sábado, 22 de octubre de 2016

SIGNOS INEQUÍVOCOS DE CRISIS PROFUNDA
Postales de las dos semanas pasadas, la Ruta Nacional 14, incluido el tramo de autovía que desde el norte arranca en Paso De Los Libres, casi totalmente desierta, incluso con los pocos camiones circulando en cantidades levemente superiores a los escasísimos automóviles y vehículos livianos. La baja del tránsito, respecto a 2015 pre elecciones, estimada en no menos del 70 al 80 %. O sea, ahora circularía entre el 20 y el 30 % de automóviles y camiones que en 2015.
Por otra parte, de cada 8 a 10 camiones transportando autos desde Brasil, solo se vio uno desde Argentina llevando autos nacionales a Brasil y Paraguay.
Los equipos (camión tractor y semirremolque pesado) provenientes de Brasil con carga al tope; los que regresaban, con el eje intermedio del remolque levantado, lo cual es indicador de poca o ninguna carga.
Antes del suicidio político económico que significó para Argentina volver al neoliberalismo, esa importante ruta estaba con mucho tránsito, prácticamente justificando construir una tercera vía por cada mano. ¡Diferencias significativas!
Para poner en contexto geopolítico, la Ruta Nacional 14, es llamada “La Ruta del Mercosur” (antes de la construcción de la autovía era considerada “la ruta de la muerte” por la elevadísima tasa de accidentes mortales), es parte ineludible de la vía terrestre más directa y/o transitada entre Buenos Aires / Rosario / Córdoba – San Pablo / Río de Janeiro, Buenos Aires – Asunción / Encarnación / Ciudad del Este, Montevideo - Asunción y enlaza la propia Mesopotamia Argentina.
En concreto es una de las yugulares de la comunicación carretera argentina y del Cono Sur. El escaso tránsito testimonia la caída económica severa.
Similares cuadros de depresión socio - económica se ven en otras rutas argentinas. Claramente la brutal caída de la actividad económica y de los salarios de la amplia y hoy decadente clase media, son las causales directas de la “desertificación” de las rutas argentinas.
Los escasos parroquianos en bares, restaurantes y pizzerías de la hermosa Avenida Pellegrini de Rosario, antes rebosantes de gente hasta en las veredas; igual que lo que sucede en otros comercios gastronómicos de Posadas, Rosario y otras ciudades, son irrefutables indicadores que “cambiamos” retrocediendo de bruces a un contexto que se muestra incluso peor que los muy nefastos años ’90…con los mismos o similares perpetradores de crisis permanente, endeudamiento nacional creciente y destrucción industrial acelerada e impiadosa.
Otros indicadores de pobreza creciente, son los cartoneros y pobre gente revolviendo la basura en las ciudades, fenómenos de pobreza extrema, que prácticamente habían desaparecido; y que empujados por las políticas económicas inductoras de retroceso económico, volvieron con reconcentrada fuerza, como jinetes del apocalipsis neoliberal.
Mientras tanto, los éxodos masivos de compradores argentinos que día a día dejan ingentes cantidades de dinero en comercios de países vecinos, con visos de catástrofes económicas en puntos focales de fácil conexiones (como el atiborrado puente Posadas-Encarnación); son otras evidencias de los amargos y nocivos frutos claramente provocados adrede, por los gestores y ejecutores del desmadre general de la actual versión recargada del neoliberalismo salvaje.
Las mismas consecuencias que antes padecimos nosotros y otros pueblos hermanos de la región, de Europa Oriental y Rusia, y que desde hace años padecen Grecia, Portugal, España y otros.
Mientras crece desmesuradamente la deuda externa, para alimentar la bicicleta financiera, la fuga de divisas y otras “operetas” similares; silenciosamente avanza sin que casi nadie lo perciba, otro tipo nefasto de deuda externa atada a leoninas condiciones contractuales: la vinculada con la desmesurada promoción de las “energías renovables” que implica prácticamente riesgo cero para inversores y especuladores, casi nula promoción de la industria nacional, en un enmarañado marco legal, que garantiza tarifas muy caras y crecientes, dolarizadas, y de compra obligatoria de energía de baja calidad (sujeta a oscilaciones de voltaje a ser estabilizado con el caro respaldo de usinas térmicas convencionales y otras maniobras técnico – eléctricas) para los ya hoy empobrecidos usuarios del sistema eléctrico argentino. ¡Una hipoteca que puede llegar a ser descomunal, que nos ate al subdesarrollo crónico!
MGTR. CARLOS ANDRÉS ORTIZ
Analista de Temas Económicos y Geopolíticos

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