UCRANIA RUSIA OTAN – ENTRE LA GEOPOLÍTICA DESCARNADA, LA MEGA ECONOMÍA Y EL
ESTRATÉGICO ABASTECIMIENTO ENERGÉTICO EUROPEO.
No se trata de amables acuerdos entre inocentes carmelitas descalzas. Es un escenario
de alta geopolítica, la cual siempre está muy vinculada con sensibles temas económicos; y en
este caso particular, el estratégico abastecimiento de gas al multiforme bloque de la UE,
además de las consideraciones a la Ruta De La Seda, una de cuyas ramificaciones se planifica
desde China hasta el extremo occidental de Europa.
Juegan en esto los crudos enfrentamientos entre el Poder Atlantista, con su brazo
armado la OTAN, y el Poder Continentalista, nucleado en China y Rusia.
Como en todo enfrentamiento de intereses en los que se involucran las grandes
potencias, la guerra de las informaciones juega uno de los aspectos esenciales. En tal sentido,
las grandes cadenas transnacionales de medios, y otros menores que de un modo u otro los
replican, reflejan la visión “políticamente correcta” del “Poder Profundo” vinculado al
neoliberalismo y a su proyecto de Mundo Unipolar (hoy ya sepultado por los profundos
cambios en el tablero geopolítico mundial), y su excluyente visión de la globalización salvaje;
contexto al cual se opone precisamente el Bloque Continentalista.
Por supuesto, por su parte Rusia juega su rol de difusión planetaria de su propia óptica
del complejo tema, a lo que con sutileza oriental se suma China.
Como sucede en todos los órdenes, mucho más en un tema muy complejo y relevante,
hay que esforzarse por analizar en base a datos concretos y objetivos, lejos de la vocinglería
de los desinformadores públicos y otros sembradores de confusiones.
Se puede decir que El Dragón (China) respalda al Gran Oso (Rusia), mientras El Águila
(EEUU) sobrevuela sin encontrar espacios propicios para contrarrestar en forma efectiva a
sus grandes contendientes, pese a contar con el no muy homogéneo respaldo de sus aliados
menores. Su aliado principal, El León de Albión (Gran Bretaña), muestra sus garras y
ruge…desde prudente distancia del conflicto, al menos por ahora.
Sintetizar en un breve artículo la milenaria vinculación muy estrecha entre Ucrania y
Rusia, con culturas prácticamente idénticas y similitudes étnicas casi calcadas, es casi
imposible. Comparten una historia en común, con sus sucesos cambiantes en tan extenso
período histórico.
Con la disolución de la Unión Soviética (URSS), en teoría la OTAN dejó de tener sentido,
pues se creó para enfrentar las amenazas de la Unión Soviética en la Guerra Fría; más aun
considerando que se disolvió también el Pacto de Varsovia, creado como contraparte de la
OTAN.
Al implosionar la URSS se acordó no incorporar a la OTAN a los países de Europa
Oriental al este de Alemania, pero eso no ocurrió, con lo que el cerco militar a la por entonces
debilitada Rusia de la era de la Perestroika (de crudo neoliberalismo), fue cerrándose en
forma acentuada, siendo muy sensible lo concerniente a instalaciones misilísticas
(convencionales o nucleares), cada vez más cerca (y menos detectables sus proyectiles en un
hipotético casus belli), de las fronteras rusas.
Relativamente cerca de esas fronteras, están Moscú, San Petersburgo y otros centros
del poder demográfico, político, industrial y militar de ese país; con lo cual su vulnerabilidad
estratégica se vio cada vez más comprometida.
Las sucesivas “revoluciones de colores”, que con “directivas” emanadas de las redes
electrónicas de comunicación social, que tuvieron trazas evidentes del “intervencionismo
blando” de EEUU y la OTAN para instalar gobiernos afines, involucraron sucesivamente a
todos los países del arco arábigo mediterráneo, para replicarse en Ucrania en 2014, forzando
un abrupto cambio de gobierno, en un proceso violento que para los analistas no
occidentales fue considerado un golpe de Estado; el cual contó con el beneplácito de EEUU y
en menor medida de sus socios de la OTAN.
Con ese cambio del poder, Ucrania pasó de un gobierno políticamente cercano a Rusia,
a otro afín al europeísmo occidental y al neoliberalismo impulsado por EEUU, fuertemente
anti ruso; en cuyo contexto intentó -sin lograrlo- incorporarse a la OTAN.
Ese cambio de gobierno (o golpe de Estado) ucraniano, tuvo fuertes resistencias en
sectores de su población, culturalmente muy afines a Rusia, o posiblemente en muchos casos
opuestos a las regresivas transformaciones que previsiblemente impondrían las pautas
neoliberales. Esa población filo rusa apoyó que la estratégica Crimea vuelva a manos rusas, a
la vez que los territorios del Donbass también se opusieron al giro prooccidental de Kiev,
buscando autonomía y proclamando la clara afinidad con el vecino ruso.
Desde ese momento, se reportaron ataques y bombardeos desde Ucrania a los
territorios de Donbass, los que habrían causado alrededor de 15.000 muertos entre la
población pro rusa.
Los cambios en Kiev, encendieron las alarmas en la reconstituida Rusia de la Era Putin,
pues la instalación de misiles balísticos tan cerca de Moscú y otros puntos estratégicos,
supondrían una extrema vulnerabilidad estratégica a favor de la OTAN, con escasos cinco
minutos de trayectoria, casi imposibles de neutralizar. Eso equivaldría a montar instalaciones
similares, en una hipotética isla a pocos kilómetros de Washington y de Nueva York.
El accionar diplomático muy agresivo de EEUU y sus socios de la OTAN, alentó el
enfoque fuertemente rusofóbico del gobierno neoliberal de Kiev, el cual a la vez habría
recibido fuertes cantidades de armamentos convencionales (no nucleares).
Pese a ello, la OTAN no parece un bloque monolítico. La clara agresividad de EEUU y
GB, más algunos socios de menores relevancias estratégicas (como Polonia, España, Países
Bajos y algún otro), se diferencia de la tendencia algo dialoguista y diplomática de Francia y
Alemania, los dos grandes referentes de la Unión Europea.
Todas las evidencias (cuidadosamente ocultas por los grandes medios afines a la
OTAN), muestran que EEUU y GB (en primer lugar) y voceros de la OTAN, jugaron un rol
central para armar a Ucrania e impulsar su fuerte retórica anti rusa, así como -según
indicaron en fuentes de los ucranianos pro rusos- agresiva contra Donbass.
Las declaraciones del presidente Ucraniano, “nos dejaron solos”, pidiendo
intervención de “Europa” (léase OTAN), evidencia que le habrían prometido apoyo militar
concreto, en caso de conflicto armado…o sea que fue alentado a tener una postura dura,
evidenciada en las renovadas agresiones denunciadas contra Donbass, y en una retórica
agresiva, poco proclive al diálogo.
Según coinciden muchos analistas, en base a evaluaciones objetivas bien
fundamentadas, ese contexto general no le habría dejado otras opciones a Rusia, urgida de
evitar la incorporación de Ucrania a la agresiva OTAN; pues la inacción la habría dejado en el
corto plazo, inerme ante la capacidad de agresión de los Atlantistas, anulando toda
alternativa de seguir ejerciendo políticas de soberanía efectivas.
Claramente, en esa situación, el siguiente objetivo a agredir por parte del Atlantismo,
sería China, en el supuesto buscado por la OTAN, del principal aliado (Rusia) y proveedor
energético y de tecnología militar a China, neutralizado.
En ese hipotético contexto, el Atlantismo presionaría para impedir el crecimiento de la
influencia china en el mundo, buscando frenar su proyecto en plena ejecución, de la Nueva
Ruta de la Seda.
No es un dato menor, que Argentina fue agredida por la OTAN en la guerra por las
Malvinas. Tampoco cabe olvidar que las presiones de EEUU lograron que el FMI nos sumiera
en el descalabro financiero de la descomunal deuda externa, perpetrado eso en una
maniobra de claro intervencionismo para forzar el triunfo del neoliberalismo apátrida, y con
ello seguir con el infame proyecto de destrucción socio económica conducente a la disolución
nacional.
Todo eso en las antípodas de los amplios Acuerdos Estratégicos firmados con Rusia y
China, que nos posibilitarán concreciones estratégicas imprescindibles para nuestro
desarrollo, como la Cuarta Central Nuclear, la misma que en un acto de descaro imperial, un
senador de EEUU pretende ordenarnos que no se construya. Eso además del imprescindible
reequipamiento con material de tecnología de punta, para nuestras maltrechas Fuerzas
Armadas, condicionadas por el bloqueo de desarme total, establecido por Gran Bretaña y
apoyado por EEUU y toda la OTAN.
Cabe también señalar a los medios y a otros opinantes diversos, que se rasgan las
vestiduras ante la “agresión rusa” (tema al menos discutible); pero que guardaron silencios
cómplices ante las sucesivas agresiones bélicas de la OTAN (en Yugoeslavia, Libia, Iraq, Siria,
etc.), de guerras blandas y de operaciones de golpes de Estado del tipo de lawfare, en los que
se evidenció el accionar de las potencias anglosajonas; con intervenciones de agentes de
inteligencia, partes del Poder Judicial y del periodismo, de los propios países agredidos; con
los casos de Bolivia, Brasil y Argentina muy actuales o recientes, entre otros más ya
perpetrados.
Usual doble vara de la diplomacia Atlantista y de sus medios al servicio, de la cual
muchos ni se percatan, y que otros ocultan por ser mercenarios al tanto por cuánto.
Como sea, muy respetable el accionar del Papa, buscando la paz y las soluciones
pacíficas de las diferencias, en las antípodas del accionar de los responsables principales de
la preocupante situación actual, que han sido EEUU y la OTAN.
Cabe hacer votos para que pronto terminen los enfrentamientos, y que los acuerdos
justos y equitativos restañen prontamente las heridas que todos estos hechos están dejando
como consecuencia.
MGTR. CARLOS ANDRÉS ORTIZ
Analista de Temas Económicos y Geopolíticos