EL LIBERALISMO ECONÓMICO COMO PRETEXTO PARA EL SUBDESARROLLO
PERMANENTE.
La doctrina económica liberal, también llamada doctrina clásica, fue
publicada por Adam Smith, a fines del siglo XVIII, en el mismo año (1776) de la
independencia de EEUU.
Fue un texto claramente elaborado en función de las necesidades del viejo
Imperio Británico, el cual por esos años ya tenía en pleno desarrollo su potencial
industrial y tecnológico, con lo cual pretendía ser el excluyente taller del mundo,
teniendo como proveedores dóciles de materias primas al resto de las naciones, y
a las colonias que tenían en África, Asia, América y El Caribe.
Ese desarrollo industrial, tecnológico y de logística, no fue casual y menos
aun consecuencia de “los mercados”, de “los privados”; pues es muy claro e
irrefutable desde la verdad histórica, que todo eso se consiguió en base a un fuerte
y permanente accionar estatal de Gran Bretaña, con fuerte intervencionismo,
respondiendo a Políticas de Estado, las que buscaron -y lograron-, la supremacía
mundial total, la cual se mantendría incólume hasta la Era Victoriana; o sea poco
más de un siglo en el cual “La Rubia Albión” lideró sin competencia alguna, a escala
planetaria.
Adam Smith, el creador de la Doctrina Clásica de Economía, no tuvo ningún
prurito en tergiversar o acomodar sus conclusiones, pasando por sobre evidencias
contundentes, que refutaban su instrumento académico pergeñado claramente al
servicio de los intereses del Imperio.
Nada dijo que un poderoso instrumento para el desarrollo económico
británico, fue que, como política de Estado, se apoyó la creación y consolidación
de una enorme flota mercante, de propiedad y con marineros británicos, la cual
estaba apoyada por la muy poderosa Royal Navy, la marina de guerra; ambas las
mayores del mundo, al menos por un par de siglos, hasta el período de
interguerras mundiales, en el siglo XX. Intervencionismo estatal puro y duro, lo
cual contradecía el ultra privatismo del liberalismo económico.
También la captación de hábiles artesanos, de técnicos diversos y otros
trabajadores especializados (para esas épocas), y burguesías industriosas y
comerciantes, provenientes de otros lugares de Europa, todo eso respondió a un
fuerte accionar estatal, sin el cual no se hubiese dado la fuerte eclosión
tecnológica, científica y económica, en las que se basó el rápido proceso de
desarrollo técnico y económico británico (del Estado devenido después en el Reino
Unido).
En 1703 se rubricó el Tratado de Methuen, por el cual Gran Bretaña se
comprometió a comprar toda la producción de los excelentes vinos portugueses
(que los lusitanos hubieran podido vender a otros mercados con facilidad),
además otras materias primas y productos básicos, a cambio de la total apertura
de Portugal, a los productos manufacturados británicos.
Todo eso tuvo pésimas consecuencias estratégicas para Portugal, pues esa
política de “aduanas abiertas” para las producciones británicas, impidió el
desarrollo industrial y tecnológico propio, de Portugal, que vegetó atado a la
economía primaria, desde el siglo XVIII, hasta la segunda mitad del siglo XX,
cuando el pequeño país lusitano fue finalmente aceptado en la Unión Europea.
Ya en el colmo de las tergiversaciones, o practicando hipocresía pura, Smith
afirmó (muy suelto de cuerpo), que el Tratado de Methuen “perjudicó a Gran
Bretaña” …exactamente al revés de la evidente realidad. No se preocupó en
probar dicha osada afirmación.
El liberalismo económico se montó sobre dogmáticas afirmaciones, como el
mito de “la mano invisible de los mercados” … la cual supuestamente solucionaría
todos los problemas y evitaría las crisis económicas.
De nuevo, la realidad, con su
irrefutable contundencia, echó por tierra esas falsas y disparatadas afirmaciones,
que los grandes poderes imperiales buscaron y buscan tapar con montañas de
palabreríos huecos y falsas afirmaciones, para desviar la atención de crédulos y
mal informados; falsedades sobre las que se montan los personeros de los
Intereses Creados Transnacionales, revestidos con ropajes liberales, neoliberales,
o anarco libertarios…mientras que cuentan con fuerzas de choque de progresías
fuera de foco, manipulables por creencias dogmáticas supuestamente “de
avanzada”, pero que son funcionales a aquellos Poderes Transnacionales.
Ya a mediados del siglo XIX, el economista alemán Friedrich List, destrozó la
sumatoria de falacias liberales, en su contundente libro Sistema Nacional de
Economía Política, cuyos sólidos fundamentos fueron la base doctrinaria para las
“desobediencias” al dogmatismo económico liberal, que fueron practicadas por
Alemania y EEUU, desde los años ’70 o poco antes, del siglo XIX, para sus
poderosos procesos de desarrollo e industrialización, en base a los cuales para la
época de cambio de siglo (1900), ambas nuevas potencias industriales estaban
superando al Reino Unido, por volúmenes de producciones y por desarrollos
tecnológicos.
Todos los países que sucesivamente salieron del subdesarrollo y se
industrializaron, lo hicieron en abierta oposición a las “leyes” y dictados
económicos de la perniciosa doctrina liberal. Y todos ellos tienen Estados fuertes,
con políticas intervencionistas y reguladoras, independientemente de cual sea la
Orientación Política que sostengan y apliquen.
Hoy cabe afirmar que además de los perfiles económicos “clásicos” teóricos
de capitalismo ultra privatista y comunismo ultra socialista, existen diversas
formas de Capitalismo de Estado, tantas como naciones que las practican.
Aun las naciones o bloques de naciones, que claman y predican el “libre
mercado”, son fuertemente intervencionistas, como lo son los de la Unión
Europea, el Reino Unido, Japón, Corea Del Sur e incluso EEUU, entre otros pocos
más; y así lo son, a sus modos propios, pero notablemente exitosas, las Potencias
Emergentes del crecientemente poderoso grupo de los BRICS, sin agotar el listado
de naciones que practican diversas versiones del Capitalismo de Estado.
No puede sorprender que, las potencias aglutinadas en el Bloque Atlantista,
prediquen y presionen para imponer el modelo de crudo liberalismo absoluto, y
más aún, de las perniciosas prácticas del neoliberalismo (versión recargada del
liberalismo dieciochesco), pues esas presiones fuertes y desembozadas, son
componentes esenciales del Neocolonialismo del Siglo XXI, al cual pretenden
subordinarnos mediante acuerdos de “libre comercio” (léase de
desindustrialización asegurada para nosotros), mientras que con esos y otros
instrumentos de presión buscan transferirnos sus crisis y volvernos dóciles
proveedores de materias primas, adquiridas a precios viles o poco más.
Tales casos de acuerdos de “libre comercio” que nos quiso imponer EEUU
con el ALCA (rechazado en la Cumbre de Mar Del Plata), y el acuerdo entre la Unión
Europea y el Mercosur, que ahora presionan fuertemente para someternos a él,
con las complicidades de personeros locales del neoliberalismo salvaje, estos
últimos, constantes promotores de nuestra desindustrialización.
Otra herramienta del Bloque Atlantista, para frenar o destruir nuestro
desarrollo, es la imposición de políticas ultra ecologistas, montadas sobre la
excusa del cambio climático… del cual son principalísimos responsables las
grandes potencias económicos, ¡de ningún modo el mundo subdesarrollado!
Varios economistas de renombre, refutaron los dogmatismos del liberalismo
económico, entre ellos el argentino Aldo Ferrer, Thomas Piketty, Ha-Joon Chang,
entre otros; el último de ellos con su breve y contundente libro, de muy claro
título: “Quitando la Escalera”, el cual grafica que las potencias industriales
pretenden impedir nuestro desarrollo, quitándonos las herramientas que ellos
usaron para salir del subdesarrollo.
Como claros ejemplos del doble discurso de las potencias supuestamente
“liberales privatistas” en sus propias economías, cabe citar seguidamente algunos
de los muchos casos, (pues citar todos nos llevaría a redactar una enciclopedia del
doble rasero de esos intervencionistas en sus economías), que nos quieren
imponer enanizar nuestros Estados, para desregularnos y destruir nuestros
desarrollos sociales, industriales y tecnológicos, llevándonos al subdesarrollo
crónico.
• Las tareas de exploración y explotación de gas en Alaska, incluso en el Ártico,
contaron con fuertes respaldos estatales de EEUU.
• La exploración espacial, no se hubiera concretado, sin la NASA, ente estatal.
Lo mismo respecto a las Agencias Espaciales de la Unión Europea, de Rusia,
China e India.
• Francia, manejada por personeros del establishment europeísta, predica y
presiona por imponernos políticas ultra liberales …pero en lo interno
practica fuerte proteccionismo con poderosas subvenciones estatales, para
mantener sus producciones agropecuarias, a costos mucho más elevados
que si importaran esos productos. Pero prioriza lo nacional, en base a
objetivos de estrategia geopolítica, y al mantenimiento de la mano de obra
y empresas que dependen de esas actividades.
• La Francia de posguerra, bajo la conducción del “Gran Charles” De Gaulle,
estatizó o mantuvo en la égida estatal, o adquirió el Estado parte de las
acciones, de varias empresas consideradas de importancia estratégica, para
evitar que sean absorbidas por el expansionismo financiero de EEUU, la gran
potencia excluyente de esos años. Eso sucedió con Renault, Matra-Mirage,
Air France, PSA (Peugeot-Citroën), Airbus, las Empresas Energéticas, y otras.
Como referencias, los aviones Mirage y Super Etendart, y los misiles Exocet
(de destacadas actuaciones en la Guerra de Malvinas (o del Atlántico Sur),
fueron y son producidos por Empresas del Estado. Pero Francia y Alemania,
como principales potencias de la UE, nos presionan para volvernos a la
inviable Argentina pastoril – semi feudal, del siglo XIX.
• China e India, superaron los horrorosos cuadros de recurrentes hambrunas,
pasando a gozar de superiores niveles de vida, y a ser poderosas Potencias
Emergentes, en base a fuertes intervencionismos de sus respectivos Estados,
permitiendo y fomentando inversiones privadas propias y extranjeras, pero
con sus Estados activamente presentes para priorizar los Intereses
Nacionales.
• Rusia salió del cuadro de crisis profunda que la iba llevando a la disolución
nacional, de la mano de fuertes políticas estatales, implementadas desde el
cambio de siglo.
• Brasil basó su muy fuerte y persistente desarrollo, facilitando las inversiones
y radicaciones de empresas industriales, bajo fuerte intervencionismo
estatal en sectores claves, como el de la Energía, concretando un enorme
plan de desarrollo hidroeléctrico, para proveer el vital fluido a sus industrias
y a su pueblo, a la vez que buscó limitar las cuantiosas importaciones de
petróleo, en décadas en las que aun sus producciones de petróleo y gas eran
muy reducidas, en función de su enorme mercado interno.
• Los muchos ejemplos del tema, no se agotan en ese breve listado.
Volveremos a analizar aspectos conexos del tema, siempre si Dios quiere.
MGTR. CARLOS ANDRÉS ORTIZ
Analista de Temas Económicos y Geopolíticos
Excelente artículo Carlos, muy claro y precisó.
ResponderEliminarEs notorio como, a pesar de lo arto demostrado que está está falacia del "libre mercado" y de lo que conlleva para un país que adopte estás políticas (el deterioro o postración de su desarrollo industrial y productivo), haya compatriotas que siguen abrazando este tipo de creencias, que ya pareciera algo más dogmático que criterioso. Más allá de los operadores mediático y políticos, (verdaderas quintas columnas), que mechacan y machacan, aplicado una muy ingenierizada guerra psicología, para imponerlo como verdades irrefutables, para que el escucha repita como loro sin replatearselo o dudar al respecto de ello.