martes, 24 de febrero de 2015
C M Q C
Más allá de las ensaladas conceptuales y de contextos históricos, que suelen hacer algunos opinantes (imposibles de contestar por la extensión que requeriría semejante menjunje histórico-pasional), con historia mezclada según pasiones políticas, con dudosa o nula objetividad, cabe desarrollar algunas ideas. Veamos:
Clase media, amplio espectro de nuestra población, que nos distingue de casi todos los países hermanos del continente. Yo también nací y soy de clase media. Y por eso, desde temprano y hasta ahora, sin solución de continuidad, pude constatar que una amplia franja de esa clase media (sin importar que sea del segmento bajo, medio-medio o medio alto), se caracteriza por la extrema volatilidad de sus opiniones, la deplorable superficialidad de las mismas, su escasísima memoria histórica, y su identificación casi idolátrica con los sectores altos-oligárquicos dominantes, esos mismos que manejaron el país como una estancia, a su antojo y con total desprecio por el país mismo, y por la gente que no forma parte de sus círculos de “elegidos”. Oligarquía que fue siempre pro británica, y desde 1945 divide o comparte sus “amores” entre la Rubia Albión y “El Gran País del Norte”. Esos sectores tan carentes de visión política propia, de esa franja voluble de la clase media, se siente y se cree más cerca de “los señorones” del tipo de la Sociedad Rural Argentina, que del obrero o del peón que tienen a su lado, o cerca del barrio, o como empleado de maestranza donde trabajan los de “esa” clase media. Viejo tema este, por algo hace medio siglo largo, Arturo Jauretche definió con ribetes sociológicos a ese sector voluble de la clase media, como “los tilingos”, los fuera de foco, los “que se la creen”, que “piensan que son” de “la alta”, pero que por ingresos y por pertenencia social están mucho más cerca de “esos negros…” de los sectores humildes, a los que clara o encubiertamente desprecian. Toda una definición sociológica de ese gran pensador argentino.
Siguiendo la definición y análisis jauretcheano, ese sector “tilingo” de la población argentina, fue el mismo que festejó la caída de Yrigoyen, para luego sufrir la miseria generalizada impuesta por la oligarquía apátrida y pro británica, durante la larga “década infame” entre 1930 y 1943.
Fue el mismo que apoyó a la “revolución fusiladora” y luego vio licuarse sus salarios y entrar al país en una crisis permanente, fruto de las mismas medidas político-económicas ortodoxas (liberales), con cierres de fábricas y otras lacras, mientras que el país “se alineaba” como granja dócil, tan como fue festejado por Churchill, al tener éxito el golpe de Estado de 1955.
Fue la misma clase media (parte de ella) que denostó a Frondizi, sin darse cuenta que el golpe de 1962, se perpetró pocos meses después de la visita del consorte de “su majestad”, Felipe de Edimburgo, quien invitado por la SRA y otros recalcitrantes similares, que necesitaban que alguien despotrique en contra de la fuerte industrialización y vasto plan de obras públicas, que con aciertos y errores había conseguido el desarrollismo.
Fue ese sector tilingo de la clase media, el que sirvió de claque al golpe de Estado de 1966, que echó a Illia, cuando entre otras cosas, buscaba poner en caja al poderoso sector de la industria farmacéutica.
Fue la tilinguería, exaltada hasta el paroxismo en muchos casos, la que festejó la irrupción violenta del “proceso”, solo para ver como se destrozaba literalmente al país, buscando una abrupta regresión a las “épocas doradas” del país-estancia de comienzos del siglo XX, sin percatarse que en ese esquema político-económico sobramos 30 millones de argentinos, según la cruda definición que dio allá en los años ‘30 un hombre del establishment pro británico y siempre resucitado ministro de hacienda golpista, el “socialista” – golpista - “radical” – conservador Federico Pinedo. Era la misma tilinguería (que yo llamo C M Q C –Clase Media Quejosa Crónica), la que se exaltaba ante “la maravilla” de una moneda muy sobrevaluada, que permitía comprar desaforadamente en el exterior y viajar fácilmente a Miami u otros lugares, mientras que las industrias cerraban y la desocupación crecía acentuadamente, en medio de una espiral inflacionaria imparable. Fue la misma clase media, que se embelesó con el 1 a 1, en épocas de exacerbación del neoliberalismo apátrida en los tristísimos años ’90, sin ponerse a pensar luego que la tremenda crisis de 2001-2002 (que por poco nos hizo implosionar en media docena de republiquetas), fue la otra cara de la misma moneda de la perversión extrema político-económica.
Era la misma clase media que en los años ’90 no llegaba a fin de mes, con su magro salario, que debió inventar los clubes del trueque u otros rebusques similares para estirar un poco más la agonía que la llevaba a la miseria total; y que
hoy tiene o un mejor salario o un mejor ingreso en su emprendimiento mini empresarial, o que como profesional tiene más y mejor trabajo; que antes no podía pagar ni los impuestos básicos ni comer adecuadamente ni mejorar su escuálido guardarropas sobreviviente de años mejores, y que hoy vacaciona todos los años, equipó su hogar, tiene auto nuevo o semi nuevo, y puede vislumbrar a sus hijos en la Universidad gratuita y pública (con nueve nuevas Universidades Nacionales y con mejoras de infraestructura sustanciales en las prexistentes). Es la misma tilinguería que no advierte que los sectores oligárquicos-liberales, pretenden arancelar fuertemente las Universidades Nacionales, para evitar el acceso a la clase media; gratuidad que impuso Perón allá por los años ’40. Es la misma clase media que dice “para que queremos repatriar científicos”, pues en los canales desinformantes en los que se malinforma, nunca mencionan los nuevos logros tecnológicos, ni las grandes concreciones alcanzadas, como en las áreas nuclear, satelital, espacial, de tecnologías agropecuarias, industriales, de la salud, etc.
Es la misma C M Q C (o “tilinga”, si se prefiere), que despotrica contra Aerolíneas Argentinas, que hizo mutis total cuando se la malvendió y quedamos con aviones viejos e inseguros y con vuelos internos muy recortados, que dificultaron nuestra imprescindible conexión interna en nuestro enorme país de dimensiones continentales. Es la misma clase media (C M Q C), que a voz de cuello repite “¡cuanto más costó Atucha II!”, y no se detiene a pensar (¡es mucho esfuerzo, además que no es “fino, de categoría para “gente como uno…”!) analizar que los enormes costos adicionales fueron consecuencia de los desmanejos perpetrados en el Sector Nuclear, por los mismos autoproclamados “ex secretarios de energía de la democracia” (en rigor de la partidocracia cleptocrática), que por 22 largos años frenaron criminalmente el Plan Nuclear, y con ello paralizaron la estratégica Central Nuclear Atucha II, hoy felizmente en plena marcha. Y esa tilinguería vociferante repite entusiastamente los venenosos argumentos de las usinas de la desinformación, acerca de “cuanto costó” terminar Atucha II (con sobrecostos enteramente atribuibles a los sectores oligárquico-neoliberales a los que de hecho apoya “esa” clase media), y ni siquiera algunos “intelectuales” bastante superficiales –por no decir muy mediocres” de “esa” clase media, que opinan con impostada grandilocuencia, se detienen a analizar el cuantioso lucro cesante que ocasionó el largo período de ”parate” de Atucha II. impuesto por el mismo establishment oligárquico-neoliberal. Considérese que Atucha II ahorra 4 millones de metros cúbicos de gas por día; eso por 22 años es el lucro cesante. Ningún crítico “intelectual” de la tilinguería, se detiene a analizar, ni a evaluar que es responsabilidad del establishment neoliberal, al que con sus cerradas posturas “en contra de” apoyan con tanto odio exacerbado como incoherencia.
Es la misma tilinguería, que no se detiene a analizar la crucial importancia estratégica de haber superado la larga parálisis impuesta a la construcción de la Central Hidroeléctrica Binacional Yacyretá, por esos mismos “ex secretarios de energía de la partidocracia cleptocrática”, y que miran para otro lado, a la hora de ver las cuantiosas inversiones que la Entidad Binacional Yacyretá concretó y sigue haciendo en toda la extensa área vinculada con el gran embalse, obras que mejoraron y transformaron sustancialmente a las ciudades del área, como Posadas, Encarnación, y otras.
Hoy, como ayer, la C M A C se embandera entusiastamente en cuanta campaña hay “en contra de”, sin detenerse a pensar y a sopesar debidamente cuanto de verdad y cuanto de construcción mediática hay en las denuncias de “corrupción” y otros conceptos grandilocuentes similares, instigados por mercenarios de la comunicación, y aceptados sin más por los permeables cerebros ya no pensantes (en estos temas) de la C M Q C.
Y por supuesto, la tilinguería rampante, esa C M Q C, jamás se detiene a pensar, y menos aún a definir, cuales son las alternativas concretas, superadoras, que eventualmente significarían un cambio para bien, de remplazarse el gobierno al que con tanto odio y tan poca profundidad conceptual denostan constantemente.
Preguntémosle, con todas las letras: ¿Cuál es la alternativa real que apoyan, que planes de gobierno explicitó, y sobre todo, cuales son los antecedentes que permitan avalar la sinceridad de esos eventuales planteos gubernativos que –teóricamente- dicen expresar o representar?
¡Cuando aparezca algo claramente mejor, superador, con sentido indudable de lo Nacional, seguramente podremos coincidir!
Cosa muy complicada, librarse de las sutiles pero muy firmes ataduras y condicionamientos de la colonización cultural, que confunden y distorsionan severamente la capacidad de razonamiento, de la Clase Media Quejosa Crónica, que enceguecidamente, sigue actuando fervorosamente…en contra de los Intereses Nacionales y de sus propios intereses personales.
C.P.N. CARLOS ANDRÉS ORTIZ
Analista de Temas Económicos y Geopolíticos
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