PATRIOTISMO Y SOBERANIA NO ES SOLO DECLAMAR MALVINAS
En fechas como las que transitamos, ni los cipayos asumidos (como ciertos
pseudo intelectuales macristas y otros similares, como los libertarios), se animan
a opinar en contra del sano patriotismo, que aflora con fuerza y convicción.
Pero es de importancia crucial, teniendo en cuenta los muchos peligros
concretos que amenazan nuestra soberanía, nuestra integridad territorial, y
nuestra propia existencia como Unidad Nacional, considerar que el sensible y
muy delicado tema de la soberanía, no comienza ni se agota en Malvinas, y que
para consolidarlo es imprescindible pasar de lo meramente declamativo, a las
acciones concretas para construir y consolidar la efectiva Soberanía Nacional.
Analizado desde el rigor de la Geopolítica, China nunca hubiera recuperado
Hong Kong y Macao, si previamente no se hubiera consolidado como una de las
potencias regionales (y hoy incluso uno de los referentes mundiales).
Con la sola presión, en su rol de Potencia Soberana, logró recuperar esos
territorios, usurpados desde mediados del siglo XIX, y lo hizo sin necesidad de
tirar un solo tiro ni efectuar movimientos de tropas u otro tipo de presiones de
ese tipo.
En Argentina, para ser creíble, e incluso para alejar los muy concretos
riesgos de disolución nacional, que con sutileza las potencias neocolonialistas
instalan y fogonean, es totalmente necesario poner el rumbo decididamente
hacia el desarrollo socio económico en un marco de respeto total hacia nuestra
soberanía e integridad territorial.
Y para eso, el desarrollo tecnológico autónomo, unido al industrial, y al
desarrollo social, con la total integración territorial, son imprescindibles, pues con
la economía primaria y la concentración económica en la Pampa Húmeda,
simplemente no alcanza; y en ese contexto, se es dependiente crónico, con un
modelo primario de simple exportador de materias primas.
Para advertir a los incautos, desinformados crónicos y confusos varios, debe
tenerse muy en cuenta que determinados Grandes Poderes que operan a escala
planetaria, tienen en sus agendas más activas las perpetraciones de desguaces de
los Estados en situación de debilidad, e incluso la desaparición fáctica de los
mismos, bajo la infame figura de Estados fallidos.
Todo eso enmarcado en la globalización salvaje, materialista objetivo de
neoesclavitud a escala planetaria.
Se pueden citar muchos casos de Estados fragmentados o incluso
desguazados: Checoslovaquia (dividido en dos); Yugoeslavia (separado a los
bombazos previa instigación de odios profundos, en siete naciones); los
separatismos y agresiones de los “democráticos”, en el estratégico Cuerno de
África; Iraq; Libia; Siria (que no se desguazó pero sigue siendo agredida por “los
democráticos”, frenados por la intervención de Rusia); varios empobrecidos
países excolonias de Francia y de Gran Bretaña, amenazados por fuertes odios
internos, que pudieron ser exacerbados por los europeos colonialistas;
Guatemala, con Belice usurpada y separada por la nociva acción de Gran Bretaña;
debiendo agregarse las acciones separatistas fogoneadas en Bolivia, Brasil, y en
forma semi encubierta y larvada, en Argentina y Chile.
Más atrás en el tiempo, caben recordar las usurpaciones territoriales de
EEUU en perjuicio de México, el desguace de La Gran Colombia en cuatro
naciones; la fragmentación de la América Central; y las acciones de achicamiento
territorial de los unitarios rivadavianos pro británicos en los primeros años de
Argentina.
Para lograr esos deleznables fines, en particular las Potencias Atlantistas,
con las dos anglosajonas a la cabeza, utilizan diversas herramientas para instalar,
inducir, fogonear y finalmente perpetrar alguno de los diversos formatos de
agresiones, conducentes a la desintegración de los Estados naciones atacados, o
al menos para mantenerlos sumidos en el subdesarrollo crónico, con lo cual
quedan en estado latente muy proclive a su disolución.
Entre otras muchas herramientas de presiones, utilizan diversos tipos de
ONGs, Fundaciones y otros medios, pudiendo señalarse las siguientes, sin excluir
a muchas otras;
* Las ecologistas de tipo cavernario, o algunas descaradamente operando
para los “servicios” de esas potencias, como Greenpeace y WWF, con sus
diversas ramificaciones o derivaciones en otras ONGs menores creadas en
los países agredidos;
* otros tipos de ONGs, como las “indigenistas” que
promueven el “racismo inverso” de odio al blanco y pretenden crear
“Estados” autónomos como pasos previos a la escisión territorial (sobresale
en ese perverso accionar la ONG Mapuche Nation, con sede en Bristol e
integrantes británicos, excepto el supuesto presidente de la misma);
* ONGs derecho humanistas siempre sesgadas hacia el discurso pseudo
democrático de las potencias instigadoras (que pretenden instalar
“democracias” al estilo anglosajón europeísta subordinadas a los dictados
de ese centro de poder, pasando por sobre las idiosincrasias locales);
* Otros tipos diversos de ONGs; con letras dictadas desde las Potencias
Atlantistas, como los que promueven la disolución de valores esenciales del
ser humano o buscan promover confrontaciones internas, dejando de lado
la prioridad del desarrollo y la soberanía;
* Fundaciones diversas, en muchos casos promotoras a ultranza de la
“libertad” política y económica en el formato del nada inocente liberalismo,
de su exacerbación el neoliberalismo, y su paroxismo el “libertarismo”;
* Distintos formatos de entes supranacionales, siempre sesgados hacia esos
mismos centros de poder, como la Sociedad Interamericana de Prensa, que
nunca protesta por la elevadísima concentración del poder, de empresas
oligopólicas del sector, como ocurre en Argentina, Brasil y muchos otros.
* Las agencias de noticias, que sin rubor alguno distorsionan y presionan a
favor del “pensamiento políticamente correcto” del Atlantismo, por caso
tildando de “regímenes” a gobiernos que no les son dóciles, y exaltando a
figuras y figurones puestos por esos mismos poderes, como el
impresentable caso de Guaidó, entre muchos más. En este momento, hay
una muy fuerte guerra mediática para desacreditar a Rusia, ocultando las
agresiones previas y actuales de la OTAN. Hace al caso recordar que, en
1982, esos mismos medios catalogaban a Argentina como país agresor,
ocultando el agresivo colonialismo británico.
* Los personajes, que evidenciarían ser protegidos de las embajadas
anglosajonas, que con total descaro operan desde adentro en contra de los
sagrados Intereses Nacionales, como los promotores del desguace
neoliberal, y los “intelectuales” que apoyan las usurpaciones británicas en
los tres conjuntos de islas, incluso con algunos llegando más allá, diciendo
desvergonzadamente “no entender de problemas de soberanía” (Macri), o
que si fuera por ellos cederían también la Antártida y Tierra del Fuego (Lucas
Llach); y como los economistas eternos promotores del achicamiento, como
son todos los neoliberales y libertarios, con muchos espacios en los medios
concentrados.
Particularmente preocupantes, son los casos de ciertas “progresías” y de los
patrioteros de bandera.
Los primeros, son consumidores fáciles sin mayores razonamientos, de
ideas nada inocentes emanadas de los países neocolonialistas y sus socios
menores. Tales los casos de los “viudos del marxismo”, que indefectiblemente
terminan jugando a favor de las posturas e intereses de las oligarquías y sus
mandantes extranjeros.
Los sectores de violencias explícitas de las “izquierdas” fueron los que con
su accionar resultaron funcionales a los que buscaban tomar el poder total, como
lo perpetraron en el “proceso” de 1976.
No fue casualidad que se hayan interceptado al menos dos cargamentos de
armas y municiones, bajadas de un barco y un avión británicos, cuyos
destinatarios eran -con certezas o fuertes presunciones- esos grupos guerrilleros.
Todo acorde a la guerra civil, que el intelectual británico Harry S. Ferns
definió como la única forma de destruir los fuertes y notables avances sociales y
económicos logrados por el peronismo.
No fue casualidad que los anglosajones, directa o indirectamente,
fogonearan a ambos sectores (guerrilleros y milicos liberales) a desatar la orgia
de violencia y destrucción en la se sumió a Argentina, caos en cuyo contexto a los
poderes tras las sombras les fue fácil embretarnos en el neoliberalismo, con todas
sus destructivas consecuencias.
Eso lo explica muy bien en uno de sus libros, el patriota Dr. Julio Carlos
González, que por su probado patriotismo sufrió cárcel y torturas psicológicas
durante todo el perversamente antiargentino “proceso” de 1976 – 1983.
Los segundos, tan colonizados mentales como los más, gritan el supuesto
“patriotismo” a voz en cuello, pero como fueron colonizados mentales en grados
superlativos, desde 1955 en adelante, y mucho más desde 1976, son ignorantes
en grados sumos, en temas esenciales como Historia Argentina e Historia
Mundial, Economía y Geopolítica. Hay honrosas excepciones.
Son privatistas a ultranza hasta la necedad, olvidando que ellos mismos son
simples empleados públicos con uniforme. Se burlan de la industria argentina,
incluso con voceros que afirman agresivamente que “en Argentina no se puede
fabricar nada”, culpando a los obreros, pero omitiendo las gruesas
responsabilidades de los estafadores – timberos de las finanzas, fugadores de
divisas y otros delincuentes de guantes blancos-.
Sus cerrazones mentales son tan profundas, que obedeciendo las cadenas
de “mensajitos” que reciben con frecuencia para mantenerlos “alineados” (o más
bien alienados), justificaron la estafa mayúscula de Vicentín, “en defensa de la
propiedad privada”, sin razonar -no están entrenados para eso- que se estafó al
Banco Nación y a muchos pequeños productores rurales.
Los patrioteros de bandera desconocen los muchos logros de los científicos
argentinos, y se regodean cuando los desfinancian o los obligan a emigrar,
mientras se alegran cuando se gastan divisas en importar tecnologías y bienes
industriales que bien se podrían producir localmente.
Se llenan las bocas declamando el coraje demostrado en Malvinas, pero ni
se les ocurre cuestionar toda la desastrosa conducción de los muy nulos milicos
proceseros, que nos llevaron de las narices a una derrota militar de la cual
seguimos pagando las consecuencias.
Tan nulos e ignorantes esos milicos proceseros, que ignorando las gruesas
advertencias de la historia, supusieron la neutralidad de EEUU y de la OTAN,
aliados históricos de Gran Bretaña y contumaces agresores a escala planetaria.
Tan iletrados que se llenan las bocas alabando la “grandeza” de la Argentina
del Centenario, ignorando que operábamos como dóciles furgones de cola a las
órdenes del Imperio Británico, negándonos al desarrollo industrial cuando la
coyuntura mundial nos proveía de los recursos necesarios para esa gran
transformación positiva.
Tan ignorantes que siguen alabando como próceres a infames traidores a la
patria y agentes al servicio extranjero, como Urquiza, Rivadavia y Mitre, entre
otros.
¡Y siguen “enseñando” esas aberraciones conceptuales, en los institutos de
(de)formación militar!
Tan obtusos mentales, que siguen ignorando que el motivo real del golpe
de Estado de 1976, fue para imponer el infame y apátrida neoliberalismo, que
tanto daño nos sigue haciendo.
El tema no se agota.
MGTR. CARLOS ANDRÉS ORTIZ
Analista de Temas Económicos y Geopolíticos
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