OTRA SOLAR SOBREVALUADA
Según
informes de origen digital, gentilmente facilitados por un amigo – asesor de la
temática energética, en Quitilipi, provincia del Chaco, se instalará una “mega”
central solar de 20 MW de potencia máxima instalada.
Como
es habitual al difundirse este tipo de iniciativas, el reporte periodístico
presenta a la futura nueva central solar como una “brillante” solución (valga
la ironía, al tratarse de energía solar). Prácticamente es alabada como una
panacea casi absoluta, diríase una revelación divina hecha paneles solares.
Es
bueno analizar exhaustiva y sistemáticamente las exultantes opiniones
difundidas (24 Siete Info – 08/01/2014), poner las cosas en su justo contexto,
y evaluar los datos que “casualmente” se omitieron por completo, o se sacaron
del contexto real.
La
usinita es considerada una “gran usina”, y eso merece ser puesto en su realidad.
Si se completa, será la mayor del país, o estará segunda cerca respecto de la
existente cerca de San Juan (Capital). Pero en el macro contexto energético,
aún del Chaco, que es provincia pobre como todas las del NEA, es una usinita de
muy poca relevancia, que prácticamente “no mueve la aguja”. Y menos en función
de su escasísima producción previsible.
La
comparan en forma muy elogiosa respecto a unos grupos electrógenos
convencionales –seguramente equipos Diesel-, pero cuidadosamente omiten el nada
pequeño hecho que la Potencia Firme de los Diesel es la indicada por el
fabricante, o poco menos (esos motores pueden funcionar a elevado régimen en
forma constante), las 24 horas, independientemente de las condiciones
climáticas. Y esto no es alabar o promover la generación Diesel, es describir
la realidad.
En
cambio, la supuesta “gran solución” solar, solo rinde al máximo unas pocas
horas al mediodía, y el rendimiento decrece acentuadamente en horarios alejados
del cenit solar; y por supuesto se apaga irremisiblemente de noche. Además la
producción disminuye mucho o incluso se anula, en días nublados o lluviosos.
Por
eso, la usinita solar de 20 MW no es comparable en producción con otra de
similar potencia teórica, pero de una tecnología convencional. Tecnologías
convencionales son las únicas aptas para funcionar como bases de cualquier
sistema eléctrico, y básicamente son solo de tres tipos: termoeléctrica (usando combustibles fósiles o eventualmente
biocombustibles), hidroeléctrica y
nuclear.
Justamente,
y en forma supuestamente “casual”, el comentario periodístico, no dice una sola
palabra acerca de la Generación Media Anual prevista, ni tampoco del costo por
KWh a producirse. Es que sería indefendible justificar la instalación de la
usinita solar, al considerar que el rendimiento esperable debe estar en un
escaso 10 o menos, o improbablemente 15 % -cuanto mucho- del total teórico
operable. Para poner en contexto, eso equivale a funcionar las 24 horas al 10 %
-o posiblemente menos- de su potencia nominal, con el agravante que en el pico
de carga máximo –que en nuestro país se da entre el atardecer y primeras horas
de la noche, la central solar estará irremisiblemente fuera de servicio.
Respecto
al “gran ahorro de combustible” que citan como motivo válido para la generosa
inversión de capital, el tema es harto discutible. En efecto, las centrales
solares, al igual que las eólicas, son intermitentes –fluctúan fuera de control
humano variando sus generaciones-; sus producciones son aleatorias -o sea no
son adecuadamente previsibles, por depender de factores en los que el hombre no
puede influir ni regular-; y en las solares, sus producciones cesan al no
contar con el Astro Rey. Por todo ello, las eólicas y solares solo pueden
funcionar con el respaldo de centrales convencionales, para cubrir sus baches y
falencias técnicas.
Hablando
en criollo fácil, esta eólica no reemplaza a las centrales Diesel que operan en
el sistema chaqueño en el área de Quitilipi. Su producción apenas será un
modesto complemento, que seguramente mejorará algo el sistema, y poco o nada
más. No reemplazará a las usinas Diesel aportando solo energía marginal de baja
confiabilidad; por ende en las cuentas finas, dudosamente ahorre combustible,
más que en cuotas marginales, pero produciendo a un altísimo costo por KWh, más
caro incluso que las costosas generaciones de los grupos electrógenos Diesel.
Si así no fuera, sería interesante que lo demuestren, con análisis bien
fundamentados e irrefutables.
El
costo de instalación declarado es de 25 millones de dólares, más 60 millones de
pesos de la instalación transformadora. No se aclara si los 25 millones
corresponden a la primera etapa de la central (10 MW) o al total (20 MW).
Suponiendo que sea el total, y sumando –como corresponde- la estación
transformadora al costo de la central, se tiene un costo del orden de 35
millones de dólares, para 20 MW de Potencia Instalada Nominal. Eso representa
1,75 millones de dólares por MW, o sea es caro, como siempre resultan las
solares fotovoltaicas. Y si el costo de instalación es caro, y el rendimiento
efectivo es muy bajo (como es usual en las solares), el costo real por KWh será
desmesuradamente caro; además de los inconvenientes técnicos insalvables de esa
tecnología de generación. ¿Es eso una solución…?
Por
otra parte, si parte sustancial del costo se expresa en dólares, cabe suponer
que los paneles y otros componentes serán importados. O sea nulo o escasísimo
desarrollo industrial nacional, y sangría de divisas perjudicando la Balanza de
Pagos Nacional.
Hace
poco, con similares enredados y sesgados argumentos, promocionaron otra central
solar en Salta; con planteos que encierran las mismas dudas a su eficiencia que
las planteadas respecto al proyecto chaqueño.
Como
referencia no menor, existen antecedentes de curiosas asociaciones de Greenpeace
con petroleras anglosajonas (Shell y British Petroleum) para producir y
promocionar paneles solares, que esas mismas corporaciones producen en
Alemania, y posiblemente en otros países de Europa. Los costos reales, ni las
eficiencias productivas, evidentemente no están dentro de sus preocupaciones.
Esos son problemas para los países subdesarrollados que se doblegan ante las
presiones de esos grupos del ecologismo cavernario, cuya finalidad principal es
mantenernos atados al subdesarrollo crónico.
Curiosamente
–o no tanto, pues para algunos no es “energéticamente correcto”- los que
promueven las costosas e ineficientes usinas solares fotovoltaicas, ”olvidan” e
incluso demonizan a un gigantesco proyecto de transformación socio económica
positiva del Gran Chaco Argentina, que será La Canalización del Bermejo,
proyecto que si se concreta, no solo aportará energía limpia, barata y
abundante como es la hidroeléctrica (con casi 500 MW planificados), sino que
también regulará el caudal asegurando el abundante suministro de agua a una
extensa región, que hoy padece crónicas sequías con esporádicas pero
recurrentes grandes inundaciones; posibilitando la navegación comercial hasta
Bolivia mediante barcazas adecuadas (suministrando salida directa al mar al
país hermano, y dando salida económica y ambientalmente mucho más limpia a la
producción argentina del NOA y buena parte del NEA), y además permitirá
disminuir significativamente los cuantiosos arrastres de sedimentos, que
crónicamente taponan la Hidrovía Paraná – Paraguay, sedimentos que obligan a
costosos dragados.
¡Pero
las transnacionales del ecologismo cavernario, y sus “perejiles” locales,
demonizan ese vital proyecto de desarrollo socio económico con notable
importancia geopolítica!
En
su lugar, nos venden los “espejitos de colores” de las costosas e ineficientes
usinas eólicas y solares, con las que esos pseudos ecologistas promotores del
subdesarrollo crónico, planean empastar e impedir todo proceso factible de
desarrollo.
CPN CARLOS ANDRÉS ORTIZ
INVESTIGADOR DE TEMAS ECONÓMICOS Y GEOPOLÍTICOS
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