jueves, 19 de diciembre de 2024

 LA DISCUTIBLE COMPRA DE AVIONES DE COMBATE USADOS Y LAS PROFUNDAS INCOHERENCIAS DEL PARTIDO MILITAR 
Breve análisis de la operación de compra y su contexto. 
La compra de aviones usados, con muchos años a cuesta de sus delicadas estructuras, provocó polémicas y opiniones muy encontradas, muchas de las cuales adolecieron de discutible o nulo grado de fundamentación; en particular las de los enfervorizados y usualmente poco fundamentados uniformados de pensamientos proceseros, tal como se describe brevemente en el apartado específico. 
Incluso no faltaron fervorosas adhesiones a libertarios y neoliberales, de desaprensivos opinantes uniformados, bajo la muy cerrada óptica de exaltar el reequipamiento (muy parcial) de las FFAA y FFSS, sin analizar en modo alguno el desguace premeditado y alevoso en perpetración en la economía y el tejido social nacional que se está ejecutando, y la vergonzosa subordinación explícita a EEUU, el RU, y sus socios de la OTAN, pisoteando con alevosía elementales principios de soberanía. 
Es sabido que el desgaste por el uso, provoca fatiga de materiales, lo cual en un cierto punto puede amenazar la seguridad y confiabilidad de vuelo. Y en aviones de 40 años de uso, eso puede ser grave. 
Varios opinantes expresaron que se compraron chatarras, con escaso horizonte de vidas útiles. Eso fue respondido diciendo que “es lo que se pudo comprar”, afirmación muy discutible, pues hubo opciones de compras, por fuera de los condicionamientos del Bloque Atlantista (liderado por EEUU y el RU), en particular de China, Rusia e India, las cuales ofrecían aviones nuevos, financiados, de generación más avanzada que los F16, y sin limitaciones en la provisión de armamentos (como en cambio es muy posible que nos hayan impuesto en la concretada compra de material usado, que sin duda requirió el previo visto bueno del Reino Unido, lo cual cumple a rajatabla EEUU, con sus “primos” europeos). 
También se objetó que se compraran aeronaves de tecnología ya algo anticuada, si bien eso fue respondido argumentando que se trata de aviones de probada eficacia en escenarios reales de combate, pero también tienen experiencia bélica algunas o varias de las alternativas de provisión que se nos ofrecieron... seguramente con mejores condiciones de financiación, y con seguridad sin la “supervisión” del Reino Unido. 
Y esta ya es una delicada arista geopolítica, de lo cual poco o nada evidencian saber los fervorosos adherentes al “partido militar”, practicantes del hueco de contenido patrioterismo de bandera. 
La pretendida justificación más recurrente, es que “no hay plata” para adquirir otras alternativas de equipamiento aéreo, lo cual es básicamente una muletilla falsa, una de las tantas que, en constante sucesión, expresa con tanta ligereza como falta de la debida fundamentación, el verborrágico presidente, que más bien parece operar como virrey subordinado a los Atlantistas y el poder financiero transnacional. 
El tema económico requiere extensas fundamentaciones, que en mérito a la brevedad acá no se explayan. Solo cabe decir que, con las destructivas medidas implementadas, dentro de ellas el industricidio alevoso, el endeudamiento externo creciente, y el intencional atraso cambiario con la timba financiera, en un contexto de nulas inversiones externas con efecto multiplicador, las carencias de divisas llevarán a una implosión en el breve plazo, o a un nuevo y descomunal endeudamiento, que se busca al solo efecto de parchar gruesas falencias. 
Pero “hay plata” para los “viajes turísticos” del presidente y su séquito, para “acondicionar voluntades de legisladores” en sanciones de leyes que buscan la suma del poder público (como lo dijo con otras palabras la ministra Bullrich); para contratar legiones de “colaboradores” de altos funcionarios, por lo general parientes o amigotes de los usufructuarios de las mieles del poder, los que gozan de muy elevadas retribuciones; para pagar trols rentados que operan desde la Casa Rosada (según trascendió) e incluso del exterior; y para asignar un enorme presupuesto a los servicios secretos, que parecen muy activos internamente para presionar con carpetazos, pero nulos en lo Geopolítico. 
En lo concreto, por ser elementos de delicadas funciones estratégicas, es de suma importancia poder incorporar alguna capacidad operativa, considerando las cuatro décadas largas de cerrados condicionamientos que se nos impuso como nación derrotada en el doloroso Conflicto del Atlántico Sur, período en el cual el Reino Unido ejerció fuertes presiones para evitar el necesario reequipamiento de nuestras Fuerzas Armadas, las cuales quedaron con sus capacidades operativas diezmadas y casi nulas, sobre todo en las armas que en teoría podrían ser una amenaza al enclave colonialista de Malvinas, a saber la Fuerza Aérea y la Marina. Mientras tanto, nadie parece haber pedido rendiciones de cuentas y la necesaria fundamentación previa (que todo indica fue inexistente), en la muy burda y nada planificada compra de cinco aviones Super Etendard, que intempestivamente hizo Macri, los cuales pasaron a ser simples “adornos muy costosos”, pues no pueden despegar, dado que los eyectores de asientos de tripulantes, son de industria británica, y el Reino Unido se niega a proveer. Y para peor muestra de improvisación, antes de estallar el escándalo de comprar aviones no operativos (rápidamente tapado por los medios concentrados), hubo “opiniones encontradas” entre la Fuerza Aérea y la Marina, respecto de a que fuerza deberían ser asignadas esas aeronaves. ¡Se pelearon por tener esos aviones que no pueden despegar! 
El “partido militar” y sus notorias falencias de fundamentaciones en Geopolítica, Historia y Economía; con sus negativas secuelas de cerrados prejuicios. 
Las Fuerzas Armadas de Argentina tuvieron notorios referentes de probado patriotismo, identificado con lo que podríamos denominar el Pensamiento Nacional, tal como lo definió Arturo Jauretche; los que a la vez descollaron por sus capacidades y sólidas formaciones. 
Dos de esos esclarecidos patriotas expertos en Geopolítica, el Coronel Jorge Luis Rodríguez Zía, y el General Juan Enrique Guglialmelli, fueron mis grandes maestros en esa disciplina. 
Hoy parecen ser raras excepciones las mentes preclaras, como las de los citados, pues evidencian abundar los intoxicados con la Doctrina de la Seguridad Nacional, que reemplazó a la Doctrina de la Defensa Nacional, e ignorantes en grados superlativos en Historia, Geopolítica y Economía. 
Prácticamente desde la profunda modernización de las FFAA, concretada en la segunda presidencia de Roca, con el accionar muy eficiente del General Riccheri; o poco después, se fueron instalando en sus cuadros de oficiales (permeado a los suboficiales), dos sectores de pensamientos estratégicos muy diferenciados -liberales y Nacionales-, si bien en los primeros años esos enfoques de alguna forma convivieron sin trascender mayores enfrentamientos doctrinarios. 
En la primera presidencia de Yrigoyen, en 1922, la creación de la estatal YPF marcó un hito de gran relevancia, tanto en lo económico, como en lo estratégico y doctrinal, pues fue la primera petrolera estatal del mundo, la cual con una eficiente y patriótica conducción de dos Generales Ingenieros, Mosconi y Baldrich, pudo desarrollarse fuertemente, proveyendo los vitales combustibles a todo el vasto territorio nacional, y a precios mucho menores que los que cobraban y pretendían seguir cobrando, las otras dos petroleras -extranjeras, de capitales anglosajones- que operaban en nuestro país. 
En 1930 se hicieron brutalmente visibles las posiciones muy encontradas que sostenían sectores ideológicamente muy diferenciados de las Fuerzas Armadas, perpetrándose el primero de una larga y muy lamentable serie de golpes de Estado, casi todos ellos con los uniformados como amanuenses de los poderes internos concentrados, de claras orientaciones liberales (y por ende antinacionales), a la vez que con sutiles -e incluso en varios casos explicitas- vinculaciones con los poderes colonialistas extranjeros, en particular los anglosajones. 
Las persecuciones a Yrigoyen, Mosconi y Baldrich (entre otros casos menos conocidos), tuvieron caracteres ferozmente vengativos, por el “grave pecado” de no haberse subordinado a las “opiniones políticamente correctas”, dictadas por los poderes extranjeros, básicamente anglosajones. 
Golpe de Estado con fuerte olor a petróleo, fue calificado ese atropello institucional, del cual prontamente se pudieron ver sus reales motivaciones, más allá de algún confuso nacionalismo formal -como el del idealista Leopoldo Lugones-, quien seguramente no alcanzó a advertir el cipayismo de fondo que lo motivó. 
En medio de la vergonzosa subordinación a poderes extranjeros en la década infame (1930-1943), creció el malestar en sectores patrióticos, tanto civiles como militares. 
En el sector civil, descolló el accionar de FORJA, que aglutinó a muy destacados patriotas (como Jauretche, Scalabrini Ortiz y otros), que dieron la batalla cultural pese al entorno represivo. 
En el ámbito castrense, el conformista y cómplice sector afín al liberalismo (doctrina antinacional por definición), tenía crecientes oposiciones de uniformados que se preocupaban por las corruptelas y desmanejos perpetrados por los poderes imperiales y sus mandaderos locales acomodaticios, y de las oligarquías siempre subordinadas a las sugerencias anglosajonas. Posiblemente Uriburu, con serias confusiones doctrinales, fue usado, pero el General Agustín P. Justo, fue actor principal del sector liberal (antinacional en los hechos) de las FFAA. 
Con visión geopolítica de grandeza nacional, surgieron patriotas como el General Savio, impulsor de la siderurgia, y otros que consolidaron el accionar de Fabricaciones Militares e impulsaron las fabricaciones de aviones, automotores, motocicletas y tractores, como poco después descollaría el Brigadier San Martín, en el complejo industrial militar de Córdoba. 
El golpe de Estado de 1943, fue el único en el siglo, en Argentina, que tuvo características claramente nacionalistas…sin zeta, dicho por si algún malicioso quisiera opinar. 
En ese gobierno pretoriano, muy pronto sobresalió el accionar de Juan Domingo Perón, muy activo, inteligente y carismático, que se hizo muy popular, triunfando en las elecciones que lo llevaron a la Presidencia de la Nación…llegando por los votos, no por las botas. El Informe Rodríguez Conde (nombre del Coronel que presidió la comisión que lo elaboró) fue un meduloso análisis de las aberraciones perpetradas con las concesiones del servicio eléctrico y sus tarifas, en la década infame. El citado fue otro de los muchos uniformados de ideas patrióticas, por ende opuesto al liberalismo, que es apátrida por definición y trayectoria histórica. 
En la década de gobierno peronista, los sectores pro oligárquicos -ultra conservadores y doctrinariamente liberales- asumieron crecientes operaciones de oposición violenta, siendo sus más fuertes acciones el genocida bombardeo a Plaza de Mayo (aberración de masacrar al propio pueblo, de lo que nunca se arrepintieron sus instigadores y perpetradores), y poco después el golpe de Estado de 1955. 
Los antiperonistas visceral y cerradamente dogmáticos, desde el golpe de Estado de 1955, fueron llamados despectivamente por el mote de gorilas, el cual perdura hasta nuestros días. Ese calificativo asumen, incluso en forma gustosa, los milicos de mentes proceseras. Hasta ese momento, el nacionalismo corporizado en el peronismo, tenía amplia adhesión entre los uniformados, posiblemente en forma mayoritaria, incluso entre los suboficiales de la muy pro oligárquica y pro británica Marina. 
La revolución fusiladora buscó eliminar todo vestigio de peronismo dentro de las FFAA y FFSS, para lo cual encarcelaron, torturaron, fusilaron o dieron de baja a todos los uniformados identificados con la doctrina nacional y su carismático líder. 
Eso marcó el comienzo de lo que después sería conocido como el partido militar, el cual se reforzaría en lo doctrinal y lo operativo, con los subsiguientes golpes de Estado de 1962 y 1976, y solo en parte con el de 1966. Este último fue parcialmente teñido de acciones definibles como nacionalistas y de Doctrina Nacional. Posiblemente el accionar del citado Guglialmelli y el economista Aldo Ferrer, logró neutralizar en buena medida la orientación liberal que algunos permanentes adherentes a la antipatria, buscaron implementar en la autodefinida Revolución Argentina. 
Desde 1958 en adelante, el “partido militar” presionó fuerte y abiertamente, condicionando a los gobiernos de Frondizi y de Illia, notándose también lo mismo, tal vez algo solapado, en la presidencia de Alfonsín, siendo mucho más sutil en los períodos de Menem y De La Rúa, posiblemente por la mayor afinidad de estos últimos con los sectores ultra conservadores en lo político y ultra liberales en lo económico. 
El golpe de Estado de 1962 marcó una profundización en las metodologías represivas, y posiblemente significó la institucionalización de las fuertes vinculaciones de oficiales de altos rangos, con las grandes empresas, las cuales los incorporaron a sus directorios. Eso dio lugar a la despectiva figura de “Generales de Empresas”, definida con precisión por el historiador revisionista José María Rosa, quien fue otro de los grandes referentes del Sector Nacional. 
Posiblemente el caso más notorio de los Generales de Empresas, fue el de Alcides López Aufranc, activo participante en los combates entre Azules y Colorados, tallando fuerte en la conducción castrense del gobierno de 1962, para poco después pasar al directorio de la gran empresa siderúrgica Acindar, prácticamente hasta su deceso, años después. 
Ya por entonces se definía al accionar castrense vinculado al Poder Político, como el Partido Militar, el cual sostenía al civil José María Guido como Presidente de la Nación, pero sin poder efectivo, el cual ejercían los uniformados. 
Después de un breve interregno de gobierno civil, de “democracia condicionada” (pues el peronismo estaba proscripto), ocurrió el golpe de Estado de 1966, llamado la Revolución Argentina, comandado por el General Onganía, quien fuera el jefe del triunfante bando Azul, en los cruentos enfrentamientos de los sectores Azul y Colorado, de las FFAA. 
Pretendían un gobierno pretoriano de larga duración, pero luego de dos disputados cambios de figuras presidenciales y por el desgaste político, a los siete años, las FFAA se vieron obligadas a dejar el poder formal…pero el Partido Militar no dejó de existir, temporariamente de bajo perfil. 
Perón volvió al país, y accedió a su tercera presidencia, falleciendo poco después en ejercicio del alto cargo. La ausencia física de Perón, provocó un vacío de poder, que fue rápidamente aprovechado y agravado, por los operadores semi encubiertos del partido militar, y por los mercenarios de las comunicaciones, los que son permanentes subordinados a las oligarquías y otros factores del poder antinacional. Como un pseudo secreto a voces, se supo anticipadamente, del golpe de Estado del “Proceso”, el cual, bajo fanfarrias supuestamente “nacionalistas”, ejecutó políticas de fuerte contenido antinacional, instalando sin oposición, bajo la fuerza de las bayonetas, al muy negativo y antinacional sistema neoliberal; para lo cual institucionalizó fuertes políticas represivas, que por cierto no se limitaron a perpetrarla contra los militantes de las guerrillas. 
Las guerrillas, bajo supuestas ideas dogmáticas “irreversibles” (como afirmar que el mundo iba "sin duda" hacia el “socialismo”), pretendieron justificar todo tipo de acciones, que eran repudiadas por la mayoría de los argentinos, que no adherimos a ningún tipo o encuadre de violencias. 
Las guerrillas fueron funcionales para justificar al “proceso”, siendo ambos sectores -guerrillas y proceseros- funcionales a las acciones que el intelectual canadiense – británico Harry S. Ferns, definió como lo único que podría destruir los notables avances económicos y sociales, alcanzados por Argentina a consecuencia del gobierno peronista. 
El Mayor Bernardo Alberte (Tte. Coronel post mortem), es considerado el primer asesinado por “el proceso”, en su propio departamento y en presencia de su familia. Eso por el supuesto “delito” de haber cursado una nota al General Videla, advirtiéndole de las nefastas consecuencias que tendría el golpe de Estado, a punto de ser perpetrado. 
Entre muchos otros actos aberrantes del proceso, en cuyo marco de terrorismo institucional no hubo oposición posible al apátrida neoliberalismo implementado por el personero de la Sociedad Rural Martínez De Hoz y sus colaboradores, autodenominados “los Chicago’s Boys”, secuestraron (y “desaparecieron”) al dirigente de Luz y Fuerza Oscar Smith, para que no tuviera oposición el negociado de desguace de SEGBA y las privatizaciones de EDENOR, EDESUR y EDELAP, con sus secuelas de falta de inversiones y tarifazos dudosamente justificados. También se denunció que la transferencia de la empresa Papel Prensa, fue hecha firmar en una mesa de torturas, lo cual hasta donde se sabe, no fue negado. 
Otro de los muchos casos “dudosos”, fue el de un “raro” accidente, en el cual el muy querido cantautor Jorge Cafrune fue atropellado, al costado de la ruta, cuando iba a caballo hacia Yapeyú, donde se haría el acto recordatorio de San Martín. Para las obtusas mentes proceseras, tener llegada al pueblo, con sus canciones llenas de patriotismo, seguramente era considerado “subversivo”. 
La torpe y brutal vengatividad de antiperonismo visceral, evidenciada por los personeros “proceseros”, fueron los prolongados encarcelamientos, sin que se probara delito alguno, de la depuesta mandataria María Estela Martínez de Perón y del Secretario Legal y Técnico Dr. Julio Carlos González, mientras que al menos un par de colaboradores del citado profesional, fallecieron a consecuencia de brutales interrogatorios u otras acciones de malos tratos. 
Las evidencias de los muy pobres -o nulos- conocimientos de Historia, Geopolítica y Economía, de los comandantes proceseros y sus consejeros y colaboradores directos, fueron los muy torpes manejos y evaluaciones de las previsibles actitudes del Reino Unido, de la OTAN, y en particular de EEUU, suponiendo que los británicos no reaccionarían, y que EEUU sería neutro, o incluso suponer que estaría de nuestra parte. 
¡Se creyeron “aliados” y nunca asumieron que fueron marionetas descartables, usadas por la mega potencia imperial del continente! ¡Y si así fueron los comandantes, que podía esperarse de los subordinados, civiles y uniformados, de improntas proceseras! 
Las pautas setentistas del “proceso”, siguen vigentes e inculcándose como “verdades absolutas e indiscutibles”, en los institutos militares y de las fuerzas de seguridad, no registrando en modo alguno los profundos cambios geopolíticos del mundo, desconociendo además que existen otras doctrinas económicas, distintas al marxismo (al que aborrecen) y al liberalismo (al que adhieren sin cortapisas); con inculcada aversión al marxismo y al peronismo (como si fueran casi iguales), todo eso con muy pobres o nulos conocimientos de Historia Mundial e Historia Argentina. 
En concreto, en más de medio siglo posterior al “proceso”, los varios gobiernos civiles que hubo, no solo no hicieron y parecería que no intentaron, cambiar las materias, los contenidos y los docentes, de los institutos que forman a los uniformados, con lo cual la muy negativa y antinacional ideología procesera (tan antinacional como la de ciertas “progresías” afines a las violencias guerrilleras), sigue vigente en forma excluyente, bajo la adhesión explícita de la amplia mayoría no solo de los retirados, sino también, posiblemente, en un estimado 80 % del personal en actividad. 
¡Se dicen “muy patriotas”, pero por puro odio antiperonista mal digerido, apoyan a gobiernos que se burlan abiertamente de la soberanía, e incluso que operan para destrozar al Estado, no razonando que sin Estado no hay Nación, y sin Nación, no hay Patria! 
El tema no se agota, pudiendo ampliarse en sucesivos análisis. MGTR. CARLOS ANDRÉS ORTIZ 
Analista de Temas Económicos y Geopolíticos

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