LA PARTIDA DE UN AMIGO
Uno
de los grandes dones que nos puede dar la vida, es permitirnos conocer a
grandes personas, seres humanos valiosos, que transmiten elevados valores, los
ponen en práctica y hacen con sus ejemplos y acciones, que se pueda comprender
o reafirmar que los objetivo y principios elevados son los que le dan sentido a
la propia vida.
Esas
grandes personas lo son por sus condiciones personales, más allá que acrediten
o no estudios superiores y antecedentes científicos y/o profesionales
superlativos.
Lejos
de bajezas, charlatanerías mediocres y corrosivas y otras mediocridades impropias
de espíritus elevados, sus mentes y acciones están volcadas al bien común y a
objetivos superiores, en escalas y aspectos de la vida propios de cada uno.
Siendo
un agradecido a la vida –y a Dios, en quien creo-, por muchos dones recibidos,
uno de ellos, y dentro de los principales, es haber podido conocer a muchas
notables personalidades, muchos de los cuales pasaron a ser dilectos amigos,
perdurando esa amistad en el tiempo, más allá de las distancias geográficas o
los avatares de la propia vida.
Uno
de esas personas, no dejó hace escasos días, con más de ocho lúcidas décadas
bien vividas.
Amigazo
sincero, frontal, criollazo de ley más allá de parte de sus orígenes gringos,
de carácter fuerte y risa fácil y contagiosa, permanente buscador de la verdad,
de verba fluida y discutidor con fundamentos en temas importantes, sincero
patriota argentino y de la Patria Grande, nacido en Asunción y educado e
instruido en un colegio jesuita (lo cual suele ser garantía de excelencia de
valores y conocimientos), de gran cultura general, con la mayor parte de su
vida transcurrida en la provincia de Misiones, Argentina, fue un gran conocedor
de los ríos Paraná, Paraguay y Del Plata.
Baqueano
y Capitán Fluvial, también bregó para que esos conocimientos técnicos tan
valiosos no queden relegados en el olvido, como desde hace muchas décadas
parecen haberlos arrinconados otros intereses sectoriales, que nada tienen que
ver con los Grandes Intereses Nacionales.
Si
bien nos veíamos o hablábamos de tanto en tanto, pues vivió sus últimos años en
la pequeña y pintoresca localidad de Capioví, Misiones, tuve el privilegio de
disfrutar de su sincera amistad –y de su familia- durante los últimos 15 años
de su activa y fecunda vida.
¡Amigazo
Don Osvaldo Valentín Vogler, descanse en paz!
CARLOS ANDRÉS ORTIZ
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