ARGENTINA AL BRICS – FACTORES
GEOPOLÍTICOS QUE SUSTENTAN LA INCORPORACIÓN.
No
es casual que Argentina integre el G 20, como tampoco es casual que haya sido
invitada a la próxima reunión del BRICS, a celebrarse en Brasil.
Más
allá de los eternos agoreros del fracaso y del desánimo, por lo general
mercenarios a destajo operados por el establishment que pretende mantenernos
atados al subdesarrollo, y en lo geopolítico a un rol subordinado a
“occidente”; lo concreto es que existen poderosos motivos que avalan más que
suficientemente dicha invitación a participar, la cual muy posiblemente sea el
paso previo a la integración formal a ese selecto grupo de naciones emergentes.
Hace
algunos años acuñé el concepto de “Los E 12”, los doce emergentes que integran
el G 20 (Grupo de los 20). Y Argentina es uno de ellos.
Es
cierto que existen otros países cuyos PBIs son mayores que el nuestro, pero ese
no es el único factor a considerar, pues por caso, el PBI argentino supera al
de Sudáfrica en aproximadamente 20 %. Claramente, nuestro PBI es sensiblemente
mayor que el del último socio incorporado al BRICS.
Claro
está, que Sudáfrica pasó a ser “la pata africana” del selecto club de los
grandes emergentes, y tiene otros méritos geopolíticos propios, que avalaron su
inclusión junto al destacadísimo cuarteto original.
Brasil,
Rusia, India y China, “están en las ligas mayores” de la geopolítica mundial, pues se ubican en el pelotón de las
10 mayores economías del mundo, entre otros factores muy relevantes.
Sudáfrica
está en el puesto 29º de la clasificación por magnitudes económicas de las
economías nacionales. Y Argentina ocupa el puesto 26º, nada despreciable por
cierto, en el contexto de casi 200 naciones. (*)
Con
la incorporación de Argentina, los países de habla hispana tendrán su
representante en el bloque de los Grandes Emergentes. Y si bien las economías
de España y de México tienen volúmenes mucho más grandes que la de Argentina,
existen consideraciones geopolíticas insoslayables, para comprender debidamente
el rol que Argentina puede asumir dentro del relevante bloque, que hoy es el
BRICS.
España
está fuertemente ligada (subordinada) a la Unión Europea, careciendo de hecho
de autonomía en aspectos claves, como la economía, las posturas geopolíticas y
consecuentemente, en las decisiones estratégicas. Incluso apoyó con tropas las
aventuras agresivamente invasivas de la “Troika Neocolonialista” (EEUU, Gran
Bretaña, Francia) en varios países; y está fuertemente aquejada por una
gravísima recesión vinculada a la imposición de las conocidamente perversas “recetas”
neoliberales. Su economía está manejada por banqueros, obedientes a las órdenes
del Banco Central Europeo y el FMI. Todo eso es totalmente incompatible con las
firmes posturas geopolíticas y económicas del BRIC original.
México
por su parte, integra el NAFTA (Tratado de Libre Comercio de América del
Norte), por lo que su economía está subordinada totalmente a la poderosa
economía norteamericana. Aplica políticas económicas neoliberales, y su cerrado
alineamiento con EEUU, hace dudosamente compatible a ese país con el BRICS.
Descartando
a España y México, Argentina pasa a ser la principal economía de habla hispana
(el español es ya la segunda lengua más hablada del mundo, hablada en tres
continentes y con influencias culturales en cuatro); y es innegable la fuerte y
fraternal influencia que nuestro país ejerce en los restantes países hispano
americanos, además de los roles importantes que ejerce en los tres organismos
multilaterales regionales, que en los últimos años tuvieron acciones relevantes
en la esfera regional (Mercosur, Unasur, Celac).
Otro
factor primordial es la activa participación de Argentina en el ámbito
diplomático mundial, en la última década larga; con otras acciones paralelas
relevantes, como en la última visita presidencial a Francia, en la cual hubo un
certero comentario acerca del doble estándar de las potencias “occidentales”
comparando el caso de Crimea con el de Malvinas.
Sin
entrar en innecesarias confrontaciones con el bloque conformado por el G 7 más
el resto de la UE (Unión Europea), Argentina desarrolló interesantes acciones
diplomáticas y económicas con las grandes potencias del BRICS, siendo además
activa nuestra participación en otros foros mundiales, como los que aglutinan a
los países antes llamados subdesarrollados.
Por
otra parte, no tenemos cuestiones irritativas ni puntos de fricción, en lo
geopolítico, con el BRICS; siendo que sí los tenemos y muy serios con el bloque
de poder “occidental” (G 7 más UE). Más aún, de los BRICS, del bloque Íbero
Americano y Caribeño, y de prácticamente todo el amplio abanico de naciones
subdesarrolladas, recibimos fuertes y constantes apoyos por el conflicto por
los archipiélagos australes y el Mar Adyacente a los mismos. Respecto a la
Antártida, la soberbia postura británica tiene el apoyo de los mencionados G 7
y UE; mientras que de los otros países y las potencias del BRICS, podemos
cosechar valiosos apoyos. Todo eso no solo avala el acercamiento nuestro al
BRICS, sino que también suma a favor de nuestra integración a ese selecto y
crecientemente influyente bloque de poder.
Las
enormes potencialidades de la economía argentina, importante productor a nivel
mundial en varios rubros de alimentos, con alto valor estratégico, más la
enorme riqueza yaciente en hidrocarburos no convencionales, la masiva producción
muy eficiente de biocombustibles, sumado a la posesión de gigantescos
yacimientos de litio; las grandes reservas de agua dulce (otro bien
estratégico); un más que respetable desarrollo industrial, con algunos rubros
en los que somos fuertes exportadores mundiales (como máquinas e implementos
agrícolas, además de variados alimentos procesados), más otros con volúmenes
interesantes (como la automotriz), y con niveles de calidad competitivos (como
la naval, entre muchos otros); los notables avances en tecnología de diversas
áreas, en las que descollan la
tecnología nuclear y la satelital; el claro crecimiento de las matrículas
universitarias sumadas a los fuertes impulsos a las ciencias duras, son
factores también sumamente positivos, que en su conjunto permiten avizorar un
futuro de potente crecimiento y sostenido desarrollo.
Lo
precedente se potencia en función del extenso territorio continental (el 8º del
mundo), al que se suma similar superficie de nuestra “pampa azul” en el mar y
la proyección antártica (continente en
el que tenemos amplia experiencia y dilatada trayectoria de ocupación
efectiva); con una población relativamente reducida pero con buen promedio de
capacitación y dentro de dicha población, altos porcentajes de profesionales
universitarios, comparados con nuestros pares de Íbero América. Por otra parte
nuestra población tiene fuertes ligazones culturales (todos nos sentimos y
pensamos con identidad nacional propia),
y afortunadamente por regla general no existen problemas de tipo racial, a lo
que se agrega positivamente la movilidad social generalmente ascendente.
Nuestro
país exhibe una década de fuerte crecimiento económico y de desarrollo socio
económico sostenido, a lo que se agrega positivamente el marcado
desendeudamiento externo, conformando un cuadro macro económico muy favorable,
con uno de los menores indicadores de endeudamiento del mundo.
Otro
de los factores estratégicos de primer orden, es considerar que nuestro país es
la ligazón natural y parte central, de la gran y muy privilegiada región de
Sudamérica, que posiblemente en muy pocos años alcanzará el rol primordial de
principal productora y exportadora de alimentos del mundo. Esa región está
conformada por nuestra zona pampeana más su prolongación en Entre Ríos y
Corrientes, y la gran región chaqueña; y sus continuidades en Bolivia,
Paraguay, el sur de Brasil y todo Uruguay. A ello se agregan otras producciones
alimentarias de las restantes regiones del extenso territorio argentino y de
nuestro extenso mar. Tomando los conceptos visionarios del Experto en
Geopolítica Jorge Luis Rodríguez Zía (vertidos cuatro décadas atrás), nuestras
naciones tienen el enorme privilegio de poder llegar a ser la gran fuente de
alimentos, para un mundo cada vez más necesitado de ellos; a lo cual se agregan por supuesto las otras
múltiples capacidades humanas, potencialidades mineras, industriales, tecnológicas
e incluso culturales de Argentina y de su entorno.
Si
bien existirán obstáculos a superar (seguramente externos a los países
directamente involucrados, y de los sectores minoritarios y retrógrados de
Argentina); nuestra incorporación efectiva al BRICS, será beneficiosa para
cohesionar y complementar a ese importante Bloque de Poder; fortaleciendo
significativamente las capacidades de negociación de nuestro país, y por
extensión, de los países hermanos de Íbero América y El Caribe.
(*)
Datos del Banco Mundial, del año 2012.
C.P.N. CARLOS ANDRÉS ORTIZ
Analista de Temas Económicos y Geopolíticos
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