lunes, 23 de noviembre de 2020

 ENERGÍA PARA EL DESARROLLO O PARCHES EÓLICOS Y SOLARES PARA EL SUBDESARROLLO
Poderosas las influencias y múltiples los tentáculos con los que operan los oscuros intereses vinculados con la generación termoeléctrica, la cual a su vez se vincula directamente con el accionar de petroleras y gasíferas transnacionales.
En Argentina, esos grupos de poder, siempre acentuaron sus acciones en épocas de gobiernos de orientación económica liberal; por ende anti nacionales y anti estatistas.
Son los que desde siempre se oponen a la hidroelectricidad, la energía nuclear, y en los últimos años los biocombustibles.
El accionar de esos grupos es tan oscuro y untuoso como el petróleo, y tan sutil, peligroso y etéreo como el gas natural.
Añadiendo confusiones y múltiples verdades a medias, desde hace pocas décadas, y con fuertes financiaciones e imposiciones provenientes de los centros del mega poder financiero mundial y los respaldos del Poder Atlantista, surgió como imposición supuestamente “necesaria” e “inevitable” la promoción a ultranza de las energías eólica y solar.
Se las presenta como “energías alternativas, limpias y grandes soluciones” además de “baratas, pues el viento y el sol son gratis” (pero no es gratis generar en base a eso), todo lo cual es falso y amañadamente engañoso.
No son “alternativas” pues en los sistemas eléctricos interconectados no pueden funcionar sin respaldos de energías de base, por lo general usinas termoeléctricas, que funcionan quemando petróleo, gas o carbón. No son “alternativas” pues no reemplazan a las usinas convencionales, son apenas parciales y muy poco eficientes parches, totalmente inútiles para funcionar como bases de ningún sistema eléctrico.
Y en los casos que se usan para consumos aislados, no interconectados, necesitan el respaldo de acumuladores, no solo para cubrir los baches de generación, sino también para evitar las fluctuaciones en el voltaje. Y los acumuladores (baterías) no solo son costosos sino también muy contaminantes.
No son “limpias”, pues tienen múltiples contaminaciones, que sus promotores ocultan cuidadosamente, puesto que si se les descubre masivamente,
se les caerá el principal de la batería de sus mentirosos argumentos con los que promocionan a ultranza a las eólicas y solares.
Su dependencia de usinas convencionales, para neutralizar las violentas oscilaciones del voltaje y sus constantes e imprevisibles baches de generación, tienen que tener el respaldo “en caliente” (funcionando) de usinas convencionales, por lo general térmicas (quemando gas o petróleo, o eventualmente carbón), lo que es contaminación relacionada con las “renovables amputadas”.
Pero también, sus amañados promotores, ocultan los elevados costos ambientales de eólicas y solares, en sus etapas de construcción, montaje, mantenimiento, y desmontaje y desguace al final de sus cortas vidas útiles.
¡No son energías “limpias”!
No son “grandes soluciones”, son apenas paliativos parciales, y de muy altos costos reales por kWh.
No pueden ser “grandes soluciones”, pues SON INÚTILES COMO ENERGÍAS DE BASE, por sus inmanejables intermitencias (en castizo común, “se prenden y apagan”, y “aumentan y disminuyen incontrolablemente el voltaje”).
Para cubrir esas acentuadas falencias técnicas insalvables por sí mismas, tienen que funcionar con los respaldos de usinas aptas como generaciones de base, las cuales son de tres tipos de tecnologías: hidroeléctrica, nuclear y termoeléctrica.
Tampoco son “energías baratas”, pues son problemáticas, poco eficientes, y sus costos reales por kWh (datos esenciales) nunca se difunden. ¡Por algo presionan para conseguir leoninas prebendas, como subsidios de las inversiones, tarifas dolarizadas e indexadas, exenciones de impuestos, prioridad absoluta para vender la energía sin importar que sea más cara, etc.!
Son “renovables amputadas” pues sin lógica alguna, la ley respectiva excluyó de las renovables, a las hidros de más de 60 MW, lo cual es amañado e incoherente.
La generación eléctrica basada en la biomasa (chips y otros residuos maderables), no adolece de intermitencias, como las eólicas y solares. Es una alternativa interesante como complemento marginal. Pero no es “energía limpia” (solo quema los residuos maderables, sino que todo el proceso de disposición del combustible, implica considerables costos ambientales en logística). Dados los enormes volúmenes maderables a quemar, no seria factible que operen más que como complementos generadores de los grandes volúmenes de energía que son y serán necesarios.
Los casos de Alemania y España, en los que eólicas y solares demostraron cabalmente su inutilidad como reemplazo de centrales convencionales, son muy claros, pero el ultra ecologismo y los promotores de “renovables amputadas”, los ocultan cuidadosamente.
Alemania, que invirtió fuertemente en solares y eólicas, debió al final reemplazar la energía nuclear cancelada, por masivas importaciones de gas ruso, carbón polaco y norteamericano y energía eléctrica nuclear francesa. El grado de dependencia energética que padece el gigante económico germano, es un pesado condicionante geopolítico y una gran sangría de divisas.
España, por su parte, apostó “alegremente” a subvencionar acentuadamente a las eólicas y solares, sin fijarse en sus costos económicos y sus ineficiencias operativas. Con la crisis financiera, se terminó el “gran romance” con los ultra ecologistas pro “renovables amputadas”.
Los motivos reales de las fortísimas presiones para imponer al como sea las ineficientes y caras eólicas y solares, más allá de sus limitados roles complementarios, son claros pero se ocultan bajo montañas de palabrerías huecas. Esos motivos son:
Negociados escandalosos, financiando energías muy caras e ineficientes, incluso con “pasamanos” de las licitaciones, como un caso que involucró a Macri en un parque eólico. Solo son posibles en base a subvenciones muy elevadas, lo cual implica derroches de fondos, que se gastan en energías de baja calidad, intermitentes e inútiles como bases del sistema eléctrico.
Fuertes presiones e imposiciones externas, para instalar eólicas y solares importadas, en vez de invertir en usinas con altos porcentajes de componentes nacionales y de menores costos por kWh, además aptos como generadores de base, como son las hidros y las nucleares; las que además tienen vidas útiles mucho más prolongadas que las “renovables amputadas” eólicas y solares.
Eólicas y solares que se vinculan con las petroleras y gasíferas, pues necesitan usinas convencionales como respaldos operativos imprescindibles.
Coaccionan para imponernos masivamente las eólicas y solares, más del 20 % que se considera el máximo de la Potencia Instalada total técnicamente factible, que de superarse, provocará el desmanejo del sistema interconectado eléctrico, por las intermitencias de esas generadoras. Eso será un “salvavidas de plomo”, que nos hundirá en el subdesarrollo permanente, objetivo claro que nos quieren imponer los grandes centros del poder atlantista. Las ONGs ultraecologistas hasta mencionan la “necesidad” de mutar a una matriz eléctrica totalmente “renovable” (léase solar y eólica) o superior al 40 %, lo cual técnicamente es un disparate total, pero hasta hicieron “ejercicios teóricos” en tal sentido, tal el poder económico que manejan para presionar al como sea.
Para nuestro desarrollo socio económico, que es necesidad ineludible, necesitamos grandes cantidades adicionales de energía, tanto para la logística y transporte, como energía eléctrica. Pero energía eléctrica confiable, económica y de calidad. En tan solo una década, es previsible que necesitaremos incrementar la Potencia Instalada en más de 10.000 MW apta como generación de base, posiblemente incluso 15.000 MW, y eso implica comenzar cuanto antes sus complejas inversiones, pues según el tipo de generación, puede demandar entre 5 a 10 años.
Como es lógico en países con grandes reservas gasíferas, como es nuestro caso, ese valioso y versátil hidrocarburo debe servir prioritariamente para abastecer el mercado interno energético y como insumo petroquímico. La exportación de gas en bruto no debe ser el objetivo prioritario, como lo pretenden los sectores neoliberales, que solo apuestan a reducirnos a una economía primaria.
A la vez, es imprescindible dar fuertes impulsos a las obras de generación hidroeléctrica y nuclear, grandes productoras de energía de base, económica y no contaminante, para diversificar y revertir en la mayor medida posible el fuerte sesgo termoeléctrico de nuestra matriz energética, y continuar nuestros desarrollos tecnológicos en esos campos energéticos, los cuales poseen fuertes efectos multiplicadores en la economía nacional.
MGTR. CARLOS ANDRÉS ORTIZ
Analista de Temas Económicos y Geopolíticos

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