martes, 20 de octubre de 2015
UNA LEY ABERRANTE
Acerca de la ley 26.190 y su “ampliación”.
El mundo del revés.
La reciente sanción de la reforma de la malhadada ley 26.190, cuyo número sería 27.191, aun pendiente de reglamentar, en los hechos tiene los siguientes objetivos reales, más allá de las ampulosas e inconsistentes declaraciones en contrario insertas en sus abundantes papeles previos y fundamentaciones.
Insistir contra toda lógica técnica en no considerar “renovables” a las hidroeléctricas (excepto las de hasta 50 MW), con lo cual logra evitar la competencia de centrales hidros mucho más eficientes, más limpias, aptas como usinas de base, de largas vidas útiles y de muy bajos costos reales por kWh; claramente superiores a las promocionadas eólicas, solares y similares. Al igual que la ley predecesora, no se redactó a la medida de las necesidades del país, sino de hecho buscando ventajas prebendarias para eólicas, solares y similares, omitiendo u ocultando los serios perjuicios y problemas que con certeza ocasionará esta ley. Considerar no renovables a las hidroeléctricas medianas y grandes, es tan aberrante como pretender derogar la ley de la gravedad.
Facilitar desmesuradamente las importaciones durante más de dos años, pretextando “favorecer a la industria argentina”, parece un dudoso chiste de muy mal gusto;
Afirmar que se busca “economía de divisas”, siendo que se fomentan las importaciones indiscriminadas de equipos eólicos y solares, y que los mismos provocarán aumentos en los consumos de gas y petróleo, por los equipos de reservas y respaldos “en caliente” (funcionando) que serán necesarios instalar.
Argumentar la supuesta reducción de los costos de generación de energía, a la vez que se establecen diversos mecanismos de subsidios, exenciones impositivas y facilidades financieras superpuestos, y se obliga al Estado y a los usuarios a solventar tarifas diferenciadas (sobreprecios institucionalizados), demostrándose con ello que las energías presentadas como “eficientes” y “económicas” no son lo uno ni otro, pues serán más
caras por kWh y con insalvables limitaciones técnicas, que para subsanar requieren inversiones y gastos operativos adicionales;
Encarecer todo el servicio de energía eléctrica, envuelto todo en el “formato” propagandístico desvergonzado de “facilitar generaciones más eficientes y económicas”;
Establecer un intrincado conjunto de mecanismos de exenciones impositivas totales, de aportes de capital compulsivo por parte del Estado y/o entes ad hoc a crearse, financiados por el Estado y/o los consumidores, dentro de un esquema que significará costos adicionales de la energía y fuertes erogaciones fiscales, con muy dudosos o nulos beneficios para el país y cada consumidor de energía, pero que asegurará pingües ganancias de riesgo cero para los inversores financieros –previsiblemente muchos extranjeros- amparados por la ley.
Pretextar no demostrados ahorros de combustibles (por los necesarios mecanismos de usinas de reserva operando en caliente –en marcha-, para cubrir los baches de la intermitencia, de eólicas y solares), y soslayar las pérdidas de divisas por las voluminosas importaciones de equipos que la ley traerá aparejada, y los giros de divisas que previsiblemente los grupos financieros extranjeros remitirán mes a mes a sus casas matrices o países de orígenes.
Obligar a realizar costosísimas inversiones adicionales en infraestructura –en particular líneas de media, alta y extra alta tensión y turbinas de gas y/o ciclos combinados para operar como reservas en caliente-, sin las cuales las “renovables” a instalarse masivamente no podrán funcionar, sobre todo las eólicas patagónicas que son las únicas parcialmente justificables, pero no en las escalas hiper masivas que la ley y sus promotores buscan. Esas inversiones adicionales en líneas de Transmisión y usinas térmicas de respaldo técnico de las eólicas, no son necesarias en un Sistema Eléctrico de Interconexión que no esté atorado por voluminosas generaciones cargadas de nocivas intermitencias, como caracterizan a las “renovables” promocionadas, en particular eólicas y solares.
Dar prioridad absoluta a la generación más cara, y a los proyectos nuevos que producirán esa energía más cara y cargada de condicionantes técnicos negativos (intermitencias, inutilidad para funcionar como centrales de base, dependencia patológica del respaldo de usinas de respaldo como reservas en caliente -quemando hidrocarburos-).
Aceptar sumisamente las brutales presiones de todo tipo, con lobistas muy bien entrenados y seguramente muy bien pagos, que desde ONGs extranjeras, medios de difusión “especializados”, diversos medios de difusión con periodistas “progresistas” y/o muy mal informados repiten los pensamientos “energéticamente correctos” de alabanzas sin límites a las “renovables” y los ataques arteros y sistemáticos en contra de las generaciones nuclear e hidroeléctrica, callando a la vez los costos económicos y ambientales que esas presiones ocasionan, al provocar mayores importaciones de hidrocarburos, y mayores índices de contaminación, no solo por las contaminaciones encubiertas de eólicas, solares y similares, y al facilitar de hecho una matriz eléctrica acentuadamente termoeléctrica, pese a que se proclame lo contrario;
Confundir groseramente los costos de instalación (costos por MW), con los costos totales de operación (costos por MWh), lo cual lleva a conclusiones totalmente erróneas, que forman parte del nefasto texto legal. Sus costos de instalaciones son relativamente reducidos, pero sus costos reales por kWh son tan elevados, que no son factibles sin onerosos subsidios. Pese a ello, la ley insiste en la “economía” de las “renovables”.
Expresar supuestas largas vidas útiles, siendo que la experiencia mundial indica precisamente lo contrario, con vidas útiles bastante acotadas de las eólicas y solares, lo contrario de las muy longevas y eficientes usinas hidroeléctricas y nucleares.
Omitir ejemplos concretos de otros países, por caso los incrementos de costos de la energía eléctrica, del orden general del 10 %, a consecuencia de las masivas instalaciones de eólicas y solares.
Falsamente equiparar a las “renovables” eólicas y solares, con las hidroeléctricas de pasada, siendo que estas últimas son generadoras de base, mientras que nunca pueden serlo aquellas, por problemas como la intermitencia y la nunca previsible disponibilidad continua.
Omitir que en Alemania se instalaron masivamente las “renovables”, supuestamente para reemplazar a las nucleares; pero en los hechos ese país pasó a depender del gas ruso, del carbón polaco y norteamericano, y de la electricidad de sus socios de la UE.
Afirmar los supuestos beneficios geopolíticos de ese vuelco brusco y casi ilimitado que pretende hacerse en beneficio de los intereses vinculados con eólicas y solares, siendo que la experiencia internacional y la lógica técnica indican que los sistemas exageradamente basados en generaciones intermitentes son frágiles, muy costosos, y dejan inermes a los países que caen en los cantos de sirena de los promotores de esas “renovables” sesgadas. La dependencia de Alemania respecto al gas ruso, evidente e irrefutable, es solo uno de los ejemplos derivados de la excesiva apuesta a generaciones no aptas como centrales de base y muy costosas, como las eólicas y solares.
Afirmar que “es la única alternativa para disminuir la dependencia de los hidrocarburos” (frase conceptual, no textual), siendo que en el lapso de aplicación de la ley (hasta 2025), pueden hacerse al menos las dos primeras grandes nucleares proyectadas, una CAREM (nuclear modular argentina), y varias hidroeléctricas.
Predicar supuesta “limpieza ambiental total” de las “renovables sesgadas”, lo cual es falso; y omitir un tema tan importante como el tratamiento de los enormes volúmenes de basuras difíciles de reciclar y de muy costoso tratamiento, que pasan a ser las instalaciones eólicas y solares al término de sus cortas vidas útiles. Por caso, en España hoy son problemas sin solución. ¡Pero eso lo esconden las ONGs “ambientalistas” y los promotores de esas falsas “grandes soluciones” que son las eólicas, solares y otras similares!
El zorro cuidando el gallinero.
La voz cantante en todo el proceso de presiones previas, discusiones “técnicas”, redacción, y respaldos “técnicos” en las discusiones y reuniones informativas realizadas en cada una de las Cámaras del Congreso de la Nación, fueron CADER (Cámara Argentina de Energías Renovables), y Sebastián Kind, este último un profesional totalmente identificado con las “renovables” sesgadas, o sea fuertemente anti hidroeléctrico y a la vez antinuclear.
Los integrantes de CADER viven del negocio de vender (importar, instalar, asesorar, y eventualmente fabricar algunos componentes) eólicas y solares, y complementariamente tal vez otras “renovables parciales” (nunca hidroeléctricas importantes). ¿Puede suponerse o pedírseles objetividad u opiniones técnicas neutras…? Desde una función más teñida de academicismo (es docente universitario, además de operar en los hechos como activo gestor), similar es el caso del mencionado S. Kind.
Similares referencias fueron buscadas como opiniones preponderantes, en otros ámbitos opinantes y/o consultados. O sea, opiniones casi monocordes.
Previamente, el terreno propagandístico fue abonado e incluso saturado con amplias campañas de entes del ecologismo fundamentalista, el mismo que, recibiendo “letra” preimpuesta desde Europa y EEUU, es sistemática y agresivamente impulsado como excluyente opinión “energéticamente correcta”, según los fogoneos de ONGs transnacionales, como Greenpeace, Fundación Vida Silvestre, Avina y otras. En algunos casos, operan con ONGs bajo otros nombres, como Los Verdes, que es un anexo local desprendido de Greenpeace. Cabe recordar a esas ONGs en muchas campañas tendenciosas y montadas sobre falsedades flagrantes, o en verdades a medias cuidadosamente maquilladas, que fueron puestas en evidencia a posteriori. ¡Claro que mientras que las “denuncias” –siempre en potenciales tonos catastróficos-, siempre tuvieron amplias difusiones mediáticas, las contundentes desmentidas apenas sí tuvieron marginales espacios en algunos diarios, casi nunca en la TV, y jamás en los muchos medios digitales afines al fundamentalismo ultra ecologista!
Inicialmente, no fueron consultadas instituciones de reconocida capacidad técnica, como el CAP (Comité Argentino de Presas), la CNEA (Comisión Nacional de
Energía Atómica), no consta al menos ninguna intervención del Ministerio de Planificación –que de hecho es responsable del vasto plan de desarrollo implementado en el Sector Eléctrico-, tampoco otros como las entidades binacionales de Salto Grande y EBY; ni ninguno de los muchos consultores de amplias, dilatadas y muy sólidas experiencias y demostrada objetividad, como tiene Argentina. Casi un tono monocorde, apenas tenuemente interrumpido por una bien fundamentada pero excesivamente diplomática nota del CAP, y poco más. ¡Escenario montado para avanzar sin oposición!
Algunos antecedentes vinculados.
Existe un martillar continuo de las evidentemente bien financiadas ONGs transnacionales, a las que nada les interesa el desarrollo nacional ni las carencias sociales a solucionarse mediante el desarrollo socio económico, ni las prioridades geopolíticas de nuestro país.
El conjunto de panfletos que formaron el pomposamente llamado informe Escenarios Energéticos Argentina 2030, fue detalladamente analizado en mi libro Los Profetas del Caos, disponible en el blog: http://caoenergia.blogspot.com.ar/; siendo deplorables las cantidades siderales de falsedades, tergiversaciones y verdades a medias de las que se componen los panfletos citados, siendo un precedente para las “fundamentaciones” de la ley recientemente sancionada. Pero los sectores ultraecologistas tapan sus tergiversaciones conceptuales, con la repetición sistemática, que goza del apoyo de medios alternativos vinculados o en línea con las ONGs transnacionales, y con el contundente poder que las campañas publicitarias costosas y sistemáticas, seguramente ejercen en diversos medios de difusión.
Conociendo la total falta de conocimientos específicos de la entonces presidente de la Comisión de Energía de la Cámara de Diputados, al sancionarse la ley 26.190, (y varios casos más), cabe inferir que la gran mayoría de los legisladores no tenían ni idea del tremendo perjuicio que han causado al sancionar una ley tan perversamente perjudicial para los Intereses Nacionales, como la descripta.
Como el Decreto Reglamentario está siendo redactado por el mencionado Sebastián Kind (lo reconoció en un reportaje), promotor a ultranza de las “renovables sesgadas” (las que absurdamente excluyen a las hidroeléctricas), poca esperanza hay de evitar que se consume una norma legal –votada por todo el arco político- tremendamente negativa para La Nación Argentina, que entorpecerá y condicionará pesadamente nuestro desarrollo.
¡Ay Patria Mía!
MGTR. CARLOS ANDRÉS ORTIZ
Analista de Temas Económicos y Geopolíticos
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