sábado, 7 de noviembre de 2015
YPF - SOBERANÍA ESTRATÉGICA O NEGOCIADOS EXTRANJEROS
YPF desde su creación, en 1922, a fines del primer gobierno de Yrigoyen, marcó un hito estratégico de la soberanía nacional, siendo por tanto una clara divisoria de aguas entre los gobiernos de orientación nacional, y los subordinados explícita o implícitamente a los intereses y designios colonialistas extranjeros.
En los primeros ocho años de vida de la que llegó a ser señera Empresa Estatal, estuvo dirigida por su alma mater, el General e Ingeniero Enrique Mosconi, siempre secundado leal y eficientemente por el también General e Ingeniero Alonso Baldrich. Claro está, eran Generales de aquel Ejército Argentino que desde su refundación a partir de la Ley Riccheri (citado también como Ricchieri), por iniciativa de Julio A. Roca a principios del siglo XX, había hecho un culto de los Valores y Principios Nacionales, por cierto muy lejos de aquellas cúpulas y algunos cuadros de aquel otro ejército subordinado desde 1955 a la Escuela de las Américas, de tan tristes y bochornosas consecuencias para nuestro país; siempre con honrosas excepciones, como el patriota General Guglialmelli. Pero este es otro tema. Volvamos a YPF.
YPF fue la primera petrolera estatal del mundo, sirviendo de positivo ejemplo para todas las otras petroleras estatales que fueron creadas posteriormente, con las cuales todos los Estados con criterios claros de dignidad y soberanía nacional, buscaron tener participaciones activas en el muy estratégico sector hidrocarburífero, en su momento manejado por el oligopolio de empresas británicas y norteamericanas, que llegó a ser conocido como “Las Siete Hermanas”.
De un mercado interno argentino, copado a discreción y con criterios coloniales, por las petroleras Shell (británica) y Esso (estadounidense), se pasó a un mercado manejado eficientemente por el Estado Argentino con criterios de soberanía y visión estratégica, abasteciendo a todo el extenso territorio continental y buscando el autoabastecimiento, además de volcando las utilidades en reinversiones productivas internas, en lugar de girar las ganancias a las casas matrices extranjeras, como lo hacen las “privadas” foráneas.
Siendo claro que el accionar de YPF molestaba a las petroleras anglosajonas, no fue raro que el golpe de Estado de 1930, fuera calificado como “con fuerte olor a petróleo”. Consecuentemente, se redujo mucho la participación de YPF y los precios internos se “alinearon” con los externos, multiplicando las ganancias de las “privadas”. Bajo feroces campañas desacreditantes de la ”prensa libre” (léase funcional a los intereses oligárquicos y extranjeros), y con las consabidas presiones judiciales en causas prearmadas, poco después Yrigoyen murió en soledad y sobria austeridad; mientras que Mosconi fue despedido, falleciendo pocos años después con una casa como único patrimonio; y Baldrich, además de las persecuciones, sufrió el escarnio de un injusto encarcelamiento y el destierro. ¡La oligarquía apátrida no perdona, y es particularmente feroz con los patriotas!
Claro está que Yrigoyen fue acompañado a su morada definitiva, por una masiva, silenciosa y desafiante multitud, que así despidió al primer caudillo popular del siglo XX, ante el desprecio de las “clases bien” oligarcas y del medio pelo acomodaticio.
En los golpes de Estado de 1930, 1955, 1962 y 1976, YPF fue puesta bajo la presidencia de personeros de las petroleras extranjeras, que por supuesto operaron bajo pautas “de libre mercado”, o sea opuestas a las Empresas del Estado…¡opuestas a la YPF estatal! De esa forma se llegó a la aberración que obligaba a YPF a vender petróleo o directamente naftas, por debajo del costo, a las empresas anglosajonas competidoras en el mercado argentino.
A fines de la década infame (1930-1943), YPF había reducido considerablemente su participación, a expensas de las dos “privadas”, y los precios de los combustibles se ajustaron a los requerimientos de estas últimas. ¡Eficiencia privada que le dicen…!
Entre 1943 y 1955, YPF reasumió su rol rector y productor, pero Argentina fue castigada por las potencias triunfantes en la Segunda Guerra, por no aportar su cuota de carne de cañón manteniendo la neutralidad, y nos restringieron las ventas de equipos de perforación y otras maquinarias necesarias para incrementar las producciones de petróleo y gas.
La revolución fusiladora (1955), fue liberal, antinacional y antiestatista…fue contraria al crecimiento de YPF.
En 1958, con los votos del peronismo, ganó las elecciones Arturo Frondizi, prometiendo implementar un rol primordial para YPF, pero implementó una política de contratos petroleros con empresas norteamericanas. Con ello, brevemente se alcanzó el autoabastecimiento petrolero, pero las condiciones siguen siendo controversiales, si bien comparadas con los contratos de los años ’90, aquellos del frondicismo aparecen como muy moderados.
Después, los vaivenes de YPF fueron prácticamente calcados respecto a los cambios político-económicos, siendo siempre atacada por gobiernos políticamente conservadores y liberales en lo económico.
Pero en 1976, con “el proceso”, comenzó otra historia, bajo la férula impiadosa y brutal del neoliberalismo, que estuvo plenamente vigente 25 años.
En los primeros años del “proceso”, con Martínez de Hoz y sus sucesores, comenzó la tarea de demolición de todas las empresas estatales, obligándolas a trabajar a pérdida y contrayendo enormes créditos en el exterior, bajo una mecánica perversa. Los fondos ingresados eran inmediatamente girados al Ministerio de Economía, para enjugar los incontrolables déficits fiscales autoinducidos dispendiosamente por los tecnócratas del gobierno cívico-militar; pero los pasivos quedaban en las Empresas Estatales. Con ello no solo arruinaron rápidamente sus Estados Patrimoniales, sino que prontamente pasaron a tener enormes pérdidas financieras a consecuencia de enormes montos de intereses; con todo lo cual –ocultando las maniobras cínicamente perversas de endeudamiento- los tecnócratas
neoliberales y los corifeos de la comunicación mercenaria, prontamente se llenaron las bocas predicando la “ineficiencia crónica de las empresas estatales”, como justificativos para preparar el terreno a las privatizaciones salvajes, que década y media después, ya en los años ’90, se consumarían, desarticulando casi completamente al Estado Argentino. Eran los pasos previos conducentes a la disolución nacional, ordenados por el establishment financiero transnacional, tal como dejó traslucir Rudiger Dornbusch.
Desguazada Gas del Estado, y malvendida YPF –perpetrándose la mayor maniobra de corrupción y de resignación de soberanía de todo el siglo en Argentina-, comenzaron entonces las acciones de “ordeñe” acelerado de los importantes yacimientos de petróleo y gas, rápidamente “hechos caja” por las petroleras y gasíferas extranjeras, que ante la complicidad de gobiernos subordinados a esos intereses antinacionales, nos dejaron sin petróleo, sin gas…y sin las divisas producto de sus ventas desenfrenadas.
La trabajosa recuperación parcial (51 %) de YPF, con las huecas pero crudas amenazas del Estado Español (formado por engreídos nietos de los muertos de hambre de fines de los ’40, a quienes Argentina regaló enormes cantidades de carne y trigo, que fingen desconocer), y bajo otras presiones de “la comunidad internacional” (léase Unión Europea y EEUU) se concretó hace escasos años, y con eso también retomamos el control del mega yacimiento no convencional de Vaca Muerta, que es la gran “joya de la abuela” con la que quieren quedarse los fondos buitres y otros especuladores y piratas económicos del mundo…con los que quiere acordar al como sea el candidato presidencial neoliberal de “Cambiemos”.
Hoy, con el autoabastecimiento y además la concreta realidad de convertirnos en fuertes exportadores en un breve lapso histórico (estimado entre 5 a 10 años), con YPF expandiéndose y aumentando las producciones de petróleo y gas, de nuevo se está ante un nuevo y feroz ataque de los privatizadores a ultranza y personeros de las mismas corporaciones petrolíferas anglosajonas.
No solo la real plataforma económica del candidato del establishment es ultra privatista (aunque suavice el discurso para cooptar crédulos y desinformados), tal como los prontuarios de sus principales referentes económicos demuestran (Melconian, Espert, Sturzennegger, Broda, Frigerio, Prat Gay, etc.), de sus entusiastas promotores (Cavallo, De La Rúa, etc.); también de los referentes energéticos (Lapeña, Montamat, y otros) que han sido los perpetradores de las privatizaciones salvajes de los años ’90 en el sector, y los paralizadores del Plan Nuclear; sino que además, el designado rector del plan energético del macrismo, es Juan José Aranguren, del riñón de la petrolera holando-británica Shell, enemigo declarado de la YPF estatal y de todo accionar rector del Estado.
Partes de la clase media desinformada y siempre quejosa, sectores militares y de FFSS (que no parecen saber de Geopolítica ni de soberanía económica), los marxistas virulentos y otros colonizados mentales varios, ni lo entienden.
¡Graves riesgos sin duda para la soberanía argentina!
MGTR. CARLOS ANDRÉS ORTIZ
Analista de Temas Económicos y Geopolíticos
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