DE LA REVOLUCIÓN FUSILADORA AL ANARCO LIBERTARISMO – DE LA FOBIA
ANTIINDUSTRIAL AL INDUSTRICIDIO EXPLÍCITO
Desconocida por muchos, ante los ocultamientos que los “poderes
establecidos” (el establishment) utilizan para evitar o dificultar análisis
“incómodos”, resultan las claras similitudes y continuidades históricas, del
accionar de los sucesivos gobiernos ultra conservadores, que hemos padecido en
Argentina.
Si bien hacer un breve pero completo resumen de gobiernos calificables
como cipayos (término acuñado por Jauretche, que define a los compatriotas que
operan abiertamente contra los Intereses Nacionales), requeriría comenzar por
las nefastas influencias de Rivadavia y sus continuadores, (hayan sido esos,
liberales, acomodaticios u oportunistas varios), y desde el infame “proceso”
(1976-1983) con los dogmáticos neoliberales, para llegar al actual muy
destructivo anarco libertarismo.
Como un ejemplo es más claro que una frondosa explicación, es muy
interesante poner en evidencia un repetido caso puntual, centrado en una
empresa emblemática y prestigiosa, como es Mercedes Benz, que parece haber
pasado desapercibido, pese a la contundencia que implica. El tema requiere una
breve explicación del contexto histórico del tema.
Dentro de las múltiples acciones concretadas por el peronismo
(1946/1955), se puso mucho énfasis en el desarrollo industrial y tecnológico, para
superar las limitaciones de la economía casi exclusivamente primaria a la cual nos
limitaban los condicionamientos sutiles o no tanto, ejercidos por las potencias
anglosajonas, a las que gustosamente se subordinaron los sectores internos ultra
conservadores, que fueron detentadores del poder casi omnímodo que habían
ejercido en el medio siglo largo del mitrismo, y su continuismo en la década
infame (1930/1943).
Uno de los sectores que se buscó desarrollar en la década peronista, fue el
de la industria automotriz, por su fuerte efecto multiplicador, por su innegable
importancia estratégica, y para limitar la sangría de divisas que significaba el rol
de importador crónico de esos bienes.
Los esfuerzos en tal sentido, fueron varios y significaron los comienzos de
tan importante área tecnológica e industrial de nuestro país.
Notables fueron las fructíferas acciones del Brigadier San Martín, dirigiendo
la fábrica aeronáutica situada en Córdoba, la cual se expandió y produjo varios
modelos de pequeños automotores y camionetas, así como también se diseñaron
y produjeron en esos años, un sedán mediano y un deportivo con carrocería de
fibra de vidrio (el segundo en el mundo en utilizar esa tecnología).
Poco después
comenzaría la producción de un ícono de la industria argentina, como lo fue la
camioneta Rastrojero, de diseño nacional, cuya producción se mantuvo hasta que
Martínez De Hoz (personero del riñón de la muy ultra liberal Sociedad Rural) la
desarticuló de un plumazo, en el infame y apátrida “proceso” (1976-1983).
También en aquella década peronista, se concretaron dos inversiones
potencialmente muy importantes en el rubro automotriz: las radicaciones de
Industrias Kaiser Argentina (IKA), y de Mercedes Benz, en ambos casos para
producir vehículos livianos. El caso de la empresa germana, fue notable, pues se
trató de la primera inversión concretada fuera de Alemania, que en nuestro país
comenzó a ensamblar el MB 170 Diesel, que llegó a ser el más vendido en
Argentina como taxi; dotado de un anticuado pero robusto diseño utilitario
anterior a la Segunda Guerra Mundial.
Pero era muy necesario renovar la escasa y obsoleta flota de camiones que
existía en nuestro país, en aquellos años de la década del ’50.
Se seguían utilizando camiones y ómnibus de los años ’30 y comienzos de
los ’40; definibles como livianos (con poca capacidad de carga), en su mayoría
“made in USA”, en menores cantidades de manufactura británica, y algunos muy
pocos de otros orígenes (Francia, Italia y otros).
En parte se habían suplido las urgencias, comprando cantidades de rezagos
de guerra en muy buen estado, básicamente los rústicos GMC de simple, doble y
triple tracción, y los más pequeños “Ford Canadá” frontales con ruedas simples
en el tren trasero (estos eran para poco tonelaje, si bien acá se lo usó para
mayores exigencias).
A mediados de los ’50 era necesario proveer cantidades importantes de
camiones y chasis para colectivos, acorde a las necesidades de una economía en
desarrollo.
Fue entonces cuando se llegó a un acuerdo, ventajoso para ambas
partes, por el cual Mercedes Benz ampliaría sus inversiones (eran las primeras de
esa empresa fuera de Alemania), montando una fábrica de camiones y ómnibus
medianos y semi pesados.
Para Argentina, implicaba posicionarse como productor de vehículos de
carga, lo cual tenía y sigue teniendo notable importancia estratégica; y para la
empresa germana, la posibilidad de liderar el sector en nuestro país, desplazando
a proveedores de USA, Reino Unido, y en menores escalas, otros de Europa.
Las maquinarias para montar la fábrica de camiones estaban en viaje,
cuando se perpetró el golpe de Estado que sería recordado por su violencia y
odios dogmáticos e irracionales, como “la revolución fusiladora”, la cual tenía el
explícito objetivo de desarticular las transformaciones realizadas por el
peronismo, para volver a la supuesta “Argentina soñada” de economía primaria
y estructura socio económica semi feudal del siglo XIX.
Dentro de las múltiples aberraciones fácticas y conceptuales de los
golpistas, su cerrazón mental anti industrial, llevó a tildar agresivamente de
“empresa peronista” a Mercedes Benz Argentina. Eso motivó que las maquinarias
en viaje, se desviaran hacia Brasil, donde en poco tiempo comenzaron a
producir… y después Argentina importaría los vehículos que estúpidamente el
sector “gorila” (anti peronista visceral) se negó a fabricar acá.
Recién a partir de 1960/62, se comenzaron a producir cuatro marcas de
camiones livianos y medianos, (Bedford, Dodge, Ford, Mercedes Benz) pero bajo
los condicionamientos del Plan Larkin, que desarticuló en parte a la red
ferroviaria.
Hubo un intento de Siam Di Tella, que producía exitosamente autos bajo
licencia de British Motor Corporation, de producir camiones semi pesados, con
tecnología Aclo (también británica), llamándose Siam Aclo.
Pero el fundador de Siam, la que fuera el mayor grupo industrial argentino,
fue suplantado por sus hijos, que no demostraron interés ni capacidad para seguir
desarrollando a esa empresa, la cual pronto fue a la quiebra.
Pasaría poco más de una década, para que fructifique la iniciativa de
comenzar ¡por fin!, a producirse vehículos de carga pesados, inicialmente Fiat y
Deutz. Una cambiaría su nombre por IVECO, incorporándose después Scania.
En el período de la llamada Revolución Argentina, se tomó la iniciativa de
reequipar a las Fuerzas Armadas con equipos de producción nacional. Los
vehículos livianos y medianos de doble tracción, serían fabricados por Mercedes
Benz, y los pesados, de doble y triple tracción, por Fiat.
Después vendrían los aciagos días de neoliberalismo, con anti industrialismo
explícito y feroz, comenzado en el nefasto “proceso” (1976-1983), y continuado
en el menemato y el delarruato, volviendo años después en el endeudador y
destructivo neoliberalismo del macrismo, con políticas anti industriales.
En ese contexto, Mercedes Benz solo produjo vehículos livianos,
importando los medianos y pesados desde Brasil. Paralelamente, se dejaron de
producir en Argentina camiones y chasis Ford, Dodge y Chevrolet, mientras IVECO
pasaba parte de sus líneas de producción hacia Brasil.
Después Mercedes Benz volvió a fabricar en Argentina, camiones medianos
y semipesados.
Actualmente, con el industricidio masivo en plena perpetración, con la
vergonzosa cómplice actuación de la UIA (debería llamarse Unión Industricida
Argentina), trascendió que, entre otras muchas empresas industriales que
cierran, Mercedes Benz Argentina busca vender todos sus activos.
Con los respectivos éxodos de la empresa germana, queda en evidencia la
deplorable continuidad histórica de dos perniciosos cipayos períodos de
gobierno: el de “la fusiladora” y el anarco libertario.
No deja de ser muy importante que Argentina y Brasil son los únicos países
de Sudamérica con capacidades para producir camiones y chasis de ómnibus.
Pero como los objetivos muy claros de libertarios y sus secuaces políticos,
de mínima buscan retrotraernos a la hoy inviable Argentina feudal del medio siglo
mitrista (1862 – 1916), resulta muy claro el ensañamiento anti industrial del
actual gobierno. Y vergonzosos resultan los densos silencios de referentes
políticos “opositores”, gremialistas, intelectuales, y supuestos declamativos
pseudo patriotas con y sin uniforme.
Es muy claro, que el objetivo de máxima de los perpetradores y cómplices
del desguace nacional, es hacer implosionar a Argentina en media docena o más,
de paisitos inviables, o volvernos una simple factoría, manejada desde afuera y
carente de todo vestigio de dignidad y patriotismo.
Por algo están implementando feroces políticas de genocidio económico y
de embrutecimiento masivo, esto último atacando con saña a las muy
importantes y prestigiosas Universidades Nacionales.
MGTR. CARLOS ANDRÉS ORTIZ
Analista de Temas Económicos y Geopolíticos
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