EN ENERGÍA NECESITAMOS POTENCIA FIRME
Es elemental que, para desarrollarnos, necesitamos disponer de abundante
energía, pero no es solo cuestión de cantidad, sino también -y primordialmente- de calidad adecuada para abastecer la demanda, y por supuesto, a costos
reducidos, para hacer competitiva a la economía nacional, y para que la energía
eléctrica no pase a ser un servicio de valores prohibitivos para la población.
Necesitamos aumentar nuestro parque de generación, para abastecer el
muy previsible incremento de la demanda, la cual previsiblemente aumentará
considerablemente en función de varios indicadores macroeconómicos, que se
espera mostrarán evoluciones positivas, excepto que el neoliberalismo -con sus
eternas “recetas” recesivas- vuelva a manejar la economía nacional.
Pero es totalmente necesario, imprescindible, que el parque de generación
nacional, no solo sea creciente en forma anticipada (antes que los nuevos valores
de la demanda, superen nuestra capacidad de generación). Necesitamos que las
inversiones en nuevas usinas, den prioridad a unidades generadoras que
garanticen disponer de Potencia Firme.
Potencia Firme, implica disponer prioritariamente de usinas con
capacidades técnicas que las definan como productoras de Energía de Base.
Las tecnologías de generación eléctrica que califican como productoras de
Energía de Base, son aquellas de funcionamiento previsible, y por ello aptas para
tener operatorias planificables, siendo por ello de generaciones técnicamente
estables, libres de perniciosas intermitencias e imprevistas y recurrentes salidas
de servicio.
Precisemos, una vez más, que son solo tres los tipos de las tecnologías aptas
para funcionar como Energías de Base de cualquier sistema eléctrico, a saber:
• Termoeléctricas – Usinas que producen electricidad a partir de quemar
combustibles fósiles (petróleo, gas, carbón), o biocombustibles.
• Hidroeléctricas – Transformando la fuerza de desniveles en los cursos de
agua, para producir electricidad.
• Nucleares – Básicamente son de dos tipos, dependiendo del combustible
utilizado: con uranio natural y agua pesada como moderador; con uranio
enriquecido y agua como moderador.
Todos los otros tipos de generadores eléctricos, incluyendo las muy
promocionadas (y muy presionadas para forzar sus instalaciones) energías eólica
y solar, son intermitentes, no son programables ni totalmente predecibles, y por
esas insalvables características técnicas, no son aptas para ser consideradas
Energías de Base, siendo solo Energías Complementarias.
Sus masivas instalaciones pasan a ser negocios redondos para los
inversores, pues la maraña de subsidios y otras ventajas abusivamente
prebendarias, hacen que el riesgo empresario sea mínimo o incluso inexistente;
mientras los costos de esos subsidios, terminan incidiendo directa o
indirectamente sobre todos los argentinos, y la total prioridad para el despacho
(venta) de esas energías, obliga que sean compradas por el Sistema
Interconectado, aunque al momento de ser inyectadas a redes, existan
disponibilidades de otras centrales más económicas.
Es decir, que de una u otra
forma, las “energías renovables sesgadas”, terminan incidiendo negativa y
gravosamente en las tarifas de energía eléctrica.
Eólicas y solares, así como el embrionario, pero también muy promocionado
hidrógeno (que no es un combustible sino un vector energético), pueden ser
consideradas “energías renovables sesgadas”, pues en una evidente aberración
técnica de las leyes nacionales que las definen, excluyeron del concepto (y de sus
ventajas promocionales) a las generadoras hidroeléctricas de más de 50 MW. O
sea que, de un plumazo, las leyes vigentes dificultaron las instalaciones de usinas
hidroeléctricas, competidoras mucho más eficientes que eólicas y solares.
La Unión Europea, y en particular Alemania y España, pagan altos costos
económicos y estratégicos, por haber sido muy permeables a las muy fuertes
presiones de los sectores políticos “verdes”, y de las muy poderosas y bien
financiadas ONGs pseudo ecologistas, que presionaron y siguen presionando,
para forzar masivas instalaciones de eólicas y solares, con el falso argumento que
podrían reemplazar a las Usinas de Base nucleares y termoeléctricas, lo cual fue
un gran bluf, del cual nadie parece hacerse cargo, ante las consecuencias
económicas (altas tarifas eléctricas, y cuadros de recesión económica), y
estratégicas (profundizando la crónica dependencia del viejo continente,
respecto a energías importadas).
En Europa el incremento del parque de generación hidroeléctrica no es una
opción, pues prácticamente no queda casi ningún curso de agua que no haya sido
totalmente aprovechado para producir energía hidroeléctrica (y no como
mintieron descaradamente en Argentina los promotores a ultranza del
ecologismo cavernario, que afirmaron -falsamente- que no instalan más
hidroeléctricas por ser “tecnológicamente atrasadas u obsoletas”).
En Alemania, la excanciller Merkel, cedió a las presiones del Partido Verde,
cancelando su bien fundamentado plan de ampliación del parque eléctrico
nuclear, e incluso procedió a acelerar el cierre de centrales nucleares antes del
fin de las respectivas vidas útiles, y tiró por la borda la muy buena tecnología de
Siemens que era una de las prestigiosas empresas exportadoras de centrales
nucleares. ¡Todo un conjunto de aberraciones técnicas, estratégicas y
económicas!
En España la generación nuclear dejó de ser -incoherentemente- una
alternativa válida para cubrir parcialmente, los previsibles aumentos de la
demanda interna, e incluso se dinamitó una central termoeléctrica a carbón, en
vez de instalarle los equipos catalizadores que neutralizaran sus emisiones de
residuos tóxicos resultantes de la combustión.
Una consecuencia de la masividad de las costosas generaciones eólicas y
solares, fue el incremento de las tarifas de energía, lo cual incide en el costo de
vida y resta competitividad a la industria. ¡Y ahora los “comunitarios” europeos,
se preocupan por las ampliaciones de las exportaciones chinas, que no solo
afectan a terceros mercados, desplazando a bienes industriales de Europa y otros
exportadores tradicionales, sino que también abastecen en forma creciente al
mercado interno de la Unión Europea!
Una consecuencia adicional de los problemas estructurales de
abastecimiento energético a Europa, es la guerra no declarada pero en plena
conflagración, entre la OTAN y Rusia, en territorio de Ucrania, pues las presiones
anglosajonas y el atentado contra el gran gasoducto que por el Báltico, llevaba
gas natural ruso a Alemania, si bien no interrumpieron totalmente el flujo del
barato gas de Rusia a la Unión Europea, hicieron que en buena parte deba ser
reemplazado por el más costoso gas de EEUU, y por otras fuentes de
abastecimiento. ¡Y repitámoslo, eólicas y solares, por sus intermitencias, no
pueden reemplazar a Energías de Base, como las termoeléctricas, en buena
proporción grandes consumidores de gas!
Pese a las contundentes pruebas de las serias limitaciones de eólicas y
solares (que tampoco es cierto que sean “energías limpias”), la Unión Europea y
el Bloque Atlantista, con el caballo de Troya de las ONGs ultraecologistas, nos
presionan a los excluidos del selecto grupo de naciones desarrolladas, para que
aceptemos las masivas instalaciones de las falsas “grandes soluciones” de esas
“renovables sesgadas”.
El Acuerdo de París y la Agenda Energética 2030, entre otros instrumentos
diplomáticos, nos someten a muy fuertes presiones, reforzadas por masivas
difusiones en los medios de comunicación, para que aceptemos las pautas que
nos imponen, respecto a esas generadoras falsamente limpias, de equipamientos
importados, de cortas vidas útiles, de energías de baja calidad no aptas como
Energías de Base, y que de no frenarse su pretendida masividad, nos llevarán a
un nocivo doble cuadro de pobreza energética, tanto por los altos costos del kWh
y los costos encubiertos de múltiples subsidios y otras prebendas; como pobreza
energética por los problemas técnicos crónicos que surgirán si la pretendida
masividad de esas generadoras ocasionen por las intermitencias y las necesidades
de costosas infraestructuras de transmisión, que esos intereses creados quieren
imponer al servicio de eólicas y solares.
Eso implica cambiar el eje de las inversiones. En vez de inversiones para el
desarrollo nacional, inversiones para hacer factibles a energías costosas y de baja
confiabilidad técnica.
En paralelo, no resulta casual que tanto por desembozadas presiones de
EEUU y el Bloque Atlantista (con sus operadores internos en Argentina), nos
bloqueen nuestros planes de desarrollo energético nuclear, y se interpongan
infinitas excusas y obstáculos, para concretar diversos muy factibles proyectos
hidroeléctricos, no solo muy rentables y con otros efectos positivos, sino también
potenciales generadores de limpia y segura energía hidroeléctrica.
En esto último, la descomunal deuda externa a la que nos sometió el
precedente muy nocivo gobierno neoliberal, opera como brutal condicionante
que limita nuestras decisiones y pisotea nuestra soberanía.
MGTR. CARLOS ANDRÉS ORTIZ
Analista de Temas Económicos y Geopolíticos
No hay comentarios:
Publicar un comentario