NO ES CUESTIÓN DE PROGRES NI DE FACHOS – LA CLAVE ES SER NACIONALES
O CIPAYOS
Las palabras tienen fuerza por si mismas, mucho más si intentan definir
conceptos claves con precisión.
En circunstancias geopolíticas de profundos cambios en las ecuaciones de
poder, a nivel planetario, como las actuales, las precisiones conceptuales son
parte esencial de la enorme batalla cultural que se libra día a día, sobre todo en
un entorno complejo como el de Argentina.
Definiciones imprecisas, o peor aún, fuertemente distorsionadas, conducen
a erróneas interpretaciones de la compleja realidad, lo cual lleva a una muy
confusa Torre de Babel, en la cual muchos improvisados opinadores y analistas
de escasas fundamentaciones, con interpretaciones conceptuales poco precisas
o incluso falaces, solo terminan abonando mayores confusiones, en cuyo
contexto el siempre activo y sinuoso accionar del establishment antinacional
distrae con temas anecdóticos para tapar realidades esenciales de gruesas
consecuencias, agravando con ello la confusión y la ignorancia generalizadas.
Una de las obras maestras en el espectro de las profundas confusiones
conceptuales, es el recurrente caso de ciertas progresías, que supuestamente
declaman y accionan en contra del “imperialismo” (o conceptos similares), pero
que de hecho, en sus extremas simplificaciones y carencias de las debidas
fundamentaciones conceptuales, recurren al facilismo de tildar de “fachos” a
todos los que -en sus cerradas interpretaciones- suponen no coincidentes con sus
planteos políticos e ideológicos; con lo cual terminan siendo funcionales a los
poderes transnacionales y sus subordinados locales, que accionan en contra de
los Intereses Nacionales.
El término “facho” es una derivación simplificada del concepto de fascista,
el cual remite a la Italia de Mussolini. Solo para precisar conceptos, debe
considerarse que el fascismo fue una ideología que básicamente era la expresión
del nacionalismo italiano de entreguerras, sin soslayar que su exacerbación llevó
a su país a la tragedia mayúscula que fue la Segunda Guerra Mundial.
Por ese motivo, históricamente fundamentado, es una incoherencia total
llamar “fachos” a operadores o ideólogos del liberalismo económico o de
doctrinas derivadas (neoliberales y libertarios), puesto que estos son declarados
enemigos de todo tipo de nacionalismo. Lo mismo es erróneo tildar de “fachos”
a oligarcas u otros sectores socio económicos abiertamente contrarios a ideas de
sano nacionalismo.
Con ese grosero error, las progresías de muy pobres conocimientos,
demuestran no saber ni darse cuenta que todos los gobiernos de lamentables
orientaciones antinacionales que hemos padecido, pusieron en ejecución
programas socio económicos de recurrentes orientaciones liberales. O sea que la
antipatria fue y es crudamente liberal en la Historia Argentina.
El liberalismo y sus
derivaciones son las doctrinas antinacionales por definición, refrendado eso con
sus desastrosos resultados.
Esas progresías, en muchos casos se autodefinen “de izquierdas”, y caen en
la extrema simplificación de dividir excluyentemente la política entre “izquierdas
y derechas”, omitiendo la concreta realidad de otras posturas, que existen, pero
por cerrazón mental y/o dogmatismo concentrado no tienen cabida en sus
sesgados razonamientos.
Esas mismas progresías, que se autodefinen como “anti sistema” (o aunque
no lo digan, asumen posturas en tal sentido), en los hechos son fieles repetidoras
de conceptos y esquemas europeizantes, con más precisión, de la vieja Europa
Occidental, con tintes socialdemócratas y/o de “izquierdas” europeas, las que de
hecho son funcionales al accionar geopolítico de la Unión Europea y su aliado
“extra zona” el Reino Unido, el cual es el nodo que complementa (o se subordina,
de hecho), al nodo central de América Del Norte, conformando el Bloque
Atlantista.
O sea que las progresías, básicamente siguen las pautas “del sistema” del
cual dicen estar en contra, las que son transmitidas localmente por el denso
aparataje cultural, conformado por ONGs, fundaciones, medios de
comunicaciones y otras herramientas de difusión, incluyendo a intelectuales
diversos del viejo continente.
Son las mismas progresías que se suman a la ecolatría, la cual, bajo falaces
pautas de exacerbado conservacionismo, terminan apoyando al subdesarrollo
crónico.
Son quienes repiten pautas históricas falaces o distorsionadas, como las que
montó el ultra indigenismo para denostar la memoria de Julio Argentino Roca, a
quien debemos que La Patagonia, el Gran Chaco, y Misiones, no se hayan perdido
bajo la inacción y desprecio por la soberanía, que caracteriza a los rivadavianos y
sus continuadores históricos, los liberales, neoliberales y libertarios.
Son los que imponen agendas “progresistas” dictadas desde el nodo de
poder del Atlantismo, aunque esas agendas sean contrarias a nuestra
idiosincrasia y nuestras necesidades nacionales.
Esas progresías que se asumen como “de izquierdas”, parecen no entender
que además de “izquierdas y derechas”, existen otras posturas e ideologías, que
se diferencian de aquellas, pues abrevan en ese amplio sector que el gran
luchador de la cultura nacional Arturo Jauretche definió como el del Pensamiento
Nacional, para diferenciarse claramente de confusos y/o malintencionados, que
recurrentemente pretenden agregar una zeta donde no tiene cabida, pues el
sano nacionalismo no admite racismos ni discriminación alguna de la población.
Y resulta evidente que las usualmente escasas lecturas de muchos de las
progresías, no les alcanzaron para conocer el pensamiento muy bien
fundamentado, del notable polemista, disertante e historiador Jorge Abelardo “El
Colorado” Ramos, quien incluso lideró un partido político, el Frente de Izquierda
Popular, el cual sin renegar de su base izquierdista (o con perfil social), apoyó
claramente al peronismo como doctrina política encarnada en Lo Nacional.
Ramos alertó acerca de las posturas “cipayas de izquierdas” de quienes en
nombre del “socialismo” o de “la izquierda” en los hechos han sido tan
antinacionales como lo son recalcitrantes sectores de la oligarquía o similares,
además de lo cual se diferenció tajantemente de los grupos armados de las
guerrillas, a las que nunca apoyó.
También Ramos fue quien afirmó, tajantemente, que “sin un Roca no
hubiera existido un Perón”, eso respecto a la modernización y apertura
implementada en los Institutos de Formación Militar, que se abrieron a amplios
sectores sociales; mérito en buena parte del patriotismo del General Riccheri, respaldado por J. A. Roca.
Salvo excepciones, las progresías ignoran por completo que la imagen del
“gran educador” que el academicismo histórico mitrista atribuye a Sarmiento, es
una gruesa falsedad, pues la alfabetización masiva de nuestra población fue
mérito principal del Ministro de Instrucción Pública de J. A. Roca, Osvaldo
Magnasco.
También las progresías de escasas formaciones, demuestran desconocer
que la feroz campaña contra Roca, parece tener un tufillo mitrista, pues Don
Bartolo fue el eterno perdedor al enfrentarse a J. A. Roca, tanto en el campo
político como en el castrense. Tampoco parecen analizar que, así como Mitre es
un referente mayor del liberalismo (doctrina antinacional por definición), Roca
aplicó fuertes principios de Estado Nacional muy activo, sentando las bases del
Desarrollo Nacional. O sea que Roca, en muchas de sus acciones, practicó un claro
nacionalismo de hecho.
Pero las confusiones conceptuales no son patrimonio exclusivo de “las
izquierdas”.
Muchos, extremadamente dogmáticos y por lo general poco instruidos, que
se asumen como “de derecha”, y manifiestan profundo rechazo a todo lo que
suponen “izquierdas”, muy frecuentemente (por ignorancia supina y por cerrados
dogmatismos), tildan de “zurdos” a todos los que discrepan con sus planteos, los
que por lo general adolecen de burdas torpezas conceptuales.
En sus cerradas conceptualizaciones, solo “pueden existir” los de “la
derecha” (ellos y sus adláteres), y todos los demás, quienes -supuestamente sin duda
alguna- “tienen” que ser necesariamente “zurdos”, calificativo que, para esas
cerradas mentes, tiene ribetes muy negativos.
Con los antecedentes de violencias que hubo en nuestro país, sumamente
negativas todas ellas, y muy funcionales a intereses antinacionales, que las
fogonearon, los opinantes “de derechas”, tienden con mucha facilidad a asumir
que todos los que suponen “zurdos” son o han sido partidarios de las violencias
de las guerrillas, siendo frecuente que se exalten y utilicen un vocabulario
ordinario y muy soez, además de estar cargado de gruesos errores ortográficos y
de redacción, mostrando sus escasas formaciones.
La cerrazón mental en grados muy exacerbados, es claramente la que como
pensamiento dominante predomina excluyentemente en las formaciones de los
uniformados de Argentina, pudiendo definirse su implementación a partir de la
revolución fusiladora (1955), acentuándose con los siguientes golpes de Estado
del siglo XX, en particular 1962 y 1976. Ese nefasto sesgo se acentúa, en el
contexto de ignorancia casi total respecto a asignaturas claves para conformar
una sólida formación, como lo son Geopolítica, Historia y Economía.
Con ese combo de prejuicios e ignorancias, se instala el pseudo patriotismo,
que se agota en la exaltación del himno y la bandera, y de hecho desprecia al
propio pueblo (al cual más de un uniformado se jacta de reprimir con sadismo y
violencia), y desprecia totalmente, o ignora las importancias estratégicas de
poseer industria y tecnología nacional.
A esa muy errada postura, llamamos
patrioterismo de bandera, y por su parte el anciano patriota, ex preso político del
infame “proceso”, el abogado e historiador Julio Carlos González, llama
“patriotismo cromático y musical”.
Vayan mis respetos al citado patriota, preso sin causa alguna, por el “severo
delito” de haber sido destacado funcionario de Perón y de su sucesora.
Hay otros tipos de confusos en grados superlativos, los que apenas serán
citados, en mérito a la brevedad.
- Sectores de la hoy ex clase media, que gozaron de cierta prosperidad con
las políticas de “Estado presente y activo”, y que hoy en muchos casos
desbarrancan debido a las destructivas acciones del “libertarismo”; pero el
odio que les inocularon los medios concentrados no les deja razonar. Suelen
tener la profundidad y “claridad” conceptual, equivalentes a un charquito
de barro.
- Profesionales que lo son, en buena medida gracias a la gratuidad
universitaria y otras políticas activas para apoyar al estudiantado, pero se
niegan a reconocerlo y apoyan a los que buscan destruir las Universidades
Nacionales, públicas y gratuitas.
- Sectores jóvenes, carecientes de conocimientos esenciales y de la necesaria
capacidad de razonamiento crítico, que en buena medida son consecuencia
del vaciamiento de contenidos en las escuelas, a partir de la muy negativa
reforma educativa implementada por Alfonsín, profundizada por Menem y
De La Rúa, en cuyos marcos se “formaron” muchos docentes con escaso o
nulo sentido de Lo Nacional, y con muy pobres conocimientos.
- Pequeños y medianos empresarios, que fundaron y/o hicieron crecer a sus
empresas en el marco del Estado activo del período 2003-2015; pero
irreflexiva y tozudamente, apoyan a políticas económicas que los afectan, y
no toman conciencia del enorme daño en perpetración a nuestro país.
El tema no se agota.
MGTR. CARLOS ANDRÉS ORTIZ
Analista de Temas Económicos y Geopolíticos