sábado, 29 de agosto de 2015
DESUBICADOTE EL ALEMÁN
Relativamente amplias fueron las repercusiones de las opiniones públicas del ejecutivo alemán de la transnacional Agco, productora de maquinarias agrícolas y tractores, en oportunidad de anunciar una nueva inversión en Argentina para producir un tipo de cosechadora.
Reproduciendo un párrafo del muy oligárquico, liberal y anglófilo diario La Nación, del 28/08/2015, se lee: ‘ Richenhagen, un alemán que desde 2004 conduce la multinacional, anunció una inversión de US$ 20 millones para producir cosechadoras en el país. Pero planteó duras críticas a las retenciones, los controles a la exportación y las trabas para importar. Calificó de "estúpidas" las retenciones, dijo que no hay "un negocio libre" para las empresas de su rubro y que se siguen "reglas burocráticas" como "en un régimen socialista, comunista" ‘.
Hay en la nota otras frases por el estilo, y casi todos los medios escritos incluyeron el tema, con contenidos similares. Por eso, claramente, esa nota no es parte de la campaña de desinformación masiva, que al estilo de las “revoluciones de colores”, y otros alzamientos prearmados con fuertes injerencias de EEUU, la UE y aliados varios, se implementaron en muchos países. Cabe asumir que es verdad que dijo semejantes brulotes. Analicemos.
Totalmente desubicado, al inmiscuirse grosera y burdamente, en cuestiones internas de una país soberano que no es el suyo; adoptando una postura típica de un colonialista del poder financiero transnacional (al estilo de los “virreyes” del FMI, que en otras épocas venían a ordenarnos que debíamos hacer); o si se quiere, con la soberbia de un oficial de las Waffen SS dirigiéndose a un pueblo invadido y sojuzgado.
Muy posiblemente, vino a operar como un “adelantado” neocolonial, al servicio de la Unión Europea, que claramente nos quiere subordinar política y económicamente atándonos a un “tratado de libre comercio”, al estilo del repudiado ALCA, el cual la UE quiere usar como correa de transmisión para endosarnos su crisis actual y volvernos al anacrónico y obsoleto rol de simples productores de materias primas, sin industria ni desarrollo tecnológico propios, y sin capacidad de decisión geopolítica. ¡Muy burdo el alemanote groseramente neoimperial!
Seguramente, quiso congraciarse con “sus clientes” de la oligarquía agro - ganadera mega terrateniente, al estilo de la Sociedad Rural y similares, que solo conciben a nuestro país como un apéndice dócil de las potencias “occidentales”, una marioneta sin industrias y sin capacidad de decisión propias.
Claramente su molestia principal es por no poder importar equipos “a piacere”, por las medidas proteccionistas e industrialistas vigentes, que lo obligaron a producir acá lo que simplemente pensaba traer del exterior. Si se molesta porque acá se prioriza promover fuentes de trabajo argentinas, en vez de “liviamente” aceptar pagar horas-hombre e insumos germanos (como el desubicado ejecutivo evidentemente quisiera hacer), es bueno que entienda que está tratando con un país soberano y una potencia emergente, no con una colonia económica dócil, como su país y los poderosos socios comunitarios tratan a la débil Grecia.
Una persona muy informada como de seguro es, miente groseramente al alabar “las creaciones de puestos de trabajo ‘del campo’ “; pues cualquiera sabe que la oligarquía campera es la que paga los peores salarios, con altos porcentajes en negro –evadiendo leyes y cargas sociales-, y que la creación de trabajo efectivo es muy débil en el sector rural, siendo en cambio fuerte y mucho mejor remunerado en el sector fabril, que este ejecutivo industrial pretende en los hechos desmantelar con sus “órdenes” de reimplantar el neoliberalismo salvaje.
Tan mal no le debe ir a su empresa, y al sector de maquinarias agrícolas y tractores, pues invirtió en 2013 y volvió a hacerlo ahora. ¡Pero es evidente que para los que a su torpe criterio somos “países de cuarta” (no lo dijo, pero está implícito), nos quiere relegar al sumiso papel de importadores de equipos, transformando su empresa de fabricante en mera importadora!
Con agresiva soberbia propia de los neoimperiales del siglo XXI, dijo muy “suelto de cuerpo” que en 2013 intentó “cambiarle las ideas” a nuestra presidente, y que no lo logró. ¿Será que pensaba que puede actuar como lo hacían con los mediocres presidentes del cuarto de siglo neoliberal -
1976/2001-, cuando simples ejecutivos de multinacionales (o sea empleados jerarquizados –pero empleados al fin- de los dueños del gran capital), les marcaban el paso a presidentes irresolutos, y/o colonizados mentales y/o marionetas de sus ministros de economía, que a la vez eran mercenarios de los poderes financieros transnacionales?
En el colmo de la soberbia y desubicuidad, se quejó que de “no poder importar ni vender como quisiéramos”, tal como si Argentina fuera un páramo sin gobierno y leyes propias, o como si funcionáramos como la sumisamente arrastrada colonia, que esos poderes quieren que seamos.
En el colmo de la grosería vulgar, utilizó el calificativo de “estúpido” respecto a nuestros criterios y políticas de retenciones a las exportaciones, las que cumplen múltiples funciones necesarias, coherentes totalmente con el marco heterodoxo neokeynesiano de nuestra economía, que tan buenos resultados macroeconómicos produjo, incluso en un contexto internacional desfavorable como el actual.
Seguramente debería aplicar ese brutal calificativo, a la timba institucionalizada que pasó a ser la economía de la UE, que acentuó graves fracturas internas preexistentes, aumentó el número de pobres e indigentes, la embarcó en aventuras belicistas como segundones de EEUU, y provocó la gravísima crisis humanitaria causada por las agresiones bélicas de la OTAN en Libia, Iraq, Afganistán y Siria; además de los múltiples estropicios que el colonialismo racista y esclavizante causó en África, y que sigue causando ante las corruptelas que institucionalizó en los fragmentos coloniales transformados en países muy pobres, que además soportan presiones políticas, económicas y agresiones armadas, como las que perpetra la Francia actual en varias de sus ex colonias.
Como ultra liberal que demuestra ser el ejecutivo tan verborrágico, seguramente desconoce que su país dejó de ser siervo económico del Imperio Británico y empobrecido feudo exportador de maderas y de carne humana (bajo el formato de mercenarios que vendían sus espadas, lanzas y fusiles al mejor postor, dada la miseria de los desarticulados mini reinos germanos), recién cuando se unificó, industrializó y desarrolló
tecnológicamente, en base a fuertes medidas intervencionistas estatales y fuertemente proteccionistas, implementadas por Bismarck desde fines de la segunda mitad del siglo XIX. Pero ese “señor” Richenhagen, sigue apegado a pautas ultraliberales del dieciochesco y británico Adam Smith.
Es en cambio muy estúpido y malintencionado, afirmar que las Políticas de Estado vigentes en Argentina, son de un “régimen comunista”. Seguramente le son mucho más “simpáticos” dictadores vendepatrias como Videla, o entreguistas genuflexos descarados como los que padecimos en los siniestros años ’90; en vez de la democracia efectiva en la que estamos, y en la cual todos podemos opinar libremente, incluso alguno que otro osado y desubicado ejecutivo extranjero.
Si su empresa no hubiese decidido invertir en Argentina (por algo lo hace, no por mera “caridad”), con seguridad existen muchos inversores potenciales en el mundo, y muchos emprendedores y científicos argentinos, que con sólidos apoyos estatales, podrían sustituir con producciones locales las maquinarias que el arrogante germano hizo fabricar en nuestro país.
Antes de opinar en forma tan altanera y desubicada, debería conocer que muchos argentinos tenemos bien en claro los valores y principios de la dignidad nacional. Por algo Don José de San Martín, en una misiva cursada al Restaurador Don Juan Manuel de Rosas, con motivo de la defensa del suelo patrio ante las agresiones de flotas imperiales europeas, expresó que esos altivos colonialistas deberían saber que “los argentinos no somos empanadas que se comen de un solo bocado”.
MGTER. CARLOS ANDRÉS ORTIZ
Analista de Temas Económicos y Geopolíticos
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