EL CAMBIO CLIMÁTICO, EL PROTECCIONISMO Y EL DOBLE DISCURSO DE LA
UNIÓN EUROPEA
El doble discurso, o el “haz lo que yo digo, pero no lo que hago”, es la
recurrente metodología de acción del colonialismo, y ahora se repite -reforzado- en el accionar neocolonialista, en particular de sus tres actores principales: EEUU,
RU y Francia, con los apoyos casi monocordes de la Unión Europea y otros.
Como en el marco de sus contradicciones internas, sus debilidades
energéticas estructurales, y la casi explícita subordinación a las
“recomendaciones” de su “aliado” (¿jefe?) extracontinental, la Unión Europea ve
cada vez más difícil competir con la muy activa y creciente industria china; y por
eso, los voceros europeos claman por implementar activas medidas político –
económicas de proteccionismo, enfatizando que “Europa debe defender sus
industrias”.
Notable contradicción, propia del colonialismo, el doble discurso, predican
“libertad de mercado” y “comercio sin barreras proteccionistas”, pero -como lo
hicieron siempre-, protegen sus mercados internos cuando se sienten vulnerables
ante producciones contra las cuales no pueden competir.
Mientras se muestran celosos defensores de sus industrias, ante la fuerte
competencia china, pretenden que nosotros -los íberos americanos-
(latinoamericanos) abramos “alegremente” nuestras aduanas, mediante tratados
de “libre comercio”, con lo cual planifican arrasar con nuestras valiosas e
importantes industrias, a las que quieren reemplazar por productos “made in
Europa”.
Para concretar esos objetivos, de previsibles desastrosas consecuencias
para nosotros, que ya padecimos en precedentes gobiernos neoliberales, con sus
secuelas de cierres de ramas enteras industriales -con los deteriores estratégicos
que eso implicaría-, y con la desocupación masiva y la miseria generalizada que
provocaría nuestra involución forzada a una economía primaria, pastoril y
marcada por el subdesarrollo crónico; para esos agresivos fines realizan presiones
de todo tipo, y cuentan con legiones de cipayos que operan al servicio extranjero,
en contra de los Intereses Nacionales y los de nuestra región.
Algo similar, casi calcado, ocurre con las forzadas “aceptaciones” al como
sea, de las llamadas “energías renovables” a las que nos presionan en el marco
del Acuerdo de París, la Agenda 2030 y otros instrumentos similares, con
dispositivos políticos y diplomáticos, que instalan como “obligatorios” para el
mundo subdesarrollado, pero no de forzado cumplimiento para las naciones
fuertemente desarrolladas e industrializadas. Y para obligarnos a esas
“aceptaciones”, juegan la carta del cambio climático y los indicadores de polución
global.
Pero en ese contexto de “responsabilidad de disminuir la polución”,
apenas se menciona marginalmente, que los principales contaminadores son -por
lejos- las grandes potencias industriales; mientras que el mundo subdesarrollado
“apenas mueve la aguja” de los indicadores globales de polución.
Tampoco mencionan -¡jamás!- que la peor de las contaminaciones es la
provocada por la miseria extrema, como se ve en nuestras villas miseria y otros
focos de pobreza extrema de nuestros países, por no mencionar el doloroso y
caótico ejemplo de miseria y contaminación que nos muestra Haití. ¡Pero de eso
no se habla, en los abundantes y bien provistos medios de comunicación al
servicio del Bloque Atlantista, sus aliados y sus promotores que tras bambalinas
mueven los hilos de las decisiones!
Es evidente que “el gran cuco” del cambio climático, se presenta en modo
exacerbado, para imponernos -principalmente a Íbero América y África- la agenda
energética “renovable”, mientras que los principales polucionadores, buscan la
eficiencia energética en concreto, con los imperativos de menores costos
operativos y mayores rendimientos energéticos, sin privarse de consumir
hidrocarburos, energía nuclear, y energía hidroeléctrica, esta última donde aun
quedan capacidades potenciales ociosas (léase, en castizo simple, donde quedan
potencialidades hidroeléctricas sin aprovechar).
Mientras predican supuesta preocupación por el cambio climático, un
denso silencio envuelve y parcialmente invisibiliza diversos hechos, que de ser
difundidos con un coherente espíritu crítico, resultarían muy “incómodos” para
los que operan con astucia, para instalar nuevas agendas, que de hecho pero
muy sutilmente buscan crear las condiciones para que nos impongan la
globalización salvaje a escala planetaria, la cual requiere un materialismo
extremo, y la destrucción de valores éticos esenciales como el sincero
patriotismo, la valorización de la familia, la solidaridad y el amor al bien común.
En lo energético, bajo fortísimas presiones de todo tipo (culturales,
mediáticas, diplomáticas, financieras, de infiltración social mediante miríadas de
bien financiadas ONGs, y como recurso extremo, el gran garrote del poderío
militar, con previas acciones de guerras híbridas), buscan llevarnos a un muy
negativo cuadro de pobreza energética, hacia el cual nos inducen con un doble
accionar paralelo: pobreza energética por los altos costos de las mal llamadas
“energías limpias”, y pobreza energética por los muy serios problemas técnicos
que causarán las energías eólica y solar si se masificaran, a consecuencia de sus
intermitencias y otras problemáticas consecuencias de las mismas.
Paralelamente, y dentro del mismo combo de presiones, los Atlantistas
operan ya en forma directa y descubierta, para impedir nuestros desarrollos de
las muy limpias y económicas energías hidroeléctrica y nuclear, y ahora que
disponemos en enormes volúmenes de hidrocarburos no convencionales, como
también los convencionales en tierra y en el Mar Argentino, que están a punto de
constituirse en otro puntal muy destacado para nuestro desarrollo, apelan a las
ONGs del ecologismo cavernario (con agendas dictadas desde el núcleo del
Atlantismo), para demonizarlas y obstaculizar la plena utilización para nuestro
desarrollo.
Y como es una constante en los procesos de colonización cultural, ocultan
bajo cataratas de otros temas, a aquellos que a los centros del poder les puedan
resultar “incómodos”. Dentro de estos, se destaca el rotundo fracaso en Europa,
de las energías eólica y solar, presentadas como “grandes soluciones” para
reemplazar a las energías nuclear y termoeléctrica, debido eso a sus
intermitencias que las convierten en técnicamente inútiles para operar como
Energías de Base.
Ese hecho, más las presiones de las potencias anglosajonas en el contexto
energético de la Unión Europea, para impedir las masivas utilizaciones del
económico y técnicamente fiable gas ruso, empujaron al mosaico de naciones
comunitarias, a los muy serios problemas energéticos que hoy soportan; los que
operan como “el empastador” que frenó o complicó el desarrollo y la estabilidad
económica que aqueja al bloque europeo.
Esa crisis económica, la UE nos quiere “endosar” por medio del nocivo
tratado de libre comercio.
MGTR. CARLOS ANDRÉS ORTIZ
Analista de Temas Económicos y Geopolíticos
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