ATAQUES DEL ECOTERRORISMO MEDIÁTICO A
YACYRETÁ.
Primera Parte - Algunos viejos
antecedentes.
Después
de casi 70 años de dilaciones, desde que un visionario expuso la idea de
obtener enorme cantidad de energía hidroeléctrica de los Saltos de Apipé, en
1974 siendo aún Presidente Perón, Argentina y Paraguay rubricaron los acuerdos
reversales para iniciar la gigantesca obra.
Sin
duda, los poderosos intereses vinculados con la generación termoeléctrica
(basada en petróleo y gas), presionaron constantemente para impedir o demorar
tanto las hidroeléctricas como las nucleares, tanto más si algún proyecto era
de notable importancia, como Yacyretá. Desde siempre hubo notable afinidad y
connivencias groseras entre los gobiernos de orientación económica liberal, con
los sectores petrolíferos extranjeros y los de la termogeneración.
A
partir de marzo de 1976, el neoliberalismo se adueñó del poder, en el cual sus
testaferros continuarían manejando los hilos económicos hasta la crisis
terminal de 2001/2002. Es de recordar que en ese tristemente recordado cuarto
de siglo neoliberal, las corruptelas y los negociados estuvieron a la orden del
día, destrozándose la economía y el tejido social argentino. La obra de
Yacyretá, lamentablemente no fue la excepción a la regla, en ese contexto, pero
de ningún modo configuró el summum de la corruptela, pues la venta a precio vil
de YPF fue un negociado diez veces más perjudicial para los Intereses
Nacionales.
En
ese contexto nada favorable, se comenzó y varias veces se suspendió la
construcción, acumulando severos retrasos con los consecuentes problemas,
además del abultado lucro cesante, a consecuencia de la enorme capacidad de
generación eléctrica perdida por tantos años. Pero al establishment nunca le
fue conveniente que se terminara Yacyretá, pues ahorra 5.000 millones de litros
de gas oil o gas natural equivalente, por año, y evita la instalación de varias
usinas termoeléctricas de gran porte, que además del combustible, necesitarían
lubricantes, repuestos, reparaciones y
demás. ¡Sin duda obras como Yacyretá, una vez terminadas, evitan muchos
potenciales negociados y una ristra interminable de costos muy elevados, que
caracterizan a las usinas termoeléctricas, durante todas sus vidas útiles!
Como
dato adicional, desde los años ’80 comenzaron a actuar las transnacionales de
la ecología, con sus mensajes engañosos y disolventes, provenientes de los
centros mundiales del poder, básicamente de Gran Bretaña y EEUU. En la década
del ’90, en el tristemente célebre menemato, se transparentó la alianza
estratégica entre los sectores políticos más retrógrados y antinacionales, con
el ultra ecologismo, tal como demostraron palmariamente las acciones de la
múltiple procesada “Marijú” Alsogaray y su entorno. Esa alianza sigue vigente,
tal como lo prueba la inclusión en el equipo de gobierno de Macri (liberal en
extremo) de un ex (¿¡!?) Greenpeace de alto perfil, como Juan Carlos
Villalonga.
Desde
los años ’90 fueron constantes los ataques del ecologismo fundamentalista, en
contra de la generación hidroeléctrica y nuclear, evidenciándose los fuertes
vínculos que los unen con los intereses de las petroleras transnacionales y la
generación termoeléctrica (a la que nunca atacan).
Por
otra parte, hoy pocos recuerdan que antes de comenzar el menemato, el después
Canciller Argentino Guido Di Tella (de clara extracción neoliberal), presionó
burdamente para que se paralice definitivamente la obra de Yacyretá, con los
consabidos argumentos de “obra faranónica, reducción del gasto, etc.”
Y
estando terminada la obra principal, el tristemente recordado multiministro
Cavallo, a través de su “experto energético” Carlos Bastos, lanzó la
antinacional idea de “privatizar” (léase extranjerizar) Yacyretá, y el Banco de
la Nación Argentina. Eran épocas del delarruato, y los posibles intermediarios
eran Bush padre para la central hidroeléctrica, y Ana Botín del Banco Santander
para el BNA. Ante la sumatoria de oposiciones, las escandalosas operaciones no
se concretaron, afortunadamente para los Intereses Nacionales. Otra alternativa
a la “privatización” de Yacyretá, era exportar toda su energía a Brasil, bajo
el pretexto que “teníamos mucha capacidad de generación ociosa”; lo cual era
falso. Lo que en verdad querían esos intereses creados, era eliminar la
competencia de Yacyretá, para dejar el mercado a merced de los operadores de
usinas termoeléctricas.
Hoy
los sectores del ecologismo cavernario, siguen operando claramente a favor de
los intereses creados de la termoelectricidad (en base a petróleo y gas
natural), al atacar con embustes de todo tipo, y sobre todo mediante el
ecoterrorismo, a las centrales hidroeléctricas y nucleares! Y después algunos
activistas ecoterroristas dicen estar en contra de los negociados…
La
inauguración de las obras principales (la presa en sí misma) fue en 1998, pero
debió seguir operando a potencia reducida, dado el estancamiento y lentos
avances de las llamadas obras complementarias. Desde 2003 las obras tuvieron un
nuevo impulso, transformando positivamente y en gran escala las ciudades de
Posadas, Garupá y Candelaria (Argentina), más Encarnación y otras localidades
(Paraguay). Con ello, la inauguración definitiva, funcionando ya a cota 83, a
plena potencia, fue en 2011.
C.P.N. CARLOS ANDRÉS ORTIZ
ANALISTA DE TEMAS ECONÓMICOS Y GEOPOLÍTICOS
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