¡HAN VUELTO, SON LOS MISMOS!
Así dijo Jauretche, con su campechana y contundente pluma, al describir la
vuelta de los personeros del poder extranjero, al instalarse el gobierno de la
revolución fusiladora (1955).
Los grandes cambios, con mucha moralina pseudo patriótica y pseudo
honesta, mostraron casi calcados los mismos personajes funestos que habían
dado origen -con contundentes hechos probatorios- del calificativo de “década
infame”, al período 1932-1943, cargado de negociados en contra de los Intereses
Nacionales, y con explícita sumisión a los dictados del ya decadente Imperio del
Reino Unido.
Entre los muchos hechos vergonzosos de explícito antipatriotismo
perpetrados en la “década infame” (muy liberal y “privatista”), caben citar los
alevosos negociados de las concesiones eléctricas, con escasas inversiones y
leoninas condiciones a favor de empresas extranjeras y en perjuicio de los
consumidores; el insólito caso del funcionario de ferrocarriles británicos al que
por su sumisión al imperio le dieron categoría de lord (Lord Leguizamón), y el
vergonzoso discurso y el tratado de comercio (el Pacto Roca – Runciman),
rubricado por “Julito” Roca (hijo del dos veces presidente), quien muy orondo
expresó “Argentina es la joya más valiosa de la corona de Su Majestad”.
Los mismos personeros de la dependencia y de la antipatria, o sus sucesores
por vías familiares o de cargos del “elenco estable” del liberalismo antinacional,
fueron los que “volvieron a sus funciones”, nombrados presurosamente por los
usurpadores del poder en 1955.
Eso, con su poderoso pensamiento y capacidad de síntesis, lo resumió el
gran patriota Arturo Jauretche, con su lapidaria frase: “han vuelto, son los
mismos”.
Esa metodología de reciclar a personeros del establishment (el poder
establecido) ultra liberal, anti Estado y socialmente excluyente del pueblo común,
se repitió en los sucesivos golpes de Estado del siglo XX, con la excepción parcial
del de 1966, en cuyos gobiernos coexistieron funcionarios de Mentalidad
Nacional, con liberales antinacionales.
Posiblemente, ese perfil diferente, más
proclive a los Intereses Nacionales, tuvo que ver con las influencias positivas del
economista Aldo Ferrer, del analista geopolítico General Guglialmelli, y algunos
más.
Como para dimensionar el accionar de esos patriotas, la oligarquía vacuna
bonaerense presionó para paralizar la construcción del complejo ferro vial de
Zárate – Brazo Largo, para dificultar la competencia de la buena ganadería de
Entre Ríos y Corrientes, pero Aldo Ferrer persistió para completar esa gran obra
de infraestructura.
Ya avanzado el siglo XX, y con el accionar neoliberal a escala mundial,
impuesto a sangre y fuego por la dupla Reagan – Tatcher, claramente se afinaron
los procedimientos de manipulación mental de las poblaciones,
perfeccionándose técnicas de masivos resultados, que parecen centrarse en el
accionar de medios concentrados de comunicación masiva, y adicionalmente en
las instalaciones de supuestas “opiniones correctas”, por medio de las
crecientemente importantes influencias de las redes sociales electrónicas.
Las manipulaciones mentales por medio de las redes sociales,
perfeccionadas desde los años ’90, fueron las perpetradoras de masivas
desestabilizaciones políticas en diversos países, en muchos casos con drásticos
cambios en las naciones afectadas, siendo una constante que esos cambios
estuvieron siempre orientados hacia el alineamiento con el Bloque de Poder del
Atlantismo, cuyos epicentros de poder son ambas mega potencias anglosajonas.
En muchos casos, esas acciones que buscaron modificaciones acentuadas en las
ecuaciones internas de poder, estuvieron teñidas de sangre, en marcos de
extrema violencia.
Eso llevó a la desarticulación de los respectivos Estados Nacionales, para lo
cual en algunos casos hubo acciones de agresiones directas para provocar esos
cambios (Yugoeslavia, Libia, y otros en África Subsahariana), perpetradas por la
OTAN o por potencias alineadas con ese bloque militar.
En Argentina, y en cierto modo en Íbero América, el desprestigio de los
golpistas militares afines al neoliberalismo, parece haber dejado a los
uniformados dóciles a los poderes extranjeros, como “última alternativa” (como
ocurrió en Bolivia), pasando a ser usados los conglomerados mediáticos alineados
al poder neoliberal, sectores cooptados del Poder Judicial (como sucedió entre
otros casos, en Brasil contra Lula, y por no citar casos más cercanos), y los accesos
al poder formal, por parte de sectores ultra conservadores en lo político y
antinacionales en lo económico, facilitado eso por las operaciones mediáticas,
judiciales, y de los medios electrónicos.
Estos últimos con mucha llegada a los jóvenes, a quienes previamente se les
vació de principios éticos esenciales, como el sano patriotismo, y se les privó de
conocimientos esenciales de la realidad, ante los vaciamientos de contenidos en
los planes de estudios.
Tal como describió con precisión Naomí Klein, en su libro “La Doctrina del
Shock”, primero te prefabrican una enorme crisis, y luego se ofrecen los mismos
como los supuestos “salvadores” o solucionadores, de los desastres que ellos
provocaron.
Los mismos que nos endeudaron con alevosía, subordinándonos al FMI, los
que implementaron la especulación financiera desenfrenada como instrumento
de endeudamiento externo, y el mismo economista que nos llevó a la crisis
terminal de 2001/2002, junto a los mismos políticos neoliberales, que desprecian
como “orcos” al pueblo común, que son los que nos metieron en un cuadro de
crisis y estancamiento, esos mismos son los que hoy se presentan como los
supuestos gestores de “soluciones”, de los descalabros generalizados y miseria
masiva, que ellos mismos provocaron.
Y todo ese proceso de destrucción y crisis autoprovocada, en un marco de
desprecio explícito a la soberanía nacional, presurosos por desguazar o
malvender extranjerizando activos estratégicos, como YPF, Aerolíneas
Argentinas, el Banco Central y otros; además de arancelar la Salud y la Educación
Públicas, marginando a las grandes mayorías nacionales: todo en un marco de
una descomunal crisis socio económica intencionalmente en perpetración.
Es el proyecto de retrotraernos a la Argentina semi feudal del siglo XIX,
como paso previo a la disolución nacional, a la cual abonan tanto desde las
“derechas” neoliberales, como las “izquierdas” de progresías sumisas a dictados
extranjeros, como el ultra indigenismo, el ultra ecologismo, y otros.
MGTR. CARLOS ANDRÉS ORTIZ
Analista de Temas Económicos y Geopolíticos