MALVINAS NO ES UNA SIMPLE ANÉCDOTA
HISTÓRICA
Tercera
y última parte - EL CONFLICTO DEL ATLÁNTICO SUR.
No
es intención de este trabajo realizar una completa descripción de ese conflicto
bélico, del cual existen numerosos trabajos publicados, algunos de ellos de
relevante validez por sus sólidas fundamentaciones documentales, a los cuales
podrán remitirse quienes necesiten ampliaciones o profundizaciones al respecto.
El
2 de abril de 1982 se produjo el operativo militar de recuperación de los
archipiélagos australes, por parte de las Fuerzas Armadas de Argentina. Desde
lo estrictamente militar, el operativo puede ser calificado de impecable, pues
fue rápido, preciso, y de acuerdo a las órdenes previas, no se ocasionaron
bajas en las tropas británicas. El único fallecido ese día, lamentablemente,
fue un oficial de la Armada Argentina, hecho acaecido al reducirse la pequeña
guarnición británica existente en Las Malvinas. También fue destacable, que
durante los dos meses y medio que duró la permanencia de las fuerzas argentinas
en Malvinas, no se registró ningún ataque o agresión a los pobladores ni ningún
acto de saqueo o violencia contra civiles. No solo las órdenes al respecto
fueron muy estrictas, sino que se partió del hecho fáctico que se estaba
recuperando suelo patrio, por lo que esos pobladores habitan jurisdicción
argentina, y como tales deben ser respetados.
El
caso es que una vez completada la recuperación de los archipiélagos, en
particular el de Malvinas, quedó demostrada en los hechos la falta total de un
correcto análisis geopolítico, por parte de las cúpulas cívico – militares, que
habían usurpado el poder en 1976, y aún permanecían en él, pese al desgaste que
en ese momento soportaban, fruto no solo del régimen tiránico imperante, sino
por haber apoyado un plan de gobierno crudamente neoliberal, dictado desde los
centros del poder financiero mundial, con desastrosas consecuencias económicas
y sociales para Argentina.
Esas
cúpulas cívico – militares, partían de la presunción –presentada hasta con arrogante
altanería- de considerarse “aliados” de EEUU, por lo que supusieron que la
potencia del norte sería neutral, o que al menos buscaría sinceramente un
acuerdo pacífico al diferendo, que los hechos encaminaban clara e
irremisiblemente a una guerra.
Gruesos
errores de interpretación de esas cúpulas usurpadoras del poder argentino, pues
por haber prestado la colaboración en operativos de contrainsurgencia y guerra
sucia en Centroamérica, y por ser demostradamente anticomunistas, creían haber
alcanzado el estatus de “aliado” de la mega potencia, siendo que en realidad
jugaron el papel de dóciles marionetas descartables a la primera oportunidad, y
el conflicto del Atlántico Sur era precisamente eso.
Tremenda
ignorancia histórica y geopolítica, imperdonable tanto en las cúpulas militares
como en los civiles asociados al gobierno argentino del “proceso” (el del golpe
de Estado de 1976); pues un mínimo análisis bien fundamentado muestra las
sólidas y viejas alianzas de EEUU con Gran Bretaña, no solo por haber luchado
juntos y en estrecha colaboración en las dos grandes guerras mundiales, sino
por la sumatoria de actos y hechos coincidentes en los manejos de los resortes
del Poder Mundial, ya desde fines del siglo XIX, en forma continuada hasta hoy.
Gran
Bretaña puso el marcha su operativo bélico, con un gigantesco convoy, que
incluyó varios submarinos nucleares y dos portaviones, contando con los
respaldos del Commonwealth (la Comunidad Británica de Naciones) –por caso Nueva
Zelandia sumó una fragata-, de la OTAN, y sobre todo muy activamente de EEUU,
que en la Isla Ascensión (en medio del Atlántico) abasteció ampliamente de
pertrechos bélicos de última generación, como los misiles aire – aire con los
que equiparon a los cazas Harrier. Y es conocido que EEUU suministró amplia
logística e información satelital y de aviones espías de alto rango de vuelo.
Argentina,
encadenada por autoasumidas limitaciones ideológicas, habría desechado o no
buscado pertrechos o asistencia en países del entonces bloque comunista -¡las
confusiones de los colonizados mentales, que priorizan “al sistema” antes que
La Patria!-. Por caso, circuló la firme versión que Cuba habría ofrecido tropas
bien entrenadas y pertrechadas, sin condicionamientos, y seguramente se habría
podido reforzar convenientemente la Fuerza Aérea, que hizo esfuerzos notables
con material volante mayormente anticuado.
Hubo
manifestaciones populares y voluntarios que se ofrecieron a luchar, en casi
todos los países de Íbero América. Pero particularmente con Perú y Venezuela
los argentinos tenemos una enorme deuda de gratitud, por los amplios apoyos recibidos.
Lo mismo puede decirse de la Libia de Kadhafy, que envió varias toneladas de
pertrechos muy modernos, la mayor parte de los cuales ni habría sido usado,
posiblemente por carencias de entrenamiento y problemas logísticos en Malvinas.
Así
las cosas, el balance del poder nos era muy desfavorable a los argentinos,
sobre todo con la carga de los condicionamientos ideológicos, fruto de la
colonización cultural de las cúpulas gobernantes adocenadas.
Cabe
expresar que el TIAR (Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca), pasó a
ser letra muerta a partir de su clara violación por parte de EEUU y Canadá
básicamente, que vetaron todo apoyo a Argentina. Dicho tratado era otro de los
engendros frutos de la Guerra Fría, que fue usado para el boqueo a Cuba, la
invasión a Santo Domingo y otros fines similares, …siempre “en defensa del
mundo libre, occidental y cristiano”, pese a ser todo eso una gigantesca
falacia, ni libre, ni circunscripto a occidente ni de valores cristianos.
Por
otra parte, debe enfatizarse que pese a lo impopular de la Junta de Comandantes
usurpadora del poder en Argentina, la reconquista de las islas tuvo enorme
apoyo popular, pues es sin duda una Causa Nacional de muy larga data.
Las
acciones bélicas en gran escala se iniciaron el 1º de mayo de 1982, al arribar
el convoy agresor a inmediaciones de Malvinas, con el prolegómeno de algunos
breves enfrentamientos en Las Georgias del Sur, poco antes. La breve pero
intensa guerra duró hasta el 14 de junio de 1982.
Los
agresores colonialistas evaluaron también atacar a Argentina en el continente,
y un helicóptero británico se destruyó en el sur de Chile, cerca de la frontera
argentina, en un presunto operativo comando abortado.
El
desgaste sufrido por ambos bandos fue considerable, y solo mucho después se
supo que los enconados ataques británicos de los últimos días, eran
consecuencia que estaban usando los últimos recursos disponibles en el
escenario de guerra, pues varios transportes, sobre todo el Atlantic Conveyor,
habían sido hundidos por los aviones argentinos, y los suministros escaseaban
del lado británico, además que el grueso de la flota de guerra estaba en muy
mal estado. Por algo la flota agresora no fue presentada en las islas, al
producirse la rendición argentina.
Allí
la inteligencia británica exhibió la cifra “políticamente correcta” de las
bajas oficialmente reconocidas a consecuencia de la guerra: Gran Bretaña 255
muertos y 775 heridos, Argentina 649 muertos y 1068 heridos.
Las
cifras de Argentina son reales, mientras que las británicas con claramente
falseadas, por algo ocultaron la información como secreto de Estado por largo
tiempo.
Analistas
serios y muy bien documentados, estiman las bajas británicas en un mínimo de
1.029 muertos, existiendo detalles de eso en función de los combates y de los
navíos y aeronaves destruidos y dañados de las fuerzas invasoras colonialistas.
Muy posiblemente soportaron más de 1.250 bajas.
31
barcos británicos suman los hundidos, más los averiados y fuera de combate.
Reconocieron ocho hundimientos, pero muy probablemente el portaviones
Invincible –atacado certeramente por la Fuerza Aérea Argentina- fue hundido, y
reemplazado de urgencia para ocultarse el hundimiento –por motivos políticos-
por otro viejo buque similar que iba camino al desguace.
45
aeronaves británicas fueron destruidas en combate, además de varias perdidas en
accidentes, y un número no precisado enviado al mar en las bodegas del
gigantesco carguero Atlantic Conveyor.
Según
una película documental británica posterior a la guerra, solo mantenían
operativo un escuadrón de cazas Harrier…¿que pasó con los demás?
Con
semejante nivel de daños soportados por los invasores británicos, además de los
combates y bombardeos en tierra, ¿tiene lógica la cifra “oficial” de bajas de
sus fuerzas? ¡Sin duda no!
Seguramente
no incluyeron tampoco las bajas de los mercenarios gurjas, y de los tripulantes
chinos, embarcados de urgencia en Hong Kong.
El
altivo orgullo imperial no podía reconocer el enorme castigo recibido de un
país del tercer mundo.
Dadas
las claras amenazas de arrojar bombas atómicas sobre algunas importantes
ciudades argentinas, el Papa Juan Pablo II viajó de urgencia a Argentina para
tramitar nuestra rápida rendición.
Por
otra parte, según testimonios recogidos de oficiales de las FFAA argentinas,
posteriormente a la guerra, militares norteamericanos reconocieron que tenían
instrucciones de intervenir directamente, si los británicos hubiesen sido
derrotados en los combates finales en Malvinas.
ARGENTINA
– MERCOSUR – UNASUR – CELAC – NO ALINEADOS.
Resultan
claros y contundentes los apoyos a la postura argentina por la disputa de los
tres archipiélagos australes, tanto en los organismos regionales de Íbero América
y El Caribe, como en las asociaciones de los países antes agrupados como los No
Alineados, de los cuales posiblemente la agrupación actual más representativa
es el G 77 Más China. Incluso en la ONU la posición argentina recibe
adhesiones, las que quedan neutralizadas por el poder de veto de Gran Bretaña y
de EEUU en el Consejo de Seguridad.
FACTORES
GEOPOLÍTICO EN JUEGO.
No
solo debe considerarse la muy irritante situación de sostenimiento totalmente
anacrónico del estatus colonial, en la cual persiste tozudamente la vieja
potencia imperial, ni tampoco la cuestión de focalizarse exclusivamente en las
legítimas reivindicaciones de Argentina de parte de su patrimonio territorial
usurpado por la fuerza. Cobran especial y creciente relevancia los factores de
gran importancia geopolítica que están en juego, los que sin duda constituyen
la motivación principal por la cual Gran Bretaña persiste en pretender
desconocer las sólidas bases históricas, geográficas y políticas que sustentan
la postura argentina, con la solidaridad de Íbero América, El Caribe y diversas
naciones del antes llamado Tercer Mundo.
La
disputa por la soberanía de los tres archipiélagos involucra las enormes
riquezas pesqueras, petrolíferas y posiblemente mineralíferas del Atlántico
Sur; y sus proyecciones muestran su importancia en la disputa por la soberanía
de extensas porciones antárticas, reclamadas por Argentina y Chile, también
pretendidas por Gran Bretaña (pese a ser un país del Hemisferio Norte, sin
vinculación geográfica con La Antártida).
Además,
la presencia británica es una intromisión en el Mar Argentino, el cual se sitúa
en la Plataforma continental, dentro de la cual están Las Malvinas.
Desde
allí también se influye en el Estrecho de Magallanes, y el Pasaje de Drake, que
son las únicas vinculaciones naturales entre el Atlántico y el Pacífico.
Por
otra parte, desde Malvinas, la agresividad británica amenaza a La Patagonia,
extenso territorio en su mayoría argentino, sobre el cual las ONGs británicas
(principalmente) y norteamericanas realizan acciones de zapa para promover el
racismo ultra indigenista; y pautas de ecología cavernaria, cuyas verdaderas
finalidades son mantenernos anclados en el subdesarrollo crónico.
Puede
constatarse que hay mucho en juego, además de la dignidad nacional. Por ello,
solo puede ser fruto del desconocimiento, de la superficialidad, o de asumir
posturas encubiertas pro británicas, que algunos opinantes tilden de
“patriotera” la firme posición argentina al respecto.
Tan
desubicada esa calificación, como tratar de “patrioteras” la resistencia de
EEUU a la invasión británica de 1812, la defensa cubana en Bahía de Cochinos,
la rebelión de España contra la invasión napoleónica, o la combatividad rusa
ante la Operación Barbarroja.
C.P.N.
CARLOS ANDRÉS ORTIZ
ANALISTA DE
TEMAS ECONÓMICOS Y GEOPOLITICOS
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