¿DISOLUCIÓN DE LAS FUERZAS ARMADAS, O
FUERZAS ARMADAS EN ESTADO DE DISOLUCIÓN?
Entre
la maraña de informaciones de distintos tipos, muchas de ellas versiones
amañadas dudosamente verificables de algunos de los muchos medios digitales y
convencionales existentes, ampliadas con el accionar de múltiples trols
(generadores de noticias y versiones falsas, en medios electrónicos), circuló
con relativa poca difusión un supuesto proyecto de disolución de las FFAA
argentinas, por pretextadas economías presupuestarias; para cuya concreción se
estudiaría el modelo de Costa Rica, pequeño país centroamericano que hace
algunos años solo cuenta con fuerzas de seguridad.
De
hecho, no existen paralelismos bien fundamentados que puedan pergeñarse, entre
la hermana pero muy pequeña nación de Costa Rica, con nuestro país, de
dimensiones continentales y con amplias jurisdicciones marítimas y las
fundamentadas pretensiones sobre la extensión del Continente Blanco que
llamamos Antártida Argentina; además de los tres irredentos archipiélagos en el
Atlántico Sur.
Ningún
análisis geopolítico bien fundamentado, puede estar a favor de la supuesta
iniciativa de disolución de las FFAA Argentinas. Tal cosa sería otro paso más
para empujarnos a la disolución nacional, objetivo claramente perseguido por el
establishment (poder establecido) transnacional de la globalización ultra
neoliberal; lo cual comenzó a advertirse en el nefasto “proceso” cívico militar
(que nos subordinó al neoliberalismo y comenzó la destrucción socio económica,
siguiendo los lineamientos sutilmente pergeñados por Harry S. Ferns); luego
pudo ya evidenciarse con cierta sutileza, en las acciones y objetivos últimos
de los desastrosos gobiernos noventistas, que padecimos en nuestro país, y que
nos llevaron a la crisis terminal de 2001/2002; para recientemente expresarlo
con desparpajo el destructivo neoliberalismo macrista.
Ese
último, de mínima pretendió llevarnos a la perimida e inviable Argentina semi
feudal del mitrismo (siglo XIX), bajo los auspicios de la oligarquía, su núcleo
duro de la Sociedad Rural y sus tentáculos en varias organizaciones
empresarias, como la anti industrialista UIA (Unión Industrial Argentina,
promotora del neoliberalismo, o sea del industricidio, ¡vaya paradoja!); pero
el objetivo de máxima del macrismo fue y sigue siendo la disolución nacional,
como lo expresaron los secesionistas de la “Argentina del Centro”, entre otras
acciones claramente antinacionales.
Si
bien es conocido que tanto los neoliberales agazapados como tecnócratas u otros
ropajes engañosos, como los “progres” de “izquierdas” tan antinacionales como
los neoliberales, son muy hábiles para introducirse en gobiernos de orientación
nacional, y por lo tanto esa peregrina iniciativa de disolución de las FFAA
podría haber sido impulsada por cualquiera de esos agentes de la antipatria
travestidos de pseudo peronistas; como sea resulta muy poco creíble,
prácticamente impensable, que el peronismo sea el impulsor de semejante medida, no solo
reñida totalmente con toda mentalidad nacional, sino atentatoria contra el
Ejército Argentino, institución en la que se formó el mentor de dicha doctrina,
a la vez el mayor estadista argentino del siglo XX.
Siendo
muy poco creíble el supuesto proyecto “oficial” de disolver las Fuerzas
Armadas, queda en cambio muy en claro que desde hace décadas, las FFAA están en
un progresivo y autoasumido estado de disolución en curso, pergeñado desde
adentro y desde afuera de las propias instituciones armadas, sin que muchos de
sus integrantes parecieran tomar conciencia de ello.
Ese
proceso de disolución paulatina no es casual, siendo en cambio causal del mismo
la pérdida del Pensamiento Nacional en esas instituciones, reemplazado
brutalmente por una total subordinación al pensamiento liberal –apátrida por
definición-, y desde el siniestro proceso en adelante, por la adhesión total al
neoliberalismo, que es la herramienta funcional más poderosa al servicio de la
globalización salvaje.
Cabe
recordar que la globalización busca la disolución de los Estados Nacionales, en
particular los excluidos del núcleo duro del poder de las Potencias
Atlantistas; y el estado de indefensión total es un prerrequisito para destruir
Estados. O sea, la disolución de las FFAA, puesta en marcha en 1955 y acentuada
varias veces, principalmente desde 1976, es funcional a ese perverso accionar
geopolítico disolvente de Argentina.
Prácticamente
desde la Ley Riccheri, que modernizó las FFAA a principios del siglo XX,
estuvieron en pugna dos vertientes opuestas del pensamiento político en dichas
fuerzas: el liberalismo a ultranza y el Sector Nacional, siempre con confusos o
tibios en posiciones no muy claras entre ambas vertientes opuestas.
Desde
“la fusiladora” (1955) en adelante, se inculcaron a fuego consignas de claro
corte antinacional, como la exaltación del mitrismo y su proceso de
organización nacional (a la medida de los intereses británicos), enseñándose
una amañada historia argentina falseada, que entre otras aberraciones, exalta
como “el modelo a seguir” el del Centenario, con una economía primaria de falsa
“grandeza”, carente de proyecciones estratégicas con sentido de real grandeza
nacional (opuesta al desarrollo industrial y tecnológico, y con una estructura
social semi feudal de riqueza concentrada en pocas manos).
Por
eso no fueron de sorprender las imposiciones de esas nefastas ideas a sangre y
fuego, como los fusilamientos de 1956 y los incontables actos ferozmente
represivos, incluyendo la vergonzosa proscripción política del peronismo,
practicada en nombre de “la libertad” (hipocresía total), y el desprecio
visceral al pueblo, con fuertes componentes de racismo y clasismo explícito.
A
todas esas lacras conceptuales, se le agregó la acentuación del espíritu de
casta “superior”, que afectó muy profundamente sobre todo a las mentes más
primitivas y menos evolucionadas, preparando el terreno para la división del
tejido social nacional, a la vez que al perder el sentido de los Valores
Nacionales, dejó el campo preparado para acondicionar mentes confusas,
dispuestas años después a operar como
tropas de ocupación en el propio territorio…al servicio de dictados foráneos,
como lamentablemente sucedió en el nefasto “proceso”.
La
violencia institucionalizada desde “la fusiladora”, generó reacciones del mismo
tenor, las cuales lamentablemente en buena parte fueron cooptada por doctrinas
tan apátridas como el liberalismo, como lo son el marxismo, el trotskismo y
similares. La violencia in crescendo de ambas partes, fue generando el caldo de
cultivo para un virtual estado de guerra civil, que era lo preconizado por el
británico/canadiense Ferns, para destruir los grandes avances logrados por
Argentina.
La
ignorancia prácticamente total en temas básicos, como Geopolítica, Economía,
Historia Argentina e Historia Mundial, inculcada con agregados de fuertes dosis
de espíritu de casta, aplicado todo con inusitada violencia desde 1955, crearon
las condiciones básicas para instigar e imponer medidas que terminarían siendo
lesivas no solo a La Patria, sino a las mismas FFAA en las que se impartieron,
incluyendo el claro desprestigio que generaron.
El
fuerte desprecio a todo lo Nacional y Popular, sumado a la negativa visión anti
industrial y anti desarrollo tecnológico, que se pasó a inculcar como “verdades
irrefutables” en los institutos de formación militar (dicho esto según diversos
testimonios, así como analizando las distorsiones conceptuales que han afectado
incluso a uniformados que son buenas personas y pretenden ser sinceros patriotas,
pero que están inmersos en serias confusiones a veces muy profundas), generaron
una sumatoria de hechos que resultaron nocivos al país y a las FFAA.
Habiendo
sido décadas ha, las FFAA activas promotoras del desarrollo industrial de alta
tecnología, por medio de Fabricaciones Militares y otros entes militares
similares, las últimas acciones concretas en la misma línea de desarrollo
industrial y tecnológico parece encontrarse en los años ’60, cuando se
concretaron notables logros tecnológicos de la industria bélica nacional, como
el TAM (Tanque Argentino Mediano); el eficiente avión de combate Pucará, de
buena actuación en Malvinas; el cañón de 155 mm., del cual solo se llevaron dos
a Malvinas (y buena falta que hicieron más); las masivas producciones de
fusiles FAL; así como algunas acciones para producir localmente camiones de
tracción múltiple y vehículos livianos especiales. A la vez se reimpulsaba el
desarrollo tecnológico nuclear.
Parecería
que detrás de varias de esas acciones con claros perfiles estratégicos, estaba
la mente preclara y el férreo concepto de patriotismo del General Juan Enrique
Guglialmelli; ante cuyo temprano deceso a comienzos de los ’80, el gran
historiador José María Rosa publicó “ha muerto el último general de la patria,
ahora solo quedan generales de empresa”, despreciando claramente al accionar de
aquellos para los que el escalafón más alto de los grados militares, era formar
parte del directorio de alguna gran empresa, utilizando los contactos del ya
decadente poder militar, corroído por dentro por la antipatria.
Quedaban
algunos cuadros militares dotados de Mentalidad Nacional a comienzos de los
’70, pero el establishment se encargó de neutralizarlos, promoviendo a los
ultra liberales.
Desatado
el infame “proceso”, las FFAA pasaron a cumplir el nada decoroso papel de
custodios pretorianos de los oligarcas y de los personeros del establishment
financiero transnacional, para que perpetraran sin oposiciones las brutales
tareas de endeudamiento descomunal (como financiamiento de la timba financiera,
principalmente), y de industricidio masivo, implementando una genocida apertura
económica.
Con
necedad se escuchaba decir a algunos uniformados “ahora hay esperanzas”…mientras
se destruían décadas de trabajoso desarrollo. Ni por asomo eran conscientes que
en realidad estaban transformando la arenga usual en las paradas militares,
pasando a ser realmente “¡subordinación y valor; para vender a la Patria!”.
La
ignorancia en grado extremo, con elevadas dosis de soberbia, en un marco de
cerrazón mental acentuado, llevaron a las conducciones cívico – militares de
esos tristísimos años, a cometer errores estratégicos garrafales; de un grado
aberrante, con pocos casos similares en la historia mundial.
Por
poco nos llevan a una guerra contra Chile, siendo sabido que se sabe bien como
comienzan, pero nunca se sabe como terminan esos conflictos.
Creyéndose
estúpidamente “aliados” de EEUU, siendo que solo operaron como marionetas
descartables, en operaciones sucias de Centroamérica y en el siniestro Plan
Cóndor bajo supervisión de las potencias a las que nos subordinaron; y
demostrando una ignorancia supina en materia internacional, planificaron
improvisadamente la recuperación de Malvinas y Georgias, suponiendo contra toda
lógica que Gran Bretaña no reaccionaría, y que EEUU seria neutral. ¡Eso
demuestra ignorancia total en Historia y Geopolítica!
Peor
aun, demostraron no prever necesarias alianzas con otras potencias mayores,
para contrabalancear el poderío conjunto de ambas potencias anglosajonas; y con
mentalidad de colonizados mentales en grado superlativo, prefirieron ser fieles
“al sistema” antes que priorizar la defensa de La Patria, objetivo prioritario
para lo cual todo está permitido.
En
un enfrentamiento de muy asimétricas potencialidades, nos llevaron a una
derrota segura, para la cual hasta el Papa obró, posiblemente para conjurar la
amenaza de una bomba atómica a ser arrojada sobre Córdoba.
Neciamente
nos pusieron en el rol de derrotados militarmente, con todo lo negativo que eso
implica. No solo la pérdida de los objetivos estratégicos, las irreparables
pérdidas humanas en muertos y mutilados físicos y mentales, sino también
ingentes pérdidas de material militar, y los condicionamientos ulteriores que
hasta hoy obran como impedimentos del imprescindible reequipamiento de nuestras
hoy muy menguadas capacidades de defensa.
Un
indudable patriota, como el Coronel Seineldín, más allá de su poca versación en
los vericuetos de la política, anticipó el oscuro futuro que todo eso permitía
avizorar para nuestro país.
Completando
las incoherencias en grado superlativo, es público y notorio que los
uniformados en bloque (tal vez más del 90 %, incluyendo a retirados y activos)
apoyaron con fervor digno de mejor causa, al gobierno neoliberal de Macri, el
mismo que entregó soberanía con total desparpajo, destruyó la economía y el
tejido social nacional, cerró y desguazó regimientos e instalaciones de
Fabricaciones Militares, y dio señales claras de desentenderse por completo de
la Causa Malvinas, del Mar y la Antártida Argentina.
No
entienden que el neoliberalismo es tan apátrida como el trotskismo y el
marxismo, y ven como “subversivo” a todo lo que no comprenden.
En
las propias bases antárticas, en las últimas elecciones, el 90 % de los votos
(casi todos militares) fueron para el macrismo. ¡Apoyaron al que considera “un
costo innecesario” a la soberanía argentina, a defender en Malvinas y
Antártida!
¡Tanto
es el odio que les instigaron en los institutos militares, reforzados por
aceitadas cadenas de mensajitos que casi a diario reciben por vía electrónica,
que no dudan en apoyar a un apátrida confeso, con tal de expresar el repudio
irracional a todo lo Nacional y Popular, especialmente al peronismo, doctrina política
esta última que con irracionalidad y malignidad, les inculcaron que es casi
sinónimo del comunismo, lo cual por supuesto es una aberración conceptual
mayúscula y nada inocente! Todo eso lleva a la disolución.
Necesitamos
Fuerzas Armadas y de Seguridad, bien equipadas y adiestradas, pero dotadas de
clara Mentalidad Nacional; no confusos liberales apátridas.
MGTR. CARLOS ANDRÉS ORTIZ
Analista de Temas Económicos y Geopolíticos
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