LOS MASOQUISTAS POLÍTICOS
Masoquista
es el que goza con su propio sufrimiento. Sin duda uno de los tantos tipos de
perversiones que pueden encadenar al ser humano.
Por
analogía, el masoquista político es aquel que apoya o participa en acciones o corrientes
políticas que –probadamente- terminan causándole sufrimientos, bajo las formas
de estrecheces financieras; problemas económicos; angustia social general;
falta de oportunidades laborales para si mismo y su grupo familiar; un cuadro
global de despidos que a su vez induce a una baja generalizada de los salarios,
jubilaciones y pensiones; que dificulta o encarece el acceso a la instrucción
pública, incluso vedando la Universidad a las clases media y baja; que destroza
al Estado pasando a imperar la ley de la selva, en la cual el masoquista es una
de las seguras víctimas; etc.
Ese
caos económico inducido requiere instaurar un bipartidismo excluyente o
estructura política similar, en un marco cleptocrático, de forma tal que se
vote lo que se vote (dentro del “menú” político “correcto”) todo siga igual.
Y
en lo económico se entroniza el “pensamiento único”, igualmente excluyente y
descalificatorio contra todo aquel que ose oponerse o que al menos señale
facetas erróneas o contradictorias del sistema.
Todo
ese pavoroso cuadro social, político y económico, genera un contexto de
angustias generalizadas, provocando emigraciones masivas de la población joven,
fuga de científicos, y un caos del tipo “sálvese quien pueda” destrozando la
solidaridad y haciendo cundir el egoísmo más exacerbado.
Actualmente
al establishment mundial le resulta imposible ocultar del todo los desastres de
Grecia, Portugal, España, Malta, Irlanda, e incluso la económicamente poderosa
Italia, además de los cuadros de estancamiento o incluso recesiones “leves” de
Gran Bretaña y Francia, amén del desmadre macroeconómico de EEUU, con la mayor
deuda externa del mundo (claro que ellos tienen “la maquinita” de emitir
dólares) y políticas de concentración escandalosa de la riqueza, cuya situación
es la de un gigantesco globo a presión, que sigue agravándose sin avizorarse
una mejoría sensible, y menos una solución coherente.
Claro
está que los maestros del engaño mediático, rápidamente insertan noticias de
alto impacto, así sea banales, para tapar los desaguisados tremendos que asolan
a esos países, hasta hace poco mostrados como “grandes ejemplos” a imitar. Y
por cierto los análisis de las causas profundas de esa crisis casi generalizada
en Europa y EEUU, casi sin excepciones brillan por su ausencia. ¡Y cierta clase
media suele no percatarse de eso, pero si “compra” lo que “le venden” del
supuesto desmadre total de Argentina!
Incluso
con solo tener un poco de memoria histórica, debe tenerse presente el caótico
cuadro general que provocó intencionalmente el modelo económico brutalmente
neoliberal, instaurado con la fuerza de las
bayonetas (volcadas a apoyar el neoliberalismo apátrida) en 1976, y
mantenido sin solución de continuidad hasta 2001, cuyo período de mayor
intensidad cabe situar entre 1989 y 2001; sintetizado conceptualmente como los
nefastos años ’90.
Los
ejemplos de masoquistas políticos son casi infinitos, pero citemos algunos, por
cierto repetitivos.
· Comerciantes que en los ’90 estaban
“en la lona”, hoy venden a cuatro manos (incluso a los que cobran ayudas
sociales, por ello transformados en consumidores), pero que se la pasan
quejándose y apoyando de hecho a políticos y economistas “noventistas”
(neoliberales). ¡Ni se dan cuenta!
·
Industriales
que resurgieron o nacieron al amparo de la protección y del mayor poder
adquisitivo del mercado interno, pero que dicen querer “mayor libertad” (justo
ese era el verso de los ’90, pero no se dan cuenta).
·
Algún
CEO de gran empresa (Cristiano Ratazzi es el paradigma), que en los ’90 era
mero importador, ahora volvió a fabricar en gran escala (es cabeza de FIAT en Argentina,
empresa vinculada a IVECO, ambas hoy trabajando a gran escala), pero que cada
vez que puede pide “mayor apertura” –lo mismo que nos destrozó en los ’90-,
mientras recibe palmaditas en los foros ultra liberales. Claro que con su
acento fuertemente agringado, ¿quién le puede creer que sea argentino, en su
fuero íntimo?, aunque haya nacido acá, tal vez por un casual.
·
Algún
muy confundido ex empleado bancario, despedido y no indemnizado en los ’90, que
hoy gracias al mejor poder adquisitivo general, y por haber “dado en la tecla”
en un rubro de buena venta, goza de una prosperidad que tal vez jamás
soñó…¡pero critica agriamente, como si supiera de que habla!
·
Un
empleado público, que como nos pasó a la amplia mayoría en los ’90, no llegaba
a fin de mes –literalmente, y pasaba privaciones serias-, hoy visiblemente
mejor con toda su familia. ¡Pero que incomprensiblemente “se prende” en todas
las críticas, cuanto más soeces más aún! Y no quiere razonar que “esos” que de
hecho apoya, quieren instaurar la Universidad paga y cara (como Chile), con lo
cual sus propios hijos no podrán estudiar…¡pero le cuesta tanto pensar…!
·
Notable
el caso (seguramente varios), que en Malvinas se jugó la vida por la Patria, y
hoy no quiere percatarse que con sus posturas de opositor a ultranza, hace el
juego al establishment que “quiere pasar la factura” a Argentina, volviendo a
instalar un gobierno dócil y cipayo, tal como ciertos ruralistas y otros ultra
conservadores piden a gritos.
·
Curioso
pero repetido lo del empresario PYME (grande en el estrecho mercado de una
provincia económicamente chica), que fabrica y vende productos de venta masiva,
claramente beneficiado con el mayor poder adquisitivo de los consumidores, pero
que vive despotricando en contra del “intervencionismo estatal”, tal como
sesgadamente le inculcaron en su paso por la Universidad (lástima que no le
enseñaron a pensar por su cuenta, analizar el contexto, y recién después tomar
postura con lógica y fundamento).
·
¡Que
decir de la docente universitaria, en los ’90 con sueldo miserable y con las
quitas del “privatizador” López Murphy (ícono de los liberales), que hoy goza
de muy buen sueldo, pero se queja hasta lo indecible por tener que tributar
Ganancias! (no razona que si paga, es porque hoy gana muy bien, sin perjuicio
que sin duda, los mínimos no imponibles de ese impuesto deberían ser
corregidos).
·
Está
el caso del otrora lúcido profesional, con ideas desarrollistas, que dice serlo
aún pero que se volvió cerradamente de hecho funcional al más retrógrado
conservadurismo antiindustrial de los “camperos” de pretendida alcurnia,
demostrando la influencia de décadas en un entorno feudal, y de asimilar como
propios los argumentos del centenario diario mitrista, sesgadamente oligárquico
si los hay.
·
Y
aquel otro empresario, -básicamente buena persona- que en los ’90 no podía ni
siquiera afrontar los gastos de servicios de su empresa principal, hoy
visiblemente próspero, pero que se llena de boca de agrias críticas “en contra
de”, que más bien parecen provenir de preconceptos mal asimilados, que de un
elaborado pensamiento, como correspondería a su evidente capacidad para otro
tipo de análisis.
· Y Doña Rosa o Don Pepe, que pudieron
llegar a su jubilación o pensión (antes casi “misión imposible”, con valores
que si bien pueden ser ajustados, son bastante más satisfactorios que aquellos
de los ’90 ¡y ni se acuerdan –parecería – que incluso en la gestión de “Pato”
Bulrich, en plena crisis, les redujeron sus míseras mensualidades! Pero que tan
fácil se suman a las peores críticas.
Los
ejemplos siguen, y podrían dar letra a un nuevo Manual de Zonceras Argentinas,
del genial patriota que fue Don Arturo Jauretche. O más bien un Manual de la
Colonización Cultural.
C.P.N. CARLOS ANDRÉS ORTIZ
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