GUERRA NO DECLARADA OTAN RUSIA – LA POLÍTICA EXTERIOR REQUIERE
FIRMEZA Y COHERENCIA
Este escrito parte del total respeto, a los muchos argentinos de origen
ucraniano, muy numerosos en particular en mi provincia, así como a los menos
numerosos hijos de inmigrantes rusos, que también los hay.
Por supuesto que causa profunda pena tanta muerte y destrucción, así
como los inmensos “efectos colaterales” con fuerte impacto en la economía
mundial.
Pero se debe analizar con mayor profundidad el conflicto y su contexto.
Claramente, la guerra que se está librando básicamente en territorio de
Ucrania, es un enfrentamiento no declarado pero muy explícito, entre la OTAN y
Rusia. Decir OTAN es sinónimo de manejo casi discrecional de EEUU y Gran
Bretaña (a veces cuesta dilucidar cual de ambos anglosajones tiene la última
palabra, si la Banca de Nueva York o la de Londres), en cuyo contexto la vieja
Europa se muestra como subordinada o aliada menor de los anglos.
Todo parece indicar que la OTAN (Organización del Tratado del Atlántico
Norte), está usando de carne de cañón, al abnegado pueblo ucraniano, en una
pretendida guerra de desgaste y empantanamiento en la cual pretenden sumir a
Rusia, nación que es un gran escollo de los que pretenden imponer al como sea
la globalización a ultranza, con todo su materialismo y exclusión social.
Así lo indican los inexistentes esfuerzos del Bloque Atlantista (mandante de
la OTAN) para encontrar vías de entendimiento y cese del fuego; por el contrario,
evidencian estar echando leña al fuego…
En mérito a la brevedad, el análisis geopolítico y por lo tanto histórico de los
cambios en el tablero del Poder Mundial, se analizará -Dios mediante- en artículo
separado.
Coherente y notablemente, Argentina se mantuvo neutral en las dos
guerras mundiales, las cuales no eran nuestras, sin duda, no cediendo a las
presiones que exigían nuestra cuota de carne de cañón al servicio de intereses
foráneos.
Esa neutralidad bien fundamentada y ejercida, además del rol en defensa
de Venezuela en 1903, ante la seria amenaza de agresiones militares punitivas,
por cuestiones financieras; y el accionar crucial para poner fin a la fratricida y
absurda Guerra Del Chaco entre Bolivia y Paraguay, cimentaron un sólido
prestigio diplomático argentino.
A eso se le agregaría la Doctrina de la Tercera Posición, eje de la política
exterior del peronismo; la cual fue uno de los basamentos doctrinarios, tal vez el
central, en la conformación del Movimiento de Países no Alineados, constituido
en la segunda mitad de los años ’50.
Previo a eso, en 1946, Argentina estableció relaciones diplomáticas con la
Unión Soviética, haciendo caso omiso a las presiones en contrario desplegadas
por EEUU y GB, así como los cipayos locales al servicio de esas potencias.
No es tampoco un tema menor, que el analista geopolítico y filósofo ruso
Aleksandr Dugin, para la elaboración de su Cuarta Teoría Política, se basó en
buena medida en la Doctrina Política del Peronismo, tal como incluso lo expresó
con fina sutiliza en una disertación en Buenos Aires.
Para algunos analistas geopolíticos, estamos ya inmersos en la “Tercera
Guerra Mundial en Cuotas”, con serio riesgo del desenfreno del cataclismo
nuclear, preocupación también expresada por el Papa.
Si Ucrania se incorporara a la OTAN, con previsibles instalaciones
misilísticas,
Moscú y otros centros neurálgicos podrían tener amenazas concretas
pendientes a solo cinco minutos de trayectoria hipersónica. Añadiendo conflictos,
los bombardeos de las fuerzas ucranianas a la zona del Donbas (con población
ruso parlante y culturalmente afín a Rusia), fueron denunciados como un
genocidio con más de 14.000 muertes.
Como alguien graficó, Ucrania fue instigada por los anglosajones y sus
aliados menores, a provocar al Oso Ruso…y el oso reaccionó; justificadamente o
no, según desde donde se mire.
La OTAN parecería dispuesta a seguir la guerra, hasta el último soldado…de
Ucrania, suministrando ingentes partidas de armamentos, además de asesores y
-supuesta o creíblemente- mercenarios.
Los objetivos se evidencian múltiples, con EEUU y seguramente GB
fijándolos, a saber:
a) empantanar y desgastar a Rusia en un conflicto costoso de larga duración.
b) reemplazar el gas y el petróleo rusos, vitales para la Unión Europea (y en
particular, su “locomotora económica” Alemania), reemplazándolos por el
mucho más costoso GNL de EEUU y otros proveedores de hidrocarburos, todos
más caros que los combustibles rusos (por logística, menores costos operativos y
cercanía).
c) Destruir o al menos frenar los crecientes lazos comerciales que vinculan
a la Unión Europea con Rusia, para reemplazarlo por acuerdos con EEUU y GB.
d) entorpecer o impedir las alternativas de Ruta de la Seda, que desde China
están previstas a toda Europa Continental.
e) obligar a los miembros europeos de la OTAN a invertir más en
armamentos, muchos de los cuales podrían ser de manufactura yanqui o
británica.
f) descolocar a la industria europea, por mayores costos, abriendo una
ventana a las exportaciones y empresas de EEUU.
g) Hacer vulnerable a China, debilitando a su principal aliada, buscando
presionarla desde el oeste – noroeste (si sumieran a Rusia en el caos o la inercia
total), y el sur – sureste, al reavivar el conflicto por Taiwán y el Mar de la China.
En todo ese muy preocupante y potencialmente dantesco panorama
destructivo, las presiones a terceros países para definirse en los foros
diplomáticos, son claramente muy fuertes. Y eso ocurre contra Argentina, como
toda Íbero América y El Caribe.
Cabe analizar cual es el contexto general, que no debería omitirse en
ninguna evaluación nacional con sentido patriótico, para el accionar diplomático
argentino.
1) Gran Bretaña es potencia usurpadora de territorios y amenaza nuestras
fundadas pretensiones en la Antártida Argentina, además de poner en riesgo
nuestra soberanía en La Patagonia, tanto por el poder militar concentrado en
Malvinas, como por el accionar de operadores enquistados acá, como ciertos
terratenientes británicos y los secesionistas mapuches, operando con libreto
dictado desde Mapuche Nation, ONG sita en Bristol. GB cuenta con el pleno
respaldo de la OTAN.
2) Hace cuatro décadas que no podemos reequipar a nuestras Fuerzas
Armadas, por el embargo británico, con el pleno respaldo de la OTAN. Solo Rusia
y China se mostraron dispuestas a suministrarnos equipamiento en calidad y
cantidad acordes a nuestros requerimientos, de lo cual faltan decisiones por
parte de Argentina.
3) Tenemos valiosos Acuerdos Estratégicos con Rusia y China, que
permitirán financiar obras estratégicas para nuestro desarrollo, en condiciones
muy favorables para Argentina, que las Potencias Atlantistas no evidencian estar
dispuestas a dar.
4) Rusia y China apoyan nuestros fundados reclamos en el tema Malvinas,
en el cual la oposición total es de GB, EEUU e Israel (aliado directo de ambas
potencias).
5) Como notable gesto amistoso, Rusia envió -entiendo que sin que medie
pedido argentino-, un buque para ayudar a localizar al ARA San Juan. Como no
trascendió, es de suponer que no nos pasó factura por ese valioso servicio.
6) En plena pandemia de COVID, cuando las Potencias Atlantistas
acaparaban vacunas, más allá de sus necesidades, Rusia nos suministró
importantes lotes, en sucesivos embarques trasladados por Aerolíneas
Argentinas. Ese gesto fue muy valioso, e incluso se acordó producir acá la vacuna
Sputnik V.
7) En la reciente visita de nuestro presidente a Rusia, en medio de cordiales
diálogos, A. Fernández ofreció que “Argentina sea la puerta de entrada de Rusia
en América Latina”. Incompatible eso con la “condena” a Rusia expresada solo
semanas después, por nuestro presidente.
En todo ese contexto geopolítico, ineludible en todo análisis y acciones
coherentes, además acordes a las posturas diplomáticas históricas de Argentina,
de no intervención en conflictos de otras potencias; lo lógico y correcto hubiese
sido la abstención en el voto emitido en el Consejo de Derechos Humanos de la
ONU; y opiniones medidas en pro de la paz y nunca acusatorias, por parte del
presidente y/o el canciller de Argentina, en el delicado tema de la guerra en
Ucrania.
Pero en las visitas presidenciales a tres países de Europa Occidental,
nuestro presidente avaló la postura anti rusa de la UE y la OTAN, sin la
ecuanimidad de considerar todo el contexto, incluyendo la extrema agresividad
de la OTAN.
Injustificable desde todo punto de vista, más aun en un gobierno que se dice
peronista, en posturas diplomáticas esenciales, dejando de lado nuestra
tradicional neutralidad, además de alinearse con los agresores de nuestra
soberanía.
Solo un alineado total a los designios imperiales anglosajones, un neoliberal
enquistado en el peronismo, como lo fue Menem, pudo involucrarse en la
agresión a Iraq, trasgrediendo la tradicional postura no intervencionista y neutral,
de la cual pudimos enorgullecernos antes.
¿Cómo compatibilizar el “alineamiento pro OTAN”, con las intenciones de
incorporarnos al BRICS?
No se ve coherencia alguna, y seguramente serán necesarios ingentes
esfuerzos diplomáticos para corregir todo eso.
Posiblemente, las presiones del FMI pudieron tener mucho que ver con esos
gruesos furcios diplomáticos argentinos.
MGTR. CARLOS ANDRÉS ORTIZ
Analista de Temas Económicos y Geopolíticos
No hay comentarios:
Publicar un comentario