SOBERANÍA
Concepto muy fuerte y muy caro para todos los que sentimos, profesamos y actuamos profundamente imbuidos de un sano y muy auténtico patriotismo.
Esa idea-fuerza resuena muy fuerte en el mes de abril, que conmemora la efímera recuperación de la soberanía efectiva en las Malvinas, Georgias y Sandwich Del Sur.
Claro está, que bajo los constantes y muy fuertes operativos de colonización cultural a los que está sometido nuestro país, particularmente perversos en épocas de mordazas mediáticas y de exclusiones por motivos ideológicos, e incluso por la reinstauración de muy anacrónicas metodologías sectarias y excluyentes en función de pretendidas aristocracias del poder político-económico; en todo ese contexto los conceptos e ideas pasan a tergiversarse o a vaciarse de contenidos con mucha facilidad, y sin pizca de inocencia.
En ese maremágnum de no inocentes confusiones conceptuales, se está instalando un concepto hueco de “soberanía” meramente declamativa, que no lleva a ninguna parte, porque intencionalmente se omiten los concretos temas esenciales, como los referentes al real ejercicio de soberanía en aspectos económicos, tecnológicos, estratégicos, culturales, sociales, geopolíticos, etc.
Por caso es totalmente impresentable, que algunos muy confusos –como los patrioteros de bandera con las mentes lijadas por cursos de adoctrinamiento en “el gran país del norte”-; otros con total hipocresía política; los oportunistas y acomodaticios de siempre; y la pléyade de comunicadores sociales al tanto por cuanto, se desgarren las vestiduras exaltando huecos conceptos de soberanía, con profusión de símbolos patrios, cuando no las consabidas apelaciones al coraje derrochado en la Guerra del Atlántico Sur (hecho innegable que merece el mayor respeto en si mismo); pero omiten las muchas acciones de claudicaciones totales de soberanía, que repetidamente se perpetran en los sucesivos gobiernos liberales que hemos padecido (1930-1943; 1955-1958; 1962-1963; en parte 1966-1973; 1976-2001; y el actual reciente período gubernativo).
Tampoco cabe omitir los accionares de personajes nefastos de sibilinas acciones semi encubiertas desarrolladas en gobiernos de orientación nacional (como el caso del Canciller Vignes, de nefastas acciones señaladas por patriotas cabales, como el gran historiador y ex embajador José María Rosa; el amigo Ing. Mario Claudio Fuschini Mejía; y el respetadísimo ex Secretario Legal y Técnico de Perón y M. E. M. de Perón, el Dr. Julio Carlos González). O los casos de impresentables que ocuparon cargos en el período anterior, más allá de los concretos logros a niveles macro alcanzados en esos doce años, de los cuales “la pesada herencia” es otro de los mitos falaces desmentidos por los hechos y las cifras duras y concretas (crecimiento del PBI, bajo porcentaje de desocupados, desendeudamiento, apoyos fuertes a la industria, la tecnología, inversiones cuantiosas en obras públicas, etc.).
También siempre “juegan en contra” aportando a la confusión y apostando a la previa disgregación total supuestamente previa al “paraíso socialista”, los “progres” teóricos internacionalistas así como los agitadores o “dirigentes” de minoritarios grupos marxistas, trotskos, anarquistas o similares, que de última son siempre funcionales a los mega poderes corporativos transnacionales que buscan impedir nuestro desarrollo y ejercicio real de la soberanía.
Entonces, el circo mediático mercenario y las estentóreas declaraciones de soberanía hueca de los sectores sociales indicados (y de otros varios que siempre aparecen), que se llenan las bocas declamando soberanía, parece más bien un grotesco absurdo; pues mientras en las narices de todos los argentinos se achica Aerolíneas Argentinas (¿paso previo a otra extranjerización forzosa?); se “eficientiza” (léase se imponen pautas neoliberales) en YPF; peligra la propiedad nacional de Vaca Muerta; se acuerda en forma de rendición total con los fondos buitres (mientras circulan versiones de un trabajo de investigación de un prestigioso periodista extranjero, que afirma la financiación de la campaña macrista por parte del buitre Paul Singer); se abren irracionalmente las importaciones poniendo en serio riesgo a la Industria Argentina; se aumentan las tarifas de los servicios, asfixiando las economías familiares y ahogando a industrias y comercios con montos impagables; se frenan o desguazan todos los proyectos tecnológicos de avanzada o muy importantes (nuclear, satelital, del vector Tronador, de la industria aeronáutica, de Fabricaciones Militares, etc.; se desjerarquiza el tema Malvinas en la Cancillería; se pautan acuerdos no difundidos de “colaboraciones” de Inteligencia Militar y de aceptación de tropas de EEUU en Argentina; se planifica achicar aun más a las ya minúsculas Fuerzas Armadas; se frenan incoherentemente todas las obras públicas; se da el manejo de Energía a un operador de la británica Shell y se aceptan pautas irracionales impuestas por el ecologismo cavernario también dictadas desde Gran Bretaña, y el “Ministro de los Despidos” instala su despacho en el edificio Shell…y el listado de indignas claudicaciones sigue.
Mientras no se haga carne en los argentinos, que la concreta defensa de la soberanía no se agota en recordar la gesta de Malvinas, cantar el himno y homenajear la bandera, no tendremos futuro como nación soberana, ni podemos aspirar a consolidar la Patria Grande regional, lo cual es una ineludible necesidad geopolítica en el siglo XXI.
MGTR. CARLOS ANDRÉS ORTIZ
Analista de Temas Económicos y Geopolíticos
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