viernes, 7 de mayo de 2021

 LAS PRIORIDADES NACIONALES NO ADMITEN MEDIAS TINTAS.
El pleno manejo y el dominio total de nuestros ríos navegables, así como el debido control, e incluso el manejo del comercio exterior, es una prioridad relevante para nosotros; que no admite las medias tintas de “nacionalizaciones simbólicas” de dudosa efectividad, como pueden catalogarse las bosquejadas por el nuevo ministro del área.
El desguace del accionar estatal en esas áreas estratégicas, ha sido nefasto para el deterioro económico y fue pieza central para anular el accionar del Estado Nacional Argentino, amenazado y agredido desde varios frentes por los que buscan balcanizarlo en media docena o más de republiquetas tipo bananeras, inviables y subordinadas a poderes económicos y geopolíticos supranacionales.
Ese desguace total, implementado en varias etapas con el formato de la Doctrina del Shock, está directamente vinculado con la imposición brutal del neoliberalismo, presentado y mantenido como la supuesta “única alternativa posible”.
Esa metodología del neoliberalismo, fue expuesta magistralmente por Viviane Forrester en El Horror Económico, y por Naomí Klein en La Doctrina del Shock.
Siendo positivo tener y utilizar la memoria histórica para clarificar conceptos, cabe recalcar que el neoliberalismo fue impuesto a sangre y fuego por el siniestro y apátrida “proceso” de Videla, sus secuaces y sucesores; revestido exteriormente de declamativo patriotismo de cartón; sumiendo a Argentina en un maremágnum industricida, endeudador serial y sistemáticamente destructivo en lo social y cultural.
Continuó sin modificaciones esenciales al cambiar el formato de gobierno desde 1983 con Alfonsín, en cuyo gobierno hubo varios personeros dudosamente “patriotas”, entre ellos el sindicado como “el bombardero del subte” Carranza y el operador favorable a los intereses petroleros privados y sutil pero nefasto paralizador del Plan Nuclear, Lapeña, entre otros. A ese período corresponde la implementación de la muy nefasta reforma educativa, vaciadora de contenidos esenciales, que tanto daño hizo. Alfonsín nunca salió del corset legal, cultural y económico neoliberal, impuesto por los milicos proceseros y sus mandantes oligárquicos de la Sociedad Rural y vinculados.
Todo ese contexto negativo fue muy profundizado con medidas destructivas claramente antinacionales por los noventistas Menem y De La Rúa, con tratados exteriores vergonzosamente lesivos a la soberanía nacional, como los Acuerdos de Madrid, con Gran Bretaña.
De esos años son las lesivas concesiones que enajenaron el manejo y el pleno dominio de la Cuenca del Plata (redenominada “Hidrovía”), y las grandes centrales hidroeléctricas, construidas con recursos argentinos para desde ese entonces ser lucradas por privados, muchos de ellos inversores especuladores extranjeros (cobran por “subir o bajar la palanca de encendido”, literalmente), en obras que requieren muy poco mantenimiento.
Faltó poco pero no pudieron privatizar o malvender a las apuradas todo el estratégico Sector Nuclear y las dos mega hidroeléctricas binacionales de Salto Grande y Yacyretá. El “cerebro” que dirigió esos intentos fue el especialista energético Carlos Bastos de la Fundación Mediterránea (cuna de poder del destructor económico Cavallo). Incomprensiblemente, Bastos fue nombrado en el área del gas, por el actual gobierno nacional, lo cual es ideológica y éticamente incompatible.
Después de la clara recuperación socio económica –evidenciada por múltiples macro indicadores estadísticos- de los precedentes doce años del peronismo, volvimos a padecer otro período destructivamente neoliberal, del cual afortunadamente logramos evitar el “segundo tiempo”, que le faltó al macrismo para consumar la brutal involución al caduco esquema primarizado de estructura feudal que tuvimos en el siglo XIX.
Eso hubiera sido solo el paso previo a la total disolución nacional, evidenciado todo por el claro desprecio a la soberanía y la dignidad nacional, de lo cual se jactan aun hoy personajes nefastos como el propio Macri, la impresentable Bullrich, el secesionista Cornejo, el denunciante anti argentino Petcoff Naidenoff, y otros personajes nefastos y muy dañinos.
Para lograr quebrar totalmente las tenazas de la sumisión política y económica, se debe reconquistar el pleno dominio de nuestras riquezas y de nuestros sectores estratégicos.
La infraestructura de comunicaciones y todo el Sector Energético están sin duda dentro de las máximas prioridades estratégicas a ser recuperadas y manejadas por el Estado Nacional.
Además de vencer la concesión de la Hidrovía (que es imperativo pase a manos estatales argentinas, por una sumatoria de elementales razones), también en poco tiempo caducarán las concesiones de las grandes obras hidroeléctricas, las cuales sin ninguna duda deben volver plenamente al dominio y patrimonio estatal.
Fueron construidas con plata y esfuerzo de los argentinos, y desde hace tres décadas diversos grupos privados, mayoritariamente extranjeros, lucran sin otros gastos que el poquísimo personal que demandan esas usinas, y las también escasas inversiones en mantenimiento que son necesarias.
Sería bueno analizar cuanto podrán bajar las tarifas eléctricas en general, al nacionalizarlas plenamente, o eventualmente cuantas obras energéticas e inversiones en mantenimiento general podrían invertirse con las utilidades permanentes que generan esas centrales hidroeléctricas.
A la vez, será de estricta justicia volver a estatizar las grandes usinas termoeléctricas, construidas durante el precedente gobierno peronista, que el neoliberalismo macrista privatizó por monedas, en algunos casos vendidas a precios viles a amigos del poder.
Otro tema, algo diferente pero también muy importante, es modificar profundamente la ley que regula a los Bancos y las instituciones financieras, pues seguimos bajo la tutela de la aprobada en el nefasto “proceso”, como otra “creación” muy negativa de Martínez De Hoz y sus “Chicago’s Boys”.
Sin duda, también es imprescindible sanear totalmente los sectores impresentables del Poder Judicial, que operan como los nuevos poderes golpistas, bajo libretos o iniciativas que evidencian ser los dictados por los poderes neocolonialistas.
Incluso algunos diplomáticos y militares extranjeros de muy alto rango, dieron a entender muy claramente sus injerencias en el Poder Judicial Argentino,
atribuyéndose facultades para operar sin restricciones en lo que consideran su patio trasero, y acorde a las muchas intromisiones y agresiones perpetradas contra Íbero América, tal como la historia lo demuestra.
El tema no se agota, y sin duda es prioritario si el objetivo real es reencauzarnos plenamente en la senda del desarrollo con pleno ejercicio de la soberanía. O sea, desarrollo con dignidad y coherente visión geopolitica.
MGTR. CARLOS ANDRÉS ORTIZ
Analista de Temas Económicos y Geopolíticos

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