viernes, 10 de mayo de 2013


LOS MASOQUISTAS POLÍTICOS

Masoquista es el que goza con su propio sufrimiento. Sin duda uno de los tantos tipos de perversiones que pueden encadenar al ser humano.

Por analogía, el masoquista político es aquel que apoya o participa en acciones o corrientes políticas que –probadamente- terminan causándole sufrimientos, bajo las formas de estrecheces financieras; problemas económicos; angustia social general; falta de oportunidades laborales para si mismo y su grupo familiar; un cuadro global de despidos que a su vez induce a una baja generalizada de los salarios, jubilaciones y pensiones; que dificulta o encarece el acceso a la instrucción pública, incluso vedando la Universidad a las clases media y baja; que destroza al Estado pasando a imperar la ley de la selva, en la cual el masoquista es una de las seguras víctimas; etc.

Ese caos económico inducido requiere instaurar un bipartidismo excluyente o estructura política similar, en un marco cleptocrático, de forma tal que se vote lo que se vote (dentro del “menú” político “correcto”) todo siga igual.

Y en lo económico se entroniza el “pensamiento único”, igualmente excluyente y descalificatorio contra todo aquel que ose oponerse o que al menos señale facetas erróneas o contradictorias del sistema.

Todo ese pavoroso cuadro social, político y económico, genera un contexto de angustias generalizadas, provocando emigraciones masivas de la población joven, fuga de científicos, y un caos del tipo “sálvese quien pueda” destrozando la solidaridad y haciendo cundir el egoísmo más exacerbado.

Actualmente al establishment mundial le resulta imposible ocultar del todo los desastres de Grecia, Portugal, España, Malta, Irlanda, e incluso la económicamente poderosa Italia, además de los cuadros de estancamiento o incluso recesiones “leves” de Gran Bretaña y Francia, amén del desmadre macroeconómico de EEUU, con la mayor deuda externa del mundo (claro que ellos tienen “la maquinita” de emitir dólares) y políticas de concentración escandalosa de la riqueza, cuya situación es la de un gigantesco globo a presión, que sigue agravándose sin avizorarse una mejoría sensible, y menos una solución coherente.

Claro está que los maestros del engaño mediático, rápidamente insertan noticias de alto impacto, así sea banales, para tapar los desaguisados tremendos que asolan a esos países, hasta hace poco mostrados como “grandes ejemplos” a imitar. Y por cierto los análisis de las causas profundas de esa crisis casi generalizada en Europa y EEUU, casi sin excepciones brillan por su ausencia. ¡Y cierta clase media suele no percatarse de eso, pero si “compra” lo que “le venden” del supuesto desmadre total de Argentina!

Incluso con solo tener un poco de memoria histórica, debe tenerse presente el caótico cuadro general que provocó intencionalmente el modelo económico brutalmente neoliberal, instaurado con la fuerza de las  bayonetas (volcadas a apoyar el neoliberalismo apátrida) en 1976, y mantenido sin solución de continuidad hasta 2001, cuyo período de mayor intensidad cabe situar entre 1989 y 2001; sintetizado conceptualmente como los nefastos años ’90.

Los ejemplos de masoquistas políticos son casi infinitos, pero citemos algunos, por cierto repetitivos.

·       Comerciantes que en los ’90 estaban “en la lona”, hoy venden a cuatro manos (incluso a los que cobran ayudas sociales, por ello transformados en consumidores), pero que se la pasan quejándose y apoyando de hecho a políticos y economistas “noventistas” (neoliberales). ¡Ni se dan cuenta!

·       Industriales que resurgieron o nacieron al amparo de la protección y del mayor poder adquisitivo del mercado interno, pero que dicen querer “mayor libertad” (justo ese era el verso de los ’90, pero no se dan cuenta).

·       Algún CEO de gran empresa (Cristiano Ratazzi es el paradigma), que en los ’90 era mero importador, ahora volvió a fabricar en gran escala (es cabeza de FIAT en Argentina, empresa vinculada a IVECO, ambas hoy trabajando a gran escala), pero que cada vez que puede pide “mayor apertura” –lo mismo que nos destrozó en los ’90-, mientras recibe palmaditas en los foros ultra liberales. Claro que con su acento fuertemente agringado, ¿quién le puede creer que sea argentino, en su fuero íntimo?, aunque haya nacido acá, tal vez por un casual.

·       Algún muy confundido ex empleado bancario, despedido y no indemnizado en los ’90, que hoy gracias al mejor poder adquisitivo general, y por haber “dado en la tecla” en un rubro de buena venta, goza de una prosperidad que tal vez jamás soñó…¡pero critica agriamente, como si supiera de que habla!

·       Un empleado público, que como nos pasó a la amplia mayoría en los ’90, no llegaba a fin de mes –literalmente, y pasaba privaciones serias-, hoy visiblemente mejor con toda su familia. ¡Pero que incomprensiblemente “se prende” en todas las críticas, cuanto más soeces más aún! Y no quiere razonar que “esos” que de hecho apoya, quieren instaurar la Universidad paga y cara (como Chile), con lo cual sus propios hijos no podrán estudiar…¡pero le cuesta tanto pensar…!

·       Notable el caso (seguramente varios), que en Malvinas se jugó la vida por la Patria, y hoy no quiere percatarse que con sus posturas de opositor a ultranza, hace el juego al establishment que “quiere pasar la factura” a Argentina, volviendo a instalar un gobierno dócil y cipayo, tal como ciertos ruralistas y otros ultra conservadores piden a gritos.

·       Curioso pero repetido lo del empresario PYME (grande en el estrecho mercado de una provincia económicamente chica), que fabrica y vende productos de venta masiva, claramente beneficiado con el mayor poder adquisitivo de los consumidores, pero que vive despotricando en contra del “intervencionismo estatal”, tal como sesgadamente le inculcaron en su paso por la Universidad (lástima que no le enseñaron a pensar por su cuenta, analizar el contexto, y recién después tomar postura con lógica y fundamento).

·       ¡Que decir de la docente universitaria, en los ’90 con sueldo miserable y con las quitas del “privatizador” López Murphy (ícono de los liberales), que hoy goza de muy buen sueldo, pero se queja hasta lo indecible por tener que tributar Ganancias! (no razona que si paga, es porque hoy gana muy bien, sin perjuicio que sin duda, los mínimos no imponibles de ese impuesto deberían ser corregidos).

·       Está el caso del otrora lúcido profesional, con ideas desarrollistas, que dice serlo aún pero que se volvió cerradamente de hecho funcional al más retrógrado conservadurismo antiindustrial de los “camperos” de pretendida alcurnia, demostrando la influencia de décadas en un entorno feudal, y de asimilar como propios los argumentos del centenario diario mitrista, sesgadamente oligárquico si los hay.

·       Y aquel otro empresario, -básicamente buena persona- que en los ’90 no podía ni siquiera afrontar los gastos de servicios de su empresa principal, hoy visiblemente próspero, pero que se llena de boca de agrias críticas “en contra de”, que más bien parecen provenir de preconceptos mal asimilados, que de un elaborado pensamiento, como correspondería a su evidente capacidad para otro tipo de análisis.

·       Y Doña Rosa o Don Pepe, que pudieron llegar a su jubilación o pensión (antes casi “misión imposible”, con valores que si bien pueden ser ajustados, son bastante más satisfactorios que aquellos de los ’90 ¡y ni se acuerdan –parecería – que incluso en la gestión de “Pato” Bulrich, en plena crisis, les redujeron sus míseras mensualidades! Pero que tan fácil se suman a las peores críticas.

Los ejemplos siguen, y podrían dar letra a un nuevo Manual de Zonceras Argentinas, del genial patriota que fue Don Arturo Jauretche. O más bien un Manual de la Colonización Cultural.

 

C.P.N. CARLOS ANDRÉS ORTIZ

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