HECHOS ENANOS DE IDEAS
ENANAS
Los simpatiquísimos enanitos de
jardín están entre los adornos más agradables, que pueden dar un toque de
encanto a un jardín común.
Sus diminutas carretillas, palitas y
pequeñísimos picos, son complementos de esos adornos, pero a nadie en su sano
juicio se le ocurriría usarlos para realizar un arreglo de cierta magnitud, en
la casa que decoran; ni mucho menos aún, sugerir que se empleen esas
herramientas decorativas, para construir una autovía u otra obra de grandes
dimensiones.
Si a algún soñador descolgado de la
realidad, se le ocurriera “invertir” en instalar enanos de jardín con sus
herramientas de juguete, en todo su pueblo, y a la vez oponerse a construir una
autovía pavimentada, sería complicado estar en su lugar cuando tuviera que
enfrentar la justa ira de un automovilista, que lleno de polvo o cubierto de
barro, llegara varias horas más tarde, por no disponer de la moderna y muy
necesaria autopista, postergada por las descolgadas ideas enanas del soñador,
que más que eso parecería un orate.
El ejemplo que puede suponerse tan
descolgado de la realidad, es aplicable al Sector Energético, en el cual algunos
que otros opinantes muy superficiales…o muy fuera de la realidad, suelen
insistir en los supuestos “brillantes ejemplos de las microturbinas
hidroeléctricas”, y con notables sofismas llenos de huecos adornos verbales,
siembran confusiones en la buena gente, la cual no tiene por que ser experta
energética; e incluso pueden confundir a gobernantes, que si no son expertos
energéticos al menos deberían tener algunos pocos –pero muy buenos expertos-
como asesores inmediatos.
Parece muy lindo repetir como ideal
de acción “lo pequeño es hermoso”, y en base a eso cantar anacrónicas loas a
ideas teóricas que nunca resultaron soluciones concretas en la práctica, como
fue apostar a “lo muy chiquito”, quedando encerrado en liliputienses escalas,
que demostraron ser inútiles no solo para las grandes soluciones que la
provincia y el país exigen, sino que ni siquiera eran capaces de cubrir sus
elementales costos operativos, resultando todo al final un derroche de
recursos, sin ninguna solución concreta.
Los prudentes y los sabios aprenden
de los errores, rectifican acciones y conductas para alcanzar logros mayores.
Los obcecados y los mediocres insisten en erróneos planteos, casi siempre
echando en otros las culpas de las propias falencias.
Ese desmesurado énfasis en “lo
pequeño” y la absurda demonización de “lo enorme” (lo de tamaño mega), se
transformó en otro de los recurrentes dogmas discursivos de los
fundamentalistas de la ecología, exaltando hasta el paroxismo las supuestas
“bondades” de las “pequeñas soluciones”, suponiendo o queriendo convencer que
una sumatoria de “enanos de jardín” terminarían reemplazando “una gran autovía”.
De allí al desprecio de todos los proyectos y obras de grandes dimensiones,
hubo un solo paso, con las armadas y mañosas descalificaciones, que pueden
sonar convincentes a quienes han sido preadoctrinados, pero que se chocan de
bruces contra la realidad.
Y cuando precisamente la realidad
apura, con demandas de energía enormes y permanentemente crecientes, esos
mismos “ecologistas de lo pequeño” y que dicen aborrecer las
contaminaciones…hacen mutis por el foro, y miran para otro lado, cuando frente
a sus narices les instalan contaminantes grandes usinas devoradoras de
petróleo, o de gas natural.
Así pasó con los verborrágicos y
escandalosos ultra ecologistas de Entre Ríos y de Santa Fe, grandes
declamadores huecos “en contra de” las grandes hidroeléctricas, que ni
pestañean cuando frente a ellos se deben instalar enormes ciclos combinados o
turbinas de gas –mucho más caras por KWh y muchísimo más contaminantes-;
urgidas esas instalaciones por las presiones de la demanda. Entonces fingen no
darse cuenta, que si con toda coherencia, hubiesen apoyado obras
importantísimas, como Paraná Medio, no solo se habrían evitado varias usinas
térmicas devoradoras de combustible (que consumen miles de millones de m3 de
gas por año), sino que también se habría facilitado la navegación de ultramar
hasta Barranqueras (Chaco), evitándose o limitándose mucho los costosos y
constantes dragados; además de posibilitar acueductos a zonas áridas, y
utilizar las ricas y hoy improductivas tierras de los Bajos Submeridionales,
del norte santafesino.
Y acá, en la pequeña Misiones,
mientras los agitadores del “ecologismo anti represas” dictan “conferencias”
(sin ser expertos en nada) o montan otros escenarios de terrorismo mediático,
ni pestañearon cuando delante de ellos les instalaron contaminantes y ruidosos
equipos diesel de generación; en decisiones apremiadas por las exigencias del
consumo, ante las demoras en las obras hidroeléctricas, que esos mismos
propagandistas del atraso crónico, provocaron con sus incoherentes acciones del
“no a todo”…lo que signifique progreso y desarrollo.
Tan perversamente corrosiva ha sido
la prédica de los cultores del ecologismo cavernario, que hasta en la propia
Facultad de Ingeniería han ignorado adrede y olímpicamente, todos los proyectos
hidroeléctricos estudiados y las obras ejecutadas en esta provincia y en su
entorno, al punto tal de no estudiarlas, ni de tomarse las debidas precauciones
para sumar a los archivos los planos y antecedentes técnicos de esas valiosas
iniciativas de elevado valor técnico.
Centrados excluyentemente en las
microturbinas, en su momento en la propia Facultad de Ingeniería de Misiones,
carecían de los más elementales datos de los proyectos nacionales, de los
extranjeros cercanos, y tal vez ni se conocía la existencia de siete valiosos
estudios de obras hidroeléctricas en cursos de agua interiores de Misiones, con
sus muestras de suelos y otros antecedentes, que por entonces –épocas del
Estado ausente- la desaprensión de EMSA y la culposa improvisación de La
Provincia, ocasionaron que se pierdan…y nadie parecería demostrar ningún
interés en recuperarlos.
Claro está que en épocas del
neoliberalismo salvaje, todo lo hidroeléctrico era “políticamente incorrecto”,
mientras que el ultra ecologismo disfrutaba de los apoyos institucionales y
financieros, que “Marijú” Alsogaray, sus colaboradores y continuadores, les
prodigaban con desmesura. ¡Aliados de hecho a favor de las termoeléctricas,
grandes devoradoras de petróleo o gas natural!
Y son de recordar como quienes hoy
pretenden erigirse en jueces de la política energética (autotitulados muy
pomposamente “los ocho ex Secretarios de Energía de la democracia”), mientras
estuvieron en el poder se dedicaron a frenar el Plan Nuclear, impedir las obras
hidroeléctricas, y crear las condiciones…para provocar la gigantesca crisis
energética, de la cual estamos saliendo en forma trabajosa pero razonablemente
exitosa. Esos mismos “expertos energéticos” contentaban a Misiones con
irrelevantes micro turbinas, mientras impedían o dilataban las grandes obras
que necesitamos.
C.P.N. CARLOS
ANDRÉS ORTIZ
No hay comentarios:
Publicar un comentario