PRIORIDADES ECONÓMICAS U OBJETIVOS ESTRATÉGICOS
Intentar “entender” la economía sin comprender la realidad geopolítica, es como pretender conocer un país con solo recorrer un par de rutas sin entender su complejo contexto total e incluso su historia y su cultura.
Ese enfoque “purista” de los tecnócratas de la economía, es muy funcional a los poderosos intereses ocultos (los poderes detrás del trono, según definiciones dieciochescas o decimonónicas) que no quieren que se comprenda la realidad en toda su compleja esencia, y para ello presentan separadamente los hechos y las disciplinas que los estudian.
Por ello, en lugar de la “Economía Política”, las orientaciones tecnocráticas forzaron su transformación en mera “Economía” como saber supuestamente equiparable a las ciencias duras, con también supuestas “leyes” inflexibles, y con enfoques tan cargados de econometría y farragosos cálculos en “Power Point”, como carentes de una visión totalizadora e integrada con los múltiples factores que influyen en la realidad socio económica y geopolítica.
Son como los “Power Point” del personero de Shell en Energía, con los que intentó justificar los descomunales tarifazos en los servicios públicos, escondiendo burdamente que se trata de una política de concentración de la riqueza en las corporaciones energéticas –casi todas extranjeras- y en empobrecer intencionalmente al 90 % de los argentinos, sembrando desocupación forzosa y miseria generalizada.
Es la diferencia principal entre los economistas ortodoxos –liberales-, y los heterodoxos –keynesianos, con influencias de la Escuela Histórica de la Economía (con List como uno de los grandes referentes de esta última) y otras vertientes-, y otros grandes economistas, como el hoy inhallable Michal Kalecki; o como nuestro Aldo Ferrer, entre muchos más que rápidamente el establishment hace pasar al olvido.
Desde esa óptica integradora es necesario analizar la realidad mundial, los rápidos cambios ya verificados, otros que se perfilan con cierta nitidez, así como hacer futurología seria con proyecciones a al menos un par de décadas, sino más.
Ya bien entrados los años ’90, Samuel Huntington en su ya clásico libro “El Choque de Civilizaciones” evaluaba no solo un mundo sacudido más bien por enfrentamientos entre grandes grupos culturales y religiosos, sino que realizó proyecciones acerca de como estaría la disputa por el Poder Mundial desde estos años hacia el futuro del siglo XXI.
En sus análisis, tuvo aciertos y errores, como es usual suceda en opiniones de los futurólogos, por más serias que sean sus evaluaciones. Y mostró los intereses a los que sirvió siempre.
Entre los errores más significativos (o expresión de deseos subliminalmente expuestos) de Huntington, enfatizó la supremacía absoluta de EEUU, que suponía durar largas décadas o tal vez todo el siglo XXI, la cual se está desgastando rápidamente ante los rápidos avances de las Potencias Emergentes; el virtual monopolio de la fuerza militar a escala planetaria con su exclusiva capacidad de atacar en cualquier lugar del mundo casi a voluntad, que consideraba imposible de contrarrestar, el cual tuvo los abruptos “parates” en el frustrado expansionismo de la OTAN en Ucrania; en los duros golpes a los mercenarios fundamentalistas propinados por Rusia, Irán y las propias fuerzas sirias en Siria, así como las disuasiones a mayores ataques en ese país por parte de la amplia coalición “democrática” al mando de las potencias atlantistas (básicamente EEUU, Gran Bretaña y Francia, y sus aliados menores como Turquía, Israel, España y otros); y también los amagues de ataques “preventivos” a Venezuela por parte de EEUU y sus satélites, que tuvieron la respuesta disuasiva de bombarderos de largo alcance y buques militares de última tecnología enviados prestamente por Rusia en “viajes de buena voluntad” a la Patria de Chávez, en claro mensaje disuasivo.
También expuso Huntington (¿otra expresión de deseos?) que Rusia no se recuperaría y que a lo sumo tendría un papel poco más que secundario en el marco regional, incluso presuponiendo la balcanización, con elevado índice de probabilidad. ¡Y para eso trabajaron activamente las ONGs anglosajonas junto a los oligarcas rusos y otros traidores internos! Pero la jugada no les salió, y la Rusia de Putin resurgió con fuerza, estando hoy reconfigurado el cuadro de la guerra fría, esta vez básicamente desde lo geopolítico, y solo secundariamente desde dos modelos económicos - ideológicos bien distintos: el neoliberalismo globalizante postulado por los atlantistas (*); y el capitalismo de Estado, con sus diversas versiones china, rusa, india, etc.
Si bien Huntington advirtió el rápido desarrollo de los países de Asia oriental y del sur, supuso que a China le llevaría más décadas alcanzar a EEUU. ¿Otra expresión subliminal de deseos no cumplidos por la cruda realidad?
Para Íbero América (a la cual llama afrancesadamente Latinoamérica), supuso un rol menos que mediocre, lo cual contrastó con la creciente importancia regional a partir de los desarrollos de economías del tipo de capitalismo de Estado (con fuertes injerencias proactivos de los respectivos Estados Nacionales), como venía sucediendo antes de las reacciones pro oligárquicas perpetradas en Honduras, Paraguay, Argentina y Brasil; así como los violentos embates contra la Venezuela chavista “indócil” a los mandatos de los atlantistas y la Banca Transnacional. Claro que los notables avances logrados en lo económico, social, científico y geopolítico, están siendo rápidamente arrasados por los respectivos gobiernos
neoconservadores y neoliberales instalados en nuestros países bajo presiones anglosajonas, de la UE y del G 7 (**).
El tablero geopolítico mundial se mueve, como siempre sucedió, pero ahora lo hace muy rápidamente, con algunos sucesos a velocidad de vértigo.
El BRICS es una realidad poderosa e ineludible, aun pese a la actual “defección” de Brasil, recooptado por el neoliberalismo extremo.
La alianza atlantista y su prolongación asiática (EEUU-Canadá / UE / Japón), desató el infierno de la especulación financiera, originalmente “inoculado” al mundo excluido del antes selecto G 7; pero liberaron a los demonios del neoliberalismo y el contagio les está resultando tan o más destructivo que lo que planificaron o ejecutaron para el Tercer Mundo.
Las economías del G 7 están estancadas o crecen muy poco, mientras que sus finanzas nacionales están desorbitadamente endeudadas.
Mientras tanto, la antes humillada y colonizada Asia Oriental y del Sur, se desarrolla a muy buen ritmo, tejiendo acuerdos regionales que incluyen algunos vuelcos geopolíticos más que significativos, como el caso de Filipinas, que se acercó notablemente al área de influencia de China, y no es el único caso en esa dinámica región de Asia.
Sin entrar en un análisis global pormenorizado, que no es el objetivo de este escrito, cabe si evaluar como nos afectan los cambios que se dieron con claras influencias de las potencias atlantistas, en nuestra región de Íbero América y El Caribe, y en particular en Sudamérica.
El Mercosur, y sobre todo la Unasur y la Celac, resultaron entes regionales claramente disfuncionales a las sempiternas “tutelas” –en muchos casos ejercidas violenta y desembozadamente- primero por la Banca Transnacional y las corporaciones transnacionales (como las petroleras), por Gran Bretaña casi en exclusiva en la era victoriana, y luego también por EEUU, Francia y la UE directamente o por medio del brazo armado, la OTAN.
Ahora, con Macri, Temer, Cartes y otros gobernantes dóciles al látigo y la billetera de los atlantistas, se tira por la borda y se destrozan los esfuerzos por construir un núcleo de poder autónomo e independiente en nuestra región; se destroza la industria; los desarrollos tecnológicos propios; las concretas mejoras sociales; se vuelve a concentrar –impúdica y descaradamente- la riqueza en pocas manos facilitándose las fugas masivas de divisas, con los fugadores de divisas y los grandes evasores instalados en el poder formal, con la cobertura amplia y feroz de los mercenarios de la comunicación y los respaldos de sectores “funcionales” del Poder Judicial; y todo principio de soberanía es burlado, denostado y pisoteado, mientras los que deberían ser sus custodios naturales por excelencia –las FFAA y FFSS-, en muchos de sus cuadros retirados e incluso seguramente algunos en actividad, muestran severísimos grados de profundas confusiones doctrinales,cuando no una ignorancia cerril, desconociendo no solo la realidad, sino demostrando carencias acentuadas de nociones elementales de geopolítica y Defensa Nacional, con sus mentes estancadas en los años ’70.
Los acuerdos estratégicos con China y Rusia, que nos permitían mayores márgenes de maniobra en el tablero geopolítico mundial y nos hubiesen financiado obras de infraestructura muy importantes, además de los necesarios reequipamientos de nuestras Fuerzas Armadas, están siendo bastardeados, acorde a los mandatos claros de las potencias neocolonialistas (***) y la Banca especuladora transnacional. Eso no significaba romper relaciones con los atlantistas, pero sí implicaba defender nuestras prioridades estratégicas.
Los neoliberales hoy en el poder formal en Argentina, Brasil y otros países de nuestra vasta región Íbero Americana-Caribeña, dóciles ante los mandatos de los atlantistas, solo ven los “negocios” con egoístas y miopes criterios cortoplacistas.
Muy lejos de las visiones estratégicas de largo alcance, que en varios aspectos llegamos a implementar, y que hoy los “corporativos” en el poder están destruyendo aceleradamente.
(*) Atlantistas – Potencias “tradicionales” a ambos lados del Atlántico, básicamente EEUU, Gran Bretaña y Francia; a las que antes definí como neocolonialistas del siglo XXI.
(**) G 7 – Grupo de los Siete – Potencias Económicas Tradicionales, marcadas por el neoliberalismo, con el respaldo bélico de la OTAN.
(***) “Del Colonialismo Decimonónico al Neocolonialismo del Siglo XXI” http://caoenergia.blogspot.com.ar/
MGTR. CARLOS ANDRÉS ORTIZ
Analista de Temas Económicos y Geopolíticos
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