BREVE RESUMEN DE LAS CARENCIAS DE INFRAESTRUCTURA Y OTROS HECHOS
QUE CONDICIONARON EL DESARROLLO DE MISIONES
Sin duda mucho se avanzó si se analiza la realidad actual de esta pequeña y
muy pujante provincia, con el cuadro de múltiples y acuciantes necesidades que
eran el marco crónico del marginado Territorio Nacional en el cual un destacado
grupo de bien intencionados y destacados ciudadanos bregó por la
provincialización, teniendo además el gran objetivo de lograr el desarrollo socio
económico y la integración efectiva de Misiones con el territorio nacional.
El centralismo portuario, de mentalidad unitaria con leve barniz federal y
mediocres concepciones de la Defensa Nacional, nos había condenado a la
marginación total, sobre todo en épocas de gobiernos liberales / oligárquicos, a
los que solo les importó excluyentemente la Pampa Húmeda.
Eso era muy
acentuado, sobre todo mientras fuimos solo un Territorio Nacional, con el
gobernador de turno designado por el Poder Ejecutivo Nacional.
Las carencias de infraestructura eran muy acentuadas, en todos los órdenes.
El Sector Eléctrico no era una excepción, siendo muy limitado y de muy baja
calidad en toda la provincia, e incluso hasta avanzados los años ’60, el servicio se
prestaba pocas horas al día en casi todas las localidades, y en la capital provincial,
los cortes del servicio eran cosa diaria, por las limitaciones de Potencia Instalada
de la pequeña usina, que funcionaba en un galpón cerca del puerto,
aproximadamente donde hoy se levanta el monumento al Papa Juan Pablo II.
Había otras serias carencias en Misiones: faltaban caminos pavimentados
en el propio territorio como tampoco teníamos conexiones asfaltadas que nos
conectaran con las otras provincias, y en las prolongaciones del Estero Del Iberá,
las Rutas Nacionales 12 y 14 se volvían casi intransitables, con muchos camiones
con y sin acoplados enterrados hasta los ejes y bloqueando el camino cuando
llovía; el viaje a Capital Federal en ómnibus, como “un gran logro” tardaba 24
horas (antes incluso tardaba bastante más, e incluso más atrás en el tiempo no
había servicio directo de Misiones a Buenos Aires), disponiendo la empresa del
auxilio de grandes tractores que remolcaban los ómnibus en los tramos de
barriales bravos; la Mesopotamia carecía de puentes y túneles que la conectaran
con el resto de nuestro amplio territorio, y cruzar el Paraná en balsas era una
odisea que demandaba horas e infinita paciencia; carecíamos de Universidades y
de institutos de ese nivel educativo; antes de los años ’60, la importancia relativa
de las poblaciones de Misiones se evaluaba si tenían o carecían de escuelas
secundarias, que eran muy pocas; según referencias verbales, el sistema sanitario
de complejidad se centraba en la capital provincial y poco más, con escasas
ambulancias para cubrir toda la provincia y poco o inexistente equipamiento de
alta complejidad; la única red de agua potable solo abarcaba el centro (las “cuatro
avenidas”) de la capital provincial, brillando por su ausencia en todas las otras
localidades; los aeropuertos de Posadas e Iguazú eran de pistas terradas, lo que
limitaba los aviones que pudieran operar, a los robustos DC3 de la Segunda
Guerra y luego a turbohélices relativamente pequeños, e incluso en los años ’50,
la única conexión aérea con Buenos Aires se hacía utilizando uno o dos
hidroaviones cuatrimotores comprados por Argentina como rezagos de la
Segunda Guerra, los que debían acuatizar enfrente del pequeño puerto, con
riesgos evidentes para abordar y bajar a tierra, lo que incluso costó la vida de un
operario de mantenimiento, al que no se pudo auxiliar pues Prefectura solo
operaba desde la costa, seguramente por carencia de elementos; y el listado de
las limitaciones en aquellos años de más de medio siglo atrás no se agota.
Por largo tiempo, las serias carencias energéticas fueron el más negativo
factor retardatario del desarrollo socio económico de Misiones. Era conocido que
no se podían radicar industrias si no invertían en su propio grupo electrógeno, e
incluso los supermercados debían disponer de autogeneración.
El Sistema Interconectado Nacional era de muy reducidas trazas, y estaba
muy lejos de Misiones, por lo que hasta que estuvo operativa la Hidroeléctrica
Yacyretá, era casi utópico pensar integrarnos a ese sistema. Incluso esa gran
central, inicialmente no estaba conectada a Misiones, y costó muchas
negociaciones que “nos tiraran un cable” con un trafo, en los escasos 60
kilómetros que separan a esa central con Misiones.
Con el mismo perfil de unitarismo soberbio y descarnado, el proyecto inicial
de la Hidroeléctrica Corpus, no preveía ningún trafo ni interconexión alguna en
Misiones, lo cual es aberrante.
Cabe señalar cuatro medidas de neto perfil apátrida liberal, que
perjudicaron mucho a las provincias alejadas del núcleo geográfico del poder, y
en particular a Misiones.
A – La desarticulación de la Flota Fluvial del Estado y la desaparición intencional
del flete fluvial, este último casi seguro como imposición del Plan Larkin, para
incentivar el flete carretero, que se afirmó era una de las condiciones para las
instalaciones de fábricas de camiones livianos y medianos en Argentina.
B – Los brutales cierres de ramales ferroviarios, esto en dos etapas: la del citado
Plan Larkin a fines de los años ’50 y comienzos de los ‘70; y luego el desenfreno
neoliberal con cierres masivos de ramales ferroviarios. Con esto Misiones pasó a
depender exclusivamente del costoso flete carretero, anulándose también las
económicas conexiones ferroviarias para el transporte de pasajeros.
C – La eliminación del precio uniforme de los combustibles en todo el territorio
nacional, con lo cual las provincias alejadas, como Misiones pasaron a tributar
una suerte de “impuesto encubierto a la distancia”.
D – La extranjerización de Aerolíneas Argentinas, a cuya consecuencia, de 23
frecuencias semanales, Posadas llegó a tener menos de un vuelo diario; y de
aviones en buen estado, se pasó a aviones arrendados en regular estado de
conservación y peor mantenimiento, lo cual ocasionó la caída de uno de ellos,
con lamentable pérdida de vidas humanas.
Volviendo al tema energético, lejos en el tiempo, algunos colonos con
mucha iniciativa y conocimientos técnicos, implementaron pequeñas usinas
hidroeléctricas para abastecer sus actividades industriales, como los
establecimientos procesadores de yerba mate.
Pensando en hidroeléctricas mayores para el abastecimiento provincial,
posiblemente las primeras y embrionarias acciones fueron intentadas por el muy
activo y prolífico gobierno provincial de César Napoleón Ayrault, en años del
desarrollismo. A nivel de idea, sin poder avanzar por la falta de líneas de
Transmisión, se pensó en una hidroeléctrica lo más cercana posible a Posadas,
pero el sur provincial es el menos apto para ese tipo de obras, por ser zona de
transición entre las serranías al norte y las planicies al sur.
En el contexto de extrema pobreza energética, como una inversión de
transición, se compraron cuatro grupos electrógenos Sulzer, de tipo Diesel,
montándose una pequeña usina de poco más de 10 MW en Posadas, la que, en
comparación con la preexistente, parecía enorme, por lo que en forma
grandilocuente fue llamada “super usina”.
Ya en la segunda mitad de los años ’60, Paraguay consiguió financiación para
la Hidroeléctrica Acaray, pero para viabilizarla debía contar con el mercado
consumidor, que el por entonces bajo consumo interno de la hermana república,
no aseguraba. Fue entonces que -casi providencialmente- Misiones obtuvo
financiación blanda para construir el Sistema Interconectado Provincial, que se
abasteció con energía hidroeléctrica de ANDE (Paraguay), provista por Acaray.
El convenio original aseguraba la provisión de energía eléctrica por 10 años,
los cinco primeros en volúmenes crecientes, y los últimos decrecientes hasta
cesar por completo.
En los cinco primeros años, Misiones debía construir su propia central
hidroeléctrica, con cuya energía reemplazaría la provista por Acaray, y a tal efecto
en tiempo breve estuvo listo el Proyecto Hidroeléctrico Piray Guazú, que luego
sería redenominado Piray Guazú 3.
Había plena coincidencia en Misiones, por esos años, en la necesidad y
conveniencia de concretar esa obra hidroeléctrica u otra, que abastecería las
necesidades eléctricas provinciales de ese momento y del previsible incremento
de la demanda de algunos años. Pero la por entonces pequeña economía
provincial con su reducido presupuesto de limitados ingresos, resultaba
insuficiente para avalar el necesario crédito blando externo que se intentó
conseguir. Consecuentemente, se solicitaron los avales del Gobierno Nacional, el
cual derivó el tema a la Secretaría de Energía de La Nación. ¡Y entonces
aparecieron, solapados pero visibles, los múltiples tentáculos al servicio de los
poderosos intereses vinculados con la termogeneración, los cuales involucran no
solo los lobbies de sector petrolero (por entonces vinculado a las importaciones
de crudo, ante la insuficiencia de la producción nacional para abastecer todo el
mercado interno)! También de algún modo, fueron y son omnipresentes, los
intereses vinculados a las cuantiosas operaciones de importaciones de equipos
termoeléctricos y sus repuestos, a los costosos fletes de los combustibles, así
como los servicios de especialistas energéticos, importadores y otros, vinculados
o dependientes del mantenimiento de la preeminencia de la generación
termoeléctrica (la que quema petróleo, gas o carbón).
Bajo el argumento de buscar mayor eficiencia al invertir en una
hidroeléctrica, la Secretaría de Energía de la Nación, exigió sucesivamente nuevos
estudios, lo cual insumió valioso tiempo, en el cual bien pudo estar construida el
Proyecto Piray Guazú original, el cual se habría pagado solo con su generación.
De esa forma se completaron sucesivamente siete proyectos
hidroeléctricos, en un proceso de esfuerzos que pude conocer directamente,
trabajando en la Gerencia Técnica de la Dirección General de Electricidad, en la
cual, con esfuerzos y capacidades técnicas, se suplía la escasez de recursos y de
tecnología. Por ejemplo, los planos que hoy se hacen computarizados, eran
dibujados a mano.
El séptimo proyecto, el de Urugua-Í resultó ser el de mayor potencia factible
de construirse en los muchos cursos de agua interiores de esta provincia,
bendecida por la naturaleza con ese abundante recurso.
Se formó una comisión tripartita, con representantes de la Secretaría de
Energía de la Nación (SEN), EMSA (la empresa eléctrica provincial) y la Dirección
General de Construcciones Eléctricas (DGCE, esta última con tres componentes,
los experimentados ingenieros Robin y Lombardini, y quien suscribe). El objetivo
de máxima que teníamos era aprobar las construcciones de dos hidroeléctricas,
Urugua-Í y Piray Miní 2 – llamado cruce Ruta 20.
EMSA tenía mentalidad pro termoeléctrica, al igual que los altos niveles de
la Secretaría de Energía, buscando la aprobación de instalar un ciclo combinado
de 60 MW (el primero en Argentina de esa tecnología), y otro térmico de mayor
potencia.
Después de largas y ríspidas jornadas, se logró imponer el proyecto UruguaÍ, pero no el Piray Miní 2, el cual se reemplazó por el ciclo combinado, del cual
jugó a su favor que podría instalarse en el corto plazo.
Ya antes, se habían instalado en Posadas dos turbinas de gas (de muy altos
consumos), una Brown Boveri usada, de poco más de 10 MW teóricos, y después
una nueva, Hitachi, de 20 MW, que pronto resultarían insuficientes ante el
crecimiento de la demanda eléctrica provincial.
Luego de esas arduas negociaciones, pese a aprobarse Urugua-Í, en un
informe posterior de la SEN, por un supuesto “error”, se omitió incluir a UruguaÍ, lo cual fue reclamado formalmente por la provincia.
El Plan Energético Provincial fue aprobado en 1980, pero el tiempo seguía
pasando, jugando con ello a favor de los equipos térmicos, de más rápida
instalación, pero costos operativos mucho mayores.
Con la vuelta de la democracia, el gobernador Barrios Arrechea logró
comenzar Urugua-Í, en 1985. Esta hidroeléctrica, de 116 MW de potencia, tenía
una capacidad equivalente al 120 % de la demanda provincial al momento de su
aprobación, y con su puesta en funcionamiento, logró terminar con el monopolio
termoeléctrico, de costosa generación, que incluía altos costos paralelos, como
los del transporte de combustible, de 1.000 Km en camiones.
Alrededor del año 2000 se estudió el 8º proyecto hidroeléctrico en cursos
de agua interiores, en este caso el Túnel del Urugua-Í, que aportando caudal
permitirá triplicar la Generación Media Anual de esa hidroeléctrica, proyecto que
el gran experto mundial de generación hidroeléctrica, el Dr. Ing. Giovanni
Lombardi, consideró totalmente factible.
Antes, se había comenzado a construir la mega hidroeléctrica binacional
Yacyretá, proceso que tuvo muchos avatares y demoras, siendo evidente que
hubo intereses creados que pretendían dejar la obra sin terminar, sin las obras
necesarias en ambas márgenes como las defensas costeras y otras de tipo
urbanístico, por lo cual funcionaba a una cota 5 o 6 metros menor, lo que produjo
desgaste acelerado de las turbinas por el fenómeno de cavitación.
Con la derrota electoral del neoliberalismo en 2003, el nuevo gobierno tomó
la decisión de terminar Yacyretá incluyendo un amplio plan de mejoras
urbanísticas muy acentuadas en las localidades vinculadas a la nueva cota del río,
en ambas márgenes, lo cual se hizo exitosamente, pasando la central a generar a
la cota de diseño, y las transformaciones de Posadas, Encarnación y otras
localidades en ambas márgenes, fueron muy positivas, concretándose obras que
de otra forma tal vez nunca se habrían concretado…ni soñado.
El mérito principal de esa exitosa terminación, correspondió al entonces
Ministro de Planificación, Arq. Julio De Vido, y al Director Ejecutivo de Yacyretá,
Arq. Oscar Thomas, quienes claramente se sobrepusieron a las presiones del
establishment termoeléctrico, que sutilmente pretendía dejar inconclusa la
monumental obra, y a las localidades vinculadas sin las necesarias
compensaciones en infraestructura.
Pero el establishment ultra conservador que tras bambalinas busca impedir
el desarrollo, castiga con persecuciones a quienes no se allanan a sus presiones,
costándole encarcelamientos claramente vengativos, a los dos responsables de
la exitosa terminación de Yacyretá.
Entre muchas iniciativas positivas concretadas recientemente, cabe
destacar la inversión en la pista de aterrizaje del aeropuerto de Posadas, restando
instalar la manga de acceso y otras mejoras menores; siendo además muy
importante que hayamos vuelto a tener un puerto operativo en esta capital y el
renacimiento de los fletes fluviales, lo que tiene enorme importancia estratégica
y gran potencial multiplicador.
Faltan completar las autovías, en los tramos Paso De Los Libres – San José,
terminar el tramo parcialmente hecho de San José – Posadas, y completar lo
restante del largo tramo Posadas – Iguazú.
Pero la gran obra a concretar, es la Hidroeléctrica Corpus, que asegurará la
provisión por largo tiempo, de Energía de Base, económica, limpia, y con gran
efecto multiplicador, incluyendo en ello las importantes regalías que debe
percibir esta provincia.
Claro que habrá que enfrentar al poderoso lobby pro
termoeléctrico, el cual tiene como funcionales fuerzas de choque, a entusiastas y
desinformados ecologistas, además de militantes difusores del ecoterrorismo,
como son los ecólatras y puntuales ecópatas proclives a acciones de fuertes
impactos mediáticos, en las que la verdad y las fundamentaciones sólidas brillan
por sus ausencias.
¡Pero el desarrollo socio económico bien vale el esfuerzo para concretar
esta muy importante obra, de gran significación geopolítica, social y económica!
MGTR. CARLOS ANDRÉS ORTIZ
Analista de Temas Económicos y Geopolíticos
Hola: en los '80 el Ingeniero Barney de la UNSAM construyo turbinas Banki para aplicarlas a los muchos saltos disponibles en las sierras. Pero todavia no estaban difundidos los inverters para proveer corriente alterna desde generadores y baterias en continua. Actualmente hay una gran variedad de miniturbinas de sencilla instalacion, aun en rios/canales SIN salto. Pueden verse aca>www.savoiapower.com/hidroelectricas.html -- saludos
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