sábado, 22 de febrero de 2014

ATAQUES DEL ECOTERRORISMO MEDIÁTICO A YACYRETÁ.
Primera Parte - Algunos viejos antecedentes.
Después de casi 70 años de dilaciones, desde que un visionario expuso la idea de obtener enorme cantidad de energía hidroeléctrica de los Saltos de Apipé, en 1974 siendo aún Presidente Perón, Argentina y Paraguay rubricaron los acuerdos reversales para iniciar la gigantesca obra.
Sin duda, los poderosos intereses vinculados con la generación termoeléctrica (basada en petróleo y gas), presionaron constantemente para impedir o demorar tanto las hidroeléctricas como las nucleares, tanto más si algún proyecto era de notable importancia, como Yacyretá. Desde siempre hubo notable afinidad y connivencias groseras entre los gobiernos de orientación económica liberal, con los sectores petrolíferos extranjeros y los de la termogeneración.
A partir de marzo de 1976, el neoliberalismo se adueñó del poder, en el cual sus testaferros continuarían manejando los hilos económicos hasta la crisis terminal de 2001/2002. Es de recordar que en ese tristemente recordado cuarto de siglo neoliberal, las corruptelas y los negociados estuvieron a la orden del día, destrozándose la economía y el tejido social argentino. La obra de Yacyretá, lamentablemente no fue la excepción a la regla, en ese contexto, pero de ningún modo configuró el summum de la corruptela, pues la venta a precio vil de YPF fue un negociado diez veces más perjudicial para los Intereses Nacionales.
En ese contexto nada favorable, se comenzó y varias veces se suspendió la construcción, acumulando severos retrasos con los consecuentes problemas, además del abultado lucro cesante, a consecuencia de la enorme capacidad de generación eléctrica perdida por tantos años. Pero al establishment nunca le fue conveniente que se terminara Yacyretá, pues ahorra 5.000 millones de litros de gas oil o gas natural equivalente, por año, y evita la instalación de varias usinas termoeléctricas de gran porte, que además del combustible, necesitarían lubricantes,  repuestos, reparaciones y demás. ¡Sin duda obras como Yacyretá, una vez terminadas, evitan muchos potenciales negociados y una ristra interminable de costos muy elevados, que caracterizan a las usinas termoeléctricas, durante todas sus vidas útiles!
Como dato adicional, desde los años ’80 comenzaron a actuar las transnacionales de la ecología, con sus mensajes engañosos y disolventes, provenientes de los centros mundiales del poder, básicamente de Gran Bretaña y EEUU. En la década del ’90, en el tristemente célebre menemato, se transparentó la alianza estratégica entre los sectores políticos más retrógrados y antinacionales, con el ultra ecologismo, tal como demostraron palmariamente las acciones de la múltiple procesada “Marijú” Alsogaray y su entorno. Esa alianza sigue vigente, tal como lo prueba la inclusión en el equipo de gobierno de Macri (liberal en extremo) de un ex (¿¡!?) Greenpeace de alto perfil, como Juan Carlos Villalonga.
Desde los años ’90 fueron constantes los ataques del ecologismo fundamentalista, en contra de la generación hidroeléctrica y nuclear, evidenciándose los fuertes vínculos que los unen con los intereses de las petroleras transnacionales y la generación termoeléctrica (a la que nunca atacan).
Por otra parte, hoy pocos recuerdan que antes de comenzar el menemato, el después Canciller Argentino Guido Di Tella (de clara extracción neoliberal), presionó burdamente para que se paralice definitivamente la obra de Yacyretá, con los consabidos argumentos de “obra faranónica, reducción del gasto, etc.”
Y estando terminada la obra principal, el tristemente recordado multiministro Cavallo, a través de su “experto energético” Carlos Bastos, lanzó la antinacional idea de “privatizar” (léase extranjerizar) Yacyretá, y el Banco de la Nación Argentina. Eran épocas del delarruato, y los posibles intermediarios eran Bush padre para la central hidroeléctrica, y Ana Botín del Banco Santander para el BNA. Ante la sumatoria de oposiciones, las escandalosas operaciones no se concretaron, afortunadamente para los Intereses Nacionales. Otra alternativa a la “privatización” de Yacyretá, era exportar toda su energía a Brasil, bajo el pretexto que “teníamos mucha capacidad de generación ociosa”; lo cual era falso. Lo que en verdad querían esos intereses creados, era eliminar la competencia de Yacyretá, para dejar el mercado a merced de los operadores de usinas termoeléctricas.
Hoy los sectores del ecologismo cavernario, siguen operando claramente a favor de los intereses creados de la termoelectricidad (en base a petróleo y gas natural), al atacar con embustes de todo tipo, y sobre todo mediante el ecoterrorismo, a las centrales hidroeléctricas y nucleares! Y después algunos activistas ecoterroristas dicen estar en contra de los negociados…
La inauguración de las obras principales (la presa en sí misma) fue en 1998, pero debió seguir operando a potencia reducida, dado el estancamiento y lentos avances de las llamadas obras complementarias. Desde 2003 las obras tuvieron un nuevo impulso, transformando positivamente y en gran escala las ciudades de Posadas, Garupá y Candelaria (Argentina), más Encarnación y otras localidades (Paraguay). Con ello, la inauguración definitiva, funcionando ya a cota 83, a plena potencia, fue en 2011.

C.P.N. CARLOS ANDRÉS ORTIZ

ANALISTA DE TEMAS ECONÓMICOS Y GEOPOLÍTICOS

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