LA DOBLE VARA DEL NEOCOLONIALISMO DEL SIGLO XXI
Nadie al menos medianamente bien informado, ni menos aun los muy bien
formados e informados de la realidad mundial, puede desconocer que el
peligroso conflicto bélico que básicamente se desarrolla en Ucrania, es una
guerra no declarada de la OTAN contra Rusia, la mega potencia bicontinental que
resulta uno de los principales escollos que evitan el ya explícito proyecto de
excluyente hegemonía mundial, por parte del grupo “occidental”, básicamente
de ambas grandes potencias anglosajonas, con otras potencias alineadas y/o
funcionales a dicho objetivo geopolítico.
Y no es un tema menor, que en la agenda a imponer a escala planetaria por
el Bloque Atlantista (léase occidentales y sus aliados/subordinados varios), una
de las prioridades es imponer con carácter de obligatorio, el “paquete” ideológico
de destrucción de los Estados naciones, y la imposición de ataques directos a los
valores básicos de la cultura, entre ellos la familia tradicional, el patriotismo bien
entendido, y los valores superiores, entre ellos la sana espiritualidad.
Una Rusia debilitada o peor aún, fragmentada territorialmente, dejaría un
amplio flanco expuesto y mucho más vulnerable a China, mega potencia que va
rauda camino a superar a EEUU, en un plazo muy breve, medido en términos
históricos.
Pero parecería que los severos costos económicos, sociales y estratégicos,
están incidiendo en forma acentuada y creciente,en los componentes europeos
de la OTAN (además por supuesto del sufrido pueblo ucraniano), mientras que al
Oso Ruso muy poco o nada parecen afectarle las múltiples sanciones económicas
dictadas por la Unión Europea y su vecino insular el Reino Unido.
Lo precedente, sin desconocer ni minimizar los múltiples y crecientes
sacrificios que soporta el pueblo de Ucrania, al que parecen haber empujado a
una guerra absurda de la cual es más que dudoso que pueda emerger como
vencedor, aun con el amplio respaldo de sus vecinos nucleados en la OTAN y
azuzados por los anglos de ambos extremos atlánticos.
Ningún análisis bien fundamentado del actual preocupante conflicto bélico,
puede omitir los muchos factores históricos y culturales que vinculan
fuertemente a Ucrania y a Rusia, partiendo del hecho que el gigante euroasiático
y sus vecinos Bielorrusia y Ucrania se fundaron a partir del Rus de Kiev, allá a fines
del siglo IX; además de lo cual comparten el complejo alfabeto cirílico, el idioma
casi en común, sus pueblos son mayoritariamente eslavos con influencias de los
vikingos que casi se pierden en la noche de los tiempos, siendo mayoritariamente
cristianos, sin por ello dejar de respetar a otros credos.
Como rápidas menciones, no se deben omitir los sufrimientos del
Holodomor (la gran hambruna) en Ucrania, en épocas del duro gobierno de Stalin;
como también cabe acotar que Nikita Kruschev, que comandó la Unión Soviética
en el período post estalinista, nació en Ucrania, favoreciendo el desarrollo e
industrialización de ese por entonces componente de la URSS.
Tampoco cabe omitir que a partir de la “revolución de colores” -con clara
participación y posiblemente financiación del bloque occidental / atlantista-, se
produjeron cambios en la orientación geopolítica de Ucrania, los que se
radicalizaron con los levantamientos conocidos como euromaidan, entre 2013 y
2014, expulsándose del poder a los componentes afines a Rusia del gobierno de
Ucrania, reemplazándolo por referentes de clara alineación con la Unión Europea
y la OTAN.
Desde que se dio el euromaidan, se denunciaron recurrentes ataques de
militares o paramilitares ucranianos, contra la población culturalmente pro rusa
de las regiones lindantes con Rusia, los cuales provocaron víctimas estimadas en
14.000 civiles. Esas masacres provocaron pedidos de apoyo ruso por parte de las
poblaciones de esas regiones limítrofes.
Previo a eso, en un golpe de mano con la aquiescencia de la población
culturalmente rusa de Crimea, la estratégica península que había sido parte de
Rusia y cedida luego a Ucrania en el gobierno de Kruschev, volvió a quedar bajo
pleno dominio ruso.
Como se puede constatar, los antecedentes históricos, culturales y étnicos
son sumamente complejos, y en base a dichas complejidades se pueden sostener
posturas muy encontradas respecto a los territorios que, de la Ucrania post
soviética, volvieron hoy a pleno dominio ruso.
Los poderosos medios de comunicación manejados por las potencias
atlantistas, enfatizan los ataques mediáticos contra las “usurpaciones de
territorios”, el “expansionismo insaciable” y conceptos similares con los que
condenan a Rusia.
Pero claramente, callan e incluso justifican las usurpaciones territoriales y
los hechos de anacrónico intervencionismo político, económico e incluso militar,
que evidencian ser una constante del accionar de la OTAN como bloque y de las
potencias componentes principales del mismo en forma individual.
Como breve reseña, cabe mencionar la usurpación de amplios territorios
por parte de EEUU en perjuicio de México (hace tiempo); la separación de
Panamá en perjuicio de Colombia (para construir sin oposición el canal); las
múltiples intervenciones militares en América Central y El Caribe; los muchos
golpes de Estado en Íbero América en rápida sucesión en los años ’60 y ’70, con
claras “supervisiones” y/o instigaciones desde “el norte”; la agresión británica
con apoyo directo de EEUU e implícitos de la OTAN contra Argentina en la Guerra
del Atlántico Sur; los ataques que desarticularon y sumieron en el caos a la ex
Yugoeslavia, a Iraq, Libia (incluyendo crueles asesinatos de Saddam Hussein y el
Coronel Kadafi), las agresiones contra Siria (que no desarticularon el país, al ser
auxiliado militarmente por Rusia), el golpe de Estado oligárquico - militar contra
Evo en Bolivia, las muchas operaciones de lawfare en Sudamérica incluyendo
desembozadas intervenciones de opiniones en temas internos por parte de
embajadores de EEUU y más sutilmente del Reino Unido, los intervencionismos
político – militares de Francia en sus excolonias de África, el brutal
endeudamiento de Argentina perpetrado para favorecer a los personeros del
neoliberalismo macrista, y el listado no se agota.
Evidente doble vara para catalogar acciones, dependiendo que bloque de
potencias las realicen.
Todo eso resaltado u ocultado, según el caso, por los mercenarios del
periodismo e intelectuales y políticos acomodaticios.
MGTR. CARLOS ANDRÉS ORTIZ
Analista de Temas Económicos y Geopolíticos
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