DÍA DE LA INDUSTRIA - NADA PARA FESTEJAR
Casi totalmente desapercibido pasó el día de industria, “celebrado” (o
lamentado) el reciente 2 de setiembre.
Hubo un acto formal en la sede de la UIA (Unión Industrial Argentina),
entidad que por su accionar, poco o nada tiene de apoyos concretos a la actividad
industrial, pero sí hace explícitos respaldos a las medidas económicas claramente
nocivas para el sector, por lo que cabría llamarla, para mayor precisión
conceptual, como la Unión Industricida Argentina.
El apelativo no tiene nada de exagerado, pues la UIA guarda densos silencios
cómplices, ante la catastrófica realidad del Sector Industrial de la Economía
Argentina, arteramente atacado por el accionar libertario-neoliberal, pues no
solo se padece una brutal contracción intencionalmente perpetrada de la
actividad, la cual provoca profunda caída de la misma, con acentuados índices de
capacidades productivas ociosas, ante la fuerte caída de la demanda, lo que está
causando muchos cierres definitivos de establecimientos fabriles (que será muy
difícil revertir), y con numerosas y crecientes cantidades de personal despedido,
o en el mejor de los casos suspendidos, pero con claros riesgos de engrosar la
enorme cantidad desocupados.
La miseria que se extiende cuan ominosa mancha de aceite contaminante,
sobre crecientes porcentajes de nuestra población, achica acentuada y
crecientemente la capacidad interna de consumo, mientras que el retraso
cambiario quita competitividad para exportar y favorece importaciones, en un
contexto de apertura aduanera casi irrestricta.
Para peor, las expresiones del verborrágico presidente de la nación,
corroboran que el objetivo real del gobierno libertario, y de sus socios
(“cómplices”) neoliberales, es retrotraer nuestra economía a la supuesta
“Argentina modelo” del medio siglo largo del mitrismo, en la segunda mitad del
siglo XIX y comienzos del XX.
En esos años, bajo un insensible contexto socio – político semi feudal, con
una minoría muy rica y la gran mayoría debatiéndose en la pobreza estructural,
padecíamos la realidad de producir excluyentemente materias primas,
careciendo casi por completo de actividades industriales (y la poca que había era
de muy bajo nivel tecnológico), lo que se acentuaba ante la falta de todo apoyo
a las actividades de creación y estímulo de la tecnología.
No es un dato menor, omitido por el dogmático presidente autoasumido
como destructor intencional del Estado Argentino, que las evoluciones positivas
de todas las potencias económicas y de las nuevas potencias emergentes, fueron
y son consecuencias directas de las fuertes Políticas de Estado, que promueven y
protegen prioritariamente -además de sus propias poblaciones- a los sectores
industriales y tecnológicos, pues estos dos son los que tienen más fuertes efectos
multiplicadores en las respectivas economías nacionales.
Enfaticemos ese dato concreto y contundente, la industria y la tecnología
de desarrollo propio, son las actividades de mayores efectos multiplicadores muy
positivos, que traccionan fuertemente el desarrollo económico general. A ambas
actividades y al tejido social agreden las medidas económicas libertarias que se
acentúan casi sin solución de continuidad.
Toda nación con claros objetivos de grandeza nacional, cuida a su población,
la cual junto al territorio soberano nacional, son los dos principales factores sobre
los que se sustenta el Ser Nacional, el cual se aglutina en torno al Estado Nacional,
entidad básica de toda Nación. Todo eso lo desprecia abiertamente, el actual
gobierno nacional.
Pese a la catastrófica y contundente realidad, que demuestra en forma
irrefutable la extrema nocividad del rumbo económico que nos están
imponiendo, la UIA sigue explicitando sus fuertes apoyos a las políticas anti
industriales y anti sociales, del gobierno libertario – neoliberal, demostrando a
las claras el irracional cerrado dogmatismo ultra liberal que caracteriza a la
entidad supuestamente industrialista.
En el acto por el alicaído día de la industria, mencionaron apenas, en forma
muy tibia, las supuestas “preocupaciones” de la entidad, por las “dificultades”
que soportan las industrias.
Si la UIA tuviese principios claros de elemental patriotismo, en vez de sus
“suaves” preocupaciones, debería expresar en forma contundente, su oposición
al nocivo y desastroso rumbo económico y social del actual gobierno; y no calificar
de “dificultades” que afronta la actividad industrial, a la intencional y
premeditada hecatombe brutal que está destrozando a la industria y a los entes
tecnológicos (incluidas las Universidades Nacionales).
Lo mismo respecto al empobrecimiento masivo de la población, que
claramente evidencia buscar instalar a perpetuidad, como lo demuestran el
desprecio a los pobres y la burla clara a los derechos de los jubilados de vivir
dignamente, condenándolos a una vida miserable, con previsibles muertes
prematuras, ante la imposibilidad de acceder a los medicamentos y a una sana
alimentación.
Además, los hace apalear con alevosía, por las fuerzas de
seguridad, claramente incitadas a agredir arteramente a toda manifestación
pública en contra del genocidio económico en perpetración.
Todo eso sin olvidar que las medidas socio económicas -apoyadas de hecho
por la UIA y otros entes del establishment al servicio del dogmatismo neoliberal, condenaron a muerte a enfermos crónicos a los que privaron de imprescindibles
medicamentos específicos muy costosos; y que en los hechos se burlan del
hambre generalizado que provocan las medidas económicas, no distribuyendo las
toneladas de alimentos y miles de frazadas, que con un mínimo de sensibilidad
social, deberían haberse preocupado por repartirlos correctamente, para paliar
efectivamente el hambre y el frío, que causan previsibles estragos generalizados.
Entre otras expresiones de brutal sincericidio, el verborrágico presidente de
la nación, expresó su voluntad de “engrosar los bolsillos de los empresarios”,
según él, a costa del desguace estatal; lo que implícitamente significa la
institucionalización de la miseria generalizada y permanente de las mayorías
excluidas y empobrecidas, además de la destrucción de la República Argentina,
que en este caótico rumbo nos empuja a la disolución nacional y a ser apenas una
factoría dócil, un amorfo enclave manejado por el neocolonialismo del siglo XXI.
Si bien no sorprende que el “Círculo Rojo” como se llama a las poderosas
asociaciones empresarias dogmáticamente opuestas a todo lo Nacional y Popular
apoyen el destructivo rumbo socio político económico actual, careciendo por
completo de elementales nociones de Grandeza Nacional; en cambio cuestan
entender los silencios y la inacción casi total, de las dirigencias del sector sindical,
del supuesto arco político opositor, de intelectuales y catedráticos no cooptados
por la antipatria, y otros, sumidos en el silencio y la inacción total, que en este
contexto pasan a ser cómplices por omisión; o tal vez están amordazados ante las
presiones del establishment, del cual forman parte los medios concentrados y los
muy activos trols, los mercenarios de las redes sociales.
Preocupante realidad, que muchos aun se niegan a reconocer, entre ellos
los muy colonizados mentales patrioteros de bandera, que no quieren entender
que el real patriotismo debe cuidar la población, la economía, los entes estatales
de importancias estratégicas (de nuevo amenazados con privatizarlos /
extranjerizarlos), el territorio nacional (agredido por concesiones que agreden la
soberanía), el correcto manejo de las Relaciones Exteriores (hoy subordinadas a
los dictados del Bloque Atlantista), y dentro de todo ello, la industria y la
tecnología nacional, sectores claves a los que arteramente se busca destruir.
MGTR. CARLOS ANDRÉS ORTIZ -
Analista de Temas Económicos y Geopolíticos
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