viernes, 24 de julio de 2020

¿APOLOGISTA DEL NEOLIBERALISMO?
Debe existir tan siquiera una pizca de patriotismo en quien escribió una apología del neoliberalismo, pero como sea cuesta entender que alguien formado en las Ciencias Económicas, pueda dar a entender y recomendar, hasta con un dejo de sutileza, las supuestas “bondades” que nos depararía volver al neoliberalismo…del cual recién hace poco más de medio año volvimos a salir, y sus nefastas consecuencias estamos intentando superar.
Así lo sugiere el título del reciente artículo “¿Y si volvemos a ser neoliberales?” publicado en un muy leído diario electrónico de Misiones, escrito por un joven economista local, el que comienza con una suerte de pesar por haber sido detractor del gobierno menemista, del cual alaba la estabilidad de precios, obtenida temporariamente convertibilidad mediante…pero nada dice de las terribles consecuencias posteriores, de dicha medida, encuadrada en la total sumisión argentina a los dictados del neoliberalismo rampante, de cuyos personeros locales posiblemente el más perversamente negativo fue el “superministro” de plenos poderes, Domingo Cavallo, quien según trascendió operaba en comunicación directa con Rudiger Dornbusch, uno de los cerebros del Consenso de Washington.
Ese fue el mismo tecnócrata que sugirió se nombre desde EEUU una suerte de “virrey económico” para que maneje “racionalmente” (léase subordinada explícitamente) nuestra economía.
Uno de los argumentos del articulista, es afirmar que “139 países adhirieron al neoliberalismo”, lo cual carece de real entidad, pues es sabido que los poderes financieros transnacionales operaron fuertemente para imponer las económicamente genocidas pautas del Consenso de Washington, al como sea. El número en ese caso no hace a la calidad.
Y si es por buscar consensos mayoritarios, hace poco en términos históricos que casi todo el mundo practicaba la esclavitud, y menos tiempo aun en que la mayoría de los actuales dos centenares de países del mundo, eran simples dependencias coloniales de potencias imperiales. Se puede constatar que el número de “adherentes” (forzosos o no) a pautas político – económicas, no implica que eso les haya quitado sus nefastos significados.
Esos gruesos errores de apreciación, son frecuentes en economistas que omiten por completo, elementales nociones de geopolítica, como parece ser el caso analizado, y es moneda corriente entre liberales, progres fuera de foco, neoliberales y libertarios.
Alaba como positivas, las “recomendaciones” (léase imposiciones brutales) del Consenso de Washington, verdadero poder en la semi penumbra que operó para imponer a escala planetaria el neoliberalismo, a su vez como herramienta del proyecto político mundial de la globalización salvaje. Nada dice de todo esto,
reconocido públicamente por muchos analistas de peso académico y anchas espaldas de sólidos fundamentos. Y puedo citar a varios, que conozco personalmente, así como a un par de economistas Premios Nobel, que coinciden en esa apreciación, además de varios economistas heterodoxos argentinos, dentro de los que descolla el gran Aldo Ferrer.
Seguidamente, con un razonamiento por lo menos insólito, el articulista pretende calificar de neoliberal al gobierno de Néstor Kirchner, en base a haber logrado y mantenido el equilibrio fiscal (eso no es “propiedad intelectual” de los neoliberales), y de un puñado de otros hechos puntuales, que omiten el todo.
Hace una apología de la “liberación” del sector financiero (lo cual implica manejo irrestricto y sin control alguno, por parte de los poderes financieros, que son cooptados por los grandes poderes financieros transnacionales) ¿es para festejar eso, si se razona con sentido de soberanía? ¡No! En todo caso, una tarea inconclusa de los doce años del precedente gobierno peronista, fue no cambiar 
drásticamente la ley de entidades financieras, impuesta por la genocida dupla Videla – Martínez De Hoz; claro que el marasmo general –herencia del neoliberalismo noventista- que se debió enfrentar fue de dimensiones dantescas, de lo que mucho se solucionó pero quedaron tareas pendientes.
Menciona lo positivo de un tipo de cambio competitivo; pero omite que los gobiernos neoliberales se caracterizaron por un fuerte atraso cambiario, como una de las herramientas para la desindustrialización acelerada a la que nos sometieron el proceso,
 la partidocracia cleptocrática post proceso, y el macrismo. Entonces, si afirma –correctamente- que el atraso cambiario es negativo…¿Por qué apoya al neoliberalismo, que lo impone repetidamente?
Elogia la “liberación” del comercio exterior…¿acaso no se sabe que es una de la herramientas para primarizarnos (léase desindustrializarnos) y a la vez endeudarnos?
Compara con una sutil aprobación, y como hecho positivo, los incrementos de las importaciones en los períodos neoliberales, con el crecimiento de las mismas en el anterior gobierno nacional peronista. Claro que omite que en épocas de industrialización, es usual que aumenten las importaciones en equipamientos (que no fue lo único que hizo incrementar las importaciones, en los doce años aludidos por el articulista). Pero no dice que los aumentos desenfrenados de las importaciones en el menemato y el delarruato, fueron compuestos por bienes de consumo y bienes suntuarios, es decir lo opuesto a cualquier sana política de desarrollo.
El articulista alaba la “liberación del comercio exterior”, lo cual en castizo simple, significa resignar soberanía para manejar nuestro comercio exterior, el cual en el marco de políticas que defiendan el Interés Nacional, no puede permitir que nos inunden con baraturas importadas que destruyan nuestra industria, entes tecnológicos y actividades artesanales, mientras a la vez se derrochan divisas en importaciones innecesarias e incluso tóxicas para nuestra economía.
En otro de los argumentos indefendibles, expresa que el neoliberalismo es afín o induce al desendeudamiento, y lo aduce como otra similitud con el gobierno de Néstor Kirchner…y eso es otra falsedad.
El neoliberalismo impulsó, con la fuerza de los poderes financieros
transnacionales, el endeudamiento brutal de los Estados que se subyugaron a sus genocidas “recomendaciones”, con la deuda externa y las presiones políticas operando como tenazas para impedir cualquier tipo de política económica autónoma y proclive al desarrollo y la real soberanía. Usa la deuda externa como 
condicionante insalvable para destruir la soberanía de los Estados endeudados.
El precedente gobierno peronista, en cambio, fue un desendeudador activo, en la misma línea que aplicó Perón en 1946, cuando canceló totalmente la deuda externa y proclamó la Independencia Económica. O sea, la antítesis del neoliberalismo.
Por otra parte, el articulista afirma que el neoliberalismo se impuso dado el fracaso de las políticas de sustituciones de importaciones, lo cual es otro serio error conceptual. El neoliberalismo se impuso también en naciones ya industrializadas, como Italia, España, Rusia y otras, que nada tenían que ver con la política de sustitución de importaciones.
A mediados de los años ’70, a consecuencia de décadas de desarrollo industrial, Argentina había pasado a ser exportador de bienes industriales de mediana e incluso alta complejidad, lo cual fue totalmente frustrado por el brutal neoliberalismo del “proceso”. O sea, habíamos superado el estadio de simple sustitución de importaciones.
Ese proceso de industrialización y desarrollo tecnológico, en parte fue varias veces frustrado por irrupciones de gobiernos castrenses liberales y por ende apátridas, y por personeros de esa ideología insertados en gobiernos industrialistas (como sucedió con Alsogaray en el desarrollismo).
Otro tema es el del desguace estatal, privatizaciones y cierres mediante, así como el abandono de proyectos tecnológicos importantes; todo eso fogoneado por la dupla Reagan – Tatcher y sus personeros del neoliberalismo.
A diferencia de eso, en los doce años precedentes del peronismo (2003- 2015), se estatizó el servicio de agua y cloacas en la zona del AMBA, creando AYSA; se reestatizó Aerolíneas Argentinas, y parcialmente YPF; se dio muy fuerte apoyo al Plan Nuclear, al Satelital, al de Radares y otros; sin olvidar las fuertes inversiones en infraestructura general, en Educación Pública, en las Universidades Nacionales, y en el desarrollo en general. Casi fue la antítesis total de las imposiciones globalizantes del neoliberalismo salvaje, impulsado desde los centros del poder financiero transnacional y del Atlantismo.
Tampoco puede omitirse que todos los países exitosos, practican sus propias versiones del Capitalismo de Estado, en las antípodas del neoliberalismo. Todo lo opuesto a la apología neoliberal, desarrollada en el artículo de marras.
Si se es patriota, no se puede ser afín al neoliberalismo, ni a las “progresías” filo neo marxistas, que terminan operando a favor de los mandatos del poder financiero transnacional, pese a que pregonen lo contrario.
El tema no se agota.
MGTR. CARLOS ANDRÉS ORTIZ
Analista de Temas Económicos y Geopolíticos

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