lunes, 10 de febrero de 2014

EL DOBLE ESTÁNDAR DE LA TROIKA COLONIALISTA
Permítase el neologismo de acuñación propia, de la Troika Colonialista del Siglo XXI. Más allá de otros conflictos y hechos de violencia internos (revoluciones, golpes de mercado, alzamientos varios) y de guerras o enfrentamientos internacionales diversos, resulta muy evidente el cambio de metodología intervencionista aplicado por la troika conformada por la OTAN, la Unión Europea y EEUU, desde fines de la década del ’80 en el siglo pasado, accionar acentuado clara y desembozadamente en el presente siglo.
Los sucesos de Siria, Ucrania y de Bosnia Herzegovina, permiten constatar –una vez más- el doble rasero que la Troika Colonialista del Siglo XXI aplica a las relaciones internacionales.
En Siria resulta evidente o poco menos que las provisiones de pertrechos bélicos y otros soportes logísticos de los insurgentes, son provistos por La Troika mencionada, o por aliados incondicionales (como Arabia Saudita, entre otros). Y el machacar de los medios de difusión manejados por esas potencias, sigue promoviendo la invasión militar o intervención militar directa, tal como lo perpetraron antes en Iraq y en Libia (por citar dos de los casos más recientes y evidentes). Las excusas son diversas –supuestas armas de destrucción masiva, violaciones a los derechos humanos, defensa de “la democracia”, las “preocupaciones” de la “comunidad internacional” (o sea ellos mismos), etc.-, pero detrás subyace la intención de derrocar a gobiernos que no son “adictos” a los dictados geopolíticos y “recetas” económicas que emanan de la Troika Colonialista y de sus entes asociados o rectores (las grandes corporaciones financieras, petroleras, productoras de armas, el FMI, y otras).
Y por supuesto, las atrocidades cometidas por las tropas mercenarias insurgentes en la guerra interna de Siria, no merecen ni un solo comentario en los medios de comunicación masivos manejados por la Troika Colonialista.
En Ucrania, la metodología que se advierte –evaluando con objetividad y desde distintos medios a los que se puede acceder-, es muy similar a la empleada en la “revolución naranja” de años atrás, con fuerte incentivación a la violencia, con consignas posiblemente instaladas desde las redes digitales, y con planteos de consignas como “democracia” y “libertad”, que bien sabemos suelen manipularse a gusto de quienes las utilizan. En ese país eslavo, lo que se juega es la asociación más estrecha con Rusia, o la inserción en la UE bajo esquemas de “libre mercado”, o eventualmente alguna alternativa diferente y equidistante de ambos centros de poder. Buena parte de las preocupaciones de los que rechazan la inserción –fuertemente condicionada- en la Unión Europea, tienen que ver con los serios problemas muy concretos que las imposiciones de “libre mercado” causaron a otras economías menores subordinadas a los mandatos financieros de la Unión Europea. Y no se trata solo de las terribles crisis en Portugal, Irlanda, Grecia, España y otros socios menores de Europa Occidental; sino también los devastadores efectos en varias de las economías de Europa Oriental, aquejadas de los males de la globalización paneuropea.
En el caso de Ucrania, las declaraciones de altos funcionarios de EEUU tuvieron indudables connotaciones imperativas, configurando acciones de claras intervenciones externas en la política interna ucraniana. Paralelamente, la UE también presiona y apoya mediáticamente a las protestas, en incentivaciones que parecen conducir a una insurrección abierta…siempre pretextando “defender la democracia, la libertad”, etc.
Mientras tanto, en la destrozada ex Yugoeslavia (previamente bombardeada por la OTAN cuando se consumaba su balcanización en siete mini Estados), la pobreza y la desocupación masiva, ha provocado grandes protestas populares en Bosnia Herzegovina. ¡Y allí si, la UE se apresta a intervenir militarmente, en apoyo del gobierno pero para salvar “a los mercados” manejados por el neoliberalismo impuesto desde la propia UE! No importa nada, en este caso, que los reclamos sean justificados. ¡NO! El caso es que para la UE, una vez impuesto, el modelo neoliberal no se toca, sin importar los costos sociales y los perjuicios claros a los países en que se aplica.
Tal como en España, donde la masa de desocupados –a niveles espantosos- poco importa, los “desahuciados” (término español para designar a los expulsados de sus propias viviendas) ni se consideran, el éxodo de población calificada poco y nada parece importar (tal como en la Argentina de los ’90); mientras que los salvatajes a lo Bancos y el enriquecimiento de minorías muy privilegiadas alcanza niveles escandalosos (como los elevadísimos honorarios de directores de Bancos privados españoles, que nos recuerdan similares desorbitantes niveles de remuneraciones en los medios de comunicación “independientes” de Argentina).
Por supuesto que las acciones de golpes de mercado, instrumentadas en Tailandia, Turquía, Brasil, Venezuela y Argentina, evidencian todas ellas estar orientadas a instalar políticas económicas afines a los centros de poder de la Troika Colonialista, o sea el neoliberalismo extremo, con el cual la UE y EEUU podrán –si lo logran- transferirnos los elevadísimos costos de la crisis económica que el propio neoliberalismo salvaje ocasionó en esos dos bloques de poder. Precisamente la UE y EEUU son los bloques de mayores PBI del mundo, pero aquejados de serios problemas estructurales, que tienen que ver con la supremacía del sector financiero-especulativo, y con sus costosos aparatos militares en continua acción y expansión.
Por otra parte, ningún análisis geopolítico serio de Argentina, puede omitir que más allá de supuestas declaraciones conciliadoras, las posturas de la UE y de EEUU avalan totalmente las políticas de usurpación de territorios que instrumenta el Reino Unido en perjuicio de Argentina, tanto en los tres grupos insulares del Atlántico Sur, en el propio Mar Argentino, y sus apetencias sobre los territorios antárticos que sobre los que reclaman soberanía Argentina y Chile.
Desde un lógico enfoque macro geopolítico, esa agresión a Argentina, es una agresión a toda la UNASUR y a la CELAC, tal como con todas las letras lo expresaron sus líderes más esclarecidos.
Tampoco cabe desconocer la permanente política intervencionista de Gran Bretaña y de EEUU en nuestro país, usualmente contando con la connivencia y acciones desestabilizadoras de grupos de poder concentrado, que básicamente se resisten a perder sus privilegios feudales.
Conociendo esas palpables realidades, una coherente acción geopolítica de nuestro país, indica la conveniencia de realizar y profundizar acuerdos estratégicos con otras potencias de gran relevancia, por caso China, India y Rusia, con quienes no tenemos controversias territoriales ni de otro tipo; además de profundizar nuestra sólida integración en los organismos regionales, como el MERCOSUR, la UNASUR y la CELAC.
Por supuesto que el comercio y las fluidas relaciones no deben de ningún modo excluir a otros grandes actores, como la UE y EEUU, ni tampoco a ningún otro país o región del mundo.
Pero en lo estratégico, las prioridades geopolíticas nacionales no pueden estar bajo las influencias de la Troika Colonialista del Siglo XXI.


C.P.N. CARLOS ANDRÉS ORTIZ
ANALISTA DE TEMAS ECONÓMICOS Y GEOPOLÍTICOS


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