viernes, 23 de abril de 2021

 PANDEMIA, VACUNAS Y GEOPOLÍTICA APLICADA
Recurrentemente, nos pretendieron poner como ejemplos a seguir, los casos de Chile, Uruguay y Brasil, a los que no hace mucho se sumó Paraguay.
A Chile y Uruguay se los consideró –muy erradamente- como dos “grandes ejemplos económicos exitosos”, ocultando datos muy gruesos de la realidad.
Ambos son países de economías primarias, lo cual lo pagan en altos costos sociales e incluso geopolíticos, pues los países no industrializados y carentes de desarrollos tecnológicos propios relevantes, los posicionan claramente como economías estructuralmente débiles y carentes de capacidad de maniobra geopolítica propia.
Chile es un país socio económicamente muy desigual y excluyente para la mayoría de su población. Hasta el agua es un bien privatizado, y la instrucción pública de calidad, solo está al alcance de minorías de clase alta, por no mencionar la Universidad, que es excluyentemente privada.
Claro que el “modelo chileno” es deseado por empresarios “exitosos” que quieren nulificar toda protesta en contra de sus negocios y acciones, con mano de obra pagada apenas a niveles de subsistencia. Y lo añoran los milicos de mentalidad procesera, pues allá las FFAA no fueron cuestionadas en sus acciones internas y en las aberraciones cometidas, y mantienen en sus manos muchos resortes del poder, establecidos por el pinochetismo.
Uruguay es desde hace mucho, un país expulsor de población, por lo que el crecimiento demográfico es cercano a cero. La gente emigra por falta de trabajo y carencia de futuro, pues las privaciones económicas están instaladas crónicamente en la mayoría de sus habitantes.
Todo parece indicar que es el paraíso de los evasores fiscales y fugadores de divisas de Argentina, tal el único “mérito” que parece exhibir incólume Uruguay.
El Brasil post Lula volvió a las acentuadas desigualdades socio económicas, pese a la enorme potencia de su economía, y a las riquezas de su vasto territorio.
Hace poco, Paraguay fue mostrado, supuestamente, como un país que no tenía donde guardar tantos dólares que había acumulado; lo cual por las estrecheces económicas y las desigualdades sociales muy acentuadas, crónicas todas esas características, evidenciarían desmentir la riqueza que se mencionó como acumulada. Hay recursos, pero su distribución es pésima, y sus inversiones en infraestructura en general, son muy escasas.
Todo eso desmiente categóricamente, que esas naciones vecinas y hermanas, puedan ser consideradas como “los grandes ejemplos que Argentina debería imitar”.
Las comparaciones que puedan hacerse, respecto a las acciones desarrolladas ante el cuadro de pandemia generalizada, pueden ser antipáticas, pero son contundentes.
Uruguay tiene una de las tasas de contagios de COVID 19 más altas del mundo, en proporción por millón de habitantes.
Brasil muestra un desmadre generalizado, mientras que Bolsonaro no parece salir de su soberbia negacionista.
Paraguay, con sus crónicas muy pobres inversiones en salud pública, está inmerso en un panorama caótico, pidiendo ayuda desesperadamente, pues sus sistemas estarían ya totalmente colapsados, su escaso personal sanitario, insuficiente y agotado, y la vacunación es muy escasa.
Chile, que se quería volver a presentar como “el gran ejemplo”, por haber vacunado a grandes cantidades de su relativamente escasa población, está también con sus sistemas sanitarios muy comprometidos. La primera dosis de la vacuna que aplicó masivamente, tiene una muy pobre efectividad, del orden del 3%, según trascendió. Consiguieron la vacuna china de más pobre rendimiento, a diferencia de Argentina, que aplica la otra vacuna china, mucho más efectiva, además de las muchas dosis conseguidas de las vacunas rusa, india, y ahora la británica compatible con la india.
Pero en la prensa maliciosa que opera a favor del neoliberalismo, no se aclaran las acentuadas diferencias entre ambas vacunas chinas, la aplicada en Chile y la que consiguió Argentina.
De nuevo, ninguno de esos países puede ser considerado como ejemplos a seguir, en el doloroso caso de la pandemia.
En la geopolítica global, el tema de las vacunas, apenas analizado por los medios adictos al neoliberalismo y/o manipulados por “las embajadas” anglosajonas, apenas difunden algunas estadísticas y primeros planos impactantes pero meramente anecdóticos. Esos medios y sus “prestigiosos periodistas” nunca analizan las gruesas realidades puestas en evidencia por la pandemia.
Los que predican defender un mundo “libre, occidental y cristiano”, y ser “muy democráticos y opuestos a las dictaduras”, -básicamente ambas mega potencias neocolonialistas anglosajonas- (EEUU y Gran Bretaña) se dedicaron a acaparar vacunas muy por encima de sus necesidades nacionales, violando contratos y obligaciones de todo tipo. El caso de las vacunas cuyos reactivos se produjeron en Argentina, enviadas para el proceso final a México, que no pudo producir ni comprar algunos insumos, en una maniobra de crudo imperialismo decimonónico, quedaron retenidas en EEUU, que no suministró al país azteca algunos componentes esenciales, hoy escasos.
¡En concreto, EEUU retiene grandes cantidades de vacunas, que son propiedad de Argentina, sin otro justificativo que el poder de la fuerza!
Tan groseramente imperial es el proceder de la dupla anglosajona, que incluso sus tradicionales aliados ¿subordinados? de la Unión Europea, ante la escasez de vacunas “occidentales”, están golpeando las puertas de Moscú para acceder a la vacuna Sputnik V.
En el contexto de la pandemia, Argentina buscó conseguir vacunas de donde fuere. Y el grueso de las vacunas obtenidas hasta ahora, provienen de Rusia y China, además de cantidades menores adicionales de India, y ahora de Oxford.
Fue notable desde el comienzo, la buena predisposición de Rusia y China, para proveer grandes cantidades de vacunas, en operativos que se simplificaron gracias a poseer nuestra aerolínea de bandera, que el neoliberalismo macrista intentó volver a desguazar, tal como se perpetró en los siniestros años ’90.
Rusia y China, el núcleo de la Potencias Continentalistas, denostado por el poder mediático al servicio de la globalización salvaje impulsada por las Potencias Atlantistas, fue el blanco de una campaña de terrorismo mediático, que expandió el negacionismo a la pandemia y el miedo a la vacunación, entre sectores crédulos o poco informados de nuestra población. Campaña que sigue vigente, incluyendo groserías absurdas, como la “denuncia por envenenamiento” contra la Sputnik V, perpetrada por la nada inocente exlegisladora denunciadora serial, que sería una de las habitués de la embajada del “gran país del norte”.
El Bloque Continentalista, con epicentro en China y Rusia, es el polo de poder opuesto a las Potencias Atlantistas, lideradas estas por la dupla anglosajona, con los respaldos cercanos de la Unión Europea, con el dúo franco – germano (núcleo básico de Europa Occidental) y Japón, entre otros socios menores.
Pese a la muy mala fama que pretenden adosarles los medios concentrados, con libretos guionados por el establishment pro anglosajón, el accionar de Rusia y China, demostró ser básicamente solidario en el contexto de la pandemia; totalmente opuesto al demostrado egoísmo excluyente de los que alegan ser del “mundo libre, occidental y cristiano”. “Libertad” para morirse sin asistencia, eufemísticamente “occidental” y en nada “cristiano” por los antivalores demostrados.
El reciente acuerdo para fabricar la exitosa vacuna Sputnik V en Argentina, en grandes cantidades, tiene tan fuerte trascendencia que incluso no pudo ser omitido ni atacado por los personeros del periodismo mercenario.
Claro está que intentan taparlo, con escándalos como el de la insubordinación de los poderes portuarios a una norma nacional, y otros temas que irán instalando, buscando mantener convenientemente desinformada a la población.
Pese a que los milicos de mentalidad procesera y sus discípulos actuales lo soslayen, en base al fuerte limado de neuronas al ras al que fueron sometidos, para que practiquen un estentóreo y hueco patrioterismo declamativo, mientras en los hechos son subordinados incondicionales al poder atlantista – anglosajón.
Pese a las serias confusiones conceptuales de actores sociales variopintos, como chetos libertarios, algunos clasemedieros odiadores y nulo pensantes, progresías varias cooptadas por discursos de ONGs anglosajonas, y otros confusos varios en grados superlativos.
Pese a todo eso, los que estamos en la senda del Pensamiento Nacional, no olvidamos las ayudas de la Unión Soviética en la Guerra De Malvinas, las acciones de Rusia para ubicar al siniestrado submarino ARA San Juan, y la enorme solidaridad para suministrarnos vacunas y ahora asociarnos para producir la versión argentina de la Sputnik V, que acá se llamará Sputnik V.I.V.A.
Tampoco cabe omitir otras acciones solidarias por parte de China, en la pandemia.
Fuera del foco actual, siguen vigentes los muy valiosos apoyos diplomáticos de China y Rusia, en la irredenta y dolorosa causa de Malvinas, así como la predisposición para recomponer nuestra capacidad de defensa, en posturas opuestas al accionar británico – norteamericano y de sus aliados menores, que impiden nuestro requipamiento, buscando mantenernos indefensos y totalmente subordinados a sus imposiciones.
Por supuesto, el vasto plan de obras públicas muy necesarias, que con financiación blanda de China se está por concretar, así como ofrecimientos similares por parte de Rusia, no son temas menores para volver a ubicarnos en la senda del desarrollo socio económico; en sentido opuesto a los apoyos de EEUU al neoliberalismo destructivo de los especuladores y fugadores de divisas de los apátridas que tanto daño hicieron y siguen haciendo.
MGTR. CARLOS ANDRÉS ORTIZ
Analista de Temas Económicos y Geopolíticos

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