VENDER ENARSA ES REGALAR SOBERANÍA
El contexto.
Quieren privatizar de apuro a Energía Argentina SA (ENARSA), a todos sus
entes vinculados, así como las muy eficientes hidroeléctricas del Comahue, las
centrales nucleares (un orgullo nacional, ocultado por el establishment), e incluso
las hidroeléctricas binacionales de Yacyretá y Salto Grande (pisoteando
soberanía).
Si bien pocos tomaron conciencia de la extrema gravedad de los objetivos
de libertarios, asociados, reales mandantes y subordinados, es prioritario alertar
que, en los hechos, nos llevan a los empujones, rumbo a la disolución nacional, y
de mínima, a convertirnos en una dócil colonia manipulada por intereses
extranjeros, para disponer a su antojo de nuestras riquezas y de nuestro valor
estratégico.
El propio presidente, en uno de sus frecuentes actos de sincericidio, y
mostrando un muy dudoso equilibrio emocional, dijo, con voz impostada, -claramente- ser “el topo que busca destruir al Estado desde adentro”.
Muy pocos parecen razonar, pese a que es de lógica elemental, que SIN
ESTADO NO HAY NACIÓN, Y SIN NACIÓN NO HAY PATRIA.
Toda nación con vocación de grandeza y con total respeto a la propia
soberanía, cuida tener un Estado Nacional fuerte, con poderosa injerencia en los
múltiples aspectos que hacen al desarrollo socio económico, el cuidado y
defensa, prioritario, de la soberanía nacional, además de cuidar la propia
población.
Groseramente a contramano de esas elementalidades geopolíticas, e
irracionalmente aplicando medidas económicas autodestructivas de
neoliberalismo recargado, con ya probadas desastrosas consecuencias que
padecimos en sucesivos gobiernos que aplicaron similares “recetas” (el siniestro
“proceso”, el noventismo, el macrismo; con el precedente de los largos años de
tutelaje de “la fusiladora” desde 1955), siempre con el respaldo y presiones muy
claras del FMI, los libertarios y sus secuaces, practican un feroz industricidio, con
destrucción de entes tecnológicos, endeudamiento irracional y empobrecimiento
masivo, además de un vergonzoso accionar geopolítico de sumisión total a las
potencias anglosajonas y al Bloque Atlantista.
En el contexto de fuerte proteccionismo siempre vigente a nivel mundial,
acentuado desde la “guerra de aranceles” de Trump, que apenas esconde la
guerra económica de los dos gigantes mundiales, China y EEUU; la apertura total
de Argentina es un suicidio geopolítico y económico.
En ese marco, un Estado raquítico o incluso inexistente, nos está llevando a
previsibles catástrofes económicas, sociales y geopolíticas.
Son de recordar varios hechos amenazantes a nuestra integridad geográfica
nacional. Siendo ministro del macrismo, el rabino Bergman dijo “Argentina debe
ser partida y repartida” (¿¡!?), y nadie le exigió explicaciones, ni menos
retractarse; mientras que el exgobernador de Mendoza A. Cornejo propuso la
“independencia” de su provincia, insólita propuesta que recibió apoyos de varios
embajadores extranjeros (sin que la Cancillería proteste por esos actos de
intromisión, ni tampoco -aparentemente- nadie más); y el ultra indigenismo
fogonea la supuesta “nación mapuche” fomentando un nefasto “racismo
inverso” de odio a la población blanca, mayoritaria en Argentina. También cabe
traer a colación las expresiones lastimeras de dos blondas opinólogas de la TV,
que a fines de los años ’90 decían que “debemos resignarnos a permutar la deuda
externa con partes de nuestro territorio”.
El irracional e impagable nivel de deuda externa, contraída por los mismos
perpetradores, vuelve a ponernos en riesgo de ser presionados a esa “permuta”.
La muy delicada realidad geopolítica mundial, muy acentuada por el
intempestivo accionar de Trump; además de los fundados temores que
despiertan los varios enfrentamientos armados, agresiones alevosas, y
situaciones de muy peligrosas tensiones, en distintos países, todo esto
sintetizado y alertado por el Papa Francisco como “tercera guerra mundial en
cuotas”, agrava mucho la irracional y apátrida política económica ultra
aperturista, lo cual se acentúa mucho, con el accionar de la política exterior
perpetrada por libertarios y secuaces políticos, ubicándonos como dóciles
marionetas de las potencias neocolonialistas y del mega poder financiero
transnacional.
Es muy preocupante, pero no puede sorprender el culposamente irracional
repliegue del Estado en el estratégico Sector Energético, el cuál si se termina
perpetrando, posibilitará fáciles y enormes negocios para quienes desplacen al
Estado de sus estratégicas funciones, las que como tales deberían ser
indelegables.
De hacerse eso, nos empujará a padecer la doble pobreza
energética: la de precios impagables de los bienes y servicios energéticos; y la de
deficiencias crónicas de los servicios, por carencia de imprescindibles inversiones,
que solo el Estado practicó con visión geopolítica integradora y de desarrollo
socio económico. Nunca un “privado” tuvo como objetivo el desarrollo e
integración nacional.
Buscando alimentar el insaciable accionar financiero timbero y fugador.
Resulta muy claro y groseramente evidente, que la sumatoria de los
diversos miserables treinta denarios que los mercenarios al servicio de la
destrucción argentina, pretenden recaudar como consecuencia de la malventa de
todo el importante Sector Energético creado por y propiedad del Estado
Argentino, será mal usado vendiendo dólares para mantener artificialmente baja
su cotización, y con ello los muy dibujados índices de inflación.
Buscan ofrendarlos al voraz molino devorador de riquezas, que en breve
plazo alimentará una nueva brutal fuga de divisas, tal la artera y delincuencial
maniobra que la dupla Sturzenegger – Caputo, busca reeditar, con los mismos
previsibles desastrosos resultados para nuestra querida Argentina, tal como lo
perpetraron al final de los nefastos cuatro años de reedición de “recetas”
neoliberales del macrismo.
En un contexto lógico de elemental patriotismo, esas
acciones deberían ser punibles con penas de cárcel para sus perpetradores y
otros cómplices. Pero nada sucede, mientras que muchos comunicadores
sociales, “miran para otro lado”, y no pocos legisladores asumen posturas
contrarias al Interés Nacional, pareciendo en ambos casos adolecer de presiones
de “encarpetados y/o ensobrados”; además del lento accionar del Poder Judicial
en algunos casos que serían vinculados al tema.
Los que avalan las destrucciones.
Es sabido que el llamado “Círculo Rojo”, que nuclea a muy poderosos
empresarios, afines al neoliberalismo, avalan el accionar libertario, e incluso
aplauden al presidente en sus frecuentes exabruptos verbales, totalmente
impropios para la alta investidura que detenta.
Esos empresarios, o varios de ellos, son los que, en años de privatizaciones
a ultranza, y a valores estimados como muy inferiores a sus cotizaciones reales,
en los ’90, se quedaron con grandes empresas que fueron creadas y eran
operadas por el Estado Nacional. Y seguramente, son los mismos, cuyas abultadas
deudas externas en dólares, fueron estatizadas, durante el accionar del ministro
Cavallo…entre ellos las empresas del grupo Macri.
Debería dar vergüenza a la UIA, que bajo la presidencia de Funes de Rioja,
avaló el industricidio masivo en ejecución por el actual gobierno nacional;
resultando dudosamente comprensible que haya ocupado ese cargo, sin ser
industrial, pues es abogado laboralista.
Por supuesto, el brutal industricidio, en plena ejecución, tiene muchos
perpetradores, no pocos de ellos, de diversos sectores de actividades, medrando
desde cómplices silencios.
Falseando la Historia para perpetrar negociados fáciles.
El accionar del Estado fue esencial para desarrollar las distintas partes del
complejo Sector Energético, y cabe enfatizar que por lo general estuvo marcado
por la eficiencia, y en no pocos casos, por el patriotismo, como los casos de
Mosconi y Baldrich, y también otros impulsores que dejaron profundas huellas
positivas, como el caso de Balseiro en el estratégico Sector Nuclear.
Mientras los privados se mueven en función de ganancias inmediatas y
fáciles, el Estado en muchas inversiones del amplio espectro de la Energía, buscó
el desarrollo y la integración nacional. Pero los distorsionadores de datos y hechos concretos, omiten que la
supuesta “ineficiencia estatal” expresada por voceros del ultra privatismo, en el
siniestro “proceso”, obedeció a arteras maniobras perpetradas por Martínez De
Hoz y sus secuaces, que obligaban a las empresas estatales a asumir
abultadas deudas externas, cuyos montos eran transferidos al Tesoro Nacional
para enjugar los déficits del presupuesto nacional, los que eran consecuencia de
la desastrosa gestión del citado ministro. Las empresas estatales quedaban con
los pasivos y solo veían pasar las divisas de las deudas contraídas por “Joe” y sus
“Chicago’s Boys”. El tema no se agota.
Indelegable accionar del Estado, la Historia lo demuestra.
El Estado hace obras y presta servicios, donde los privados brillan por sus
ausencias. Y las inversiones del Estado en infraestructura, tienen fuertes efectos
multiplicadores de la economía nacional. Durante los largos -y en muchos casos oprobiosos- períodos en los que
fuimos gobernados por liberales, las pocas inversiones del Estado se focalizaron
en “el puerto” (Buenos Aires) y la rica Pampa Húmeda, manteniendo en la
marginación a todo el resto de nuestro vasto territorio nacional.
Y en el caso de los ferrocarriles, las inversiones privadas, básicamente
británicas, impusieron el trazado de embudo hacia el puerto, facilitando las
salidas de materias primas y la penetración de productos industriales británicos,
impidiendo y ahogando las pequeñas producciones de manufacturas nacionales.
Eso lo explicó muy bien y documentadamente, el gran patriota Raúl Scalabrini
Ortiz. Eran inversiones que no tenían como objetivo el desarrollo nacional.
Negociados fáciles para muy pocos, miseria estructural para muchos.
Las apuradas privatizaciones del estratégico Sector Energético, de
perpetrarse, serán pingües negociados, con grandes márgenes de utilidades para
los que se apropien de nuestras Empresas y Entes Estatales, pues con el Estado
ausente y anómico, se estará en el oprobioso contexto de una desenfrenada ley
de la selva.
En ese terrible contexto, los desvalidos consumidores de bienes y servicios
energéticos, estaremos a merced de la voluntad de los poderosos, a los que poco
o nada les importarán las privaciones a las que nos someterán, para maximizar
sus previsibles enormes ganancias, sin límites éticos ni fácticos, siendo además
previsible que los energéticos exportables se volcarán al exterior, quedando
nuestro país sin esos bienes y sin las divisas de esas operaciones, tal como se
perpetró con alevosía en los años ’90, cuando Repsol se dedicó a “ordeñar” el
mega yacimiento gasífero de Loma De La Lata, exportando a Chile sin que
ingresen a nuestro país las divisas correspondientes.
El subdesarrollo crónico como destructivo objetivo geopolítico.
Es muy evidente que con el cúmulo de acciones claramente destructivas que
se están implementando desde el primer día del gobierno libertario, el objetivo
de mínima es llevarnos al subdesarrollo crónico, con el perverso modelo de la
pseudo nación “independiente” (solo en lo formal), que éramos cuando a fines
del siglo XIX y comienzos del XX, nos gobernaba la oligarquía vacuna, con poderes
de tipo feudal, totalmente subordinados a la mega potencia mundial de esos
años.
Y como ya fundamenté repetidamente, en precedentes artículos, y
brevemente en este, el objetivo de máxima de los apátridas neoliberales y
libertarios, es desguazar y hacer desaparecer a la República Argentina.
Parecería que la mayoría de los políticos (muchos de ellos de muy escasas
formaciones intelectuales); muchos uniformados (anclados en prejuicios de
medio siglo atrás y faltos por completo de Doctrina Nacional); progresías muy
confusas llenas de pautas dictadas desde el Bloque Atlantista, y contrarias al
Interés Nacional; entes empresarios que apoyan las medidas económicas
destructivas que también los perjudican; y otros sectores muy confusos de
nuestra población, no toman conciencia de la extrema gravedad de esta muy
preocupante y peligrosa realidad.
Todo parece evidenciar que, en el aquelarre del todo vale, muchos adolecen
de carencias muy profundas de auténtico patriotismo.
MGTR. CARLOS ANDRÉS ORTIZ
MGTR. CARLOS ANDRÉS ORTIZ
Analista de Temas Económicos y Geopolíticos
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