sábado, 29 de mayo de 2021

 ENERGÍA - COMBUSTIBLES PARA EL DESARROLLO
Adecuada logística de distribución para posibilitar el acceso a los combustibles, y precios accesibles y acordes a la realidad nacional, son dos factores esenciales, que correctamente aplicados, ponen a los combustibles como un factor clave para promover y apuntalar el desarrollo nacional.
Enfaticemos:
1) Logística adecuada que permita abastecer a todo el territorio nacional.
2) Precios coherentes y accesibles para los consumidores nacionales.
A eso se le agrega, necesariamente, el manejo total y soberano de todos los resortes estratégicos y el nivel de decisión nacional, en los distintos eslabones de la cadena productiva y comercial de los combustibles.
Sencillo y elemental, esos dos factores claves y el poder concreto del manejo estratégico, han sido el nodo central de las constantes y muy duras luchas entre el Sector Nacional y el liberalismo, el cual prioriza exclusivamente los intereses privados oligopólicos, sin importarle nada los Intereses Nacionales.
Uno de los grandes objetivos de YPF fue llevar los combustibles líquidos y los lubricantes, a cada rincón de nuestro vasto territorio continental y Tierra Del Fuego. Y con un criterio eminentemente federal, estableció precios uniformes en todo el país, a los cuales también debían ajustarse las empresas privadas (que eran dos, anglosajonas).
Algo similar, con lógicos mucho mayores costos de inversiones en infraestructura, fue haciendo paulatinamente, Gas Del Estado, ampliando constantemente la red de gasoductos.
A comienzos de los años ’70, evidenciando claras distorsiones de objetivos, que se fueron alejando de las pautas federales y de orientación nacional, se anuló la vigencia de precios uniformes en todo el país para los combustibles, con la excusa –muletilla constante- de los personeros liberales, de buscar “mayor eficiencia”. Los costos de transporte, dejaron de ser prorrateados entre todos los usuarios, para ser cargados en los precios de cada provincia, más caro cuanto más alejadas estuvieran de las refinerías.
El Norte grande, y en particular el NEA, se abastecía casi exclusivamente de la refinería de San Lorenzo, cerca de Rosario. Por caso, solo para llegar a Misiones,
pasaron a sumarse los onerosos fletes de camiones en 2.000 kilómetros, 1.000 para traer combustibles y 1.000 de flete falso con camiones regresando vacíos.
Y eso fue así, pues YPF, manejada por personeros liberales, cerró las plantas de almacenaje que abastecían a las provincias del NEA, pues se estaba implementando la muerte por inanición del flete fluvial. Misiones tenía dos plantas de almacenaje de combustibles, en Posadas y en Eldorado, que se cerraron, ante la total falta de reclamos por parte de sectores empresariales, sindicales, políticos e intelectuales.
Claro que estábamos en un gobierno militar, y en su versión más claramente liberal, en los años de Lanusse, apellido muy vinculado a la más retrógrada oligarquía. Y por cierto, los amagos represivos, que no llegaron a ser ni por asomo los brutales del posterior “proceso”, ya disuadían a muchos. Más en el contexto del creciente enfrentamiento de posturas y comunicados, entre Lanusse y Perón.
El caso es que hasta hoy, nunca recuperamos el precio uniforme en todo el país, siendo eso un castigo económico en contra de las provincias periféricas respecto al núcleo duro del “país central”. Y en nombre de “la libertad de mercado”, se permitió que cada petrolera fije sus precios.
Típico del liberalismo, “libertad” para manejar a su antojo, para los poderosos; “libertad” para los usuarios, de pagar más o consumir menos.
Por algo, uno de los lemas publicitarios de la YPF estatal, era: “nosotros tenemos estaciones de servicio, otros tienen solo estaciones de negocios”. Eso se constataba en los parajes más recónditos y alejados, donde solo se encontraban estaciones de servicio de YPF, mientras que en los puntos claves de alta densidad demográfica, allí si estaban muchas de las dos extranjeras privadas.
En el largo y muy perjudicial período neoliberal, entre 1976 y 2001, los manejos acentuaron los roles privatistas, llegándose casi a un virtual “todo vale” en favor de los oligopolios extranjeros y algunos socios menores locales, que tomaron el control completo del manejo energético en Argentina. Cabe decir que en ese largo interregno destructivo neoliberal, solo Alfonsín pareció querer cambiar algo las cosas, pero no pudo o no quiso. Por algo, sus “especialistas energéticos” fueron y siguen siendo mascarones de proa de políticas energéticas de crudo perfil neoliberal.
En el contexto de privatizaciones aceleradas, impulsadas por Dromi, Cavallo y otros, durante el menemato, prácticamente se arrasó todo.
Las reservas de petróleo y gas, trabajosamente obtenidas básicamente por esfuerzos e inversiones de la estatal YPF, fueron dejadas a entera disposición para el saqueo sistemático de empresas extranjeras, que literalmente, se abocaron a “ordeñar” los yacimientos, en una operatoria perversa, permitida por sucesivos gobiernos cómplices, como los de Menem y De La Rúa, que “miraban para otro lado”, mientras que los privados –básicamente extranjeros-, al amparo de legislaciones reformadas a la medida de sus mezquinos intereses, permitían que las cuantiosas divisas de las exportaciones de petróleo y derivados, y de gas natural, se liquiden en el extranjero. ¡O sea que nos quedamos sin los hidrocarburos y sin las divisas de los desenfrenados envíos al exterior!
Y en el caso del gas natural enviado a Chile, se conocieron datos divulgados con cuentagotas en esos años, o algunos bastante después, según los cuales la misma empresa operaba de los dos lados de la cordillera, “comprando” a un precio bajísimo y revendiéndolo mucho más caro en Chile.
Eso lo hizo principalmente la empresa española que se adueñó del sector. ¡Y años después, el neoliberal Macri, tuvo el rastrero gesto de “pedir disculpas” al rey de España! Claro que para los liberales, neoliberales y libertarios, la soberanía les es un concepto despreciable; pero esto ya es otra historia.
En esos años de neoliberalismo salvaje, se construyeron diez gasoductos para exportar gas natural, y prácticamente ninguno de importancia para el mercado interno; siete a Chile y los tres restantes a Brasil y Uruguay.
Tan severa fue la sangría de recursos hidrocarburíferos, que se agotó el muy importante yacimiento de gas de Loma De La Lata, con el cual habíamos pasado a ser un país con condiciones de autosuficiencia gasífera, por muchos años.
En los doce años del precedente gobierno de Orientación Nacional se volvió a expandir la red nacional de gasoductos, entre otras cuantiosas inversiones hechas en el Sector Energético (como los 5.500 Km. de redes de alta tensión, la terminación de Yacyretá, y el muy fuerte impulso dado a la generación nuclear), y al final de ese período se había comenzado la gran obra del GasNEA, con la cual el objetivo es que el gas natural alcance a las postergadas provincial del nordeste.
Esa obra fue otra más de las muchas paralizadas por el destructivo neoliberalismo del macrismo, incluso sin cuidar lo invertido en tramos parcialmente construidos.
Recientemente se hizo saber que la construcción del GasNEA está por ser reactivada, y lo mismo sucedería con otras obras energéticas paralizadas o postergadas por el neoliberalismo macrista.
Claro está que hay casos que no se entienden, bajo la lógica del Pensamiento Nacional, como las indicadas seguidamente.
Las medidas de reactivación del sector de los biocombustibles –que precisamente nos habían posicionado como uno de los grandes productores mundiales, desarrollándose acentuadamente en el período 2003/2015-, parecen muy exiguas y más bien a la medida de la visión de los productores de hidrocarburos, reacios a utilizarlos.
Las demoras en concretar grandes proyectos hidroeléctricos y nucleares, mientras parece avanzarse hacia la acentuación de la matriz eléctrica basada en petróleo y gas, a lo que se suma el incomprensible y desmedido estímulo a las “energías renovables” eólica y solar, no evidencia ser lo adecuado a los grandes objetivos de desarrollo y soberanía.
Es necesario enfatizar que eólicas y solares son energías muy costosas por kWh, de falsa competitividad en base a onerosos subsidios; son inútiles como energías de base por sus intermitencias; no generan desarrollo industrial, pues sus equipamientos son casi en su totalidad importados; y funcionan asociadas a respaldos “en caliente” (funcionando) de centrales a base de petróleo o gas.
Una matriz basada en eólicas y solares, sería un ancla que nos ate al subdesarrollo, o deberán cubrirse sus baches consumiendo más petróleo o gas, tal como sucede en Alemania, el falaz supuesto “gran ejemplo” de las “renovables”.
No tiene que ver con el tema energético, pero sí con la soberanía, enfatizar que es imprescindible que el Estado Nacional asuma el manejo y posesión plena de nuestros ríos navegables, no renovando concesiones privatistas que son herencia del apogeo neoliberal de los noventistas.
MGTR. CARLOS ANDRÉS ORTIZ
Analista de Temas Económicos y Geopolíticos

jueves, 27 de mayo de 2021

 

El especialista en Geopolítica y columnista del medio digital Sputnik, analizó los hitos y logros del pueblo argentino cuando primaban los proyectos nacionales en la vida política Argentina, pero también describió quienes sabotearon y desarticularon las herramientas para la liberación.                                                                                                                                 https://www.conclusion.com.ar/politica/economia/carlos-ortiz-explica-quienes-destruyeron-el-desarrollo-nacional-y-fomentaron-la-dependencia/05/2021/


sábado, 22 de mayo de 2021

 ENERGÍA - EL NECESARIO ROL DEL ESTADO PARA EL DESARROLLO
En el siglo XIX dependíamos del carbón británico, mientras se afirmaba que en Argentina no hay carbón. Después se descubrió que hay carbón.
Después, pasamos a ser importadores netos de petróleo, y la muletilla era la misma, afirmándose que “en Argentina no hay petróleo”.
Eran épocas de liberalismo doctrinario descarnado y de sumisión total a los dictados británicos. El Estado era raquítico, carente por completo de visión de grandeza nacional y de sensibilidad social. La oligarquía se negaba a industrializarnos, y lo impedía, en sintonía con los mandatos doctrinarios liberales y británicos.
Tan fuertes eran las presiones de las petroleras anglosajonas, que para encontrar petróleo en Comodoro Rivadavia, se debió pretextar que se perforaba buscando agua. Eso fue en 1907. Pero prácticamente todo el manejo de la importación, producción, procesamiento y comercialización del petróleo y sus derivados, siguió siendo feudo excluyente de las petroleras extranjeras, hasta que en 1922 se creó YPF, la primera petrolera estatal del mundo, y modelo de todas las otras petroleras estatales que se fueron creando sucesivamente.
Y como para desmentir falsedades recurrentes de los voceros del liberalismo (doctrina antinacional por definición), no solo los países económicamente periféricos o los “no capitalistas” crearon sus propias empresas petrolíferas y gasíferas nacionales. También lo hicieron los industrializados, los del “núcleo duro” del poder mundial, como Francia con ELF, Italia con el ENI, y varios más. Eso por no citar a los gigantes energéticos de la Unión Soviética, que fueron un factor clave en el resurgimiento ruso de la actual Era Putin, al ser reestatizados, luego del destructivo neoliberalismo del período de la perestroika…pero esto ya es otra historia. ¡Y los dogmáticos malintencionados seguro “denunciarán” que defender un Estado fuerte equivale a “comunismo”!, lo cual es una no inocente mentira.
Después de los ocho años de creación y desarrollo de YPF, en 1930 sobrevino la nefasta “década infame”, que significó 13 años de reestablecimiento del poder británico –ya compartido con EEUU- manejando todos los hilos de la economía y la política nacional; y con ello la carta blanca a las petroleras anglosajonas para imponer precios leoninos y para entorpecer la producción nacional de petróleo, mientras el gas se desperdiciaba.
Ese estado de desquicio generalizado de predominio absoluto del poder feudal de la oligarquía campera, subordinada a los británicos y ya por entonces al creciente poder económico de Estados Unidos, fue interrumpido por el golpe militar de 1943, el único de todo el siglo que tuvo claro perfil nacional.
Si bien Perón ya influía fuertemente desde 1943, fue desde 1946 cuando se crearon y aplicaron fuertes medidas económicas de clara raigambre nacional, lo cual también sucedió en lo energético.
No solo se buscó desarrollar a YPF, sino a la vez se implementaron diversas iniciativas, conducentes a potenciar el desarrollo energético y tecnológico nacional.
Se crearon entes señeros del área energética, como Agua Y Energía Eléctrica, Gas Del Estado y la Comisión Nacional de Energía Atómica. Fueron logros notables, de enorme valor estratégico. Pero como los oligarcas camperos y los dogmáticos liberales solo conciben en vetusto país – estancia como fuimos en el siglo XIX, operaron constantemente para degradarlos o hacerlos desaparecer.
Agua y Energía Eléctrica tuvo múltiples actividades. Se encaró el aforamiento (medición de caudales) de prácticamente todos los ríos del país, con lo que se recolectó valiosísima información, que luego fue crucial para planificar y ejecutar diversas obras hidroeléctricas. Además, planificó y en varios casos concretó diversas obras hídricas de provisión de agua, y en algunos casos de generación hidroeléctrica.
En el apogeo destructivo neoliberal, perpetrado durante el menemato, se disolvió Agua Y Energía Eléctrica, sin cuidado alguno de poner a buen resguardo sus muy valiosos archivos. Todo un delito de lesa patria, de los muchos que hubo durante el nefasto noventismo.
Gas Del Estado fue el ente nacional encargado del manejo estratégico de gas natural, habiéndose concretado el primer gran gasoducto Comodoro Rivadavia – Buenos Aires, en tiempo record y a costo total menor al presupuestado, durante la primera presidencia de Perón. Tan exitoso fue el accionar de este ente, que fue el modelo para Gaz De France, de la Francia de posguerra, bajo la concepción estatista de De Gaulle, empeñado en la reconstrucción socioeconómica sin subordinarse al enorme poder financiero yanqui.
Gas Del Estado fue desguazada y malvendida, durante la orgía privatista neoliberal de los ’90.
La Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA) es un ente esencial que apuntaló el desarrollo tecnológico nacional en tecnologías de avanzada, no solo en el área nuclear. Junto con el INVAP, ente rionegrino nacido con la fuerte apoyatura tecnológica de la CNEA, ha sido esencial para el enorme desarrollo que Argentina concretó en varias estratégicas áreas tecnológicas; en particular la nuclear, de la cual nuestro país es sin duda uno de los referentes mundiales de sólido prestigio.
Pocos conocen que Argentina exporta radioisótopos radioactivos de usos medicinales, aplicados en oncología y otros tratamientos. Y además exportó varios reactores de baja potencia, utilizados para investigación y para producir insumos, como los radioisótopos. Eso tiene un enorme efecto multiplicador positivo, pero los poderes mediáticos concentrados lo ocultan, y el Sector Nuclear parece carecer de las necesarias políticas activas de divulgación de sus logros.
La CNEA fue agredida con un congelamiento total de todos los proyectos y de la plantilla de personal, durante largos 22 años, desde el comienzo del alfonsinato (por iniciativa del personero de los intereses termoeléctricos, Jorge Lapeña), hasta el fuerte relanzamiento del Plan Nuclear, en 2006.
Incluso durante el noventismo, hubo intentos de privatizarlo, por iniciativa de la nefasta dupla Cavallo – Bastos.
Resurgió como el Ave Fénix, entre 2006 y 2015, con notables concreciones positivas, para volver a ser frenado su desarrollo y cancelados sus planes, en los muy negativos cuatro años del neoliberalismo recargado del macrismo.
Ahora hay evidencias de volver al desarrollo, con la muy posible concreción de la Cuarta Central y con otras iniciativas positivas, como recomponer la Planta Industrial de Agua Pesada, que estuvo a punto de ser desguazada, un par de años atrás.
El desarrollo de la explotación carbonífera estuvo inicialmente bajo la órbita de YPF, como una división especializada.
Una de las primeras medidas del gobierno desarrollista de Frondizi fue la creación de Yacimientos Carboníferos Fiscales, en 1958, como ente separado de YPF. Fue privatizado durante el menemato, y frenada su producción.
Transformada en Yacimientos Carboníferos Río Turbio, fue intervenida durante el gobierno de Duhalde, en 2002.
La empresa tuvo fuerte impulso en los doce años del período kirchnerista, incluso invirtiéndose en el montaje de una central carbonífera de 240 MW, instalada prácticamente al pie de la boca de la mina.
Volvió a ser frenado su desarrollo y paralizada la terminación de la central carbonífera, durante el neoliberalismo macrista.
Actualmente se está trabajando para recomponer la actividad.
Yacimientos Petroliferos Argentinos, continuamente agredida por interventores de mentalidad privatista, en sucesivos gobiernos liberales, fue endeudada y vaciada durante el período militar del “proceso”, para ser extranjerizada –por un monto muy reducido- en el período ultra privatista de Menem.
Se reestatizó el 51 %, en una operación de gran significación estratégica, en 2012. En los cuatro años de neoliberalismo macrista, se volvió a operar para achicarla, endeudarla y forzar las condiciones para volver a extranjerizarla.
Con el cambio de políticas en 2019, se volvió a fortalecer el rol de YPF, si bien se plantearon dudas respecto a algunas figuras de perfil liberal en algún cargo clave; y recientemente el especialista Bruno Capra (del IESO – Instituto de Energía Scalabrini Ortiz) manifestó su preocupación ante posibles ventas de yacimientos en La Patagonia, que implicarían un achicamiento encubierto de YPF.
Sin olvidar el plan petrolífero de Frondizi, con la impronta de Frigerio, que logró por primera vez el autoabastecimiento, cabe mencionar que el fuerte impulso dado a las grandes obras hidroeléctricas, se dio en los años de Onganía, durante el gobierno militar de 1966 – 1973, que tuvo aristas liberales pero también fuertes componentes nacionales, esto último en buena parte con las activas participaciones del General Guglialmelli y el economista Aldo Ferrer.
En ese período se fundó Hidronor S.A., Hidroeléctrica Norpatagónica, que planificó y concretó las construcciones del conjunto de grandes hidroeléctricas ubicadas en el Comahue, en el noroeste patagónico.
Hidronor S.A. se disolvió en los años ’90, y absurdamente se concesionaron todas esas grandes hidroeléctricas, en varios casos a consorcios extranjeros. Literalmente, se les paga por subir o bajar las palancas de conexión, pues son obras en muy buen estado y casi sin gastos de mantenimiento. Esas concesiones vencen en 2022, y es un imperativo que vuelvan a pleno control del Estado.
La metodología para volver inviables a todas las empresas y entes estatales, fue de una simpleza y contundencia maliciosamente perversa, consumada por la dupla Videla – Martínez De Hoz.
Ese operativo consistió en obligar a todas las empresas y entes estatales, a asumir cuantiosas deudas externas en divisas, siendo transferidos esos fondos al Tesoro Nacional, para financiar las deficitarias y desastrosas medidas económicas de achicamiento neoliberal, impuestas por Martínez De Hoz, con la cobertura brutal de las bayonetas de los milicos liberales.
De esa forma, todas las empresas y entes estatales, pasaron a ser deficitarios, lo cual dio falaces argumentos a los voceros y mercenarios mediáticos del neoliberalismo, para despotricar contra todo lo estatal.
La Política no se comprende desvinculada de la Economía, todo lo cual a su vez requiere la visión abarcativa de la Geopolítica.
El neoliberalismo, y su versión recargada libertaria, buscan hacer inviables a los Estados Nacionales, para forzar la globalización salvaje, alentado todo eso por las Potencias Atlantistas.
Todas las potencias “tradicionales”, y las nuevas potencias emergentes, lograron su ascenso y consolidación, en base a poseer Estados fuertes consustanciados con sólidos principios de defensa de los Intereses Nacionales.
Lo explicaron y fundamentaron, economistas de gran relieve, como Ha Joong Chang, nuestro Aldo Ferrer, y varios más; así como en forma más elíptica Stiglitz, Krugman, Piketty y otros, no por casualidad poco o nada mencionados por los medios concentrados y sus mercenarios asalariados.
MGTR. CARLOS ANDRÉS ORTIZ
Analista de Temas Económicos y Geopolíticos

viernes, 14 de mayo de 2021

Reportaje en Radio Rebelde - De Buenos Aires. 12/05/2021 - 19,35 hs.


 https://ar.radiocut.fm/audiocut/voces-x-ciudad-1567/

miércoles, 12 de mayo de 2021

 ENERGÍA DESDE UNA VISIÓN NACIONAL – BREVE SÍNTESIS GENERAL
Tema muy extenso y abarcativo, pues la Energía –en todas sus formas- es el fluido vital para todo el accionar social y económico.
Para los apátridas, sean liberales, neoliberales o libertarios, la Energía es un simple “commodity”, un bien o servicio meramente transable y exportable. Solo nos ven como meros productores de materias primas.
Para las progresías fuera de foco, la Energía importa muy poco, pues “compran” mensajes de todo tipo, instalados por nada inocentes ONGs anglosajonas, con supuestas “prioridades absolutas”, como el ultra feminismo, las “identidades o temas de género”, el ultra ecologismo, el ultra indigenismo, y temas por el estilo que sucesivamente son puestos en cartelera; evidenciando esa operatoria la intencionalidad de sacar del orden de las prioridades al desarrollo socio económico...para el cual la Energía es vital. ¡Incluso algunos progres promueven la genocida ideología neo malthusiana de frenar por completo el crecimiento y el desarrollo, total los pobres y los excluidos no les importan y los Intereses Nacionales les son ajenos por completo!
Para quienes pensamos en Clave Nacional, o desde el Pensamiento Nacional, como lo definió Jauretche, la Energía es un insumo básico de alto valor estratégico para el desarrollo, y la prioridad es abastecer a precios razonables, al mercado internom para promover la industrialización y el bienestar humano. Las eventuales exportaciones solo deben hacerse una vez provistas todas las necesidades internas, evitándose los nocivos cuadros de pobreza energética.
La pobreza energética se da cuando no se abastece satisfactoriamente al mercado interno en toda nuestra dilatada geografía, o cuando los precios convierten la energía –en todas sus formas- en un insumo inaccesible, muy caro.
Para poner la Energía como motor del desarrollo, como la savia vital que moviliza todo el entramado socio económico, evitándose que sea coto de caza de especuladores y de intereses sectoriales, muchas veces ligados al exterior, es necesario desarmar la maraña normativa que puso a todos los energéticos como simples bienes y servicios transables, sin importar el correcto abastecimiento prioritario y a precios razonables, del mercado nacional.
Esa fuerte puja entre las opuestas concepciones del rol de la Energía, es de muy larga data, como es poco conocido pero muy concreto en la Historia Argentina.
La generación y venta de electricidad, en las grandes ciudades, estuvo en su mayor parte en manos extranjeras, llegándose a escandalosos esquemas tarifarios con leoninas ventajas para las empresas extranjeras prestadoras del servicio, como los negociados de la empresa CHADE y otras, al punto tal que los concejales porteños que les eran sumisos y funcionales, fueron en su momento llamados “los concejales chadistas”, tal como lo refieren varios estudiosos de esos conflictivos temas.
La propia creación de la petrolera estatal, en 1922, fue un gran hito, que permitió abastecer al mercado interno, cobrando precios accesibles, acordes a los menores costos de producción nacionales, por ese entonces muy inferiores a las producciones de Medio Oriente, que las dos petroleras anglosajonas imponían como referenciales.
El golpe de Estado de 1930, con fuerte tufo petrolero, “volvió las cosas a la normalidad” precedente, encareciendo los combustibles y achicando a YPF.
Como es metodología usual de los apátridas liberales, las persecuciones contra Yrigoyen, Mosconi y Baldrich, fueron simplemente feroces. Fue el alto precio que les hicieron pagar por ser los principales responsables de crear y desarrollar YPF.
Yrigoyen fue el presidente que creo YPF. Mosconi y Baldrich fueron los dos Generales e Ingenieros, que dirigieron con patriotismo a la petrolera estatal hasta que el golpe de Estado oligárquico de 1930 los destituyó.
Con el peronismo, el manejo Nacional de todo el Sector Energético adquirió un matiz mucho más acentuado y amplio, al abarcar no solo los hidrocarburos, de los cuales se construyó el primer gran gasoducto y se fomento la producción carbonífera; sino también la energía eléctrica –cuya producción y distribución se estatizó- más los fuertes impulsos a las tecnologías hidroeléctrica y nuclear, con notable visión de grandeza nacional, al crearse Agua y Energía Eléctrica y la Comisión Nacional de Energía Atómica, entes señeros de desarrollos tecnológicos y de concreciones de obras de gran valor estratégico.
Claro está que el bloqueo interpuesto por EEUU como represalia por no haber hecho Argentina el aporte de carne de cañón en la Segunda Guerra Mundial, atrasó varios planes de equipamiento, como la gran central termoeléctrica de San Nicolás.
Con algunos interregnos de políticas nacionales en lo energético, como en el frondizismo, en parte en el gobierno militar de Onganía y sucesores (muy posiblemente por la positiva influencia de Guglialmelli, con fuertes apoyos al Plan Nuclear y el comienzo de construcciones de grandes hidroeléctricas en el Comahue), y en el breve tercer período peronista, la mayoría del extenso período entre 1955 y 2003, fue gobernado por diversos personeros del liberalismo y del neoliberalismo, doctrinas claramente antinacionales, que como tales afectaron profundamente las necesarias prioridades estratégicas de todo el Sector Energético, el cual fue desguazado, privatizado, y casi todo extranjerizado.
Los liberales y neoliberales locales, son pro termoeléctricos por definición y por ser mandaderos de las grandes petroleras anglosajonas. Por ende, se oponen a las competidoras hidroeléctricas y nucleares, con las que no pueden competir ni en precio del kWh, ni en eficiencia económica ni ambiental.
En las últimas tres décadas y media, las petroleras transnacionales prestan sus apoyos encubiertos, bajo la tapadera de bien financiadas ONGs “ecologistas”, a las energías eólica y solar, presentadas como “grandes soluciones” pero que en realidad son intermitentes y por ello dependen de usinas convencionales, por lo general termoeléctricas, para estabilizar voltaje y cubrir frecuentes baches de generación.
Son las “renovables” que en forma semiencubierta, siguen indirectamente quemando hidrocarburos. ¡Claro que de esas “minucias”, los enceguecidos militantes “progres” ni se enteran! Pero este ya es otro tópico del tema general.
En el medio siglo (1955-2003) de liberalismo económico antinacional, y en particular durante el menemato, se formó una intrincada maraña legal y reglamentaria, que en buena parte sigue vigente, impidiendo en los hechos utilizar todo el potencial energético para el gran objetivo del desarrollo nacional.
En parte se revirtió ese proceso antinacional, en los doce años del gobierno con fuerte impronta nacional entre 2003 y 2015.
Se reestatizó y nacionalizó YPF en 51 %, se dio muy fuerte impulso al Plan Nuclear, se reimpulsó la producción de carbón y se comenzó a instalar una usina carbonífera, se terminaron Atucha 2 y la gran hidroeléctrica Yacyretá, y hubo cuantiosas inversiones en infraestructura eléctrica, en Generación (instalándose varias grandes usinas termoeléctricas, además de lo ya expresado en lo nuclear y lo hidroeléctrico), Transmisión y Distribución. Destacada fue la interconexión en alta tensión (A.T.), de todas las provincias continentales, con más de 5.000 kilómetros de líneas en A.T.
Se dio fuerte impulso al desarrollo de los biocombustibles, pasando a ser Argentina uno de los grandes productores mundiales, dándose también fuerte impulso al yacimiento hidrocarburífero de Vaca Muerta, uno de los mayores del mundo en su tipo.
En esos doce años, también se comenzaron las obras de las dos grandes hidroeléctricas en el Río Santa Cruz, se comenzó la gran central nuclear Atucha 3; y se rubricaron acuerdos con China y Rusia, para la hidroeléctrica Chihuido 1 y otras dos grandes centrales nucleares, además de construirse buena parte del Gasoducto del Nea (GasNEA).
Todas esas grandes obras, fueron paralizadas al comenzar los muy negativos cuatro años de neoliberalismo descarnado, del precedente gobierno macrista, lo cual también dejó como funesta herencia una deuda externa descomunal e impagable, en los términos contractuales originales.
Además, el neoliberalismo exacerbó hasta el paroxismo, las instalaciones de “energías renovables” eólicas y solares, bajo términos contractuales muy lesivos al país, entre ellos tarifas dolarizadas e indexadas, además de favorecer escandalosos negociados, uno de ellos protagonizado por empresas y allegados del propio expresidente Macri.
Tal es una breve síntesis del Sector Energético Argentino, que para una mejor comprensión, requiere análisis pormenorizados de distintos aspectos del amplio y complejo tema, lo cual se hará posteriormente, Dios mediante.
MGTR. CARLOS ANDRÉS ORTIZ
Analista de Temas Económicos y Geopolíticos

viernes, 7 de mayo de 2021

 LAS PRIORIDADES NACIONALES NO ADMITEN MEDIAS TINTAS.
El pleno manejo y el dominio total de nuestros ríos navegables, así como el debido control, e incluso el manejo del comercio exterior, es una prioridad relevante para nosotros; que no admite las medias tintas de “nacionalizaciones simbólicas” de dudosa efectividad, como pueden catalogarse las bosquejadas por el nuevo ministro del área.
El desguace del accionar estatal en esas áreas estratégicas, ha sido nefasto para el deterioro económico y fue pieza central para anular el accionar del Estado Nacional Argentino, amenazado y agredido desde varios frentes por los que buscan balcanizarlo en media docena o más de republiquetas tipo bananeras, inviables y subordinadas a poderes económicos y geopolíticos supranacionales.
Ese desguace total, implementado en varias etapas con el formato de la Doctrina del Shock, está directamente vinculado con la imposición brutal del neoliberalismo, presentado y mantenido como la supuesta “única alternativa posible”.
Esa metodología del neoliberalismo, fue expuesta magistralmente por Viviane Forrester en El Horror Económico, y por Naomí Klein en La Doctrina del Shock.
Siendo positivo tener y utilizar la memoria histórica para clarificar conceptos, cabe recalcar que el neoliberalismo fue impuesto a sangre y fuego por el siniestro y apátrida “proceso” de Videla, sus secuaces y sucesores; revestido exteriormente de declamativo patriotismo de cartón; sumiendo a Argentina en un maremágnum industricida, endeudador serial y sistemáticamente destructivo en lo social y cultural.
Continuó sin modificaciones esenciales al cambiar el formato de gobierno desde 1983 con Alfonsín, en cuyo gobierno hubo varios personeros dudosamente “patriotas”, entre ellos el sindicado como “el bombardero del subte” Carranza y el operador favorable a los intereses petroleros privados y sutil pero nefasto paralizador del Plan Nuclear, Lapeña, entre otros. A ese período corresponde la implementación de la muy nefasta reforma educativa, vaciadora de contenidos esenciales, que tanto daño hizo. Alfonsín nunca salió del corset legal, cultural y económico neoliberal, impuesto por los milicos proceseros y sus mandantes oligárquicos de la Sociedad Rural y vinculados.
Todo ese contexto negativo fue muy profundizado con medidas destructivas claramente antinacionales por los noventistas Menem y De La Rúa, con tratados exteriores vergonzosamente lesivos a la soberanía nacional, como los Acuerdos de Madrid, con Gran Bretaña.
De esos años son las lesivas concesiones que enajenaron el manejo y el pleno dominio de la Cuenca del Plata (redenominada “Hidrovía”), y las grandes centrales hidroeléctricas, construidas con recursos argentinos para desde ese entonces ser lucradas por privados, muchos de ellos inversores especuladores extranjeros (cobran por “subir o bajar la palanca de encendido”, literalmente), en obras que requieren muy poco mantenimiento.
Faltó poco pero no pudieron privatizar o malvender a las apuradas todo el estratégico Sector Nuclear y las dos mega hidroeléctricas binacionales de Salto Grande y Yacyretá. El “cerebro” que dirigió esos intentos fue el especialista energético Carlos Bastos de la Fundación Mediterránea (cuna de poder del destructor económico Cavallo). Incomprensiblemente, Bastos fue nombrado en el área del gas, por el actual gobierno nacional, lo cual es ideológica y éticamente incompatible.
Después de la clara recuperación socio económica –evidenciada por múltiples macro indicadores estadísticos- de los precedentes doce años del peronismo, volvimos a padecer otro período destructivamente neoliberal, del cual afortunadamente logramos evitar el “segundo tiempo”, que le faltó al macrismo para consumar la brutal involución al caduco esquema primarizado de estructura feudal que tuvimos en el siglo XIX.
Eso hubiera sido solo el paso previo a la total disolución nacional, evidenciado todo por el claro desprecio a la soberanía y la dignidad nacional, de lo cual se jactan aun hoy personajes nefastos como el propio Macri, la impresentable Bullrich, el secesionista Cornejo, el denunciante anti argentino Petcoff Naidenoff, y otros personajes nefastos y muy dañinos.
Para lograr quebrar totalmente las tenazas de la sumisión política y económica, se debe reconquistar el pleno dominio de nuestras riquezas y de nuestros sectores estratégicos.
La infraestructura de comunicaciones y todo el Sector Energético están sin duda dentro de las máximas prioridades estratégicas a ser recuperadas y manejadas por el Estado Nacional.
Además de vencer la concesión de la Hidrovía (que es imperativo pase a manos estatales argentinas, por una sumatoria de elementales razones), también en poco tiempo caducarán las concesiones de las grandes obras hidroeléctricas, las cuales sin ninguna duda deben volver plenamente al dominio y patrimonio estatal.
Fueron construidas con plata y esfuerzo de los argentinos, y desde hace tres décadas diversos grupos privados, mayoritariamente extranjeros, lucran sin otros gastos que el poquísimo personal que demandan esas usinas, y las también escasas inversiones en mantenimiento que son necesarias.
Sería bueno analizar cuanto podrán bajar las tarifas eléctricas en general, al nacionalizarlas plenamente, o eventualmente cuantas obras energéticas e inversiones en mantenimiento general podrían invertirse con las utilidades permanentes que generan esas centrales hidroeléctricas.
A la vez, será de estricta justicia volver a estatizar las grandes usinas termoeléctricas, construidas durante el precedente gobierno peronista, que el neoliberalismo macrista privatizó por monedas, en algunos casos vendidas a precios viles a amigos del poder.
Otro tema, algo diferente pero también muy importante, es modificar profundamente la ley que regula a los Bancos y las instituciones financieras, pues seguimos bajo la tutela de la aprobada en el nefasto “proceso”, como otra “creación” muy negativa de Martínez De Hoz y sus “Chicago’s Boys”.
Sin duda, también es imprescindible sanear totalmente los sectores impresentables del Poder Judicial, que operan como los nuevos poderes golpistas, bajo libretos o iniciativas que evidencian ser los dictados por los poderes neocolonialistas.
Incluso algunos diplomáticos y militares extranjeros de muy alto rango, dieron a entender muy claramente sus injerencias en el Poder Judicial Argentino,
atribuyéndose facultades para operar sin restricciones en lo que consideran su patio trasero, y acorde a las muchas intromisiones y agresiones perpetradas contra Íbero América, tal como la historia lo demuestra.
El tema no se agota, y sin duda es prioritario si el objetivo real es reencauzarnos plenamente en la senda del desarrollo con pleno ejercicio de la soberanía. O sea, desarrollo con dignidad y coherente visión geopolitica.
MGTR. CARLOS ANDRÉS ORTIZ
Analista de Temas Económicos y Geopolíticos