lunes, 26 de agosto de 2024

 LA ECONOMÍA COMO INSTRUMENTO GENOCIDA. 
Con toda claridad, solamente tapada parcialmente en los medios por sucesivas noticias de altos impactos, es más que evidente que la andanada casi sin solución de continuidad, de medidas económicas y sociales, empobrecedoras, destructoras y socialmente excluyentes, en perpetración en Argentina, tienen devastadores efectos que caben definir como de evidentes caracteres genocidas. 
Tratada con amplitud la dolorosa realidad actual de Argentina, amerita al menos un voluminoso libro, al estilo de La Doctrina del Shock, de Naomí Klein; e incluso hay suficiente “tela para cortar” como para al menos una pequeña enciclopedia de tres o cuatro volúmenes, analizando las diversas aristas económicas, sociales, geopolíticas e históricas, todas en una intrincada y compleja realidad. Va al caso resumir los concretos hechos que (des)califican al gobierno libertario – neoliberal, como el perpetrador (por incapacidad manifiesta y/o por aviesa intencionalidad), del actual proceso de genocidio económico. 
Se analiza el tema, intentando brevedad. 
- La pobreza y la miseria absoluta, aumentaron muy acentuadamente, desde el comienzo del gobierno libertario, como lógicas consecuencias de las fuertes subas de precios generales, que se incrementaron mucho por la fuerte devaluación inicial, y la espiral inflacionaria sigue; mientras los salarios y las jubilaciones se mantuvieron fijos o solo con pequeños retoques, casi cosméticos, que no detuvieron el deterioro acentuado del poder adquisitivo real de la mayoría de los argentinos. 
- Contra toda lógica económica, se pretexta frenar la inflación, -que es estructural, y muy dependiente de la carencia crónica de dólares, ante el brutal endeudamiento asumido desde el macrismo-, bajo la suposición errónea que haciendo caer en picada el consumo, se morigerarían los precios. El endeudamiento externo sigue agravándose, mientras la recesión golpea fuerte a casi todos los sectores sociales, pero la inflación sigue siendo muy alta. Y es claramente falso que los déficits presupuestarios sean “la gran causa” de las subas de precios. 
- El muy promocionado superávit fiscal, que es otra de las falsedades difundidas, se pudo exhibir dejando de cumplir obligaciones legales, como las transferencias a las provincias; cancelando pagos de obras muy necesarias (como la del gasoducto, que al no completarse su ampliación, obligó a importar de apuro gas, gastándose muchas más divisas que las que hubiera insumido esa inversión); ahogando financieramente a las Universidades Nacionales, y otras falsas “economías”, que solo profundizan la recesión y el desempleo. 
- Entre los sectores pobres y los indigentes, se está muy cerca del 75 % de la población, y esa deplorable realidad se acentúa día a día. Es de recordar, que antes de meternos forzosamente en el neoliberalismo, bajo la presión de las bayonetas, en el apátrida “proceso” cívico militar de 1976, la pobreza en Argentina era menor al 4 % de nuestra población, la desocupación era mínima; y análisis económicos objetivos calificaban a esa desocupación como “friccional”, o sea que era relativamente muy fácil volver a conseguir trabajo. 
- Se paralizaron todas las obras públicas, incluyendo las que tenían financiación externa blanda, como las dos grandes hidroeléctricas en el río Santa Cruz; y los dos proyectos nucleares en avanzados grados de desarrollo. Es parte del abanico de medidas que inducen a la fuerte recesión, en la cual nos embretaron intencionalmente, provocando más desocupación, la cual en muchos casos ya es crónica y en curso de agravarse. 
- Como las obras públicas tienen directa relación con las diversas infraestructuras, imprescindibles para el correcto funcionamiento de nuestro país, mucho más considerando la enorme dimensión geográfica nuestra, el “parate” total de las obras lleva al rápido deterioro de lo existente, y a carecer de las imprescindibles ampliaciones, y todo eso empuja a profundizar el derrumbe de todos los indicadores socio económicos. 
- Ese irracional freno total a todas las obras públicas, nos pone en serio riesgo de masivos apagones eléctricos, en la temporada estival, cuando aumenta el consumo, lo cual aumentará el caos socio económico en el que nos sumieron. 
- Los brutales tarifazos de los servicios públicos y los combustibles, no justificados con estudios serios de costos, son poco menos que impagables, y acentúan la pobreza y la miseria generalizadas, empujando además a cierres de más empresas. 
- La hambruna generalizada, la miseria creciente y la exclusión social son dolorosas lacras que antes resultaban casi inexistentes por completo en nuestro país, pero ahora se extienden cuan ominosa mancha de aceite que contamina todo el tejido social nacional. Este terrible cuadro de situación, que para peor se agrava día a día, era impensable en aquella Argentina próspera y mucho más equitativa, que era antes de la violenta irrupción del neoliberalismo, impuesto por Videla - Martínez De Hoz y sus sucesores, desde el muy nefasto “proceso” cívico militar de 1976. 
- Evidenciando la insensibilidad total ante la miseria y la hambruna creciente, a todo lo cual claramente desprecian los libertarios, sus socios neoliberales, y otros factores del poder ultra reaccionario oligárquico (como la Sociedad Rural y otros entes empresarios del denominado “círculo rojo”), con brutal soberbia teñida de aporofobia, ocultaron los grandes cargamentos de alimentos, que recibieron del gobierno precedente, y una vez puestos en evidencia, mostrando nula sensibilidad social, se niegan a repartirlos entre los numerosos comedores y merenderos, en los que se atiende al creciente número de los marginados, muchos en situación de calle, que no pueden costear sus alimentos. 
- Genocidio económico explícito es dejar de suministrar los muy costosos medicamentos oncológicos y para otras patologías graves, lo cual según trascendió con muy poca prensa, que ya ocasionó varias muertes, y con seguridad causará muchas más, de todo lo cual hacen un elocuente silencio total, libertarios y neoliberales en el poder. - Lo mismo puede decirse de las hoy acotadas campañas de vacunación y de prevención de enfermedades. 
- La mala alimentación, deficiente en calidad y muy pobre en cantidad, con seguridad debilita a los amplios sectores de población hoy sumidos en la miseria; afectando seguramente mucho más a niños, jóvenes y adultos mayores. Se calcula que un millón de niños y adolescentes, no cenan, y con seguridad, muchos padres tampoco, para dar lo poco que tienen a sus hijos. 
- La actitud de festejar o de auto alabarse, por perpetrar despidos masivos del personal del Estado, tiene caracteres de perversión acentuada, pues es alegrarse de la miseria y el desempleo casi seguro, a los que condenan a muchas personas; además de desguazar entes que cumplen funciones importantes y/o necesarias. Pero es de recordar, que el presidente expresó, exaltadamente, que opera para destruir al Estado, al cual conduce. ¡Vaya paradoja y brutal incoherencia! 
El listado no se agota. 
Perpetrar con toda intención, la demolición económica nacional, buscando a la vez la destrucción deliberada del Estado Nacional, con las consecuencias del empobrecimiento y marginación masiva y acelerada de nuestra población, sin importar en absoluto las muertes y los daños humanos severos que se ocasionan, tiene claramente todas las características de un genocidio, implementado intencionalmente en base a las crudas medidas socio económicas perpetradas a presión y con toda premura. 
Burlándose de todo principio de soberanía y de dignidad nacional, buscan la destrucción de todo el entramado industrial y tecnológico, con el objetivo de mínima de transformarnos en una factoría mera productora de materias primas, en un esquema en el cual, con seguridad, sobraríamos más de la mitad (o mucho más) de todos los argentinos. 
Pero de máxima, el objetivo que claramente se puede visualizar, es hacer implosionar a Argentina en media docena o más, de pequeñas republiquetas empobrecidas, fácilmente manejables desde los centros de poder globalizadores, bajo el accionar de las potencias neocolonialistas del siglo XXI. 
Tenebrosa realidad, de la cual parecería que muy pocos tomaron debida conciencia. 
MGTR. CARLOS ANDRÉS ORTIZ 
Analista de Temas Económicos y Geopolíticos

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