PATRIOTISMO DE BOLSILLO
Se suspendió el desfile del 9 de Julio programado en Buenos Aires, a consecuencia directa del malestar en las FFAA, el cual a su vez deriva del bajísimo porcentaje de incrementos salariales definido por el Poder Ejecutivo.
Esa modesta pero clara protesta es la primera que enfrenta el régimen macrista, por parte de las FFAA y FFSS.
Es de público conocimiento (si bien relativamente bajo cuerda) que la “familia militar liberal” casi como bloque monolítico apoyó masivamente en las urnas al actual gobierno CEOcrático neoliberal, y lo sigue apoyando pese a sus tropelías de todo tipo, acciones destructivas del tejido social y la estructura económica nacional, y actos alevosos de entrega de soberanía, que perpetra en continua y hasta hoy interminable sucesión.
Hasta el vocero nexo entre la oligarquía y el sector militar ultra liberal, que es analista político (vinculado a Cambiemos y colaborador asiduo de gobiernos ultra liberales), Rosendo Fraga, admitió públicamente la afinidad macrista de los uniformados retirados y en actividad.
Esa relativamente leve pero clara protesta está centrada en lo meramente económico personal y del grupo corporativo que para algunas épocas llegó a tener caracteres autoasumidos de supuesta casta especial; contrastando esa actitud con los densos silencios e inacciones totales, por parte de la llamada “familia militar”, ante la avalancha ininterrumpida de acciones predatorias instrumentadas por la CEOcracia hoy gobernante, en contra de la economía y el tejido social nacional, así como en contra de los más elementales principios de soberanía nacional, pisoteados hasta la degradación más extrema, servil y genuflexa, subordinándonos explícitamente a las potencias atlantistas y a los poderes financieros transnacionales.
Cabe señalar que no se supo de ninguna protesta pública y formal, por parte de las cúpulas militares en actividad ni de los retirados, ni siquiera ante el avance de los proyectos de ventas de inmuebles que forman el patrimonio de las FFAA, como en el caso del emblemático Campo de Mayo. Eso formaría parte de un proyecto de negocios inmobiliarios nada transparentes, como sucede en otro
orden con el proyecto de desguace del Hospital de Clínicas, pero este ya es otro tema.
Tampoco se sabe de protesta pública alguna, por parte del sector militar, ante el claro desguace del complejo tecnológico industrial de Fabricaciones Militares; ni en el doloroso caso del ARA San Juan; como en tantos otros hechos deplorables que debilitan o directamente pisotean la hoy muy degradada soberanía argentina.
Tal es el grado de colonización mental y ceguera conceptual imperante en muchos casos, que algún veterano de guerra llegó a congratularse por los despidos en ARSAT (ente tecnológico satelital), no razonando ni en lo mínimo el daño al desarrollo tecnológico y a sus negativos efectos en la capacidad estratégica de
nuestro país.
Otros veteranos de guerra se jactan de los “puestos de importancia” en el actual gobierno claramente apátrida, ocupados por algunos de sus camaradas ex combatientes, no entendiendo ni remotamente el triste rol de colaboradores en el actual acelerado desguace nacional en perpetración.
Para mentalidades tan cerradas como la que evidencian los “patriotas de bolsillo”, es claramente excesivo pretender que evalúen e incluso se opongan a la destrucción industrial forzosa; al desguace de todos los proyectos tecnológicos nacionales, varios de ellos de enorme importancia estratégica; al endeudamiento feroz que nos condiciona la soberanía poniéndonos de rodillas ante la gran Banca Transnacional y los entes transnacionales que operan a su servicio, como el FMI; a la concentración obscena de la riqueza y la miseria generalizada que es su consecuencia; y a las grotescas operaciones de subordinación explícita a los intereses británicos en Malvinas, la Antártida, el Mar Argentino y La Patagonia.
Deplorable el tristísimo rol de los “patriotas de bolsillo”, o si se quiere de los “patrioteros de bandera”, aquellos a los que el destacado Dr. Julio Carlos González –preso político del infame “proceso”- llama los cultores del patriotismo formal cromático y musical, que a puro himno y bandera acompañan e incluso alientan la destrucción nacional, como sucedió en “la fusiladora”, el tristísimo “proceso”, se repitió en el noventismo neoliberal, y hoy se continúa en forma exacerbada y totalmente brutal de los negociados CEOcráticos; a los que asisten impávidos por
complacencia servil, por espíritu acomodaticio o por falta de elemental argentinismo unos cuantos que a voz en cuello gritan su supuesto y falso patriotismo.
Todo ello opuesto totalmente a los valores sanmartinianos, al patriotismo belgraniano, y a los relevantes roles de argentinidad que supieron cumplir señores militares argentinos, consustanciados con la grandeza nacional, como los Generales Riccheri, Mosconi, Baldrich, Savio, Guglialmelli, el Coronel Rodríguez Zía,
el Brigadier San Martín, el Almirante Quihillalt, y otros; por no mencionar el nombre muy irritativo para las oligarquías apátridas, del General y tres veces presidente constitucional Perón.
Por algo el formidable escritor “Pepe” Rosa, al fallecer Guglialmelli, expresó con todas las letras “murió el último General de la Patria, ahora solo quedan generales de empresa”; a lo que hoy podríamos agregar que hoy quedan solo comandancias formalistas vacías de Espíritu Nacional y retirados pusilánimes, tal
vez temerosos de carpetazos.
MGTR. CARLOS ANDRÉS ORTIZ
Analista de Temas Económicos y Geopolíticos
Brillante como siempre Carlos !!! es hora de ponerle TODOS los puntos a las ies "que se llaman argentinas"!.. abz desde 1x1_yattah
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