viernes, 9 de agosto de 2019

EL ODIO COMO RAZONAMIENTO Aclaraci’on: art’iculo escrito en una computadora con teclado anglosaj’on, sin acento y sin la hisp’anica enhe. -------------------------------------------------------------------------------------------- Intencionalmente incoherente el t’itulo, pues el odio, el sentimiento primario posiblemente m’as fuerte, es irracional por definici’on. El que odia no razona, act’ua por mero instinto primario, que de ‘ultima busca destruir “al otro”, al que piensa distinto y que por ese solo hecho no es simple adversario, es el enemigo total e irreconciliable. En Argentina, el odio como irracional base de posturas pol’iticas, es un fen’omeno de vieja data, posiblemente en un grado de ferocidad y total falta de coherencia tal vez sin parang’on en el mundo, o con escasos otros contextos nacionales en los que se pudo operar en el subconsciente colectivo, como se perpetr’o ac’a en los  ‘ultimos anhos. Claramente, el odio profundo, visceral y sectariamente feroz, parece ser el negativo patrimonio de las clases altas y de los componentes de otros grupos sociales en los que se instalaron con excluyente dogmatismo las consignas odiadoras entronizadas como supuestas verdades absolutas…pese a que sometidas al sano m’etodo de la duda permanente, no resisten el menor an’alisis serio y bien fundamentado. Las oligarqu’ias se suponen m;as all;a de toda cr;itica o cuestionamiento, y nada las exaspera m;as que. de igual a igual, sin agachar la cabeza, se les oponga la dignidad de un planteo bien fundamentado, que ponga en duda sus dogmas, o peor aun que se los destroce al demostrarse sus inconsistencias, en algunos casos rayanos en el absurdo.  Los oligarcas se “ofenden” si un simple pe’on tiene el valor de mirarle a los ojos al hacerle un planteo. Solo toleran peonada d’ocil, de pata’l suelo. Nunca un dia’logo con dignidad. 
B;asicamente odian los que se sienten en riesgo de perder privilegios clasistas, abusivos y totalmente anacr’onicos, y los tilingos varios que les sirven de claque, sean estos civiles o uniformados. De los ‘ultimos, el caso se refiere a la “familia militar liberal”, mayor’ia casi excluyente desde las purgas de 1955 y posteriores reafirmaciones doctrinarias liberales y subordinadas a los anglosajones de ambos continentes…y alguna que otra potencia asociada a aquellos, como los Atlantistas. Y sin olvidar tampoco los roles funcionales a las oligarqu’ias de los “liberales de izquierda” tipo troskos y similares. En cambio, los sectores populares, al acceder a derechos y capacidades socio econ’omicas antes negadas o inaccesibles, provocan el odio y el desprecio a veces subconsciente, de los sectores que se sienten amenazados en sus privilegios abusivos. Pero los sectores populares dif’icilmente odian. Aman a la patria, a los semejantes y a los l’ideres que los protegen y dignifican. Suelen ser simples y directos, carentes del aire de pretendida “superioridad” de los garcas y de sus claques. Las sobreactuaciones de soberbia son m;as frecuentes entre las variopintas claques de las oligarqu’ias, posiblemente por la inseguridad de sentirse fuera de las castas a las que admiran y se subordinan, por lo general en forma tan arrastrada as’i como impostan soberbia ante los pobres (en muchos casos apenas uno o dos escalones abajo en el nivel socioecon’omico de ellos); mientras que las claques suelen estar a anhos luz de la riqueza y del poder omn;imodo que detentan los admirados (por las claques tilingas) oligarcas de viejo cunho. Aunque dif’icilmente lo reconozcan, los que la ofician de claques aplaudidoras de los oligarcas, suelen ser conscientes de “no pertenecer” a los c’irculos exclusivos, excluyentes y clasistas. Eso los amarga, les hacen ver las mediocridades en las que est’an empantanados, y eso los vuelve resentidos en muchos casos cargados de profundos odios absurdos e irracionales. 
Reconoci’endose por lo general desconocedores de temas pol’iticos, en cambio y muy pat’eticamente es muy frecuente que opinen de pol’itica, en roles soezmente agresivos en contra de sus propios intereses, pues se solazan en insultar y agraviar a los sectores del Pensamiento Nacional, a los gobiernos y sectores pol’iticos identificados con los intereses del pueblo, como jubilados, asalariados, pequenhos empresarios y los despose’idos. Es sin duda pat’etico leer o escuchar a personas que claramente son parte de los sectores populares, alabando o subordin’andose ante gobiernos y grupos poli’ticos olig’arquicos, neoliberales excluyentes, que son clasistas y racistas.  Por puro odio instigado por los medios de comunicaci’on, por difamadores entrenados para difundir mentiras e infamias, y por diversos mecanismos de colonizaci’on cultural; odian a los que claramente los beneficiaron con concretas mejoras socio econ’omicas, mientras que admiran y se subordinan hasta con estulticia, ante los que los empujan a la pobreza y la marginaci’on. Demuestran lo que sociol’ogicamente se denomina “mentalidad de esclavos sumisos”, que adoran al amo que los maltrata y odian a los que los instan a ser libres y dignos seres humanos. M’as pat’etico aun es el caso de los patrioteros de bandera, con los que se identifica la “familia militar liberal”, pues gritando a voz en cuello su hueco patriotismo meramente formal, se subordinan gustosos y complacientes, ante un gobierno como el actual, que desvergonzadamente entrega soberan’ia d’ia a d’ia, y nos empuja a la disoluci’on nacional. Puro odio irracional inculcado contra todo lo Nacional y Popular, y sobre todo contra la expresi’on m’as clara de la ideología nacional que es el peronismo. Parecer’ia que no alcanzan a comprender que les cambiaron la consigna que vociferan en cada parada militar pues, aunque expresan “Subordinaci’on y valor, para defender a la Patria”, en 
realidad lo que practican con la obediencia impl’icita a los dictados de la Banca transnacional, las Potencias Atlantistas y algunos socios menores, del neoliberalismo al que adhieren, deber’ian cambiar la arenga por “subordinaci’on y valor, para vender a la patria”. Lejos del aut’entico patriotismo de Senhores Militares Nacionales que supimos tener y admirar. 
 MGTR. CARLOS ANDR’ES ORTIZ 

Analista de Temas Econ’omicos y Geopol’iticos 

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