miércoles, 13 de agosto de 2025

 

            LA SOCIEDAD RURAL - DE VIDELA A MILEI - 2ª parte
LA DÉCADA INFAME.

    Entre 1930 y 1943 la suma del poder formal estuvo en manos de la oligarquía pro británica (incluyendo la SRA), siendo un período plagado de negociados viles y carente por completo de real patriotismo, en las esferas gubernamentales, además del poder de los medios gráficos, casi todos (¿o todos?) en manos de la antipatria. Fue llamada “la década infame”, por lo descarado de los negociados y la subordinación desvergonzada y pública, de
diversos poderes del Estado, a favor de entes extranjeros, que manejaban a su antojo toda la economía argentina, con fuerte exclusión social.

    Los oligarcas llamaron a ese nefasto período tiempos de la república, en el cual entre otras lindezas el fraude descarado era usual en las elecciones.

    Un negociado de subfacturación en las exportaciones de carnes al Reino Unido, fue denunciado en el senado, con contundentes pruebas, por Lisandro de la Torre. Como no lo podían hacer callar, un matón a sueldo, intentó asesinarlo en el Congreso al fogoso patriota, pero se interpuso su amigo y compañero de bancada Enzo Bordabehere, que lo cubrió, a costa de su propia vida.

    Ese negociado estaba vinculado con el vergonzoso Pacto Roca Runciman, que nos subordinó a los intereses británicos, a cambio de mantener la cuota de exportaciones de carnes a ese destino. Los ministros que avalaban esas operaciones, eran del riñón y/o muy afines a la SRA. El firmante del Pacto, Roca, era el hijo del General dos veces presidente…pero claramente era ideológica y
éticamente diferente a su progenitor. Conviene aclararlo, pues ciertas “progresías” lo confunden.

    Para entender la mediocre visión de esa oligarquía, analicemos que uno de sus personeros, Federico Pinedo, afirmó -palabras más o menos- que “la población de Argentina no debe exceder los 10 millones, para mantener la ecuación de 4 vacas por habitante”. La prioridad eran las vacas, no los argentinos.
    Nula visión de grandeza nacional, carente de todo principio de soberanía, sin un ápice de criterio de Geopolítica Nacional.

    Con el radicalismo “alvearizado”, ya muy afín a la oligarquía; y con el socialismo integrado a la partidocracia liberal en lo económico y ultra conservadora en lo político, con las FFAA en parte también afines al conservadurismo, la principal oposición al aquelarre antinacional, fue la enorme tarea de esclarecimiento desarrollada por el grupo FORJA (radicales yrigoyenistas, que se oponían al contubernio del sector alvearista), de cuyos 
escritos se nutría también el otro sector de las FFAA, que tomaba conciencia de

la necesidad de frenar la entrega del país, como si fuésemos una vil colonia.

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EL GOLPE NACIONALISTA DE 1943 Y EL SURGIMIENTO DEL PERONISMO

    El golpe de Estado de 1943 fue el único de todo el siglo, de clara orientación nacionalista (sin zeta, para que algunos maliciosos no busquen crear confusiones). En el gobierno que surgió en consecuencia, rápidamente descolló Perón, siendo reconocido favorablemente por los asalariados y otros sectores nacionales, entre ellos los integrantes de FORJA.

    Rápidamente, los sectores vinculados con la oligarquía y los intereses antinacionales, buscaron neutralizar a Perón, lo cual fue impedido por la masiva movilización popular del 17 de octubre de 1945; la cual fue pretendidamente descalificada por los voceros de esos sectores, que intuían perder sus abusivos privilegios de casta excluyente. Entre otros epítetos, mencionaban al “aluvión
zoológico” para referirse a las masivas manifestaciones populares, y
evidenciando desprecio a los humildes con claros tintes racistas, los oligarcas y sus voceros se referían a “los cabecitas negras” como desprecio a las mayorías del peronismo, que se nutrían de los sectores más humildes, entre otros.

    Surgió la década peronista, aborrecida por los oligarcas, por dignificar a los trabajadores, y en particular, por el Estatuto del Peón, que terminó con la miserable cosificación de los peones rurales. Además, en esa década se industrializó fuertemente al país, y se crearon varios importantes entes tecnológicos, como la Comisión Nacional de Energía Atómica, Agua y Energía
Eléctrica, Gas del Estado, y el listado sigue. 

    Todo eso odiado visceralmente por la oligarquía; y por sectores de las FFAA pertenecientes a, o cooptados ideológicamente, por lo más retrógrado de la camarilla antinacional.
    En 1955, la oligarquía en pleno -y en ella la SRA- apoyó y festejó tanto el cobarde bombardeo al pueblo, en Plaza de Mayo, como el golpe de Estado represor y fusilador perpetrado poco después de la masacre ejecutada por las armas de la Patria, contra su propio pueblo. ¡Cuesta encontrar en la historia mundial, actos de similar infamia! Tanto era y sigue siendo el desprecio de los oligarcas, y de los uniformados gorilas (odiadores de todo lo Nacional y Popular)
por el pueblo común.

    Centenares de muertos y de mutilados fueron consecuencias de los bombardeos realizados por los ataques de aviones contra el propio pueblo, incluyendo un ómnibus que transportaba escolares del noroeste nacional,
muriendo todos los niños y sus acompañantes. ¡Miserabilidad total, de la cual sotto voce aun se jactan burlonamente en algunos -o varios- contextos de
uniformados, carentes de sincero patriotismo y de elementales nociones de amor al prójimo!

    No solo volvieron con “la fusiladora” las medidas económicas anti
industriales y anti tecnológicas, sino que 1955 puede considerarse el punto de partida del “partido militar ultra liberal”, el que excluyentemente se acentuaría desde “el proceso” (1976), instalando el “pensamiento único correcto” dictado a los uniformados, el cual se subordina a las potencias occidentales y odia visceralmente a todo lo Nacional y popular.

    Para semejante vaciamiento de contenidos esenciales, no solo se instalaron falsas interpretaciones históricas dictadas en los institutos militares (como “la grandeza argentina del centenario”) -omitiéndose la miseria en la cual vivía casi toda la población-.     
            También se ocultan a los uniformados otras lacras de los
supuestos “años gloriosos del Centenario” (alrededor de 1910), dentro de las cuales caben citar las limitaciones de la economía carente de industrias y de entes tecnológicos, el analfabetismo masivo y las deplorables condiciones sanitarias del grueso de los argentinos; y también se institucionalizaron en los institutos
militares los limitados enfoques de Economía, suponiendo la no existencia de otras corrientes económicas, además del liberalismo y el marxismo, excluyendo toda visión nacional de esa disciplina; además de poco o nada de Geopolítica.

     Esto último vinculado con el reemplazo de la Doctrina de la Defensa Nacional, por la explícita subordinación a los dictados del Bloque Atlantista (anglosajones y sus aliados), que es la doctrina de la seguridad nacional.

     ¡Se limitaron, casi por completo, los conceptos impartidos a los uniformados en esas disciplinas esenciales, reemplazándolos por montañas de prejuicios afines al liberalismo apátrida, omitiendo necesarios enfoques desde concepciones nacionales de la realidad!

     Evidentemente, no se les enseñan el elemental criterio de someter a un análisis a todo concepto antes de aceptarlo, reemplazándolo por montañas de prejuicios, incluyendo muchos muy absurdos.

     Con esas metodologías de reemplazo de conocimientos bien evaluados, por sumatorias de falsedades y tergiversaciones, con lo que se sustituyó la Doctrina de la Defensa Nacional, por la apátrida doctrina de la seguridad nacional, con lo que se formó y fue constituyéndose como “único pensamiento posible” al
liberalismo reñido con el elemental Pensamiento Nacional, en que se basa el
“partido militar liberal”, formado en 1955 y acentuado en 1962, en cierto modo en 1966, y muy acentuado desde 1976. Pero sigamos con la síntesis histórica.
     Las iniciativas industrialistas del desarrollismo (1958-1962), fueron obstaculizadas, imponiendo al gobierno políticamente débil de Frondizi, a un personero del ultra liberalismo como Alsogaray, quien aplicó medidas recesivas.

     En ese período, la SRA recibió con servil pleitesía al príncipe consorte Felipe de Edimburgo, quien disertó afirmando la supuesta “conveniencia” de Argentina, para que “nos dediquemos a lo que mejor sabemos hacer” -economía primaria-“no desperdiciando esfuerzos en otras actividades”.

    En castizo simple, que no nos atrevamos a desafiar a los poderosos del mundo, desarrollando nuestras propias industrias y entes tecnológicos.
     ¡Compendio típico de “haz lo que digo, no lo que hago”, dictado por los imperios dominantes para mantener su supremacía! La SRA siempre en contra del desarrollo industrial y de todo lo que no sea el campo (sus grandes estancias y sectores vinculados con lo agropecuario, excluyentemente).

     Pese a todos los obstáculos interpuestos por el establishment ultra conservador, en los años ’60 y ’70, Argentina siguió desarrollándose a una tasa muy respetable, del orden del 4 % anual, con muy baja desocupación.

     Después del derrocamiento de Frondizi (1962), el gobierno pretoriano, muy desgastado, llamó a elecciones, en el marco de proscripción del peronismo, asumiendo la presidencia el radical Illia (1963), muy débil políticamente, por el escaso porcentaje de votos recibidos, pues el voto en blanco fue significativo.

     Illia mantuvo la proscripción del peronismo, y tuvo colaboradores que fueron integrantes o colaboracionistas de la “revolución fusiladora”.

     Derrocado Illia en 1966, comenzó un nuevo gobierno pretoriano, que pretendió mantenerse en el poder formal por un muy extenso período, pero en medio de un rápido desgaste, en 1973 debió volver a convocar a elecciones.

     El gobierno de la autollamada “revolución argentina” tuvo características diferentes a los golpes de Estado de 1955 y 1962, pues no tuvo un perfil marcadamente liberal y anti industrialista, como esos y como lo fue el posterior de 1976.  

     Posiblemente ese período mezcló caracteres liberales con otros de cuño nacionalista, por las positivas influencias del General Guglialmelli -destacado analista geopolítico y militante de Lo Nacional-, y del economista Aldo Ferrer, referente principalísimo de la vertiente nacional en la Economía.
     Entre otras múltiples iniciativas positivas, desarrolladas o defendidas por Ferrer, estuvo la terminación de la gran obra vial de Zárate Brazo Largo, que los
 sectores oligárquicos afines al ultra liberalismo, presionaban para paralizar; según trascendidos con mucha lógica, pues se dijo que los grandes terratenientes
ganaderos de Buenos Aires, querían evitar la competencia de la buena ganadería de Entre Ríos, cuyos costos de logística se redujeron considerablemente al facilitarse el cruce del Paraná.

     Otros ítems nada vinculados con el extremo conservadurismo de gobiernos ultra liberales, que impulsó el gobierno pretoriano de 1966-1973, fueron un amplio plan de obras públicas; el impulso al Plan Nuclear; fuertes estímulos a la industria; y el equipamiento de las FFAA priorizando la industria nacional y algunos destacados ítems tecnológicos, como producir el TAM (Tanque Argentino
Mediano), el avión Pucará (de interesantes características); los cañones de tecnología nacional de 105 y 155 mm; y rubricar acuerdos con automotrices radicadas en Argentina, para producir vehículos todo terreno, de portes liviano, mediano y pesado.

     Diametralmente aquel gobierno militar estuvo en las antípodas de las brutales políticas anti industriales y anti tecnológicas, de neoliberales libertarios, en plena actual perpetración, todo esto último con el expreso beneplácito de la SRA y otros sectores ultra reaccionarios.

     Aun pese a gruesos errores cometidos por el gobierno de la Revolución Argentina, como la nefasta noche de los bastones largos, cuando apalearon salvajemente a docentes universitarios, ese período no puede calificarse como típicamente liberal (o sea antinacional). No fue un calco de los golpes de Estado
de 1955, 1962 y el posterior de 1976.

     El tema continuará en la Tercera Parte.

                            MGTR. CARLOS ANDRÉS ORTIZ

                Analista de Temas Económicos y Geopolíticos

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