Adicional a Segunda Parte
ASESINATOS, DESTIERROS, CÁRCELES Y DIFAMACIONES – METODOLOGÍAS
USUALES DE LIBERALES Y OTROS APÁTRIDAS
Salvando una omisión en el artículo anterior, cabe señalar que San Martín
debió emigrar, casi con lo puesto, y llevando a su pequeña hija, en 1824, pues
Rivadavia y sus acólitos lo amenazaron y había riesgo de muerte.
Previamente, el
gobierno unitario le quitó todo el apoyo, cuando El Libertador necesitaba reponer
armamento y atender las necesidades de su tropa, estando en Perú.
Al volver a
Buenos Aires, su vida corrió peligro, ante la maledicencia y acusaciones que le
endilgaron los unitarios rivadavianos, quienes pretendieron usar sus servicios
para las campañas contra los caudillos federales y otros patriotas. Posiblemente alentado por Dorrego, que lo necesitaba para organizar sus
tropas, y como referente de mucho prestigio, volvió en 1829, pero antes de
desembarcar, supo del asesinato del citado gobernador, fusilado por Lavalle bajo
presiones de los unitarios. No desembarcó, pues posiblemente los rivadavianos
hubiesen intentado asesinarlo, partiendo luego a Montevideo, donde mantuvo
reuniones diversas, posiblemente centradas muchas de ellas en la realidad del
Poder en Argentina. Emigró nuevamente para no regresar.
Destacables fueron los intercambios epistolares con Rosas, a quien ofreció
colaborar, ante las agresiones de las potencias imperiales europeas. Su sable fue
enviado a Rosas, en reconocimiento a su decidido accionar defendiendo nuestra
soberanía.
Seguramente como una expresión del odio que sentía hacia el Gran
Libertador, el mediocre Rivadavia, en 1826 disolvió el ya prestigioso Regimiento
de Granaderos a Caballo, que fuera creado por San Martín.
Años después, en su “historia oficial”, de claro sesgo unitario – liberal (o sea
en las antípodas del Pensamiento Nacional), Mitre se refirió a Rivadavia como “el
más grande civil de los argentinos”, tal como citan historiadores revisionistas,
quienes, con un toque de fundada sorna, decían que, indirectamente, Mitre se
reservaba para él mismo, en los pretendidos relatos de otros posteriores
historiadores, el rótulo de “el más grande militar de los argentinos”; tal el
desmesurado ego de Don Bartolo.
Lo concreto fue que el aparataje cultural de los unitarios – liberales, querían
definir a Rivadavia como el principal prócer de Argentina. Por eso, “conociendo
el paño” de los poderes de la antipatria; y para anteponerlo como el principal
prócer argentino, Perón definió a 1950 como “Año Del Libertador”, al cumplirse
un siglo del paso a la inmortalidad de Gran Libertador.
Si
bien Perón era hombre de vasta cultura general, tuvo como
colaboradores o asesores, a historiadores e intelectuales de fuste, como los
hermanos Muñoz Azpiri, Arturo Jauretche, José María Rosa, y posiblemente
otros.
Posteriormente, con el accionar de otros destacados historiadores
revisionistas, quienes nos interesamos en la Historia Patria, y somos conscientes
de la necesidad de conocerla y difundirla, tuvimos otros referentes de mucha
valía, para refutar la “historia oficial”, o “historia al cuento”, con la que insisten
los escribas al servicio de las oligarquías y otros sectores apátridas.
MGTR. CARLOS ANDRÉS ORTIZ
Analista de Temas Económicos y Geopolíticos
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