ANTROPÓLOGOS ENERGÉTICOS Y OTROS
AQUELARRES PSEUDO CIENTÍFICOS
Dentro de la crecientemente aceptada
teoría del relativismo científico, va resultando muy frecuente que algunos
desaprensivos opinen de cualquier tema que se les cruce, sin importar nada el rigor
científico y la necesaria sapiencia específica en las materias sobre las que se
pueden llegar a levantar montañas de palabras. Montañas carentes de la sólida
consistencia de la dura roca, pues esos enredos dialécticos o interminables
peroratas, ni siquiera tienen la efímera consistencia del barro endurecido,
sino más bien parecen descomunales amontonamientos de basura inútil que ni
siquiera sirve como abono, dados sus perniciosos componentes ácidos y en muchos
casos directamente venenosos.
En esa curiosa y usualmente muy
agresiva implementación del “todo vale”, engañosamente adornada con palabrería
pseudo científica, está pasando a ser recurrente la irresponsable y nada ética
mezcolanza informe, una especie de pastiche inconsistente, resultante de algunas
absurdas “opiniones doctorales” sobre temas específicos de las ciencias duras y
de temas técnicos específicos, emitidas con notable ligereza y/o impresentable
superficialidad por algunos audaces que emiten juicios desde las ciencias
sociales, o peor aún desde la hueca palabrería de dogmáticos cargados de
fanatismo. Lo hacen ajenos a elementales
pautas y conocimientos específicos acerca de las materias en las cuales
incurren con tanta liviandad, o eventualmente con tan notable
irresponsabilidad.
Pasa a ser preocupantemente recurrente
que algunos sociólogos, antropólogos, filósofos, politólogos y otros, desde el
contexto y con las solas improntas de las ciencias sociales, se erigen en
pretendidos referentes o incluso supuestos jueces absolutos, en temas sobre los
cuales –para opinar con solvencia y debidos fundamentos- se requieren
conocimientos específicos, experticia y sólidos basamentos propios de las
ciencias duras, y más específicamente, de la temática que se aborda.
Sumando a las confusiones, suele ser
usual que en ciertos ámbitos de las Humanidades, es “políticamente correcto”
posicionarse así sea declamativamente, como “de izquierdas”; siendo por
añadidura conocidas las “afinidades” del ciertos declamados militantes
“progresistas”, con el ecologismo fundamentalista.
Con esos ingredientes básicos, está
listo el esquema pseudo científico, sobre el cual se montan falsos paradigmas,
que a fuerza de sistemáticas repeticiones, y de sucesivas aprobaciones por
parte de diversos opinólogos de dudosas o nulas capacidades específicas, montan
dogmas irracionales. Y a partir de la instauración de esos dogmas, se veneran
esas distorsiones conceptuales como supuestas “verdades indiscutibles”…las
cuales son repetidas, asumidas y tomadas como banderas de lucha, por
variopintos escuadrones de militantes fanatizados, astutamente direccionados
por militantes ecologistas a tiempo completo y otros mercenarios del ecologismo
cavernario.
Llegado ese grado de fanatismo cargado
de ciega violencia, es dudoso que esos militantes entiendan que pasan a ser
peones descartables, usados por las transnacionales del ultra ecologismo, el
cual es sin duda una de las más eficaces herramientas de las potencias del G 7
y de los poderosos intereses megas corporativos, que buscan imponer un férreo
sistema de poder mundial, sintetizado en el concepto de la Globalización
Salvaje.
Dicho más claramente, esos fervorosos y
por lo general agresivamente fanáticos militantes del ecologismo cavernario,
declaman ser “anti sistema” y en realidad son meros instrumentos…del propio
sistema de poder global que dicen aborrecer.
En esa mezcla de disconformes varios,
se pueden encontrar diversas “izquierdas” (comunistas “convencionales” {¿los
hay?}, maoístas, trotskistas virulentos, diversos socialistas, otros
autocalificados como librepensadores sociales o con sentido social,
anarquistas, etc.), y como suele ser usual, sectores ociosos de las clases
altas –incluyendo a fervorosos militantes del liberalismo ultramontano
dieciochesco tan afín al cipayismo ultra reaccionario-, que suponen redimir
culpas o justificar ociosidades huecas, con desaprensivas y superficiales
militancias “por el medio ambiente”.
En todo ese aquelarre conceptual, con
la lógica arrinconada como “pauta burguesa decadente” y con la ciencia
manoseada y degradada hasta hacerla desaparecer, instalan en la opinión pública
la vigencia de dogmas burdamente falaces o groseramente distorsionados,
omitiendo o incluso burlándose de razonamientos basados en la ciencia con la
técnica como herramienta.
Solo desde ese descomunal anarquismo
conceptual, puede rechazarse con incoherente agresividad, todo atisbo de
pensamiento que pueda no estar rígidamente alineado, alienado y subordinado a
los dogmas previamente impuestos.
Toda esa operatoria responde a esquemas
de instauración de agresivas pautas de terrorismo mediático, que mediante
miedos y dudas rechazan todas las ideas que no sean dóciles aceptantes de los
“pensamientos ecológicamente correctos”; con un machacar constante,
incorporando ingenuos inocentes, mercenarios y fanáticos “anti sistema”,
comunicadores sociales superficiales o directamente cooptados, políticos
mediocres junta votos y otros confusos varios.
Solo en ese contexto se pudo “entender”
que un panfletario conjunto de escritos, presentado como “trabajos
referenciales obligatorios” para el Sector Energético Argentino, pueda haber
sido presentado en el marco de la Facultad de Humanidades de la UNaM (agosto de
2012), ignorándose o soslayándose bases elementales del manejo físico-técnico específico,
suplantándolo con profusión de palabrería hueca, evitándose toda crítica u
observación científica especializada; rematando todo ello con los
posteriores respaldos de un Premio Nobel
del depreciado galardón de la paz, que con tanta liviandad y falta de
fundamentos científicos pasa a ser un vocero de dogmas instalados por el
ecologismo fundamentalista transnacional, no por casualidad dirigido desde y
muy funcional a los intereses del siempre agresivo pero sutil imperio británico
y sus socios del G 7.
En el marco de irracionalidades sin
freno, se oponen a las pasteras (como que no usaran papel en sus vidas),
demonizan a la minería (pero usan profusamente sus insumos en todos los bienes
tecnológicos de consumo masivo); “escrachan” al Sector Nuclear (pero soslayan
las enormes ventajas de dominar y
utilizar esa tecnología, incluso para la generación eléctrica, amén de sus
aplicaciones medicinales, en agricultura, ingeniería aplicada, conservación de
alimentos, etc.); y agreden absurdamente a las grandes y medianas
hidroeléctricas; presentando como mentirosas “alternativas” a energías costosas
e ineficientes y cargadas de limitaciones que las hacen inútiles para funcionar
como energías de base (eólicas y solares); se oponen a construcciones de redes
eléctricas, caminos, radicaciones industriales y cuantas iniciativas que
surjan…pues en los hechos son partidarios de la genocida idea del “crecimiento
cero”, perversa pauta “ecologista” pergeñada en el mundo rico del G 7, para
perpetuarnos al resto de las naciones en el sumiso rol de obedientes colonias
económicas suministradoras de materias primas muy baratas. Incluso instalando
la hipócrita figura de los bonos de carbono, que por monedas pretende congelar
los procesos de desarrollo en los países subdesarrollados (con la excusa del
conservacionismo extremo), para que los desarrollados sigan contaminando y a la
vez monopolizando la industria y la tecnología, no por casualidad los sectores
más dinámicos de la economía y pilares insustituibles de todo proceso de
desarrollo socio-económico.
¡En ese contexto, algunos fetichistas
de lo social, pretenden reemplazar Kilovatios - Hora y fuente de energía, por
palabrerías grandilocuentes y difusas e inexistentes “otras alternativas” que
jamás pueden probar…simplemente porque no existen! Total, de última nunca se
hacen cargo de las consecuencias de tantas irracionalidades expresadas “desde
el progresismo” y “lo social”. ¿Ignoran acaso que los Kilovatios - Hora
responden a leyes de la física, y no a inconsistencias teóricas “sociales”
ajenas a la realidad?
C.P.N.
CARLOS ANDRÉS ORTIZ
Analista de
Temas Económicos y Geopolíticos – Experto en Energía
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