DESGUAZANDO AL SECTOR NUCLEAR, ORGULLO NACIONAL – CAMINO AL
FEUDALISMO OLIGÁRQUICO DEL SIGLO XIX
No puede sorprender que el actual gobierno libertario, con sus
cogobernantes neoliberales de distintos sellos partidarios, haya profundizado los
fuertes ataques al Sector Nuclear Argentino; pero no por eso deja de ser
marcadamente doloroso para los que amamos sinceramente a nuestra patria.
Sin desconocer el contexto general de destrucción de todo lo vinculado con
el Ser Nacional, en plena perpetración con premeditación y alevosía, con sus dos
objetivos (de mínima involucionarnos al inviable enclave semi feudal de
excluyentes producciones primarias, de comienzos del siglo XX; y de máxima,
consumar la disolución nacional, acorde a los objetivos de los poderes
globalizantes mundiales); es importante trazar una breve reseña del
importantísimo rol de promoción del desarrollo socio económico que desde su
creación, impulsa el Sector Nuclear Argentino.
La Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA) fue creada en 1950, y en
cierta forma se le dio mayor preponderancia institucional poco después, con la
fuerte impronta positiva dada por el Dr. Físico José Antonio Balseiro y su inicial
reducido pero muy destacado núcleo de colaboradores.
Fue sin duda alguna muy destacable que tan tempranamente, Argentina
haya ingresado al selecto grupo de naciones, que buscaron desarrollar tecnología
nuclear para fines pacíficos; siendo a partir de entonces, sucesivos hechos
concretos los que fueron jalonando los avances en tan destacado sector
estratégico.
Pese a la fuerte oposición que el golpe de Estado ultra conservador de 1955
demostró contra todas las muchas concreciones del peronismo, de algún modo
el Sector Nuclear fue la excepción; siendo tema que ameritaría mayor análisis
evaluar el aparente contrasentido que precisamente la Marina, el arma más ultra
conservadora cargada de visceral antiperonismo (su accionar lo demuestra), haya
sido la que tomó bajo su injerencia directa, a la CNEA.
Desde entonces, varios de sus oficiales de alto rango, con capacitaciones
profesionales en la tecnología nuclear, fueron presidentes de la CNEA, en
sucesivos períodos de gobiernos militares.
Se expone una síntesis, seguramente incompleta, de los logros que fueron
marcando la trayectoria del prestigioso Sector Nuclear Argentino.
Ya en 1958 estuvo operativo el primer reactor nacional para investigación,
el RA1, al que sucesivamente siguieron 8 más terminados, más el décimo en
avanzado grado de desarrollo, pero absurdamente paralizado por el actual
gobierno “nacional” (en rigor es antinacional).
Esos reactores de bajas potencias,
para investigaciones, indudablemente fueron y son muy importantes tanto para
profundizar distintas facetas teóricas y prácticas del amplio espectro de la
tecnología nuclear, como para producir valiosos insumos con impronta nuclear.
Uno de los logros posiblemente más relevantes de esos reactores de
investigación, es producir radioisótopos y otros insumos básicos para fines
medicinales, en particular para el tratamiento del cáncer y para otros estudios
médicos no invasivos. También se avanzó en pruebas no destructivas de
materiales, así como diversas aplicaciones prácticas de la tecnología, como la
irradiación de alimentos con rayos gamma, para anular microorganismos que los
deterioran, y con ello ampliar sus períodos de conservaciones (muy usados en
quesos y papas, entre otros); y el combate a las plagas de la agricultura mediante
la esterilización de las mismas evitando sus reproducciones; además de los
muchos efectos multiplicadores positivos que se fueron dando en otras áreas del
conocimiento y sus aplicaciones prácticas.
Tan importantes fueron esos desarrollos, que no solo abastecieron las
necesidades internas nacionales de insumos nucleares para usos medicinales,
sino que también nos convirtieron en exportadores a las naciones hermanas de
nuestra región.
En el período de la autodenominada Revolución Argentina (1966 – 1973), se
tomó la decisión estratégica de dar fuerte impulso a la actividad nuclear, para
ingresar en el muy selecto (por entonces) grupo de naciones dotadas de usinas
de generación nuclear.
Esa decisión, fuertemente orientada hacia el desarrollo
nacional, puede parecer un contrasentido, en un período de gobierno pretoriano,
cuya conducción económica fue claramente liberal, o sea teñida de
antinacionalismo.
Pero al respecto, cabe citar que, en ese período de gobierno (los años de
Onganía y sus sucesores), tuvieron influencias, posiblemente muy significativas,
dos personalidades muy afines al Pensamiento Nacional, como lo fueron el
economista Dr. Aldo Ferrer, y el analista geopolítico General Juan Enrique
Guglialmelli.
Con ambos tuve el inmenso gusto no solo de escucharlos, sino
también de dialogar. Experiencias muy enriquecedoras en lo intelectual y desde
una mirada Nacional.
Consecuente con esa decisión de desarrollar la tecnología nuclear, se
decidió comenzar, con respaldo tecnológico de Siemens de Alemania, nuestra
primera Central Nuclear, Atucha 1, y el proyecto era completar media docena de
centrales para los años 90, o fechas cercanas.
El establishment ultra conservador, siempre asociado a los poderosos
intereses de la termoelectricidad y opuesto a nuestro desarrollo tecnológico
autónomo, logró anular los siguientes proyectos, pero Atucha 1 siguió adelante,
siendo inaugurada por Perón durante su breve tercer período presidencial.
Actualmente se está por comenzar el proceso de extensión de la vida útil de
Atucha 1.
De esta Central, es destacable que hace algunos años, ante un serio
inconveniente en el núcleo del reactor, los científicos argentinos diseñaron un
procedimiento y perfeccionaron las herramientas especiales, con lo cual lograron
salvar al reactor, al cual la propia Siemens daba por perdido.
¡Un orgullo nuestros
científicos!
La Central Nuclear Embalse, fue la segunda construida, esta de tipo Candú,
con apoyo tecnológico de Canadá.
En el muy nefasto “proceso”, el perverso accionar del ministro de economía,
personero de la SRA (Sociedad Rural Argentina), el abogado Martínez De Hoz,
perpetró “negocios privados” estatizando una obsoleta central termoeléctrica en
muy mal estado, (era de “La Ítalo”, de la cual era uno de los directores). Y como
siempre pasa con personeros de lo antinacional, se pretendió dar cátedra de
moral en el manejo del Estado. Hipocresía frecuente de los personeros del
liberalismo económico, siempre funcional a los oscuros intereses antinacionales.
El mismo ministro, con pleno respaldo del presidente de facto Videla,
acorde al dogmatismo ultra liberal, quiso frenar el accionar de la CNEA para
seguramente luego desguazarla, pero se encontró con la férrea oposición del
oficial de La Marina e Ingeniero Nuclear, Carlos Castro Madero, quien operó
fuertemente para seguir desarrollándola.
La dupla Videla – Martínez De Hoz tenía el objetivo de desguazar SEGBA, a
lo cual se oponía el sector sindical, liderado por Oscar Smith, quien fue
secuestrado por un “grupo de tareas”, pasando a la lista de “desaparecidos”
(asesinados) del “proceso”.
SEGBA se dividió para privatizarla, en EDENOR,
EDESUR, y EDELAP. La supuesta “eficiencia privada” priorizó repartir dividendos
entre los accionistas, dilatando necesarias inversiones en Transmisión y
Distribución, lo que provocó cortes en el servicio, sobre todo según trascendió,
en EDESUR, de la cual se señaló que uno de sus principales accionistas es el actual
ministro “Toto” Caputo. Parece que todo tiene que ver con todo…
Es sabido que la figura de Castro Madero es controversial, pues fue
indudable su dedicación y capacidad presidiendo la CNEA y concretando hitos
importantes, como la exportación de un reactor de baja potencia a Perú, y
también comenzar el proceso de construcción de la tercera central nuclear,
llamada Atucha 2; esta con apoyo tecnológico de Siemens; impulsando también
otros avances en el desarrollo tecnológico nuclear nacional.
Pero al accionar de
Castro Madero se lo vincula con las desapariciones (léase asesinatos) de varios
científicos de la CNEA, como sucedió en muchos casos, en esos aciagos años de
violencia, sutilmente instigada por los anglosajones, para instalar odios
profundos en un contexto asimilable a una guerra civil.
En 1976 se creó INVAP, un ente tecnológico propiedad de la Provincia de
Río Negro, con claro y muy valioso respaldo de la CNEA, siendo su fundador el Dr.
Conrado Varotto, reconocido científico de dilatada y muy valiosa trayectoria.
Teniendo muy amplio campo de acción científica, INVAP involucra a la tecnología
nuclear, y también abarca otras áreas de la ciencia pura y aplicada; llegando a
tener un rol destacadísimo para construir centrales de baja potencia, entre otros
muchos logros destacables.
Respecto al infame “proceso” (1976-1983) caducó por su propio peso de
gruesas negatividades, cargado de soberbia propia de ignorantes con poder y
carentes de real patriotismo; pero dejó vigente en las penumbras, al apátrida
“partido militar”, anclado doctrinariamente en los años ’70, subordinado al
Consenso de Washington, con pautas antes ya erróneas, y hoy totalmente
anacrónicas. Pero este ya es otro tema, que amerita su análisis por separado.
En ese contexto de presiones y/o condicionamientos implícitos, asumió el
gobierno civil de Alfonsín, el cual claramente no tuvo entre sus prioridades al
desarrollo del Sector Nuclear, no definiendo inicialmente el cambio de
conducción en la CNEA que, en los comienzos del nuevo período político, siguió
en manos de Castro Madero.
En ese interregno de cambios del poder formal pretoriano al civil, en la
CNEA se siguió avanzando tecnológicamente, concretándose el enorme logro de
dominar el ciclo completo de producción de combustibles nucleares para usos
pacíficos.
Evidenciando el debido cumplimiento de formalidades, el todavía
presidente de la CNEA, Castro Madero, comunicó personalmente al nuevo
presidente de la nación, Alfonsín, que Argentina había dado otro enorme avance
tecnológico en el estratégicamente sensible Sector Nuclear.
Contra toda lógica de utilizar positivamente ese notable avance tecnológico,
para apuntalar el desarrollo nacional, y como hubiese sido coherente, felicitar y
apoyar con mayor énfasis el desarrollo tecnológico nuclear, Alfonsín frenó
abruptamente el accionar de la CNEA, paralizando proyectos y congelando las
vacantes, lo cual fue muy negativo.
Cabe analizar si lo hizo por pura ignorancia del estratégico tema de la
tecnología nuclear; por cobardía, ante las previsibles presiones que recibiría por
parte de las potencias anglosajonas y sus vinculados directos (más aun siendo
reciente nuestra derrota militar en Malvinas); o si lo hizo por ambas causas
(ignorancia y cobardía).
Trascendió que influyó en esa muy negativa acción contraria al desarrollo
nuclear, el asesor en temas energéticos de Alfonsín, Jorge Lapeña, conocido
especialista con profusa acción mediática, y de claro sesgo muy afín a los
intereses de la termoelectricidad, para los cuales los desarrollos nucleares e
hidroeléctricos son “indeseables”, pues por costos menores y sus múltiples
efectos multiplicadores positivos, las usinas a base de petróleo o gas, no pueden
competir con las hidros y las nucleares.
Desde esa negativa medida anti nuclear de Alfonsín, el Sector Nuclear
soportó un largo período de congelamiento total, incluso de las vacantes, de 22
años, lo que provocó el envejecimiento de su planta de trabajadores científicos y
técnicos de muy altas capacitaciones. Era una perversa política de “desguace con
cuentagotas”.
Esa negativa Política de Estado antinuclear, se revirtió, con renovados muy
fuertes impulsos, desde 2006. Desde ese año, se impulsaron distintos ambiciosos
proyectos, de muy positivos efectos científicos y económicos. Y el presupuesto
de la CNEA se multiplicó 1.100 % (once veces).
Se tomó la decisión de terminar Atucha 2, lo que luego de grandes esfuerzos
se materializó en 2014.
Además, después de desarrollar las tecnologías en la Planta Experimental
de Agua Pesada (construida en el predio de Atucha), se construyó la Planta
Industrial de Agua Pesada (PIAP), situada en Arroyito, Neuquén; la cual es la más
grande del mundo, teniendo plena capacidad para proveer del vital insumo a
nuestras tres centrales, y además exportar a otras naciones que operan usinas
nucleares en base a uranio natural, que utilizan el agua pesada como moderador.
En los tramos finales del gobierno peronista de 2003 – 2015, se rubricaron
sendos acuerdos estratégicos con China y Rusia que, entre otros temas, se acordó
construir tres nuevas centrales nucleares de gran porte, dos de ellas con respaldo
tecnológico y financiación de China, y una de Rusia. Dos iban a ser con tecnología
de uranio natural, y una de uranio enriquecido.
En 2015 se había comenzado
Atucha 3, de tecnología de uranio natural, con respaldo de China.
El gobierno neoliberal del macrismo, sin justificativo alguno, paralizó la
construcción de Atucha 3, despidiendo numerosa cantidad de personal
altamente capacitado, lo cual fue un enorme perjuicio contra nuestro desarrollo
tecnológico. En la misma negativa senda de entorpecer al Sector Nuclear, se
paralizó el funcionamiento de la PIAP, despidiendo a casi toda su muy capacitada
dotación de personal. Claramente, el objetivo neoliberal, era desguazar esa
planta industrial; y una consecuencia negativa fue no solo dejar de exportar agua
pesada, sino también que pasemos a ser importadores del valioso insumo.
En el gobierno tibiamente peronista, del albertismo, se tardó tres años en
cambiar la cúpula de la CNEA, se demoró injustificadamente el comienzo de
Atucha 3, que esta vez China ofreció construir con la tecnología de uranio
enriquecido y agua liviana de moderador, y no se operó decididamente para
volver a poner en marcha la PIAP.
Para varios analistas políticos, el albertismo
pareció más una réplica algo burda de la social democracia de la Unión Europea,
que un desteñido accionar del histórico nacionalismo económico del peronismo.
El desarrollo tecnológico nuclear argentino, es muy reconocido en el
mundo, y eso lo prueban las centrales de baja potencia, exportadas a Perú,
Egipto, Australia, Argelia, Países Bajos, China, India (en este caso componentes
y/o tecnología); no siendo tampoco un tema menor que como presidente del
Organismo Internacional de Energía Atómica, fue elegido un científico argentino
de dilatada trayectoria, Rafael M. Grossi.
Actualmente, Argentina tenía dos proyectos relevantes, en avanzados
grados de desarrollo, a saber: la central de baja potencia RA10, destinada a tareas
de investigación en una de nuestras sedes nucleares; y la Central Modular
CAREM, la de desarrollo más avanzado en el mundo en su tipo, la cual al
terminarse podrá tener un vasto mercado mundial al cual podrá exportarse.
Sin motivo valedero alguno, ambos importantes proyectos fueron
paralizados, perjudicándose sus desarrollos y las potenciales importantes
exportaciones potenciales.
Solo se perpetraron esas negativas medidas,
basándose en la destructiva “política de la motosierra”, con la cual libertarios y
sus laderos políticos, se empeñan en destruir al Estado Argentino.
Y es necesario enfatizar que, sin Estado, no hay Nación, y sin Nación no hay
Patria.
Esos afanes destructivos y empobrecedores del tejido social nacional, nos
llevan a los empujones a la disolución nacional, y muchos parecen no darse
cuenta, entre ellos los muy vocingleros y poco pensantes uniformados
patrioteros de bandera, a los que solo parecen importarles el inculcado odio
visceral a todo lo Nacional y Popular.
MGTR. CARLOS ANDRÉS ORTIZ
Analista de Temas Económicos y Geopolíticos