LA ANTIGEOPOLÍTICA DE LAS OLIGARQUÍAS
DE ÍBERO AMÉRICA
Las
oligarquías de Íbero América, formadas bajo la férrea pero a la vez sutil
tutela del hoy alicaído imperio británico, se caracterizan por su asumido rol
de subordinados a la potencia anglosajona de turno, antes Gran Bretaña, luego
EEUU, y en los últimos años con genuflexa complacencia a los dictados e
intereses del semi difuso concepto de “potencias occidentales”; lo cual llevado
al lenguaje más directo, debe leerse como la dupla EEUU – UE.
Esa
sumisión, que suele tener características de vergonzosa genuflexia (debidamente
ocultada por huecas menciones a “la democracia”, “la libertad”, “los valores
occidentales”, y similares), se extienden o amplían a entidades vinculadas,
como la OTAN, el FMI, la mega Banca transnacional de esos orígenes y bases
operativas, y otras entidades de similares orígenes y objetivos.
Más
claramente, esas oligarquías, con las complicidades y subordinaciones
culturales del “progresismo” antinacional (que en Argentina se define como
“mitro-marxista” y otros mercenarios anarco-marxistas, prestos a consumar
piquetes y otros desmanes, o tareas de oposiciones psicológicas), están de
hecho claramente alineadas y subordinadas a la troika neocolonialista del siglo
XXI, formada por EEUU, Francia y Gran Bretaña, troika que puede tener algunos
aliados menores, o aspirantes a sumarse a ese trío, como por ejemplo la España
“comunitaria” (de la Comunidad Europea), que altaneramente dejó de lado
posturas fraternales y respetuosas de décadas anteriores para con Hispano
América, para adoptar tesituras arrogantes, invasoras e imperiales, cuando no
abiertamente racistas (como el despectivo calificativo de “sudacas”); actitudes
no solo anacrónicas, sino que claramente “le quedan grandes”; concepto ese
aplicable a ciertas cúpulas dirigenciales oligárquico - liberales y sus claques
mediáticas, pero no al buen pueblo español.
En
esa línea de pensamiento, recientemente leí un artículo del Dr. Ricardo Lafferriere,
titulado “Todos contra todos”; seguramente escrito de buena fe, de acuerdo a
sus conocimientos y convicciones; pero no por eso deja de tener “mucha tela
para cortar”, pues es un claro ejemplo de esas profundas limitaciones y
confusiones doctrinales básicas, que suelen ser las consecuencias de las
distorsiones y negatividades que resultan de la adhesión al liberalismo
económico a ultranza (antinacional por antonomasia), y de autoasumida
subordinación al colonialismo ideológico. Se podría, decir cargado de un
"pacifismo" que no condice con el mundo real. Eso se desprende de su
poca afortunada frase "El riesgo militar que implica la Unión Europea es
inexistente". ¿Acaso puede desconocer las brutales agresiones de la UE
contra Yugoeslavia, varios países del África Negra (por "los derechos
humanos" y otras mentiras similares), contra Iraq, Libia, Siria, encubiertamente
contra Ucrania...y sobre todo la agresiva permanente postura contra Argentina?
Y
desmerecer las claras incomodidades que el accionar diplomático argentino de
los últimos años, provoca en la altiva Gran Bretaña, es una actitud deplorable,
que demuestra poner mezquinos intereses partidarios, por sobre los ALTOS
INTERESES NACIONALES. Sobre todo considerando las enormes diferencias respecto
al timorato e inocuo accionar del período delarruista, al entreguismo del
menemato, y a las "contradicciones" o actitudes claramente negativas
del alfonsinismo, en temas de enorme importancia geopolítica, como al frenar el
Plan Nuclear Nacional (muy posiblemente ante presiones de “La Rubia Albión”),
en una actitud que bien cabe calificar como de infame traición a la patria, en
un accionar a la medida del objetivo permanente británic de obligar a la
reprimarización forzosa de nuestra economía.
Justamente,
curioso es, proviniendo el artículo que motivó el presente, de alguien con
tanta experiencia política y diplomática; que todo su dudosamente fundamentado
análisis lo sintetice en cuestiones regidas por política interna, aun
refiriéndose a las múltiples y espinosas causas de la crisis de Ucrania;
dejando a un lado las altas consideraciones geopolíticas, que son siempre bien
analizadas y muy tenidas en cuenta por las grandes potencias y las que
pretenden serlo.
Posturas
como esa, de notable superficialidad conceptual, de ser creídas o adoptadas
como bases de acciones, son muy perjudiciales para los intereses argentinos; y
lamentablemente, suelen ser moneda corriente en el anacronismo de enfoques y
serias limitaciones (o peor aún cómplices actitudes carentes de patriotismo),
del reducido pero siempre poderoso establishment ultra conservador en lo
político (de anacrónico anclaje decimonómico), y dogmáticamente liberal en lo
económico (haciendo profesión de “fe económica” dieciochesca, apegado al
liberalismo clásico totalmente fuera de contexto real).
Por
una parte, apenas suavizado por algunos eufemismos de ocasión, se lamenta
(razonamiento propio de cipayos asumidos, y no de un sutil diplomático no
carente de patriotismo), por lo que enrevesadamente considera el auto inducido
abandono del monopolio de la supremacía de EEUU (¿¡!?), omitiendo la evidente
realidad que pese a la voluntad imperial del establishment “occidental”; en
verdad el poder omnímodo del breve Período Unipolar (década del ’90), se le
está escurriendo en forma aparentemente irreversible. Y no es que
“aparentemente nadie se hacer cargo del liderazgo”, sino que claramente,
estamos en una conflictiva época de transición, en la cual las únicas certezas
parecen ser los deterioros aparentemente irreversibles de los hasta hace poco
ómnimodos poderes de la troika EEUU – UE – OTAN (con su ala financiera
conformada por entes ad hoc: FMI – BM).
Con
inexplicable candor –impropio en un diplomático- abona la peregrina e
indefendible tesis que las injerencias e intervenciones armadas de la ex
Potencia Unipolar (e implícitamente hoy de la troika neocolonialista del siglo
XXI: EEUU, Gran Bretaña, Francia), se perpetran para mantener o buscar el “bien
público mundial”. Postura de hecho tan cipaya, tan antinacional, como la de los
caceroleros (piqueteros de la alta oligarquía argentina), que a viva voz
clamaron por una intervención militar directa de los marines “del gran país del
norte”, para –según sus enrevesados pensamientos- “restablecer las ‘libertades’
en Argentina”; lo cual es tan brutalmente incalificable, como si se
consideraría “libertadoras” a las tropas inglesas que nos invadieron en 1806 y
1807. ¡Absurdo total!
En el análisis del desarrollo de la
crisis ucraniana y su interrelación con el contexto mundial, asume posturas que
ni los mismos analistas serios y respetables de EEUU y la UE se atreven a
afirmar. Sin ningún rubor ni atisbo de amplitud conceptual, arroja todas las
culpas del candente tema de la Ucrania actual, cargando las tintas en el –implícitamente
acusado- expansionismo o voracidad de Rusia. Pero nada dice ¿puede acaso
ignorarlo? de las acciones de guerras blandas con fuertes injerencias en
Ucrania, con financiaciones prácticamente explícitas de la dupla EEUU – UE, que
instalaron un gobierno de facto, derribando al precedente gobierno
constitucional; tampoco dice nada de las abiertas intromisiones de la diplomacia,
los poderes financieros y las fortísimas presiones militares (al menos
declamativas) de los sectores más agresivos de la nada homogénea Unión Europea,
alineada por convicción o a la fuerza, detrás de las embestidas
norteamericanas, todo ello realizado en el “formato” ya utilizado en Libia,
Siria, Venezuela, y ahora Ucrania, entre otros.
Todo ello simplificado en un análisis,
que en la jerga criolla corriente, decimos, “ser más papista que el Papa”, por
parte de ese analista, que seguramente no por casualidad publica en un medio
electrónico que difunde el más reaccionario ideario ultra conservador y
neoliberal, el mismo que –probadamente- tanto daño hizo a Argentina y a Íbero
América.
No es un dato menor constatar
históricamente, que mientras que las oligarquías Íbero Americanas han sido casi
constante egoístamente antinacionales (se asumieron como conductores forzosos
de semi colonias económicas); otras oligarquías de viejos Estados con raíces
varias veces centenarias, pese a defectos y egoísmos sectoriales, y muy a sus
modos, no han dejado de defender los respectivos Intereses Nacionales.
CARLOS
ANDRÉS ORTIZ
ANALISTA DE
TEMAS ECONÓMICOS Y GEOPOLITICOS