EL ODIO IRRACIONAL DESPRECIA AL SANO ORGULLO PATRIO
El profundo lavado de cerebro, que sistemáticamente perpetraron los mercenarios de la incomunicación, logró trastocar la escala de valores de muchos argentinos, suplantando el sano razonamiento por el odio profundo –que como tal pasa a ser irracional-, inoculado con sutiles y muy elaboradas técnicas de comunicación masiva.
Es bien sabido que el odio no deja razonar. El odio es un sentimiento muy fuerte, y bajo su negativo influjo, las personas desechan toda actitud reflexiva, para la cual la calma del espíritu es condición sine quanon (imprescindible), pues no es posible pensar con criterio amplio si la persona se encuentra en un estado de alteración total, que es el efecto principal del odio.
El neoliberalismo, para sus impresentables objetivos de disolución total de los Estados, concentración brutal de la riqueza, destrucción económica generalizada, precarización laboral institucionalizada, y naturalización de la pobreza extrema como algo supuestamente inevitable, apela a una batería de acciones, cuyos principales ejecutores son los mercenarios de los sistemas de comunicación; y de los conglomerados de empresas oligopólicas de ese sector económico, que es pieza clave para la manipulación mental de grandes sectores de la población, haciéndoles pensar en base a prejuicios de odio, opinar agresivamente, y actuar, claramente en contra de sus propios intereses…de lo cual no se percatan, pues el odio los nubla.
Eso tuvo el terreno preparado, en base a la completa desjerarquización de los contenidos educativos, en un proceso perpetrado en base a la muy nociva reforma educativa, aprobada en el gobierno de Alfonsín, y acentuada en los muy nefastos años del noventismo neoliberal (antecesores del macrismo), con Menem y De La Rúa. Eso se corrigió –parcialmente- en los años 2005/2006, en los que volvieron las Escuelas Técnicas (suprimidas antes con excusas pueriles, que en realidad respondían al modelo industricida del neoliberalismo), y se volvió a incluir con más énfasis asignaturas como Historia, Geografía, y dar mayor importancia a Lengua y Matemática…si bien a esas materias formativas básicas faltaría darles aun mayor preponderancia.
Existen otros que agregan sus nocivas cuotas de inoculación de odios irracionales e insalvables, como ciertos “intelectuales”, figuras de la farándula, operadores de “los servicios” que responden directivas “proceseras”, como se advierte en el accionar de ciertos “referentes” que hasta difunden con sus nombres, determinados ruinosos escritos, reñidos con el sano patriotismo y cargados de falsedades de muy baja estofa y distorsiones conceptuales groseras, y como se ve en la rápida proliferación de “mensajitos” de muy baja estofa y aptos para nulo pensantes que se regodean con lo grosero y soez; y otros versados en el “arte de esmerilar” sin importar las consecuencias, o peor aun, buscando aviesos fines.
Todo ese nudo de odio reconcentrado, produjo y produce tremendas consecuencias muy dañinas, entre ellas la pérdida de valores esenciales, como el sano patriotismo y la falta total de coherencia en sus posturas. Se citan algunos de los innumerables casos anecdóticos que avalan lo afirmado.
Muchos opinólogos al voleo, desprecian a la industria, y se solazan prefiriendo comprar artículos importados; eso se acentúa en ciertos sectores oligárquicos, añorantes de “aquellos años dorados” de la Argentina feudal, del país estancia, sin industrias, subordinado a Gran Bretaña, y con el pueblo carente de todo derecho y sujeto a los caprichos de los patrones de estancia o los poderosos del pueblo.
Algunos, rozando lo descerebrado, afirman con odio y/o nulo razonamiento “acá no podemos fabricar ni un tornillo, es mejor que se importe todo”, no teniendo conciencia que sin industrias en Argentina solo hay trabajo para a lo sumo diez millones de habitantes.
Muchos, con necedad conceptual y mucho odio mal digerido, dicen “lo importado es siempre mejor”, desconociendo las muchas pruebas concretas de alta calidad que la industria y la tecnología nacional, lograron producir como verdades hitos referenciales. Claro que eso no lo dicen los mercenarios de los medios concentrados, de los cuales esos sectores de odiadores toman sus ideas que repiten sin bases ni razonamiento alguno.
Los altos niveles de desarrollo tecnológico, como los alcanzados en las áreas nuclear, satelital, de tecnología médica, de producción de alimentos, etc., en un contexto de lógica, deberían ser motivo de legítimo orgullo patriótico. Pero en vez de ello, los odiadores los desprecian y festejan cuando los gobiernos neoliberales, destruyen o paralizan esos proyectos tecnológicos.
Los mismos odiadores precedentes, no tienen ni idea que, precisamente, los desarrollos tecnológicos son los que producen mayores efectos multiplicadores en la economía. Pero para entenderlo, hay que tener mente amplia, buscar formarse y no dejarse llevar por los mercenarios al servicio antinacional. Eso parece ser pedirle mucho a algunos…sobre todo si llegaron a hacer alguna pequeña fortuna personal…en los años de gobiernos de orientación nacional, a los que incoherentemente desprecian.
Otros, provenientes de la clase media, pudieron estudiar gracias a la gratuidad de la enseñanza universitaria, y en varios casos lograron un buen pasar, en base a buenos años en los gobiernos que priorizaron el desarrollo, o sea los no liberales. Pero con nula formación política y escasos conocimientos de economía, “compraron” alegremente el discursito de denostación de “los populistas” (que por lo general no saben ni definir que es), y apoyan entusiastamente a gobiernos que los empobrecieron a ellos y destruyeron el país, como ocurrió con los tres nefastos períodos neoliberales.
Varios de esos clasemedieros, “se creen Gardel” y alardean que todo lo tienen solamente en base a su esfuerzo personal, no deteniéndose a razonar que por regla general (salvo que sean delincuentes de guante blanco), sus mejoras económicas, algunos viajes al exterior y otros logros muy caros al clasemediero que se asimila al piojo resucitado, esos pequeños éxitos económicos los lograron en contextos generales favorables, que coinciden con los de gobiernos de orientación nacional y popular. Pero pedirles que razonen, parece ser esfuerzo excesivo, para mentes poco acostumbradas a pensar por fuera del odio que les inocularon.
Algunos llegan al absurdo, como cierto profesional, excelente en lo suyo y mejor persona, que “compró” el verso de “estar integrados al mundo”, a lo que añadió el comentario muy “made in Lanata” (conocido mercenario del periodismo), diciendo “y ahora nos vinculamos con países importantes, como EEUU y los de la Unión Europea”, a lo que agregó “no con países de segunda,
como China, Rusia, Irán, Venezuela y Cuba”. Como ese profesional desciende de la comunidad sirio libanesa (muy amplia y bien integrada en Argentina), le dije “y vos no pensaste que si no fuera por Rusia y algunos otros de esos países que despreciás, la nación de tus ancestros, ya habría desaparecido, desguazada en el caos que armaron esos países a los que tanto admirás”. Siguió una expresión de asombro, y un silencio total…
Tremendo y muy dañino, es el caso de los milicos proceseros liberales, que inyectan sus venenos conceptuales y su agrio sentido “del deber” en diversos ámbitos de las estructuras de las fuerzas militares y de seguridad; que va de la mano de su degradado y enrevesado concepto de patriotismo; el cual es mero patrioterismo de bandera. Son meros repetidores de consignas, que les impusieron desde las potencias neocolonialistas, que –lavado cerebral profundo mediante- les eliminaron de hecho todo vestigio de real patriotismo, suplantándolo por consignas fanáticas de “defensa del sistema”, que en muchos casos llegan a subordinaciones explícitas a los mandatos de las potencias anglosajonas, tal como se puede leer en vergonzosos “comentarios” difundidos por algunos ”voceros calificados” (altos oficiales retirados, de obtusas o malintencionadas mentalidades), los que son aceptados sin análisis lógico alguno por los subordinados, con los que mantienen aceitados canales de comunicación.
Odiadores recalcitrantes que no aceptan ni un ápice de críticas, por más fundamentadas que estén, son los generalmente furibundos militantes de las progresías fuera de foco, que buscan imponer a base de patoterismo sus “causas”, que son meros libretos dictados desde los centros del poder financiero transnacional. Lejos, en las antípodas, de algunos destacados intelectuales, como Jorge Abelardo Ramos, que desde iniciales posturas “de izquierdas”, pasaron a militar destacadamente en el Campo Nacional.
El tema no se agota.
MGTR. CARLOS ANDRÉS ORTIZ
Analista de Temas Económicos y Geopolíticos
Genial como siempre Don Carlos. Sigo sus publicaciones desde hace tiempo y siempre son acertadas y sensatas. Cordiales saludos.
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