”! ¡Por algo aquel fue el “Proceso de Organización Nacional”, mientras que el de 1976, sintiéndose la rencarnación a un siglo vista de aquella oligárquica apropiación del Poder Real, se autodenominó “Proceso de Reorganización Nacional”!
Pese a la repulsa generalizada que cosechó “el proceso” cívico – militar en la población argentina, una acción claramente nacional como fue la recuperación de las Islas Malvinas, Georgias y Sandwich Del Sur, en 1982, suscitó automática y fuerte adhesión popular (lo que no obsta para recordar los groseros errores estratégicos, diplomáticos y geopolíticos cometidos, por las mentalmente colonizadas cúpulas que nos gobernaban). La breve guerra, con la tosquedad conceptual de las cúpulas cívico-militares proceseras, que priorizaron “la adhesión al sistema”; antes que la defensa de La Patria, las urgencias estratégicas y los Intereses Nacionales, finalizó con la derrota argentina. Faltaba que Gran Bretaña ejecute el castigo ejemplar, que en parte fue implementado en el continuismo del nefasto cuarto de siglo neoliberal (1976-2001); y que sin duda prevé terminar de perpetrar con nuestra balcanización total, como casi lograron perpetrar en 2002.
El fríamente vengativo establishment anglosajón, tramó una aleccionadora “lección” a la “colonia díscola” que resultó ser Argentina. Reproduzco los párrafos finales del artículo “Independencia Simulada” de mi amigo el Dr. Javier Cornejo Solá (El Tribuno-01/04/2012), que eximen de mayores explicaciones:
‘ Winston Churchill, en 1945, en Yalta, dijo: “No dejen que Argentina se convierta en potencia, arrastrará tras ella a toda América Latina” ‘.
‘ En 1955, en la Cámara de los Comunes, expresó: “La caída del tirano Perón en Argentina es la mejor reparación al orgullo británico y tiene para mí tanta importancia como la victoria de la segunda guerra mundial, y las fuerzas del imperio inglés no le darán tregua, cuartel ni descanso en vida, ni tampoco después de muerto” ‘.
‘ El 21 de junio de 1982, Winston Churchill (nieto) señaló: “A la Argentina hay que revolcarla en el barro de la humillación” ‘.
El Tratado de Madrid (aún no denunciado, de humillantes condiciones, tramitado por Menem-Cavallo-Di Tella), de 1990, nos subordinó a los dictados británicos, e impide hasta hoy el necesario rearme de nuestras Fuerzas Armadas, posibilitando además que los vuelos comerciales desde Chile, con escala en la Patagonia Argentina, rompan el bloqueo a Malvinas.
Otros múltiples actores semi encubiertos, operan desarrollando ininterrumpidamente acciones de guerras blandas, que buscan sembrar la confusión, impedir el desarrollo, instalar odios irreconciliables, y provocar las condiciones que nos lleven a una irreversible fragmentación territorial y severa enajenación cultural que cause enfrentamientos y odios internos prefabricados y muy profundos. Tales los casos de las ONGs británicas o europeas o de EEUU, “ambientalistas”, “indigenistas” y “derecho humanistas”, además de numerosas “fundaciones” que pregonan el liberalismo económico extremo.
El cuarto de siglo neoliberal (1976-2001) destrozó el tejido social y desarticuló la economía argentina en una violentísima involución, sin parangón en el mundo –excepto los casos provocados por guerras prolongadas-; y nos ató brutalmente a los poderes financieros transnacionales, en un esquema de cerrada dependencia financiera que impedía toda política soberana.
Las políticas de privatizaciones salvajes de los años ’90, sumadas al sobreendeudamiento del “salvataje” perpetrado al fin de ese nefasto ciclo, cerraban el círculo que claramente preveía nuestra irremediable balcanización, que algunos sectores fogonearon que se perpetrara según el “modelo” yugoeslavo, es decir previa feroz guerra civil. Abonaron eso las despectivas calificaciones de “inviables” que los gurúes económicos endilgaron a la mayoría de las provincias, sumados a odios sectarios diversos, que con tanta “eficiencia” inoculaban los comunicadores sociales mercenarios y/o colonizados, sumados al accionar de zapa de diversas ONGs transnacionales “ecologistas”, “indigenistas”, “derecho humanistas”, “socio económicas”, etc.
En la crisis terminal de 2001-2002, el objetivo de máxima que buscó el establishment neoliberal, fue fragmentar Argentina, con lo cual perseguían varios objetivos a la vez: terminar con un país “molesto”, provocar procesos disolutorios en los demás países de Sudamérica, y evitar el rol aglutinante y fraternal que en la región Argentina desempeño muchas veces.
¡Todo eso era, claramente, la versión argentina del Plan Morgenthau!
Los mismos poderes, con similares actores, prácticamente los mismos de los años ’90: “gurúes” económicos, periodistas “exitosos”, medios de comunicación concentrados, políticos arribistas al como sea o directamente mercenarios, sectores y dirigencias económicas enroladas en el liberalismo extremo, diversas ONGs “libertarias”, “retirados” de las FFAA y FFSS añorantes del proceso que no escarmentaron con todos los groseros errores perpetrados en aquellos aciagos años, varios “progresistas” del mitro-trotsko-marxismo-anarquismo siempre antinacional, y seguramente el accionar semiencubierto de otros poderes colonialistas extranjeros; todos ellos, claramente, quieren ahora imponer un nuevo gobierno dócil, subordinado y genuflexo a los dictados de las potencias tradicionales de América del Norte y la Unión Europea. Es la pretendida reedición siglo XXI del Plan Morgenthau versión argentina.
Si esos sectores apátridas triunfaran, sería también el final anunciado de los grandes organismos regionales (Mercosur, Unasur, Celac). En cambio, de seguir profundizando su accionar esos entes regionales, lograrán consolidar el gran bloque de poder de nuestra región, el cual es imprescindible, dentro de la compleja realidad geopolítica mundial que se perfila claramente en este siglo, en la cual no hay espacios posibles para las viejas estructuras de Naciones Estados individuales, dispersas, y por ello débiles. Por supuesto, las Potencias de Primer Orden, que en si mismas son bloques de poder (UE, EEUU Rusia, China), con grandes territorios entre otros atributos, son la excepción a esa regla, la cual es aplicable a las restantes naciones del globo. ¡Unidos o dominados es la consigna para nuestras naciones!
MAGISTER CARLOS ANDRÉS ORTIZ
Analista de Temas Económicos y Geopolíticos
lunes, 17 de agosto de 2015
LIBERALISMO ECONÓMICO Y SUBDESARROLLO CRÓNICO
Respecto al subdesarrollo crónico, y a las crisis inducidas y provocadas intencionalmente, no puede soslayarse que el liberalismo económico ha sido una poderosa herramienta de subordinación permanente, utilizada por los países desarrollados para someter a los que no lograron salir del estadio de producción primaria-dependiente. Tal el caso de Argentina, que con las complicidades internas, operó como simple granja proveedora barata de insumos para la industria británica, mientras se nos impedía desarrollarnos, en un marco de cerrada colonización cultural y total dependencia política, matizada por meros formalismos de supuesta independencia (lo que Julio C. González llama “independencias cromática y musical”).
Similares procesos, tal vez no tan evidentes, sucedieron en todas las naciones hermanas de Íbero América, y también en África y Asia, con naciones fragmentarias, condenadas al subordinado rol de simples proveedoras de materias primas baratas con la dependencia de productos tecnológicos e industriales de las potencias colonialistas y/o industriales de cada momento histórico.
A fines del siglo XX, el liberalismo tradicional había mutado al neoliberalismo, con los dictados del Consenso de Washington y las “recetas” recesivas del FMI, esparciendo miseria y acentuando el subdesarrollo en Asia, África, Íbero América y El Caribe. En Argentina, lo peor de esa doctrina, fue padecida en los años ’90, terrible época que algunos quieren reeditar, apelando a la colonización mental de desmemoriados varios, de quejosos crónicos y otros odiadores seriales (entre estos, curiosamente haciendo causa común, los trotskos, los mitro marxistas, los anarquistas, y otros “progresistas” fuera de foco; codo a codo con patrioteros de bandera añorantes del “proceso”, estos últimos negándose a asumir todo el tremendo daño generalizado que perpetraron, al apoyar a los testaferros locales del poder financiero transnacional).
Los pocos países que no sucumbieron a esa doctrina político-económica, y que consecuentemente tuvieron Estados activos, medidas proteccionistas efectivas y clara vocación de grandeza, lograron salir del subdesarrollo crónico. Por caso, los hoy poco nombrados “cuatro tigres de Asia”, luego las potencias emergentes –descollando entre estas las del BRICS-, y algunos casos más que forman el grupo de los Doce Emergentes (E 12), dentro de los cuales está Argentina. Incluso los “campeones del liberalismo” de la actualidad, EEUU, la UE, Japón y algún otro, solo lograron desarrollarse cuando en el siglo XIX rompieron el molde de la doctrina liberal dieciochesca, impuesta desde Gran Bretaña para perpetuar su supremacía, la cual precisamente comenzó a caducar con la Segunda Revolución Industrial decimonónica, entre 1860 y 1900.
Curiosamente, por el poder desenfrenado del sector financiero, las “recetas” recesivas y la especulación desenfrenada afectan a EEUU y están siendo aplicadas en Europa, alcanzando incluso sus efectos al antes todopoderoso G 7, grupo hoy muy importante pero ya no omnipotente. ¡Prueban su propia venenosa “medicina”, instigada por el FMI e impulsada por los grandes poderes financieros!
Una de las recurrentes mentiras esgrimidas por los propagandistas, adoctrinados varios y mercenarios comunicacionales a favor del neoliberalismo salvaje (definiciones de Naomí Klein, Viviane Forrester, Aldo Ferrer y otros), es poner como brillantes ejemplos a las potencias económicas actuales, comparándolas con cuadros de carencias y miserias de los subdesarrollados. Pero artera y cuidadosamente omiten evaluar que las potencias económicas hoy consolidadas (Japón, EEUU, Alemania, Francia, etc.), solo pudieron acceder a estadios de desarrollo, a partir de Políticas Económicas Heterodoxas (o sea “herejes” que desobedecieron las leyes y “sacrosantos mandatos” del liberalismo ortodoxo británico), muy fuera de las “libertades de los mercados”, de la desprotección aduanera, y de los Estados ausentes y enanizados, que son tan alabados por los grupos de presión que en Argentina quieren retrotraernos a aquella Argentina pseudo “próspera”, reducida al infame rol de productora primaria subordinada a los centros del poder económico y político mundial.
Esas potencias económicas tradicionales, pregonan liberalismo, pero son fuertemente intervencionistas y proteccionistas hacia adentro, hecho claramente constatable, pero que “no lo ven” los mercenarios de la economía y de la comunicación, que actúan al servicio de esos intereses transnacionales; por caso, los que a toda costa nos quieren imponer nuevas versiones de los esclavizantes tratados de “libre comercio”.
Aquella Argentina “próspera” del régimen conservador (1860-1916), de la década infame (1930-1943), de la revolución fusiladora y sus continuadores (1955…), y del muy infame “proceso” y sus continuadores neoliberales (1976-2001); con riqueza, poder ilimitado y prebendas de todo tipo para las minorías ahítas de poder; mientras el amplio “resto” de la población vegetaba en la miseria institucionalizada, con un pequeño sector de clases medias empobrecidas, dependientes de pequeños nichos de muy acotado bienestar, sujeto permanentemente a la espada de Damocles de la exclusión automática, si alguno osaba cuestionar en lo más mínimo esas estructuras socio económicas patológicas, que perpetuaban el poder sin límites de esas minorías oligárquicas y apátridas, antes subordinadas al poder británico, después acomodadas rápidamente a los nuevos esquemas del poder mundial; pero siempre hubo algunos sectores esclarecidos y patriotas que se les opusieron, con disimiles grados de éxitos.
Muy pocos muy patriotas, muy valientes y muy firmes en sus convicciones, fueron capaces de mantener sus ideales aun a costa de la exclusión de las mieles del poder, de esos pequeños reconocimientos y éxitos menores, con los cuales las oligarquías premian por caso a intelectuales que se resignan a ser meros difusores de banalidades o de esteticismos inconsistentes faltos de compromiso social y nacional. Un caso señero fue el del gran Raúl Scalabrini Ortiz, que fuera “niño mimado” de los círculos literarios prohijados por el poder establecido, y luego excluido como paria inexistente, cuando su filosa pluma y su brillante capacidad de análisis, se centró en desnudar los sutiles y múltiples mecanismos de sometimiento de Argentina al poder británico, en las décadas del ’30 y del ’40.
Con total dignidad se mantuvo en sus profundas convicciones patrióticas, aun a costa de severas estrecheces económicas, exclusión total de los cerrados círculos de “escritores reconocidos”, e incluso todo tipo de sutiles o explícitas presiones, obrando como usuales “castigos ejemplares” que las cerradas oligarquías antinacionales desatan contra los díscolos que no se someten a sus dictados.
Antes el poder oligárquico antinacional se centraba en los grandes terratenientes agroganaderos, concentrados en la Sociedad Rural, aquellos que Jauretche llamó “la oligarquía de la bosta”, más algunos mercaderes vinculados a grandes negocios de importaciones y por detrás los hilos del poder de la Banca
británica, más algunos generalotes adscriptos a esos poderes, como lo fue Agustín P. Justo. Hoy posiblemente es más relevante el poder financiero transnacional, a través de sus apéndices locales; y también están los “capitanes de industria” de gran poder concentrado, ávidos de negocios financieros rápidos y suculentos pero que claramente no les interesa el amplio desarrollo industrial y tecnológico de todo el país.
El respaldo permanente de esos poderes concentrados oligárquicos antinacionales, lo asumían en hasta algunas décadas atrás, los diarios “serios” de gran tirada y poder de penetración cultural. Hoy esos poderes se expandieron a otros medios de comunicación, e incluso tienen operadores que accionan sutilmente en las redes sociales electrónicas, además de otros apéndices como son muchas ONGs, fundaciones y otros entes “sociales” con improntas definidas y financiados desde las potencias neocolonialistas del siglo XXI.
Algunos países resultan particularmente “molestos” para los poderes financieros transnacionales concentrados y las actuales potencias neocolonialistas.
Para esos casos, además de las muy en boga acciones de guerras blandas, resulta muy claro que implementan acciones de total desarticulación y regresión socio económica a estadios de subdesarrollo primitivo con enormes niveles de miseria abyecta generalizada e institucionalizada. Vienen a ser versiones adaptadas y “modernizadas” del ominoso Plan Morgenthau de fines de la segunda guerra mundial.
Argentina molesta por lo que es, por lo que puede ser, y por el rol importante e insoslayable que puede y debe cumplir en los planes de integración de la Patria Grande del gran bloque de Sudamérica –Unasur- e incluso de la Celac.
Por eso, claramente nos quieren encorsetar en una nueva versión, muy severa y ampliada, del formato destructivo del Plan Morgenthau, para completar la destrucción total y balcanización, que no pudieron consumar en los años ’90.
Impedir eso, fogoneado por sectores ultrareaccionarios, disfrazados tras difusas propuestas de “cambio” que no dicen sus reales terribles intenciones, es el desafío del momento para quienes nos consideramos parte del Pensamiento Nacional, y defendemos los Intereses Nacionales.
C.P.N. CARLOS ANDRÉS ORTIZ
Analista de Temas Económicos y Geopolíticos
lunes, 10 de agosto de 2015
NEOLIBERALISMO, PLAN MORGENTHAU Y OTRAS ACCIONES DE DESTRUCCIÓN SISTEMÁTICA DE LOS ESTADOS
Siendo muy difícil acceder a documentaciones probatorias, es válido el método historicista de analizar los hechos y las distintas manifestaciones de los actores relevantes o incluso relativamente secundarios, que tuvieron incidencia en los temas investigados, las acciones de colonización explícita o implícita, e incluso las de destrucción lisa y llana de Estados díscolos o muy molestos.
En tal sentido, cabe evaluar coincidencias y discrepancias, así sean de grados, por parte de varios tipos de acciones político-económicas.
a) La inducción al subdesarrollo en los países de economías primarias, por parte del liberalismo económico, es una realidad históricamente probada. Permitió las “soberanías formales” de los países de Sudamérica, pero manejando desde la potencia imperial de turno, claramente todos los resortes del poder. Quienes no se sometieron a dicha doctrina, implementando medidas económicas activas y proteccionistas, lograron salir del subdesarrollo y pasar al estadio industrial – tecnológico – desarrollado. Abundan ejemplos: EEUU, Japón, Alemania, Francia, Bélgica en el siglo XIX; Canadá, Australia, Corea del Sur, etc., en el siglo XX; los países del BRICS y otros emergentes, entre fines del siglo XX y lo que va del XXI. Todos ellos primero fueron transgresores a las “sacrosantas” leyes liberales, pero al fortalecerse, casi todos ellos se convirtieron en liberales…hacia afuera, pero proteccionistas hacia adentro.
b) El neoliberalismo aplicó métodos mucho más severos, para “domesticar” a los países, hacer tabla rasa con sus economías y sociedades, mediante presiones financieras brutales y otras medidas de sometimiento neocolonialista a favor de los poderes transnacionales que buscan la globalización a ultranza, demoliendo todo atisbo de poder de los Estados Naciones. Tiende a limar y hacer desaparecer todo atisbo de soberanía, de los Estados sometidos.
c) El Plan Morgenthau supuestamente solo fue aplicado por breve tiempo en la Alemania de posguerra. Su formato consiste en trabar todo, involucionando los países atacados a sus estados más primitivos y carentes de toda esperanza, desarticulándolos completamente, e incluso fomentando sus balcanizaciones en mini Estados inviables y enfrentados a muerte entre si. Fue lo acaecido en Yugoeslavia, Iraq, Libia, actualmente en Siria (en todos esos casos mediante el uso de violencia militar); mientras que en la Rusia Postsoviética antes de la Era Putin, y en la Argentina de los siniestros años ’90, el formato aplicado fue el de las guerras blandas, pero con severísimas acciones al estilo Morgenthau, de destrucción social y demolición económica perpetrada por el sector financiero especulativo, y el soporte de diversas ONGs transnacionales, además de otros actores internos cómplices de las acciones de terrorismo mediático, económico y político.
d) Los ataques mediáticos y otros formatos combinados de guerras blandas, van más allá de las “revoluciones de colores” que afectaron “espontáneamente” el arco de países árabes norafricanos y del medio oriente, además de Ucrania. Ahora este formato está recrudeciendo, sofisticado y “mejorado”, en Íbero América, claramente con fines destituyentes contra todos los gobiernos no alineados automáticamente con EEUU y la UE, y con el neoliberalismo rampante del formato de “tratados de libre comercio”.
Por supuesto, las agresiones desarrolladas por las potencias imperiales, muchas veces solapan varias de las cuatro metodologías expuestas precedentemente.
No vigente hoy, ante el colapso mundial del comunismo, las diversas acciones de violencia ideológica y física, desarrolladas por marxistas diversos, trotskistas, anarquistas y otros odiadores seriales del “progresismo” que casi siempre terminó siendo funcional a los intereses de las potencias “capitalistas”; no se incluyen en el listado precedente por su anacronismo, pero hoy sus cultores por regla general terminan siendo marionetas funcionales a los dictados del establishment financiero transnacional, y sus operadores internos.
Sin desconocer las muy nocivas consecuencias del neoliberalismo, queda claro que el “formato” del Plan Morgenthau es mucho más perversamente destructivo, pues su aplicación implica involución forzosa y destrucción sistemática del entramado social, político y económico, desarticulación del país atacado y arrasar con todas las actividades económicas, excepto las “toleradas” de economía primaria; todo eso buscando el desmadre generalizado y la balcanización y desintegración forzosa del Estado agredido.
Se aplicó brevemente en la Alemania de posguerra y en la Argentina de los terribles años ’90 del siglo XX, cuando estuvimos a un paso de la disolución nacional, fomentada claramente por personeros del establishment financiero transnacional, como dos economistas ultra liberales del MIT (Massachusetts Institute of Technology), Rudiger Dornbusch y Ricardo Caballero, que formalmente propusieron que Argentina sea “intervenida” y que se nombren administradores externos. ¡Todo un esquema de neocolonialismo financiero, expuesto en 2002!
Pero hubo otros ataques, implementados bajo formatos similares, contra otros Estados que resultaban “molestos” o que “debían servir de escarmiento” para quienes volvieran a osar tener Políticas de Estado propias y no subordinadas a los dictados del neocolonialismo financiero-militar vigente en el siglo XXI.
La Rusia postsoviética, hasta el comienzo de la Era Putin, mostraba todos los síntomas de una nación carcomida aceleradamente por el cáncer financiero impuesto por las políticas neoliberales, y en claro proceso de desmembramiento territorial y fragmentación cultural (en esto último por las acciones de grupos violentos del fundamentalismo islámico). ¡Era el Plan Morgenthau en formato ruso!
En un formato similar parecen encuadrar las continuas agresiones que soporta Venezuela, sin duda otro país “molesto” al establishment financiero transnacional.
A diferencia de lo padecido por Argentina, Rusia y Venezuela, que no soportaron agresiones armadas directas junto a los ataques económico-financieros y políticos; distintos fueron los formatos aplicados en Yugoeslavia, Libia, Iraq, Siria, en cierto modo Ucrania, y en varios países del África Sudsahariana; naciones Estados en cuyos casos las agresiones o intervenciones militares neocolonialistas han sido desembozadamente perpetradas. ¡Todo parece indicar que son versiones militarizadas y actualizadas de aquel Plan Morgenthau de mediados de los años ’40 del siglo XX!
C.P.N. CARLOS ANDRÉS ORTIZ
Analista de Temas Económicos y Geopolíticos
martes, 4 de agosto de 2015
EL PLAN MORGENTHAU – HAMBRE, MISERIA Y DESOLACIÓN A LA CARTA
Poco mencionado por historiadores y geopolíticos, y prácticamente desconocido, salvo por unos pocos estudiosos del tema, es el oscuro Plan Morgenthau, redactado por el Secretario del Tesoro de EEUU, Henry Morgenthau, poco antes del ya previsible final de la segunda guerra mundial.
Era un meticulosamente pensado y siniestro programa, a aplicarse en Alemania ya derrotada, adicional a los horrores de la guerra, que sería el corolario de la cruel sumatoria de aberraciones de todo tipo contra la humanidad, perpetrados en esa horrorosa guerra que hizo palidecer como “conflictos menores” a todas las guerras precedentes conocidas, ocurridas desde los albores de la historia.
Claramente cargado de rencoroso revanchismo, y como medida extrema para evitar el previsible resurgimiento económico germano, el Plan Morgenthau estipulaba las múltiples medidas coercitivas, que con mano de hierro debían ser impuestas al pueblo alemán, para cortar de cuajo toda posibilidad de efectiva reorganización social, política y económica; de industrialización y desarrollo tecnológico; manteniendo a la gente sumida en miseria y la desesperanza crónica, destruyendo la autoestima nacional y forzando a la población a emigrar o a subsistir malamente en un entorno de desocupación, hambre y miseria crónica.
Constituía la implementación de una vasta y sutil red de impedimentos de todo tipo, sobre todo financieros, que hicieran inviable todo proyecto de recuperación socio-económica; sostenido por acciones de zapa, de guerra psicológica, para minar la moral de ese pueblo, por entonces muy castigado, como otros que soportaron las crueldades de la guerra en su propio territorio.
Era una versión mucho más sutil y “refinada” del brutal Pacto de Versalles, instrumento revanchista que fuera impuesto por los diplomáticos de Francia y Gran Bretaña, al fin de la primera guerra mundial, ante la pasividad o inacción del otro gran referente, que era el entonces presidente de Estados Unidos. Claro que nadie desconoce que las humillantes condiciones de Versalles, crearon las condiciones para incubar el odio que dos décadas después sería una de las causas del otro conflicto mundial.
Pero aparentemente no fue esa lección histórica la que hizo dejar sin efecto el Plan Morgenthau, sino el comienzo de la Guerra fría, que cambió drásticamente el orden de prioridades de EEUU y de sus aliados/subordinados europeos vencedores en 1945.
Fue entonces, ante la amenaza soviética, la crisis de Berlín y el desarrollo ruso de la bomba atómica, que con prontitud se implementó el Plan Marshall, lo opuesto al genocida Plan Morgenthau, extensivo a toda Europa Occidental. Fue el poderoso impulso inicial, para lo que después sería llamado “el milagro alemán”. Por cierto el resurgimiento socio económico fue general en la Europa Occidental azotada por la guerra, marginando a los “parias” de entonces, como España y Portugal, castigados por no haber hecho su aporte de sangre a favor de los aliados, al permanecer neutrales.
Poco después nació la Comunidad Europea del Carbón y del Acero (CECA), asociando a Francia y Alemania, que a su vez fue el punto de partida del Mercado Común Europeo, cuya evolución y metamorfosis llegó a la actual Unión Europea. Pero eso ya es otro tema.
El Plan Morgenthau quedaba invalidado…para ser aplicado en detrimento de los países “correctos” del Primer Mundo; pero podía ser resucitado, cuan hidra de mil cabezas, en contra de “díscolos” del resto del mundo, tal como lo harían en casos puntuales extremos de naciones “molestas”, como se hizo con añadidos bélicos contra Yugoeslavia, luego contra Libia, Iraq y actualmente contra Siria; en una versión sin agresión militar contra Argentina en los ‘90, y tal como lo quieren implementar ahora otra vez contra nosotros, entre otros casos de guerras blandas persistentes. Esto en particular, el Plan Morgenthau, reeditado contra Argentina, será desarrollado en otro artículo.
C.P.N. CARLOS ANDRÉS ORTIZ
Analista de Temas Económicos y Geopolíticos
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