ENERGÉTICAMENTE MUY INCORRECTO
Sabemos
que las opiniones “políticamente incorrectas” son aquellas que no se ajustan a
las aparentemente lábiles pero de hecho férreas pautas indicadas por el
establishment (el poder en las sombras preestablecido).
El “éxito” o fracaso relativo, ese que
cuenta con los favores de medios o instituciones manejados por esos poderes
corporativos, tiene una pequeña cuota de talento, pero sobre todo basta con
“hacer buena letra” y “opinar correctamente” dentro de las pautas definidas por
esos factores del poder real, el cual en nuestro país está estrechamente
vinculado con la potencia dominante de turno.
Un caso emblemático de opción por los
Intereses Nacionales, aun a costa de su “éxito” personal relativo, fue el de
Scalabrini Ortiz. En su juventud combinó sus actividades de agrimensor, con su
muy buena pluma, que le había dado un rol crecientemente relevante como
escritor, disfrutando de las mieles de los premios iniciales, y de contar con
espacios en los diarios tradicionales de Buenos Aires.
Pero a sabiendas que estaba
sacrificando sin vuelta posible, su carrera de escritor, optó por los escritos
político-económicos, impregnados de fuerte orientación patriótica, pasando a
ser parte esencial del Pensamiento Nacional.
Corajuda y honesta decisión la de
Scalabrini, tal como la de Jauretche, del Pepe Rosa y tantos otros que
desecharon las mieles fáciles de las opiniones complacientes o de opinar de
naderías, para estar de por vida a pie firme en las trincheras del Pensamiento
Nacional, dando batalla intelectual y moral sin tregua, no solo con la certeza
de las privaciones económicas, sino afrontando el silenciamiento forzoso al
cual usualmente son condenados los “malditos” que opinan según la conciencia y
no acorde a las sugerencias implícitas corporativas.
Lógicamente, así como hay réprobos hay
elegidos, y eso se nota claramente en las opiniones “energéticamente
correctas”.
Es fácil advertir el tono de respetuosa
sumisión con el que los “periodistas exitosos” dejan hablar sin ninguna
observación, repregunta o aclaración (menos aún alguna incómoda reseña
histórica), a los opinantes “energéticamente correctos”; muchas veces
entrevistas como convocados – estrellas (sin otros invitados incómodos que los
puedan importunar), mientras que los pocos convocados “energéticamente
incorrectos” siempre lo hacen desde un panel, en minoría, y soportando las
continuas interrupciones del periodista (“políticamente correcto” –léase
acomodaticio o directamente mercenario) convocante, que intenta impedir el
desarrollo completo de las ideas, e incluso que aviesamente distorsiona las
opiniones recién vertidas por los expertos “incorrectos”.
Es sabido –pero no conocido por
desinformados o ingenuos-, que desde hace al menos un par de décadas, las ONGs
pseudo ecologistas transnacionales (Greenpeace, WWF-Vida Silvestre y otras
menos conocidas), son las que “dictan la agenda” de lo energéticamente
“correcto”; sin importarles nada falsear burdamente la realidad, incurrir en
aberraciones técnicas mantenidas en base a engaños y al constante machacar,
hacer uso y abuso de las verdades a medias, y por sobre todo, practicar el
terrorismo mediático, demonizando a determinadas tecnologías y exaltando otras
hasta el paroxismo irracionalmente fanático.
Como mueven jugosos presupuestos, y sin
duda deben influir mucho en los medios de comunicación y en los periodistas
deseosos de “hacer buena letra” (o tal vez ignorantes de los temas en los que
opinan), operan influyendo desmesurada e irracionalmente sobre la opinión
pública, en la cual siempre cooptan incautos, desinformados, clases medias
desocupadas deseosas de “salvar al mundo” para llenar sus vacíos existenciales,
y sobre todo a cuantos fervorosos odiadores seriales anti sistémicos varios se
les suman como activistas virulentos (anarquistas, trotskistas, comunistas
“viudos” de causa, etc.).
Por otra parte, los sectores más
reaccionariamente conservadores del arco político, operan como aliados de hecho
y compañeros de ruta del sector ultra ecologista. Eso lo prueban numerosos
hechos concretos, como los generosos subsidios desparramados a muchas ONGs
“ecologistas” por “Marijú” Alsogaray durante el muy infame menemato, las mieles
y acuerdos entre “grimpicianos” y el macrismo porteño, los generosos espacios
que les dan los medios corporativos (que son marcadamente afines al “noventismo”
político – económico -léase añorantes del desmadre neoliberal, perversamente
destructivo y antinacional del menemato y el delarruato-), entre otras acciones
similares.
Los políticos oportunistas, deseosos de
votos fáciles al como sea, y otros arribistas varios, son pródigos en subirse
al carro del ecologismo cavernario, prestándose a planteos irracionales, con
una enjundia digna de mejores causas.
Las curiosas “asociaciones” entre las
supuestas “izquierdas” y “derechas” no puede sorprender a quienes algo
conocemos de Historia Argentina, reditando alianzas entre comunistas y otros
antisistémicos varios, con la más rancia oligarquía terrateniente y sus
prolongaciones en sectores portuarios y financieros “librecambistas”, tal como
se vio en la Unión Democrática timoneada por el embajador norteamericano
Spruille Braden en 1945; y otros muchos sucesos de nuestra ajetreada historia.
Por eso no puede sorprender que muchos
“progresistas” de hoy, junto a liberales y oportunistas varios, estén sumándose
al corrosivo ecologismo que opera como extensión de los poderes imperiales del
G 7, y más particularmente de Gran Bretaña, desde donde “dictan agendas” y
marcan acciones de las principales y más virulentas ONGs, interesadas en
mantenernos sumidos en el subdesarrollo crónico, bajo la excusa del
conservacionismo in extremis.
El ecologismo ataca en base a mentiras
y recurrentes acciones de terrorismo mediático, a las usinas hidroeléctricas y
nucleares, “casualmente” las únicas técnicamente capaces de reemplazar a las
muy contaminantes y costosas (por KWh) usinas termoeléctricas, las que devoran
ingentes cantidades de petróleo, gas o carbón. Pero también “casualmente” existen
fuertes indicios y varias concretas publicaciones, que señalan los fuertes
vínculos de las ONGs “ecologistas” transnacionales y las grandes petroleras
anglosajonas.
Esas mismas ONGs y sus vinculadas,
promocionan como grandes soluciones energéticas, a tecnologías limitadas,
costosas por KWh, y que no pueden operar como usinas de base, como las eólicas,
solares y otras; como también exageran sin rubor y sin sustento técnico, las
reales aplicaciones de las “redes eléctricas inteligentes”, que hoy apenas
alcanzan a ser paliativos marginales, de muy alto costo.
En Misiones –Argentina- fue “políticamente
correcto” en los años ’90 decir barbaridades de todo tipo en contra de las
hidroeléctricas, y así salió el mentiroso e impresentable plebiscito, un engaño
masivo a nivel provincial.
Hoy algunos políticos de dudosos o
inexistentes pergaminos, pero con una audacia digna de mejor causa, siguen
insistiendo en posturas anti represas a ultranza, que de última son una apuesta
al subdesarrollo crónico, y al derroche masivo de hidrocarburos y
consecuentemente de divisas. Negocio tal (el de las usinas termoeléctricas) que
tiene unos cuantos beneficiarios (petroleras, transportistas de petróleo y gas,
importadores de usinas y repuestos, asesores y otros vinculados a toda ese
gigantesco negocio)…que por supuesto, los ultra ecologistas fingen no conocer,
como también “desconocen” los elevados índices de poluciones de ese tipo de
centrales.
Pero cada vez más muchas personas
honestas y con patriotismo, se suman a los que no tenemos empacho en opinar en
forma “energéticamente incorrecta”, defendiendo la verdad, basándonos en datos
e informes técnicos irrefutables, y que nos preocupamos por las consecuencias
de rifar el futuro de la nación, sacrificándolo en el altar pagano del
ecologismo cavernario.
C.P.N.
CARLOS ANDRÉS ORTIZ
INVESTIGADOR
DE TEMAS ECONÓMICOS Y GEOPOLÍTICOS
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