domingo, 8 de junio de 2025

 

        EN MARCHA FORZADA HACIA EL CAOS SOCIO ECONÓMICO
    La Historia Económica Nacional enseña, y es muy clara. No se trata de “errores”; intencional y alevosamente, nos empujan al caos, a la involución forzosa, al genocidio económico programado, de mínima a ser una republiqueta bananera, y de máxima a la disolución nacional.

    El conjunto de acciones negativas (que sería excesivo denominar “plan económico”, pues es un desenfrenado accionar destructivo, perpetrado casi “a los ponchazos”), es prácticamente un calco de similares medidas adoptadas en precedentes gobiernos neoliberales, los que multiplicaron la pobreza, la miseria
y la desocupación crónica, llevándonos en todos los casos indefectiblemente a severísimas crisis socio económicas, endeudamientos externos de montos siderales y caos generalizados.

    En esos contextos tan traumáticos, las lógicas protestas populares, los respectivos gobiernos buscaron anularlas con muy fuertes políticas represivas, las que en todos los casos tuvieron saldos muy lamentables e incluso luctuosos.

    Fue y es un asco ver a las fuerzas de seguridad, reprimir con ferocidad e incluso con evidente malsano goce cruel, al propio pueblo, del cual ellos forman parte. Los formatearon mentalmente para ser nulos pensantes instrumentos represivos al servicio de la antipatria. Pero este ya es otro tema.

    Eso sucedió en períodos de crudo neoliberalismo, con implementaciones de medidas tan repetidas en todos ellos, como claramente nefastas para los Intereses Nacionales y tan negativas para el pueblo argentino, pero proporcionando acentuadas ganancias para ínfimas minorías de oligarcas contumaces, especuladores financieros, fugadores de divisas, algunos mega
empresarios carentes del mínimo patriotismo, y otros intermediarios
privilegiados con acceso al poder real y/o estamentos de decisiones claves.

    En todos los casos, las consecuencias macro económicas fueron:

- Freno total al desarrollo, llevando no solo al estancamiento sino al deterioro acentuado del PBI.

- Negativos procesos de desindustrialización forzosa, con el doble efecto negativo de la acentuada caída del consumo interno y la irrupción masiva de bienes importados, facilitado eso con la artificial sobrevaluación de nuestra moneda.

- Deterioro intencional de todos nuestros entes tecnológicos, por ahogos financieros, con agresivas y falaces campañas mediáticas de desprestigio a los mismos, en particular a las Universidades Nacionales.

- Acentuadas caídas en el poder adquisitivo real de los salarios.
- Aumento de la tasa de desocupación, con fuerte incremento de la pobreza y de la miseria extrema, con marcada insensibilidad social por parte del Estado, manejado con acentuada soberbia y marcada aporofobia.

- Manifestaciones implícitas e incluso explícitas, de clasismo excluyente (con desprecio a sectores populares), e incluso con sutiles o claras muestras de racismo; esto último referenciado en sectores del “chetaje” (supuesto sector social “distinguido”) autoasumido con aires de supuestamente implícita superioridad.

- Aumento desmesurado y acelerado de la deuda externa, con aceptación implícita pero muy clara de las condiciones de dependencia en la cual se somete a nuestro país, respecto a los grandes poderes financieros transnacionales.

- Política exterior clara y vergonzosamente subordinada a los mandatos de las Potencias Atlantistas, en particular a la dupla anglosajona de ambos lados del Atlántico.

- Desprecio abierto por parte del gobierno de turno, respecto a la soberanía nacional y a los más básicos Intereses Nacionales; usualmente enmascarado ello en prácticas de hueco patrioterismo de bandera, a lo cual resultan muy sumisos los sectores uniformados, previamente adocenados por profundos
procesos de colonización cultural.

- Operatorias de timbas financieras implementadas por los gobiernos neoliberales, asociado ello a masivas fugas de divisas por parte de especuladores, e incluso de empresarios que demuestran nulo patriotismo.

- Obscena concentración de la riqueza en muy pocas manos, mientras en paralelo se destrozan con alevosía los derechos sociales y laborales de las mayorías.

- Negociados alevosos en perjuicio del Estado y de las mayorías nacionales, a lo cual evidencian adicionarse las complicidades de partes del aparataje judicial, cooptado o muy influenciable por el establishment neoliberal, del cual evidencian ser partes muy activas muchos de los grandes medios de comunicación.

    Procesos casi calcados de implementación brutal de esas destructivas medidas, las padecimos, con negativas consecuencias en el “proceso” (bajo la dupla Videla Martínez De Hoz y sucesores); en el noventismo, con los nefastos gobiernos de Menem y De La Rúa; en el caótico breve interregno de
la crisis terminal de 2001/2002; en el mega endeudador y destructivo macrismo; y ahora en versión corregida y aumentada dispuesta a arrasar con todo atisbo de soberanía y de justicia social, por parte del neoliberalismo
recargado del libertarismo.

    Claro está que la hecatombe actual fue posible por el muy tibio accionar del “albertismo”; debiendo también precisarse el dudosamente positivo rol de algunas progresías, las que tal vez sin advertirlo operan con libretos transnacionales dictados desde los Centros del Poder Atlantista.

    Algunos de los objetivos buscados o impuestos por esas progresías, provocan rechazos culturales muy fuertes, por ser opuestos a valores esenciales del cristianismo y de las otras -también respetables- religiones monoteístas. Eso operó para provocar rechazos a gobiernos de orientación nacional y popular, siendo capitalizado ello por el establishment neoliberal.

    Pese a las claras evidencias que demuestran que nos llevan a un caos de dantescas proporciones destructivas, muy pocos parecen advertir que nos están empujando a la disolución nacional, a la que nos llevarán si no reaccionamos a tiempo, para impedir semejante brutal desquicio general.
 

                            MGTR. CARLOS ANDRÉS ORTIZ
                Analista de Temas Económicos y Geopolíticos

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