miércoles, 12 de agosto de 2020

 EL SISTEMA INTERCONECTADO NACIONAL IMPIDIÓ QUE COLAPSE ALUAR

Los sistemas eléctricos interconectados pueden ser básicamente de tres tipos de trazados diferentes: lineales, anillados o mallados.

Los sistemas lineales básicamente interconectan un gran nodo productor (una o más grandes usinas ubicadas en áreas relativamente cercanas), con un gran núcleo consumidor, en el otro extremo de la línea. En el trayecto, por lo general tienen pequeñas derivaciones hacia poblaciones o núcleos de consumo de bajos niveles de requerimientos. O sea que la mayor parte de la energía, se genera en un extremo y se consume en el otro.

Para reforzar ese sistema puntual de transmisión eléctrica, es usual que se construyan dos o más trazados alternativos, de modo tal que un problema puntual en una de las líneas, no implique cortar el suministro eléctrico en el extremo gran consumidor. O sea, el sistema sigue siendo lineal, pero con varias líneas alternativas, de trazados similares, o al menos con idénticos puntos inicial y final.

Eso sucedía, antes del anillado actual, con la interconexión Comahue – Gran Buenos Aires; y en cierta forma con la de Yacyretá – Gran Buenos Aires; así como en Futaleufú – Madryn.

Los sistemas anillados, forman anillos interconectados, de forma tal que los centros de consumo no dependan de solo una fuente principal generadora. Es básicamente el tipo de trazado eléctrico que hoy posee Argentina, interconectando las diversas regiones del territorio continental, con dos o más vinculaciones con otros núcleos de generación y de consumo.

Los sistemas mallados son como tejidos de araña, con múltiples interconexiones, densamente vinculadas. Son los más recomendables pero solo se justifican en áreas densamente pobladas e industrializadas. Son impracticables por sus elevados costos, en un territorio tan extenso y parcialmente tan despoblado como el de Argentina; excepto lugares puntuales como el Gran Buenos Aires, Gran Rosario, Gran Córdoba y otros núcleos similares.

La construcción del sistema interconectado eléctrico argentino ha sido desde siempre una necesidad técnica, cuando fue quedando obsoleto el criterio de montar usinas en o cerca de los grandes centros de consumo, que era el vigente hasta mediados del siglo pasado.

Los sucesivos avances de las interconexiones, fueron casi exclusivamente impulsados por gobiernos de orientación nacional y visión federal; siendo por el contrario denostados como ”faraónicos”, o “imposibles”, o “innecesarios”, por sucesivos gobiernos de mentalidad ultra conservadora y liberales en lo económico, y de visiones cerradamente unitarias, carentes por completo del mínimo criterio de grandeza nacional.

En ese ineludible contexto técnico, necesario para entender la lógica de determinadas inversiones del sistema de transmisión eléctrico, cabe analizar una noticia muy relevante, ignorada casi totalmente o con solo espacios secundarios algunos medios.

En el mes pasado, julio de 2020, la doble línea que interconecta la Central Hidroeléctrica Futaleufú, en el oeste de Chubut, con la planta industrial de Aluar, en Puerto Madryn, en el este de dicha provincia, sufrió un colapso masivo, a consecuencia de un muy severo temporal que provocó fuertes vientos y copiosas caídas de nieve, todo lo cual ocasionó el llamado “efecto Galloping” en las redes de alta tensión, lo cual a su vez hizo caer 57 torres de las mismas. El fenómeno y su colosal magnitud, se consideran fuera de los parámetros –de por si muy severos- en base a los cuales se construyó ese gran tramo de interconexión, de aproximadamente 550 Km.

Ese serio incidente en las líneas de transmisión, provocado por condiciones excepcionalmente severas de las fuertes tormentas que azotaron a buena parte de la Patagonia Argentina, no significo un colapso de magnitudes dantescas en la planta industrial de Aluar, gracias a las muy acentuadas ampliaciones de la red de extra alta tensión, que se concretaron durante los doce años precedentes al gobierno neoliberal del macrismo, en particular durante los ocho años de CFK. Entre las muchas grandes obras públicas concretadas, los poco más de 5.500 Km. de redes de alta tensión, fueron de una importancia estratégica de primera magnitud.

En particular, el extenso tramo comprendido entre Choele Choel y Puerto Madryn, de 354 kilómetros de extensión, vinculó al Sistema Interconectado Central con el Sistema Interconectado Patagónico, el cual a su vez se extendió

considerablemente, alcanzando el extremo sur continental en ambos extremos, el marítimo, en Río Gallegos; y el cordillerano, en Río Turbio.

Gracias a las obras de ampliación del Sistema Interconectado Nacional (o SADI, Sistema Argentino De Interconexión), la ciudad, su entorno y la importante fábrica de aluminio de Puerto Madryn (la única productora de aluminio existente en Argentina), no sufrieron un colapso que hubiera sido catastrófico, en particular para Aluar, pues esa producción es ininterrupida, y toda parada es muy costosa.

La citada interconexión Choele Choel – Puerto Madryn, fue la que evitó la catástrofe que hubiera sido un prolongado corte del servicio eléctrico, que se habría producido irremisiblemente de no haber existido el abastecimiento alternativo que permite precisamente esa interconexión.

Como “datitos” vinculados al caso, cabe decir que a los 5.500 Km de Líneas de Alta Tensión construidos en el marco de un gobierno que aplicó políticas económicas heterodoxas, se contrapone el accionar del subsiguiente gobierno neoliberal, que no sumó ni un kilómetro de Líneas de Alta Tensión, y que además provocó un gigantesco apagón, que también incluyó parcialmente a países vecinos interconectados, lo cual fue causado por no invertir ni lo imprescindible para mantener en debida forma las líneas del sistema eléctrico troncal.

Por otra parte, siendo necesario producir energía en los extremos de los sistemas interconectados, para evitar caídas de tensión y otras dificultades técnicas, en el extremo sur patagónico se habían comenzado las obras de dos grandes centrales hidroeléctricas en el Río Santa Cruz, y se estaba terminando la Central Carbonífera Río Turbio, en la localidad homónima. Esas obras estaban en marcha en 2015, y fueron paralizadas por falsos argumentos, por el gobierno neoliberal del macrismo, que no tuvo recursos para obras (aunque contaran con financiación blanda, como esas dos hidros), pues todo lo derivaba a la timba financiera y la fuga de divisas desenfrenada y alevosa.

Los neoliberales nunca buscaron el desarrollo nacional, son apátridas que buscan la disolución de Argentina.

“Por sus obras los conoceréis”, dijo hace dos milenios El Maestro de Palestina.

MGTR. CARLOS ANDRÉS ORTIZ - Analista de Temas Económicos y Geopolíticos

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